Había sido un día agotador para todos. En cuanto llegó a su respectivo dormitorio, Sicheng se tiró en la cama seguido de Taeil, que se dejó caer sobre él.
-¡Ah, hyung! - se quejó mientras el mayor le hacía cosquillas. Winwin se revolvía carcajeándose hasta que Taeil cayó al suelo.
Yuta entró en ese momento al cuarto y comenzó a desternillarse de risa al ver al mayor de todos en el suelo.
-¡No os riáis! - se quejó intentando contener una carcajada.
-¿Qué haces en el suelo? - preguntó Yuta cerrando la puerta y quitándose los zapatos.
-Ha sido Sicheng. - el indicado sonreía desde su cama.
-Ah, ¿sí? - Yuta pasó por encima del moreno y se tiró encima del culpable.
-¡Ah, Yuta! - cogió una almohada cercana y se la tiró en la cara. El japonés se abrazó a él apoyando su cabeza en su pecho
- Tengo sueño. - dijo cerrando los ojos.
-Pues vete a dormir. - dijo Taeil marchándose del cuarto - Yo me voy a duchar. - en cuanto cerró la puerta un silencio se adueñó de la estancia.
-Sicheng, ¿tienes sueño? - el castaño levantó la cabeza y observó como el chico de cabellos rosados bostezaba.
-Un poco.
-Vale. - volvió a apoyar su cabeza en el pecho del menor y se acurrucó un poco tímido. Cerró los ojos cuando sintió la mano su amigo enredándose en su pelo.
Por culpa de Sicheng, Yuta se durmió demasiado rápido como para haber disfrutado de la situación lo suficiente.