An Unwanted Wish

By LuvyDragon

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Solo una pequeña historia. ¿Recuerdan aquellas historias en donde un personaje desea o se pregunta cómo sería... More

Aclaraciones
Capítulo 1: Gokudera Hayato
Capítulo 2: Yamamoto Takeshi
Capítulo 3: Ryohei Sasagawa
Capítulo 4: Hibari Kyouka
Capítulo 5: Bovino Lambo
Capítulo 6: Chrome Dokuro
Capítulo 7: Mukuro Rodoku
Capítulo 8: Dino Cavallone
Capítulo 9: Vongola (Varia)
Capítulo 10: Iemitsu Sawada, Nana Sawada, Timoteo Vongola
Capítulo 11: Reborn
Capítulo 12: Sawada Tsunayoshi
Capítulo 13: Final
Especial 1: Enma Kozato

Especial 2: ???

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By LuvyDragon

Tsuna paseaba tranquilamente por las calles de la ciudad, tratando de pasar un buen rato y relajarse, por no hablar de olvidar el gran desastre que había ocurrido hace tan solo unas pocas horas atrás. Realmente no entendía porque demonios tenían que volar la casa blanca en una misión de solo búsqueda de información. Todo ese papeleo... y de segura conseguiría más cuando regresara, porque se había más que escapado. Reborn lo iba a matar, pero en ese momento no le importaba.

Nadie le estaba prestando mucha atención, gracias a Dios, se había ido algo lejos para que al menos pudiera pasar una hora por su cuenta sin tener que preocuparse porque algo saliera volando en mil pedazos, y por el papeleo que eso tendría como consecuencia. Podría jurar que las dinamitas de Gokudera eran mágicas, porque no importa cuántas confiscara, nunca parecían agotarse. Y eso era solo hablando de su guardián de la tormenta y no de los otros 6 guardianes que siempre tenían que destruir algo... El más tranquilo era Yamamoto, y aun así tenía que tener cuidado porque dicho guardián podría destruir todo un edificio en un abrir y cerrar de ojos si pensaba que eso ayudaría en algo.

- ¡Una torta de chocolate! – Exclamo al pasar por una tienda de dulces.

Sin pensarlo dos veces, y con una sonrisa en su cara, entro en la tienda a comer un trozo de esa torta de chocolate, ¡incluso tenia fresas!, no podía perderse algo así. Todos sus problemas parecieron disiparse con ese pastel, y el té también ayudo mucho. Claro que no solo se quedó en un pastel, pues salió de la tienda con un Banana Split. Que le digan glotón, gordo, lo que sea, no le importaba, andaba más que feliz en esos momentos como para siquiera prestarle la más mínima-

-... y el Señor dijo: no usaras dinamita para destruir a tus enemigos sin provocación alguna. – Dijo una voz sumamente seria a través de unos parlantes.

Tsuna se detuvo, perplejo, pero sin dejar de devorar su delicioso helado. La verdad, a Tsuna no le cuadraba lo que acababa de oír en nada religioso. Tenía que ser religioso, la voz venia de una iglesia muy bien arreglada y grande. Tsuna comenzó a sudar frio al ver que en lugar de una cruz había una llama naranja.

-... Al Señor no le agrada que amenacemos a nuestros amigos, ni a nuestros enemigos, en especial si es con hacerles tragar dinamita, cortarle la yugular, o morderlos hasta la muerte. Como pueden ver en las escrituras, el Señor es un ser muy amable y misericordioso, no le gustan las luchas, y siempre le gusta ayudar a otros. – Continúo predicando el pastor.

La iglesia estaba repleta de gente, y la gran mayoría estaba atenta a lo que decía el sacerdote, quien estaba predicando muy seriamente la palabra del Señor. El único problema, al menos para Tsuna, es que estaba casi seguro que en los tiempos de Jesucristo no había dinamita, y mucho menos gente mordiendo hasta la muerte a quien sean... no podría haber habido un Hibari-san en esos tiempos, ¿verdad?

- Hermanos, nuestro Señor es misericordioso, pero no por ello debemos de portarnos mal. Para hacerlo feliz, debemos de tratarnos bien unos a otros, tolerar nuestras diferencias, y buscar soluciones pacíficas a todos nuestros problemas si se es posible, al igual que ayudar a otros... - Tsuna ya no le estaba prestando mucha atención al sacerdote.

Mientras que lo último se oía muy similar a lo que hubiera esperado de cualquier sacerdote, Tsuna estaba más "interesado" en lo que estaba justo detrás del cura. Olviden a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo, pues ninguno de los tres estaba allí. Los Santos, la Virgen María... ninguno. Estaban eran las siete e inconfundibles llamas del cielo, junto con objetos que solía utilizar... Era casi imposible no fijarse en el anillo de Natsu en el altar, ni tampoco en las esculturas de barras de chocolate ni... ugh.

Tratando de no hacer estallar nada, Tsuna salió de la iglesia, y con casi un dolor de cabeza que amenazaba con aparecer, busca cualquier otra iglesia en las cercanías... encontró otra con una llama del cielo en lugar de una cruz más pronto de lo que hubiera querido.

- Buenos días caballero, muchas gracias por venir, pero la misa ha acabado por hoy. – La hermana lo saludo muy alegremente, como si no hubiera nada de malo.

Para Tsuna sí que había cosas malas, como el hecho de que su tiara fuera de color naranja, y de que ya tuviera un dolor de cabeza del tamaño de una montaña. Casi sintiéndose como una estatua, trato de sonreírle amablemente a la hermana y aceptar el pequeño libro que le estaba regalando por educación. Una vez que se había alejado lo suficiente del sitio y se vio solo, tomo el libro y lo abrió. Solo ver la portada lo enfureció más allá de la creencia, el título del libro era: "El Evangelio de Tsunayoshi-sama".

Tratando de no estallar en furia y mandar a volar algo en mil pedazos y luego tener que hacer el papeleo del mismo, Tsuna tiro el libro a una pared y tomo varias respiraciones profundas. Luego de varios minutos temblando en ira, Tsuna tomo el libro y lo guardo, para luego salir a la biblioteca más cercana.

- Bienvenido, ¿desea que le busque un libro en especial señor? – Saludo la bibliotecaria una vez que lo vio, sonriendo amablemente.

- No, muchas gracias señorita, solo quisiera utilizar una computadora por un momento. – Contesto tratando de solo mostrar la misma amabilidad que la chica le estaba dando. No quería arruinarle el día a nadie... al menos no aún.

- Por supuesto que puede señor, siga de derecho y al final cruce a la izquierda. Si necesita algo no dude en preguntarle a alguno de nosotros, que pase un buen día. – Dicho esto, la chica paso a la siguiente persona que había ingresado al sitio.

Encontrar las computadoras fue sencillo, y tuvo la buena suerte de que casi no había personas, por lo que había varias computadoras desocupadas. No lo pensó dos veces antes de abrir Google y buscar lo que quería en ese momento: buscar toda la información que podía sobre "El Evangelio de Tsunayoshi-sama".

-... 6 años... - Murmuro temblado nuevamente en rabia y queriendo golpear a alguien.

Tenía su propia página web, y estaba extendido a muchos países del mundo a pesar de solo tener 6 años siendo conocida... Tsuna no quiso ver el número de iglesias, ni toda la gente seguidora de... de esa religión. Ni siquiera ver todas las buenas opiniones estaba ayudando (el 80% de las opiniones en total), solo lo hacía sentir peor. ¡Había incluso milagros a su nombre!, gracias a Dios no había visto ningún sacrificio o de verdad ya hubiera mandado a volar algo.

Había muchos más datos, más información, y muchas más cosas que quizás debería de saber, pero su cerebro ya no podía digerir nada más. Solo había un pensamiento predominante en todo esto: ¿En qué momento hizo todo esto sin que se diera cuenta?, luego podría preocuparse en cómo, y quienes ayudaron en esto sin decirle ni pio. Iba a matarlos a todos una vez que tuviera nombres, ¡ni siquiera podían respetarlo como persona!

En su despacho, Mammon sintió un escalofrió recorrerlo de arriba abajo mientras contaba nuevamente todo su dinero. Su sonrisa no se borró ni disminuyo ni un milímetro ante el escalofrió, demasiado feliz ante los millones que tenía ahora. Lástima que no presto atención a la advertencia que muy posiblemente hubiera salvado su vida tal y como la conocía.

En la piscina, Byakuran tuvo un escalofrió por todo su cuerpo, seguido de un calambre en una pierna. Decidió salirse un rato a descansar y a comer más malvaviscos, y a hablar un rato con Irie, quien acababa de regresar del baño. La verdad, Byakuran no entendía como su amigo podía estar tan nervioso en una piscina tan grande y con tanta gente, en especial con tantas chicas guapas. Byakuran debería de haberle dado atención a las dos advertencias que tuvo en su vida, Irie sabía que algún día Tsuna se iba a enterar y Tsuna era todo menos bonito cuando se molestaba.

La gran mayoría de las integrantes de Cervello tuvieron un escalofrió por todo su cuerpo casi al mismo tiempo, pensando que solo era el frio o quizás se fueran a enfermar, continuaron con sus labores diarias luego de tomar las medidas necesarias para evitar enfermarse. Tristemente para ellas, un resfriado seria lo último de sus problemas.

Un escalofrió recorrió a Ietmisu mientras descansaba con su esposa en la playa, era un día hermoso como para desperdiciarlo en casa. Encogiéndose de hombros, el hombre regreso a consentir a su esposa como si nada hubiera ocurrido. En poco tiempo, desearía haberle prestado atención a esa pequeña advertencia.

Timoteo, al sentir el escalofrió, cerró los ojos y maldijo mentalmente su suerte. Sabía que algún día ocurriría, que algún día Tsuna se enteraría de lo que habían hecho con su nombre, pero rezaba porque ese día fuera cuando no estuviera con vida. Había dicho muchísimas veces que habían hecho algo muy malo al darse cuenta de la existencia de una nueva religión con el nombre de su nieto, pero ya era demasiado tarde como para detenerlos... Tan solo esperaba que Tsuna no se las fuera a desquitar muy duro con él, pero sabía que eso dependería de cuan furioso estuviera el chico.

Todos los miembros de Vendicare hacían sus labores diarias cuando un ataque de escalofríos los ataco casi al mismo tiempo. Se miraron y luego se encogieron de hombros. Quizás ya el mocoso por fin se había dado cuenta de lo que habían hecho con su nombre, con su persona, pero si no era así no se lo iban a decir. No era su problema ni su trabajo interferir en algo tan ridículo como eso, y de paso no estaba dando grandes problemas. El estallido sería entretenido al menos, esperaban.

Toda la familia de Dino lo sintió, el escalofrió grupal, y todos ellos o suspiraron profundamente o se palmearon la frente. Era solo cuestión de tiempo, lo sabían, pero nadie se había querido atrever a decirle nada al chico por el muy posible peor estallido de la historia de ese mismo chico. Ahora, solo esperaban que Tsuna no los fuera a involucrar en el derramamiento de sangre.

Cuando este evento de escalofrió golpeo a casi todo varia, los afectados solo se limitaron a suspirar y luego comenzaron las apuestas de cuánto tiempo duraría Mammon con vida. Se lo habían advertido, y nadie era lo suficientemente suicida como para decirle al Decimo Vongola que iba a ser un dios. Fingirían ignorancia si les tocaba enfrentar su furia también.

El evento también llego a manos de la familia Simón, quienes solo pudieron suspirar y mirarse entre sí, para luego comenzar las apuestas de cuánto tiempo duraría el derramamiento de sangre y quien se atrevería a ir a decirle a Enma que su mejor amigo estaría en modo genocida por x tiempo y las razones de ello. Si, nadie quería a un Enma genocida también, pero era preferible decirle ellos que a que lo descubriera por sí mismo y fueran dos demonios al mismo tiempo sobre ellos.

El evento repercutió en algunas partes de la familia Millaflore, quienes no le prestaron mucha atención al suceso, de lo cual se arrepentirían más tarde.

Y finalmente, el evento llego a parar a Vongola, deteniendo a todos aquellos vueltos locos buscando al Decimo Vongola. Ante el estremecimiento casi simultaneo de todos, la mayoría desistió de hacer cualquier cosa y procedió a esconderse, temerosos de la ira de su jefe.

Lambo se unió al juego de las escondidas, el siempre había dicho que era una mala idea, ¡y solo se había enterado el año anterior!, y no quería estar involucrado en nada de eso.

Yamamoto solo suspiro profundamente, siempre le dijo a Gokudera que no hiciera ninguna estupidez, solo para luego darse cuenta que no valió de nada al ver las noticias de la televisión hace unos tres años.

El boxeador, que apenas de había enterado el día anterior, procedió a encerrarse en su sala de entrenamiento, a desquitarse con algo.

Los ilusionistas simplemente se rieron y se fueron a hacer sus cosas como si nada hubiera pasado, uno de ellos se había enterado recientemente y el otro ya tenía dos años sabiendo y ahora tenía que cobrar una apuesta.

Hibari, quien había estado esperando esto por años, solo sonrió siniestramente antes de buscar el mejor lugar para ver el espectáculo sin salir quemado inmediatamente.

Era un día oscuro, la mansión estaba totalmente callada, como si no hubiera nadie, cuando Gokudera llego de una misión. Confundido, pues no era normal esa calma, nunca había visto la mansión principal tan calmada antes, procedió a entrar, pero nunca llego a la puerta. Un fuerte escalofrió lo recorrió de arriba abajo, para luego sentir un pánico y terror horripilantes, junto con su cuerpo gritando que huyera con todas sus fuerzas...

- Gokudera-kun... - Oyó justo detrás de él, el tono de voz solo decía: "estas muerto". -... tienes 5 segundos para explicarme porque existe una religión de mi...

Ah, ahora esa aura llena de sed de sangre, la peor que había sentido en su vida, estaba justo detrás de él, haciéndolo temblar y temer por su vida. Ni siquiera podía moverse debido al terror que tenía...

-... Ah... buenos días... Tsuna-sama...

Gokudera sabía que estaba en muchísimos problemas y no saldría ileso, si es que salía vivo de esto.

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