Believe Me - Camren

By Cathe44

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Camila y Lauren se encuentran gozando de su vida de casadas. Teniendo la familia perfecta y habiendo superado... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Ayuda
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Nota.
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Aviso.
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Nota Final

Capítulo Final

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By Cathe44

"¿Qué miras con esa cara de tonta?" Preguntó Alexa con dievrsión sentándose con brusquedad en el sillón que Lauren ocupaba y asomándose a ver lo que Lauren veía en la pantalla de su teléfono. 

"Lo mismo de todos los días." Respondió Lauren encogiéndose de hombros, mostrándole a su amiga las fotos que miraba. 

"Le sienta bien el embarazo." Señaló Alexa, pero Lauren negó con la cabeza.

"Es la felicidad lo que le sienta bien." Corrigió. "Cuando conocí a Camila ella era un desastre, muy hermosa claro, pero un completo infierno tener que convivir con ella. Y luego un día... Ella empezó a sonreír de verdad, a ser amable, tierna... feliz. Y supe que iba a amarla toda mi vida." 

Alexa sonrió en silencio, con su mentón recargado en la palma de su mano. Le daba tanto gusto ver así de contenta a Lauren, enamorada, con una bella familia que continuaba creciendo. 

"Qué bueno que terminamos" Sentenció Alexa en tono de broma haciendo reír a la ojiverde.

"Apoyo eso" Devolvió la ingeniera. "Y mira que casualidad de la vida, que termináramos casándonos con Camila y Keana, que son primas." 

"Ya sé. Es una locura." Aceptó la chica con asombro. "Pero es genial, siempre te he considerado parte de mi familia Laur, y ahora realmente lo somos, de alguna manera."

"Owww, ven aquí." Dijo Lauren dejando su teléfono a un lado y abriendo sus brazos para acoger a Alexa entre ellos. "Siempre vas a tener todo mi apoyo, que yo no me olvido de todo lo que hiciste por mí cuando te necesité. Eres mi mejor amiga." 

"Más que eso Lauren... Somos como hermanas." 

"Pero qué ternura." Se involucró Keana llegando a la sala acompañada de Camila. 

Ambas primas habían salido al jardín a caminar un momento porque la doctora ya se había cansado de estar en la misma posición en la cama. 

"Regrésame a mi esposa y yo te devuelvo a la tuya." Dijo Lauren dirigiéndose a Keana mientras empujaba a Alexa para que hiciera espacio y dejara lugar para Camila. 

Keana negó con la cabeza y rodó los ojos para luego darle un par de palmaditas en el culo a Camila y animarla a caminar hacia la ingeniera que la esperaba con los brazos abiertos mientras Alexa ya se había levantado del sillón para llegar hasta Keana. 

"¿Cómo te sientes Mila? ¿Ya lista?" Preguntó Alexa. 

La fecha aproximada que tenían para el parto ya había pasado, lo que significaba que los bebés podían nacer en cualquier momento. Camila continuaba haciéndose estudios y todo parecía estar bien, excepto por el hecho de que los bebés continuaban cambiando de posición en su vientre.

"Estoy ansiosa, quiero que nazcan ya antes de que se les ocurra volver a moverse y se tenga que retrasar el parto de nuevo." Dijo la castaña recargando su cabeza en el hombro de Lauren, mientras la ingeniera le acariciaba la prominente barriga. 

"Pero apenas tienes siete meses y medio... ¿No es así? Te quedan diez semanas para alcanzar las cuarenta" Calculó Keana rápidamente. 

"Sí pero, cuando se trata de embarazos múltiples es un poco más complicado, si se quedan demasiado tiempo dentro en el vientre puede haber complicaciones, sobre todo en mi caso." Dijo Camila haciendo una mueca.

"¿Por qué?" Preguntó Alexa curiosa mientras tomaba asiento con Keana en otro  sofá. 

"Además del hecho de que ya sufrí un aborto que dejó algunas secuelas..." Empezó a explicar Camila. "Nuestros gemelitos son monocigóticos monoplacentarios monoamnióticos." 

"¿Y eso significa....?" Habló Keana con la cabeza ladeada. 

Lauren abrió una app de dibujo en su teléfono y comenzó a explicar. 

"Cuando Camz y yo decidimos intentar de nuevo tener un bebé, los médicos fecundaron un óvulo de Camz con un esperma creado a partir de mis células... De eso no me pregunten mucho porque no alcanzo a comprender como funciona." Dijo mientras dibujaba un círculo en el teléfono que tanto Keana como Alexa observaban atentamente. Camila le daba toda la libertad a Lauren para que explicara. "Luego de unos días, ese óvulo fecundado se dividió..." Borró el círculo y dibujó dos nuevos y más pequeños. "Nuestros gemelitos son monocigóticos porque se desarrollaron a partir de un solo espermatozoide y un solo óvulo, lo cual hará que sean gemelos idénticos porque comparten el cien por ciento de su adn... Los mellizos por ejemplo, nacen de dos óvulos y dos espermas diferentes por eso pueden ser de sexos distintos y son físicamente similares, pero no iguales." 

Camila miraba con orgullo a Lauren, parecía toda una experta al explicar todo aquello. 

"Ahora " Siguió Lauren mientras detallaba un poco más el dibujo de sus hijos dándole forma de humanitos en posición fetal. "Son monoplacentarios porque están rodeados por una sola placenta, que es un órgano que provee de nutrientes y oxígeno a los bebés." Dibujó un borde grueso al rededor de sus nuggets dejando un espacio entre  ellos donde posteriormente dibujaría un círculo más que encerraba a los fetos. "A veces los gemelos monocigóticos pueden tener cada uno su propia placenta, lo cual sería genial porque entonces tendrían nutrientes más que suficientes para ambos, pero no es nuestro caso... " Soltó un suspiro al final y luego respiró profundamente para recuperar el aire. "Y finalmente, están dentro de la misma bolsa de aguas, que es la cosa que se rompe cuando el parto va a comenzar y dicen que se rompió la fuente. Como su nombre lo dice es una bolsita llena de un líquido que se llama amniótico y que es lo que los mantiene protegidos de cualquier tipo de golpe..." Terminó de explicar los términos y agregó flechitas a su dibujo para señalar cada cosa. 

"Pues... Muy bonita tu exposición y todo pero sigo sin saber porque todo eso lo hace más complicado." Dijo Alexa. 

Lauren frunció el ceño y Camila rió por lo bajo para luego dar un beso en la unión de las cejas de su esposa y posteriormente terminar de explicar el punto. 

"Los bebés estan creciendo dentro de un solo espacio, compartiendo los nutrientes y el oxígeno de una sola placenta." Resumió Camila. "Si el embarazo se prolonga hasta las cuarenta semanas que es el rango de un embarazo normal podrían estar en riesgo porque lo que la placenta les provee sería insuficiente para ambos y eso podría tener consecuencias muy graves." Terminó la doctora provocando en su prima y en Alexa un suspiro de entendimiento.

"Vaya... entiendo. Esos pequeñines deben de nacer ya, entonces." Dijo Alexa. 

"Pero Kaki, si los bebés nacen antes de los nueve meses... ¿No es malo también?" Cuestionó Keana.

"Digamos que nuestros bebés se han desarrollado lo suficiente para poder nacer y que su salud no se comprometa gravemente, pueden tener complicaciones, pero tendrían solución... Si esperamos más del tiempo necesario las secuelas podrían ser irreversibles, incluso podrían..." Camila hizo una pausa, no quería pensar en la posibilidad de que sus pequeños no pudieran nacer.

"Pero eso no sucederá amor." Aseguró Lauren. "Me he encargado de decirles todos los días que ya deben dejar de flojear y venir con nosotras. Todos queremos conocerlos ya, y es de mala educación tenernos esperando tanto tiempo." Dijo Lauren a manera de broma para evitar que Camila se pusiera triste, con su sensibilidad no era nada bueno recordar aquello, podría hacer que se pusiera muy mal y todo lo que siente la madre repercute en los bebés. 

"Tienes razón, pronto van a estar con nosotras" Decretó Camila.

"Más les vale." Dijo Alexa "Ni crean que yo los voy a consentir como todos los demás ¿eh? Escuincles estos, todavía no nacen y ya le están dando preocupaciones a sus madres." Bromeó Alexa fingiendo estar molesta con los bebés.

"Si claro... Lo dice la tía obsesionada con el color que debe tener su habitación." Murmuró Keana.

"Shhhh, es secreto. Además no es sólo para ellos amor, le pedí al decorador que también le de una manita de gato a las habitaciones de Lawrence, Sofi y Taylor. Que ni crean los gemelos que van a tener un trato especial." Siguió Alexa en su papel. 

Lauren y Camila sólo reían de las ocurrencias de Keana y Alexa. 

"¿Y al final cómo se van a llamar? ¿Ya saben?" Preguntó la prima de Camila.

"Se llamarán Karlos y Camilo." Dijo Lauren, recibiendo de inmediato la palma de Camila cubriéndole la cara.

"¡Por supuesto que no!" Se negó rotundamente la castaña. "Me rehúso terminantemente, Lauren Jauregui." 

"¿Y por qué no?" Se quejó Lauren. "A Lawrence le pusiste el nombre más similar al mío que encontraste que no fuera Laurenzo. ¿Qué de malo tiene que los gemelos se llamen Karlos y Camilo?" 

"Que suena horrible Lauren." Dijo Camila con simpleza. 

"Claro que no ¿Verdad que no?" Lauren buscó apoyo en Keana y Alexa pero en sus rostros sólo encontró muecas de desagrado. La ingeniera resopló y se cruzó de brazos. "¿Entonces cómo se van a llamar?" Le preguntó a Camila. 

"Lo sabremos cuando veamos sus caritas por primera vez. Así como con Sofi. Además no podemos nombrarlos si ni siquiera sabemos todavía cuál es cuál." Dijo Camila. "A lo mejor cuando los veamos nos damos cuenta que a Karlos le quedaba mejor ser Camilo y viceversa." 

"Pero si van a ser idénticos Camz." Refutó Lauren sonriendo. 

"Tal vez físicamente, pero yo siento que van a ser muy diferentes uno del otro. Ya lo verás." Aseguró Camila. "¿Verdad que sí pequeños?" Le preguntó a su panza y como si los bebés la hubieran escuchado y entendido, recibió como respuesta una patadita tan fuerte que incluso pudo notarse el movimiento bajo la tela de su blusa. 

"Wow... qué piernitas tan fuertes." Dijo Lauren genuinamente impresionada, para luego arrodillarse frente a Camila y poder tocar la panza de su esposa, mientras Keana y Alexa observaban la escena con ternura.

[...] 

"Mami ¿Van a regresar pronto?" Preguntó Sofi mientras veía como Lauren y Camila metían una maletita al coche. Había escuchado decir que sus hermanitos ya iban a nacer y por eso sus madres y su abuelo estaban yendo al hospital.

"Tus hermanitos y yo vamos a estar unos días en el hospital" Dijo Camila con ternura ya dentro del coche, con la puerta abierta para que los tres  pequeños se acercaran a despedirse. "Y como ellos estarán muy pequeñitos y yo voy a tener que descansar mucho tu mami Lauren va a estar conmigo todo el tiempo. Pero en menos de lo que piensas vamos a estar de regreso." 

"Sí mamá ¡Ya quiero conocer a mis hermanitos!" Dijo Lawrence acercándose más para poder darle un abrazo a su madre. Abrazo al que Sofía se unió de inmediato. 

"Mucha suerte Mila, yo sé que mis sobrinitos van a estar aquí pronto. Cuídate mucho." Dijo Taylor a unos pasos de distancia. Camila le sonrió con calidez en respuesta.

"Owww muchas gracias bichi." Le dijo extendiéndole una mano para que se uniera al abrazo grupal. "Te quiero muchísimo bebé." Le dijo a su cuñada. "Y te encargo a estos pequeñines. Tu hermana y yo estaremos de regreso muy pronto." Aseguró. Luego de eso los niños se separaron para permitir que la puerta se cerrara. "Los amo niños, con todo mi corazón. Y ahora que no esté quiero que me prometan que se van a cuidar mucho y van a ser muy obedientes con Martha y con sus tías. ¿Okay?"

Los tres niños asintieron y Camila les envió repetidos besos a través de la ventana del auto. 

"Ya mis amores, vayan con la tía Keke que nosotras ya nos tenemos que ir." Dijo Lauren poniéndose a la altura de los niños y dándoles un abrazo.

"Promete que cuidarás muy bien de mi mamá." Pidió Lawrence y Lauren asintió con la cabeza.

"Por supuesto que lo haré pequeño. No tienes nada de qué preocuparte. Tú cuida a tu hermana, por favor." Devolvió la ingeniera y les dio un abrazo a los tres y un par de palmaditas para que se apuraran a salir del camino. 

Con todo preparado, Lauren, Camila y Alejandro partieron hacia el hospital. 

Habían pasado la fecha límite indicada para que los bebés nacieran por lo que los médicos habían decidido inducir el parto aquel día, antes de que pudiera haber complicaciones graves. 

"¿Cómo te sientes mi amor?" Le preguntó Lauren a Camila.

Ellas iban en la parte de atrás del auto, mientras Alejandro conducía. 

"Estoy bien Lern." Respondió Camila con una sonrisa llena de confianza. "¿Cómo estás tú? Te ves nerviosa." 

La mano de Lauren que sostenía la de su esposa, estaba completamente sudorosa.

"Lo estoy Camz. ¡Mis hijos van a nacer! Quiero que todo salga perfecto." Dijo Lauren con una sonrisa que segundos después desapareció. "Quiero que los tres estén bien, son mis amores..." Agregó para luego darle un casto beso en los labios a Camila. 

"Te amo Lauren." Le dijo Camila con una brutal sinceridad. "Nuestros hijos tiene en ti la mejor madre del mundo. Igual que yo tengo a la más increíble mujer en mi vida." 

"Te amo Camila." Respondió Lauren para besar los nudillos de su esposa. 

Estaban por llegar al hospital y estaba decidida a estar a lado de su mujer apoyándola en todo momento. No regresaría a casa si no era con Camila y sus dos pequeños con ella. 

Como ya todo estaba previamente preparado, Camila fue recibida rápidamente por los médicos indicados, tenían que proceder para inducir el parto ya que el procedimiento era algo muy lento. 

Camila había insistido para que Lauren se quedara con Alejandro hasta que el verdadero trabajo de parto comenzara, pero la ingeniera se negó rotundamente a ello. Quedándose con Camila por larguísimas horas hasta que finalmente la bolsa de aguas estuvo rota y el cuello uterino lo suficientemente dilatado para que la labor de dar a luz diera inicio. 

Camila fue llevada al quirófano y Lauren tuvo que separarse de ella para que le colocaran la indumentaria necesaria par acceder a esa área de forma segura. 

Cuando estuvo de nuevo junto a su esposa, la tomó de la mano e inmediatamente sintió la fuerza de Camila comprimirle los dedos. Las contracciones llegaron al punto máximo del dolor, del cual no descansaría hasta que ambos bebés hubieran nacido. 

"Estoy aquí amor, estoy aquí." Le decía Lauren mientras Camila se quejaba del dolor y gemía con fuerza mientras pujaba. Debido a las sustancias que le habían suministrado para inducir su parto, las contracciones prácticamente no cesaban ni un segundo. 

A pesar de aquel insufrible calvario, Camila no gritaba, se encontraba concentrada en su trabajo, respiraba a la perfección y luego pujaba con una fuerza que Lauren desconocía en ella. Cuando la castaña se cansaba, simplemente miraba hacia arriba, veía los ojos verdes de Lauren, sus manos entrelazadas y se llenaba del valor necesario para poder continuar. 

Lauren no lo sabía, pero Camila estaba atesorando ese momento, recordándolo como uno de los mejores de su vida por el simple hecho de que ella estaba ahí a su lado. Apoyándola, alentándola. Camila estaba tan feliz por eso, que a veces aún con el intenso dolor, sonreía. 

"Aquí viene uno." Indicó el médico. "Puje más fuerte doctora, su hijo está por llegar." 

"Vamos mi vida. Yo sé que tu puedes." Dijo Lauren agachándose para dar un beso en la sudorosa y enrojecida frente de Camila. "Tu puedes Camz." 

Camila respiró profundamente en repetidas ocasiones, luego comenzó a pujar otra vez, usando toda la fuerza que tenía en su abdomen e intentando abrir más sus piernas para ayudar a su hijo a nacer. 

"Aquí viene, puedo ver la cabeza. Continúe doctora. Lo está haciendo muy bien." Informó el médico. 

Lauren sentía unas inmensas ganas de ir a ver a su hijo, pero sabía que Camila la necesitaba más, además el fuerte agarre de la castaña en su mano, le hacía saber que ella no la soltaría en ese momento y si Camila no quería soltarla, entonces ella permanecería ahí cada segundo que fuera necesario. 

"¿Escuchaste amor? Uno de nuestros bebés está aquí." Dijo Lauren con emoción presionando la mano de Camila con la suya. 

Sus ojos verdes se encontraron con los marrones de Camila, vio lágrimas en ellos, pero consiguió dedicarle una sonrisa y Camila gritó por primera vez, en todo aquel tiempo dando todo de sí para conseguir que su hijo por fin llegara al mundo.

"¡Lo tengo!" Dijo el médico que ya había conseguido sacar la cabeza del bebé entre las piernas de la castaña.

El alivio que sintió Camila al sentir como el cuerpo de su pequeño bebé se deslizaba desde sus entrañas hasta el exterior era inmenso, pero la alegría conmovedora que la arrolló al escuchar su fuerte llanto fue simplemente indescriptible. 

Lauren y Camila casi vieron en cámara lenta el momento en que el doctor elevó el cuerpo de su hijo aún conectado por el cordón umbilical. La doctora se sintió ya orgullosa de su bebé sólo por darse cuenta de los poderosos pulmones que tenía, su llanto era muy escandaloso. 

Cuando el médico cortó el cordón, las enfermeras se acercaron para tomar al niño en brazos, limpiarlo un poco y envolverlo en un par de mantas, rápidamente lo llevaron hacia Lauren y Camila que observaron  su carita, sus manos, sus piernas, la boca que se abría grande para seguir soltando aquel poderoso llanto. 

"Hola bebé.." Susurró Camila al verlo, y consiguió darle una caricia en la cabeza, así como Lauren le dio un beso en la frente.

Las enfermeras se llevaron al pequeño un minuto después. El médico le dio a Camila un respiro, pues todavía debían continuar para sacar al otro bebé. 

"Ve con nuestro hijo, sé que eso es lo que quieres." La voz de la doctora sonaba débil, y si bien Lauren tenía unos inmensos deseos de ir con su hijo, sabía que aún faltaba otro por venir y que Camila aún la necesitaba. 

"Iremos a verlos juntas cuando los dos estén aquí. Ahora hay que ir por el segundo nugget amor, no gastes energía, la necesitas." Dijo Lauren. 

La ingeniera se agachó y le dio un rápido beso a la doctora. 

"Doctora Cabello, es hora. Por favor puje." Indicó el médico y Camila retomó su trabajo. 

Había pasado largo rato de lo mismo y  finalmente el segundo bebé comenzaba a hacerse presente, pero Lauren se dio cuenta de que algo andaba mal cuando vio en los ojos del médico una expresión que no parecía alentadora. 

"Está presentando una hemorragia." 

Fue lo único que Lauren alcanzó a escuchar en medio de todo el desastre que se armó, las enfermeras iban y venían. El médico daba órdenes que la ingeniera no entendía y que parecían cada vez más desesperadas. 

A Lauren le pareció como aquellas escenas de acción en las películas, cuando hay grandes explosiones que provocan que el protagonista se quede sin poder escuchar absolutamente nada, y solo observa como todo se derrumba a su alrededor. Lo último que Lauren vio fue la sonrisa de Camila y luego leyó un te amo  en su boca antes de que el cuerpo de médicos la sacaran del quirófano antes de que ella tuviera la oportunidad de decir nada. 

"¡¿Pero qué les pasa?!" Gritó Lauren "¡Mi hijo está ahí! ¡Camila me necesita!" Decía Lauren intentando entrar de nuevo al quirófano. Sus gritos se escucharon hasta la sala de espera, donde Alejandro, Chris, Dinah, Ally y Normani se encontraban. 

"Señora Jauregui por favor cálmese, por ahora es mejor que usted se mantenga fuera. Si se altera podría entorpecer el trabajo de los médicos. Cálmese." Le dijo una enfermera.

"¡No me pida que me calme por Dios! ¡¿Qué mierda está pasando ahí dentro?!" 

Por la puerta apareció el doctor, quien atendía el parto, se retiraba el cubrebocas y se dirigía directamente. 

"La doctora Cabello está presentando una muy fuerte hemorragia, estamos intentando controlarla pero la vida de ella y del otro bebé, está en riesgo." Dijo el doctor rápidamente, se veía apresurado.  "Señora Jauregui sé que esto es difícil pero necesito que nos diga a cuál de los dos debemos salvar primero."

Promételo Lauren. 

"Al bebé." Dijo Lauren sin más, pero estaba demasiado impactada, toda la fuerza se le fue al decir ese par de palabras. 

Le habría gustado decirle al médico que aún así debía hacer todo por salvar a Camila, pero ni siquiera tuvo la oportunidad de hacerlo. En cuanto escuchó la respuesta el doctor regresó al quirófano y Lauren se puso pálida, sentía que iba a desmayarse. 

"¡¡¿QUÉ FUE LO QUE HICISTE?!!" 

Alejandro tomaba a Lauren por el cuello de su ropa y la colocó con rudeza contra una de las paredes. Las enfermeras que aún se encontraban ahí intentaron quitárselo de encima a la ojiverde, pero les resultó imposible. 

Lauren se quedó callada provocando que la rabia de Alejandro aumentara.

"Es mi hija." Le dijo el hombre con la mandíbula apretada y las lágrimas comenzando a correr por sus ojos. Había escuchado perfectamente la pregunta del doctor y la respuesta de Lauren. "Y tú la estás sentenciando a muerte. Maldita sea."

La forma en que Alejandro la empujaba contra la pared la estaba hiriendo de verdad, pero ese dolor no era nada comparado con lo que estaba sintiendo dentro de ella.

"Es mi esposa, y son mis hijos." Dijo Lauren mirando a Alejandro a los ojos. "¿Crees que fue fácil para mí responder? ¿Tienes idea de lo que esto me está destrozando? Esta fue su decisión, no la mía." Poco a poco su tono de voz iba en aumento.

Alejandro aflojó su agarre pero no la soltó aun.

"Me muero si le pasa algo." Lloró él.

"Camila estará bien." Aseguró Lauren, sus ojos verdes llenandose de agua, pero ninguna lágrima cayó. Sus rostro y su voz eran completamente inexpresivos.

"¿Cómo puedes estar tan segura?" Cuestionó Alejandro buscando esperanza.

Lauren sonrió mientras las lágrimas comenzaron a escaparse de sus ojos.

"Porque me lo prometió."

Luego de eso Alejandro la soltó, le ofreció una disculpa, sabía perfectamente bien que Lauren no era culpable de nada, y conocía a su hija lo suficiente para saber que en cualquier situación de peligro, ella pondria por encima de todo a sus hijos, por lo que tenía certeza de que la palabra de Lauren era cien por ciento cierta.

Luego de que liberara a Lauren, el señor Cabello fue guiado de nuevo a la sala de espera, junto a los demás, pero a Lauren no hubo poder humano ni divino que la alejara de aquellas puertas de pesado y frío metal, detrás de las cuales su esposa y su hijo se hallaban luchando por sus vidas.

Derrotada, Lauren se deslizó por la pared hasta quedar sentada en el gelido suelo de aquel solitario pasillo. A pesar de que estaba silencioso, no conseguía escuchar nada de lo que pasaba dentro del quirófano con claridad, lo cual provocaba que dentro de su estómago se abriera un gran vacío que le comprimía el alma.

Más la ingeniera no lloró más, se conservo neutral repitiéndose en la mente una de las cosas que Camila le había dicho cuando habían decidido intentarlo de nuevo.

"Mi nuevo propósito en la vida es no prometer cosas que no voy a cumplir."

[...]

Para Lauren la noción del tiempo fue nula, pero se dio cuenta de que habían pasado muchas horas de la labor de Camila porque cuando entraron al quirófano la noche recién había caído, y ahora que miraba a la lejana ventana alcanzaba a ver los tonos púrpura del cielo que precedían al amanecer.

En ese momento, escuchó la puerta de metal abrirse y vio a una enfermera salir a toda velocidad con un peueño bulto de sabanas azules en sus brazos.

Las piernas de  Lauren actuaron por si solas, se levantó del suelo e intentó correr tras ella pero antes de poder hacerlo, se encontró con el doctor de Camila, quien también salía del quirófano.

"Es... ¿Mi hijo?" Preguntó Lauren y vio al médico asentir. "¿Le ha pasado algo? ¿Por qué no lo escuché llorar?" Preguntó con la voz quebrada temiendo lo peor.

"El segundo bebé está teniendo dificultades en el sistema respiratorio, deberá permanecer en una incubadora por un tiempo hasta que consiga respirar perfectamente por si solo... Pero estará bien, señora Jauregui. A sus dos hijos les espera una larga vida." Le aseguró brindándole a Lauren una gran felicidad.

No obstante, la ingeniera se negó a disfrutar de esa felicidad, no cuando aún le hacía falta la persona indicada para compartirla.

"¿Y Camila? ¿Cómo está mi esposa?" 

.

.

.

[...]

When the rain is blowning in your face
and the whole world is in your case
I could offer you a warm embrace

To make you feel my love. 

When the evening shadows and the stars appear 
and there's no one there to dry your tears
Oh, I hold you for a million years
To make you feel my love...

La voz suave y rasposa de Lauren se escuchaba en la habitación mientras mecía entre sus brazos a su dos pequeños hijos. Le había tomado algo de tiempo y mucha valentía poder perfeccionar la técnica de arrullar a ambos al mismo tiempo, pero ahora los dos bebés se mantenían en un profundo y dulce sueño en compañía de la voz de su madre que continuaba cantándoles con mucho sentimiento al tiempo que los acunaba contra su pecho. 

Todavía le dolían las rodillas, estaban resentidas del fuerte golpe que se había dado al caer al piso cuando el médico le había dicho aquellas poderosas palabras que la hicieron romper en un intenso llanto. 

"Tienes que descansar." 

Lauren no se había dado cuenta, pero Camila se había despertado con su cálido canto y la observaba desde la cama apenas iluminada por la tenue luz del sol que se colaba entre las cortinas aquella mañana. 

"Tú debes descansar." Replicó Lauren, dedicándole una suave sonrisa a su esposa. 

Las ojeras de la ingeniera eran muy oscuras, su cabello estaba realmente desordenado y se le notaba el cansancio a leguas de distancia, pero no había poder existente en el planeta que hubiera conseguido hacer que se separara de Camila desde que la doctora había sido instalada en su habitación del hospital para su recuperación.

"Yo estoy harta de descansar. Me tienen acostada el día entero. No es agradable." Dijo la castaña. "Y los días que he estado aquí son los mismos que tú no has dormido ni comido bien. Si sigues así, vas a enfermarte." Advirtió. 

"Ya no me regañes." Dijo Lauren. "Los vas a despertar." Agregó la ingeniera. 

Pero la verdad era que sólo el hambre iba a conseguir que sus hijos se despertaran y como en ese momento quien necesitaba de sus cuidados era su esposa, se acercó al bonito y cómodo cunero instalado en aquella habitación del hospital y colocó dentro -con sumo cuidado- a sus dos bebés que ni se inmutaron al ser separados de los brazos de su madre. 

"Quiero verlos... ¿Puedes acercarlos?" Pidió Camila y Lauren atendió su petición sin pensarlo.

Gracias a las ruedas del cunero, le fue fácil mover el mueble y colocarlo a lado de la cama de Camila, quien desde su lugar consiguió una vista perfecta de sus gemelitos durmiendo profundamente, envueltos en un par de cálidas cobijas y dos bonitos gorritos cubriéndoles la cabeza. 

Uno de los bebés era más pequeño que el otro, pero el más grande de los dos ponía su bracito suavemente alrededor de su hermano y en medio de su sueño estrechaba la cobija que lo envolvía entre sus dedos y se aferraba a él, como si lo protegiera. 

"¿No te parece curioso que siempre duerman así?" Preguntó Lauren, pues inevitablemente los bebés terminaban de la misma manera cada que la ingeniera los colocaba en el cunero. 

"Es como si supiera que su hermanito lo necesita." Dijo Camila sin despegar su mirada del bonito abrazo que los bebitos compartían. 

"Probablemente lo sepa. ¿Quién dice que no se mantenían así dentro de tu vientre?" Imaginó Lauren. "Lo que por cierto... Me ha dado una idea de cómo quiero que se llamen. Creo que ya es momento de que dejemos referirnos a ellos como 'los bebés', merecen tener su individualidad." 

Los bebés aún no tenían nombre porque con Camila convaleciente la cabeza de Lauren giraba en torno a la recuperación de su esposa y además, con ella internada en el hospital no podían ir juntas a registrarlos, como debería de ser. Pero en los últimos días, ahora que Camila estaba mejor, la ingeniera se había pasado las largas horas en que Camila y los niños dormían, para encontrar el par de nombres perfectos para ellos. 

"Estoy completamente de acuerdo." Enunció Camila despegando sus ojos de sus hijos para dirigirlos a Lauren. "Pero si insistes con lo de Karlos y Camilo te digo de una vez que no lo voy a aceptar." Lauren negó con la cabeza con una sonrisa divertida en su cara.

"Quiero que se llamen Colin y Kilian." Le dijo, Camila ladeó la cabeza y como no decía nada, Lauren continuó. "Son de origen céltico. Kilian significa pequeño guerrero y creo que es perfecto para él." Explicó para acariciar la cabecita del bebé más chico de los dos, el segundo en nacer. "A pesar de sus problemas pudo sobreponerse y quedarse aquí con nosotras." Agregó mirándolo con adoración, igual que Camila la miraba a ella. "Y Colin, significa fuerte como un oso y los osos son animales muy valientes y poderosos, pero al mismo tiempo protectores y pacíficos. Basta con ver como cuida a su hermano para saber que es un nombre que le queda perfecto." Terminó acariciando la mejilla del mayor de los gemelos. "¿Te gustan?" 

"La verdad es..." Murmuró Camila "Que me encantan. Me sorprendiste." Afirmó sonriendo. "Creo que les van muy bien." Afirmó feliz.

"¿Y sabes qué es lo mejor?" Preguntó Lauren levantando las cejas.

"Kilian empieza con K y Colin con C. Como tus nombres... Y sus significados me recuerdan a tus cualidades." 

"¿Por qué siempre encuentras la forma de sorprenderme?" Cuestionó Camila de forma retórica, estirando sus manos hacia el rostro de Lauren para acercarla al suyo y darle un corto pero significativo beso en los labios. 

"Porque estoy feliz de que estés conmigo... Tuve mucho miedo Camz. Miedo real, esta vez... Creí que no ibas a cumplir la promesa que me hiciste. Pensé que te perdía." 

El sólo recordar el miedo que sintió al saber a Camila y a su hijo en peligro de morir le partía el corazón a Lauren. No quería volver a sentir eso jamás. 

"Para serte sincera..." Empezó a hablar Camila en un suspiro, mientras observaba detalladamente el rostro entristecido de su esposa. "Por un momento también pensé que me iba a morir... Pero recordé tus ojos, la felicidad que vi en ellos cuando Colin nació, y recordé todos los momentos buenos que me has dado. Me cambiaste la vida, Lauren... Si yo tuviera una mala vida, como antes, mi muerte no habría importado... Pero tengo la mejor vida de todas, gracias a ti. Tengo cuatro hijos que me necesitan, y tengo una maravillosa esposa con la que prometí hacerme viejita... Las razones para quedarme sobraban Lauren, y tú las resumías todas." 

Lauren se acercó a la camilla y con todo el cuidado que pudo, abrazó a Camila demostrándole en ese abrazo todo su amor por ella. Y cuánto le agradecía que hubiera luchado por su vida hasta el último momento. 

Cuando la ingeniera se separó de aquel abrazo, se quedaron en silencio, mirándose por unos segundos hasta que una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de la castaña, quien le extendió la mano a la ojiverde y con mucho cuidado se movió sobre su colchón para hacerle un espacio a su mujer. "Acuéstate conmigo." Le dijo, pero Lauren negó con la cabeza.

"No. Te puedo hacer daño." Dijo la morena.

"Por favor." Pidió la castaña.

"¿Por qué?" 

"Hueles rico"

Lauren sonrió sin poder evitarlo. Esa había sido la primera excusa que Camila usó para que compartieran la cama por primera vez. 

Sin objetar más, Lauren se deshizo de sus zapatos, y con cuidado se subió a la cama en el pequeño espacio que había despejado para ella. 

Sus dos hijos menores aun profundamente dormidos en el cunero justo a su lado.

"Duerme un poco. Hoy yo cuidaré de ti." Dijo Camila, pero Lauren negó con la cabeza.

"No."

"Lauren..."

"Sólo sigue hablando conmigo Camz. No quiero dejar de escuchar tu voz."

Lauren decía que no tenía sueño, pero su cuerpo se acurrucaba involuntariamente con el de Camila, recibiendo su calor y su comodidad. Sus parpadeos cada vez más lentos.

"Te amo, Lauren... Si me concedieran tres deseos, te pediría a ti tres veces."

Lauren no respondía, pero escuchaba atentamente lo que Camila decía, sus palabras provocaban que su corazón se ensanchara de alegría, mientras respiraba profundamente.

"Cuando sonríes le haces un favor al mundo, y cuando me sonríes a mí me sacudes el alma, me extiendes las alas, me haces feliz... Ojalá llegue el día en que pueda devolverte todo lo que has hecho por mí. Gracias por salvarme otra vez, mi ángel."

Camila depositó un beso en la frente de su esposa, encontrándose con el descubrimiento de que ella ya estaba profundamente dormida. No sabía si la había escuchado, pero no importaba, pues cada palabra era sincera y la castaña iba a demostrale su amor a Lauren cada día por el resto de su vida.

[...]

"¡Niños, no corran!" Gritó Camila mientras bajaba del auto con ayuda de Lauren.

"Chris, Sofi." Articuló Lauren y con solo esas dos palabras su hermano menor comprendió que debía ir a cuidar a Sofi para que no se cayera colina abajo.

Ahora que los gemelos ya tenían más de cuatro meses de nacidos, les había parecido bien salir de picnic a aquella reserva que a Lawrence le encantaba.

Además se veía precioso en aquellos días entre la despedida del verano y el inicio del otoño.

Camila consiguió salir del auto con Kilian en brazos, mientras Lauren llevaba a Colin. Ambos estaban despiertos y las observaban con aquellos pares de grandes y redondos ojos verdes que Camila tanto había deseado que tuvieran. Tenían el intenso color esmeralda de los de Lauren, pero la mirada era adorable y tierna como la de un pequeño felino.

Christopher decía que eran un par de cachorros de jaguar.

Sus cabellos eran castaños oscuros, aunque apenas les cubrían la cabeza, y su piel era clara, aunque un poco rosadita debido a su sensibilidad. Sus bocas estaban formadas por el labio inferior rosado y carnoso y el superior ligeramente más delgado provocando que sus sonrisas aún cuando sólo tenían apenas un par de dientes, fueran encantadoras.

Eran la mezcla perfecta de las dos, todavía no se podía apreciar, pero Lauren estaba segura de que iban a heredar el perfecto perfil de Camila.

Lauren consiguió sacar la canasta con comida del coche, mientras que Camila cargaba el portabebé doble de los gemelos. Luego de eso, caminaron por el poblado césped hasta encontrar un buen lugar a la sombra de un árbol de hojas rojizas, donde las dos se sentaron después de extender una enorme manta.

No muy lejos de ahí Taylor, Sofía y Lawrence disputaban un mini partido de futbol contra Chris, quien agilmente lograba esquivar a los tres niños mientras Lauren y Camila los observaban a la distancia.

Y fue en ese instante que Lauren decidió soltar a Kiki y Coco para que jugaran un poco entre ellos sobre la manta. Los balbuceos de ambos eran música para sus oídos. Y la forma en que se arrastrabn por la tela para llegar de un lado a otro era de lo más chistoso.

"¿Alguna vez pensaste que terminaríamos así?" Preguntó Camila mientras acercaba sus dedos índices  las manos de Colin, quien trataba torpemente de atraparlos.

"¿Así como Camz?" Cuestionó la ingeniera mientras se divertía levantando con la yema de sus dedos las regordetas mejillas de Kilian haciéndolas rebotar con suavidad.

"Así, casadas, con cuatro hijos, una casa... Una gran familia feliz." Enlistó Camila encogiéndose de hombros.

"Pensé que era imposible." Dijo Lauren. "Y cierta chica detestable no perdía la oportunidad de decirme que yo con ella jamás tendría una oportunidad de verdad."

Camila rió, sabía perfectamente que estaba hablando de ella.

"Pues me alegro de que esa horrible chica haya estado completamente equivocada." Afirmó. "Si pudiera viajar en el tiempo iría con mi yo de veinte años y le diría que no perdiera el tiempo. Que eres la mejor y más hermosa mujer del mundo y que tienes un culo de infarto." Al decir lo último llevo su mano al trasero de Lauren y le dio un suave y coqueto pellizco que hizo que la ingeniera se sobresaltara y que su cara enrojeciera rápidamente.

Sonrojo que aumentó cuando Chris y los niños se acercaron a ellas corriendo para buscar algo de beber.

"¿De qué hablan?" Preguntó Chris mientras se sentaba en el suelo en posición de indio. 

"De nada." Respondió Lauren girando la vista hacia otro lado mientras Camila reía por lo bajo.

"Hablábamos de lo felices que somos, de lo bueno que es estar aquí todos juntos a pesar de todo." Dijo Camila mirando a Chris, pero tomando la mano de su esposa y entrelazando sus dedos con los de ella. 

"Es bueno saber que al final todo ha salido bien." Dijo Chris. 

Taylor y Lawrence escuchaban atentamente la conversación mientras Sofía hurgaba dentro de la canasta de comida buscando algún rico bocadillo. 

"¿Al final de qué?" Preguntó Lawrence.

"De todo." Respondió Lauren a su hijo mayor, con su mano libre ayudando a Colin a recuperara el equilibrio mientras intentaba sentarse. 

"¿Qué es todo?" Preguntó Taylor esta vez. 

"Bueno... todo son muchas cosas, pero en general son las dificultades que tuvimos que pasar para poder estar juntas." Dijo Camila. 

"¿Fue muy difícil?" Preguntó Lawrence genuinamente interesado. 

"Más de lo que te imaginas pequeño." Le respondió Chris. "Pero nada que valga la pena es fácil." Agregó. 

"Por eso si ustedes quieren algo con muchas muchas ganas deben luchar para poder tenerlo." Aconsejó Lauren.

"¿Tú qué querías mamá?" Preguntó Sofía con las mejillas embarradas de mantequilla de maní, abandonando por un momento la rebanada de pan que estaba comiendo.

"¿Yo?" Cuestionó Lauren sonriendo. "Yo quería a tu mami Camz, pero ella no me quería a mí, así que tuve que esforzarme mucho para que me hiciera caso." 

"Eso no es cierto." Refutó Camila fingiendo estar ofendida y cruzándose de brazos. "Yo si te quería, sólo que... Me tomó tiempo darme cuenta de eso." Dijo con un ligero tono de vergüenza al final que hizo sonreír divertida a Lauren. 

"¿Cómo se conocieron?" Preguntó la niña esta vez. 

"¿Ya van a preguntar otra vez?" Respondió Lauren. 

"Siempre preguntamos y no nos responden" Dijo Lawrence encogiéndose de hombros. 

"Es que la historia es muy larga." Se excusó Camila. "Además... ¿No se supone que la tía Dinah se las contó hace años? Con todo el tema Camren y eso..." Recordó Camila dirigiéndose a su hijo y a Taylor. 

"Dinah pasó la noche entera explicándole a Lolo cómo pronunciar Camren. Nunca nos contó nada." Reveló Taylor provocando que Lauren y Camila se dieran una palmada en la cara. 

"¿Qué es Camren?" Preguntó Sofía que se hallaba perdida en la conversación, mientras Christopher estaba ocupado tratando se asegurarse que Colin y Kilian no se escaparan de la manta sobre la cual todos estaban sentados. 

"Somos nosotras" Respondió Lauren. "Y nuestra historia." Agregó llevando la mano de Camila entrelazada con la suya a sus labios, depositando un beso en los nudillos de su esposa. 

"¿Y nos la van a contar algún día?" Preguntó Lawrence cruzándose de brazos. 

Camila revisó su reloj... Ella calculaba que había tiempo para contarles, sin entrar en detalles desagradables, por supuesto, aún eran muy pequeños para entender muchas cosas. 

"Bien, les voy a contar." Aceptó Camila.

"¿De verdad?" Preguntó Lauren levantando ligeramente sus perfectas cejas con sorpresa. 

"Sí. ¿Por qué no?" Respondió Camila "Si mis padres hubieran tenido una historia de amor, a mí me habría gustado escucharla." Una sonrisa triste se dibujó en los labios de Lauren, pero la abandonó al depositar un pequeño beso en la mejilla de su esposa. 

"Bueno, entonces adelante. Cuéntala." Aprobó Lauren, y todos se reacomodaron en sus lugares sumamente interesados en el relato, incluso Christopher, que conocía la historia perfectamente. 

Y entonces Camila comenzó a hablar.

"Una mañana, hace algunos años, cuando yo todavía era una adolescente, mi mamá, mi papá y yo, estábamos sentados en el comedor de la mansión. Ellos estaban muy enojados conmigo... Bueno, el abuelo Alejandro estaba muy enojado conmigo, la abuela Sinuhe... Realmente no tanto "

[...]

".... Y entonces ¿Qué crees? ¡Mamá Lauren se robaba las rosas del jardín de la abuela Sinuhe para regalárselas a mami Camz!" Le contaba un emocionado Lolo su abuelo Alejandro que a través de sus dos nietos mayores y Taylor, se estaba enterando de más detalles del furtivo noviazgo de su hija y Lauren. 

"Vaya vaya..." Decía Alejandro dándole toda su atención a sus nietos, mientras Lauren y Camila se reían de vez en cuando de lo chistoso que era escuchar su historia contada por las infantiles palabras de sus hijos. 

"Cuando yo crezca haré lo mismo por mi princesa." Alejandro casi escupe un pulmón, pues esas palabras salieron con mucha seguridad de la dulce voz de Sofía. Camila y Lauren también estaban sorprendidas. 

"Oye, tú eres muy chitiquita para pensar en eso. Y como yo soy mayor, yo lo haré primero." Dijo Lawrence para alborotar de forma bromista el cabello de su hermanita. 

"Le acabas de enseñar a nuestros hijos a ser unos vándalos ladrones de flores." Dijo Camila sonriendo por la situación.

"Técnicamente fuiste tú quien les enseñó Camz, tú les contaste." 

Camila no respondió nada, no porque le estuviera dando la razón a Lauren, sino porque sentía unos inmensos deseos de besarla, así que eso fue lo que hizo, la ingeniera como era de esperarse, no puso la más mínima resistencia y se dedicó a disfrutar del adictivo sabor de los labios de su esposa.

"Es una buena táctica. Creo que les funcionaría a ambos si lo usan." Dijo Camila finalmente, mientras de fondo se escuchaba la conversación que los tres niños mayores compartían cn el viejo señor Cabello. 

"¿Tú crees que a Sofi vayan a gustarle las niñas?" Preguntó Lauren mientras pasaba su brazo por detrás de los hombros de Camila, con un solo movimiento indicándole a la castaña que se recostara contra ella, cosa que la doctora hizo sin dudar. No había lugar más cómodo en el mundo que no fuera un abrazo de Lauren. 

"No lo sé." Dijo Camila con sinceridad. "Igual no es relevante, ni me molestaría. ¿A ti?"

"Sería ridículo si me molestara." Bufó Lauren. "Es más, si lo fuera sería más fácil para mi aconsejarla si lo necesita. Estaría perdida si algún día me pidiera consejos sobre chicos." 

"No tanto." Dijo la castaña. "Yo creo que mi consejo para los cuatro, sin importar si les gustan los chicos o las chicas sería que no sé conformen con menos de lo que ven aquí, con nosotras. Que se queden con la persona que los haga sentir seguros, apoyados, que les ayude a ser mejores personas. Como tú hiciste y sigues haciendo conmigo." 

"¿Aún con mis errores?" Preguntó Lauren pegando su frente  suavemente contra la de Camila.

"Aún con todos los míos." Respondió la doctora. 

"Mi amor." La llamó Lauren casi sobre sus labios. 

"¿Qué?" Preguntó Camila rozándolos. 

"Nada, es lindo poder llamarte así." Dijo Lauren sonriéndole en la boca. 

Luego la besó. 

La besó como nunca y como siempre. Como sólo la había besado a ella, y como quería seguir haciéndolo hasta que sus labios se consumieran. No importaba si el beso era casto y dulce o violento y sensual, el amor siempre era el mismo. 

"Te equivocaste en algo." Dijo Lauren al separarse unos centímetros de ella. "Le dijiste a nuestros hijos que nuestra historia tuvo un final feliz." 

"¿Y no te parece este un final feliz?" Cuestionó Camila para luego besar los nudillos de Lauren. 

"Me parece que nuestra historia de amor no tiene final Camz. Y si lo tuviera no sería feliz. Yo contigo voy a ser eterna." 

"¿Cómo las estrellas?" Preguntó Camila con dulzura.

"Como el universo entero." Dijo Lauren. 

[...]

Aquella noche, Lauren y Camila volvieron a su casa sólo con los gemelos. Lolo, Sofi y Taylor se habían quedado con Alejandro. 

Juntas subieron a la preciosa habitación de los niños y cuando se aseguraron de que ambos estaban sumidos en un sueño profundo, abandonaron el cuarto dejando la puerta abierta y los monitores encendidos. 

Luego bajaron de nuevo y disfrutaron de un par de tazas de café, mientras compartían una charla de lo más banal. Lauren acariciando las piernas descubiertas de su esposa. 

Se besaron varias veces, y luego, Camila se levantó del sofá y ofreciéndole a Lauren una hermosa vista de su bonito cuerpo, caminó hasta la vitrina de las fotos y la observó con detenimiento. 

Había toda una vida protegida por aquellos cristales, una historia completa, un amor que pudo sobre ponerse a todo y que continuaría haciéndolo. 

Lauren no tardó nada en llegar hasta ella, la abrazó por la espalda y pegó todo su cuerpo al suyo, le acarició el vientre ya no tan "perfecto" como antes, y la estrechó con gusto, con cariño incalculable. 

"Gracias por esto, Lauren." Dijo Camila para luego levantar su mano y llevarla a la mejilla de Lauren, cuya cabeza reposaba en el hombro de la castaña. "Antes de ti, ni siquiera estaba cerca de soñar con la felicidad que ahora tengo."

"Voy a amarte todos los días de mi vida Camila. Créeme. Trescientos sesenta y cinco días al año, veinticuatro horas al día, en cada uno de mis respiros hasta que no quede ninguo" 

"Voy a amarte incluso después de que se nos acabe el tiempo Lauren. Tú también debes creerme. Después de todos los respiros, los besos, las risas, las lágrimas... Voy a amarte siempre." 

Y no había necesidad de prometer nada. Sabían que era cierto.

[...] 

Lawrence se convirtió en escritor. Cuando cumplió la mayoría de edad, conoció a Edgar Mahone, y aunque lo trató con amabilidad y consiguió tener una relación cercana con él, jamás lo aceptó como abuelo. 

Heredó su fortuna, pero no usó ni un solo dollar para su beneficio. Conservó los hoteles de su imperio para no dejar a tantos trabajadores sin empleo y usó parte de las ganancias para mantenerlos funcionando, más la gran mayoría de la herencia la usó para crear una fundación que brindara apoyo a mujeres que hubieran recibido maltrato físico, sexual y o psicológico, quería de alguna manera corregir el daño que Austin hizo en su tiempo. 

Y así también construyó una casa hogar para dar en adopción a niños que habían sido abandonados o que habían quedado huérfanos, sin embargo, a diferencia de muchas otras, las adopciones estaban abiertas para parejas heterosexuales y homosexuales, pues en niñez y adolescencia había sido testigo de lo difícil que fue para sus tías Dinah y Normani haber podido adoptar a su hija, Natalie, y aquello le pareció sumamente injusto, pues el de primera mano sabía lo hermoso que era tener dos madres. 

Sofía creció para convertirse en una mujer preciosa, de belleza llamativa e innegable que se abrió paso con mucho esfuerzo en la industria de la moda, como diseñadora y modelo, pero así también dedicó gran parte de su vida al activismo por distintas causas de índole social y política de las que estaba bien informada gracias a su hábito y gusto por la lectura. Nunca necesitó salir del closet. 

Colin y Kilian, tal como Camila había pensado, a pesar de ser gemelos idénticos tenían personalidades completamente distintas. 

El mayor de los dos se dedicó a la animación, trabajando para grandes empresas de videojuegos y estudios de animación. Cumplió el sueño de trabajar para Pixar Animation, deseo alimentado por la tradición de ver películas animadas en casa cada fin de semana. Así también creó un corto animado con dos chicas como protagonistas, rindiendo de esa forma un homenaje a sus madres, Lauren y Camila. 

Kilian por su parte, fue el más rebelde y difícil de los cuatro hijos del matrimonio. Siempre buscando problemas y encontrándolos con facilidad. Metido en constantes peleas con su gemelo debido al gusto de Colin por pintarse el cabello y cuidar "excesivamente" de su físico. A Kilian no le gustaba que dijeran que su hermano era gay, pero a Colin parecía no importarle. 

Kilian detestaba que la gente asumiera que por el hecho de que eran hijos de un matrimonio homosexual , él y sus hermanos también lo eran. Por eso siempre se mantuvo apegado a su masculinidad que a veces rayaba en lo absurdo, pero que cierta y estúpidamente terminaba por atraer a más de una chica por su estilo rebelde y desenfadado.  Nunca concretó nada con ninguna de ellas. 

Al crecer se convirtió en un afamado futbolista que gracias a su talento pudo abrirse campo en aquella disciplina, alcanzó la cima al convertirse en seleccionado nacional y ganarse la banda de capitán del equipo así como también dos títulos en copa del mundo. Aguardó hasta el último momento para dar a conocer su homosexualidad y se convirtió en un ícono de la comunidad LGBT que impulsaba a los jóvenes a seguir sus sueños incluso en un mundo tan machista y rígido como lo era el deporte y principalmente el futbol. Pese al escándalo y las críticas, conservó el liderazgo del equipo, y por su habilidad, consiguió varios títulos más en distintas ligas y torneos en todo el mundo. 

El éxito de Chris con su restaurante fue enorme, llegando al punto de crear una línea completa de ellos en diferentes estados del país, haciendo también convenios con los hoteles Mahone que su sobrino poseía para que el Jaguar Jauregui tuviera más presencia en sitios turísticos. Y con todo su trabajo consiguió una fortuna por poco superior a la de su hermana mayor.  Se casó con Elena Maxwell y tuvo dos hijos, Clara y Michael.

Taylor conservó su apego a Alejandro, y con el pasar del tiempo se convirtió en su aprendiz mientras estudiaba la carrera de leyes y se convertía en abogada. Fue la estudiante más brillante de su generación y el señor la mantuvo cerca de el para que se metiera de lleno a su bufete, el cuál se quedó a su cargo cuando Alejandro decidió retirarse debido a su avanzada edad. El bufete Cabello fue tan o más exitoso como cuando Alejandro lo dirigía y Taylor le dedicó cada uno de sus triunfos a sus hermanos y sus padres.

Camila continuó trabajando en el hospital hasta convertirse en directora con el paso de los años, construyendo varios hospitales más iguales al Angels así como también otros centros de salud especializados en distintas ramas de la medicina. 

Lauren por su parte, trabajó varios años en sus proyectos personales, y también por un tiempo volvió a trabajar con el señor Maxwell para el sector automotriz, ganó varios premios y reconocimientos gracias a sus proyectos e investigaciones, hasta que finalmente decidió convertirse en profesora en la misma universidad donde conoció a Camila, prestando el taller que su esposa le regaló para que alumnos de escasos recursos, como ella lo fue en su momento, pudieran tener acceso a las mejores herramientas y materiales sin costo alguno. 

Pasados los treinta años de matrimonio, cuando el nido se halló vacío, Lauren le hizo un regalo a Camila. Construyó una casa sólo para ellas dos en su playa y se la dio como regalo de aniversario. Lo único que se llevaron a aquel nuevo hogar fue la vitrina de las fotos, pues el valor emocional de squel mueble era incalculable.

Cada tarde nadaban en su playa hasta que la noche caía y luego se quedaban acostadas en la arena a observar las estrellas. Así lo hicieron hasta que envejecieron y entrar al tranquilo mar de aquella zona parecía demasiado peligroso para las dos. Entonces sólo se quedaban sentadas ennla orilla a observar el atardecer con sus cabelleras ya platinadas se ondeaban con la brisa y sus pies se conservaban tibios bajo la cálida arena. Sus manos siempre entrelazadas.

Lauren y Camila estuvieron juntas hasta el último de sus días.

Y también lo estuvieron después de eso, porque tal como Lauren le había dicho a Camila... Las historias de amor, cuando son verdaderas, no tienen final.



 

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