Al separarnos noto como Malfoy levanta una de sus cejas y veo una sonrisa arrogante en su estúpida cara.
—¿Qué? –suelto de mala gana. Odio cuando hace eso.
—¿Disfrutas besándome, Llobett? –pregunta.
—Tu padre nos estaba mirando, créeme que si quieres actuar y esperas que te crea, tienes que estar pendiente de todo –digo a la vez que noto como Cedric vence a su dragón.
—¿Ah si? Pues ahora mi padre no nos está mirando y puedo jurar que mueres por besarme de nuevo –susurra acercándose a mi cara– no mientas, Llobet.
—No muero por besarte –suelto firme.
Giro mi cabeza para prestar atención a la prueba. Esperando que Malfoy no siga alardeando sobre sus besos. Pasó el tiempo y escucho el sonido del cañón anunciando el turno de Harry. Veo como se hace presente y suelto un grito de emoción.
—¡VAMOS HARRY! –grito mientras aplaudo.
—¿Por qué tienes que ser amiga de San Potter? Ya es bastante con que seas amiga de Granger y de casi todo Gryffindor –dice Malfoy con cierto tono de asco.
—¿Puedes no estar hablando de tu odio hacia los de Gryffindor sólo por un momento? –pregunto irritada. Ya me está cansando.
—No lo creo.
—No soy amiga de todo Gryffindor, algunos son muy idiotas y groseros por ser de Slytherin y bueno, soy igual con ellos.
—Me agradarías más si fueras así con todos ellos.
Suelto un bufido y dirijo mi mirada a Harry nuevamente, noto como cae en el suelo rocoso. Suelto un "uh" refiriéndome al dolor que debió sentir. Luego algo en mi hace "click".
—¡TU VARITA HARRY! ¡TU VARITA! –grito a todo pulmón.
—¡Accio saeta de fuego! –grita mi amigo.
Sonreí y me senté hasta esperar que ocurra todo. Luego de varios minutos una figura en el aire se hace presente, Harry ya había vuelto. Toma el huevo de oro y toda la casa de Gryffindor salta, aplaude y grita eufóricamente.
—Tenemos una conversación pendiente.
Suelto un bufido y dirijo mi mirada hacia mi derecha.
—No sé nada acerca de lo que crees que yo se –hablo y Malfoy sólo frunce el ceño confundido.
—No creo que sepas algo. Sé que sabes algo. Estas cosas que han ocurrido no son "simple casualidad" y me refería también, a hablar sobre lo de ayer –dice mientras toma mi brazo al bajar de las escaleras– te veo en la sala común en media hora –dice mientras mira hacía arriba, deduje que estaba mirando a su padre. Suspiré y me encaminé hacia el castillo. ¿Acaso es bipolar? Tomé rumbo hacía la torre de Gryffindor para felicitar a Harry. Pero alguien se interpuso en mi camino.
—¡Vaya tu dragón no te ha comido! –digo con asombro sobre actuado a lo cual Cedric ríe.
—Es un alivio, ¿no?
—Por supuesto. No tendrías el privilegio de estar hablando conmigo en este preciso momento –me cruzo de brazos y me apoyo en la pared mas cercana. Cedric levanta una ceja.
—Que modesta eres –reímos.
—Estuviste genial en la prueba –afirmo.
—Gracias, la verdad es que no fue tan sencillo como se vio –hizo una mueca– espero que las siguientes pruebas no sean tan difíciles.
Trago en seco. No permitiré que Cedric muera tal y como aparece en la película y obviamente en libros, pero soy una vaga y no los leo. Tal vez Rowling se refería a salvarlo a él.
—Créeme que lo serán. Digo, es obvio ¿no? –Que tonta me debo de ver.
—Es muy probable –ríe– bueno, será mejor que vaya a mi sala común. Todos están esperándome con este huevo –lo levanta un poco– hace un ruido asqueroso –admite y arruga un poco la nariz. Dios gracias por no ser ciega y ver tal acción de Diggory.
—Tal vez... sólo tal vez –di un paso hacía el– Deberías reflexionar con un baño... y tu huevo. El baño de prefectos del quinto piso te puede funcionar –sonrío y le guiño un ojo esperando que capte mi ayuda.
—Tomaré tu tip –dice mientras retrocedía unos pasos– tengo que irme, espero verte pronto –sonríe mientras se despide con su mano.
—Adios, Cedric.
Noto como dobla en la esquina al final del pasillo. Suspiro y sigo en dirección a la torre de Gryffindor, pero algo o más bien alguien con cara de idiota y cabello rubio platinado se interpone en mi camino tomándome de la muñeca. Ruedo los ojos.
—¡¿Qué hice para merecer esto?! –grito mirando hacia el techo.
—Supuse que vendrías a ver a San Potter. Puedes felicitar a tu noviecito mas tarde.
—Es mi amigo, albino.
Malfoy me ignoró y empezó a caminar hacia las mazmorras junto conmigo. Mas bien, Malfoy me ignoró y empezó a caminar hacia las mazmorras mientras me arrastraba. Si, eso suena mejor. En el camino sólo me dedicaba a bufar y a lamentarme. Malfoy se mantenía callado hasta llegar a nuestra sala común. Me solté de su agarre y me senté en uno de los sillones de cuero. Él alzó una ceja.
—¿Qué? ¿Tengo monos en la cara?
—Es mi sillón –suelta.
—No veo tu nombre marcado ni mis ganas de levantarme de aquí.
Malfoy rueda los ojos y se sienta en el sofá de al lado. Levanto mi ceja y me cruzo de piernas. Malfoy mantiene su mirada en mis ojos sin ninguna expresión. Desvío mi mirada y me remuevo algo incomoda. El quizás lo notó y quebró el silencio.
—Mi padre piensa que estamos juntos.
—Será por que eso era lo que querías –lo miro. Noto como suelta una carcajada.
—Tal vez. Pero tengo mis razones.
—¿Cómo cuales? –pregunto intrigada.
Malfoy se levanta y se acerca hacia mí. Me muevo a un lado y se sienta en mi sofá. Oh vaya, ahora es mío.
—Simple. Tienes una sangre muy limpia y yo también. Mi padre estaría orgulloso que mi novia sea una descendiente de magos de la Antigua Grecia, ¿no crees?.
Veo como Malfoy pasa un brazo al lado de mi cintura y lo apoya en el sofá. Sabía que mi familia tenía descendencia griega, ¿Pero pertenezco a familia de magos griegos?.
—Además de que le agradaste al momento de tomar iniciativa al presentarte –susurra.
—Lo supuse.
—Tenemos que hablar...
Malfoy vuelve a acercarse y hace que yo me aleje cada vez mas, haciéndome para el lado. Tenía a Malfoy muy cerca de mí, con una mano apoyada en el sofá y la otra iba en dirección a hacia mi mejilla.
—¿De qué quieres hablar? –susurre mientras sentía el tacto de su mano en mi mejilla.
Dirigí mi mirada hacia sus ojos, sus lindos ojos grises, tenían un cierto brillo que pude notar. Debo admitirlo, son preciosos. Siento una caricia con su dedo pulgar y cierro los ojos por instinto.
—De que tal vez, sólo tal vez... quiera repetir lo de ayer –susurra.
Siento que su caricia se dirigió hacia mis labios, luego a mi mentón y así hasta llegar hasta mi clavícula. Me estremecí al momento de escuchar a Malfoy susurrar en mi oído. Mi cordura se fue a la Antártica en ese momento.
—¿Me seguirás negando que no quieres besarme?
—Si –susurro.
Más bien sonó casi parecido a un jadeo. Note como Malfoy sonrió al escuchar mi voz y lo último que sentí fueron sus labios presionando los míos. Estábamos en una guerra de lenguas que para mí, la encontré eterna. Sentí como sus fríos dedos se encontraban con mi abdomen tratando de levantar mi chaleco. Nunca he sentido estas sensaciones en mi cuerpo. Sus fríos dedos recorrieron todo mi abdomen y llegaron a parar en mi espalda, justo en el broche de mi sujetador. Malfoy dejó mis labios para dirigirlos directo a mi punto más débil; mi cuello. Le doy paso llevando mi cabeza hacia atrás, dejándole un paso directo hacía éste. Me estremecí completamente al sentir los labios húmedos de Malfoy en mi zona delicada. Todo es tan nuevo que hace que quiera más. Mi respiración comenzó a entrecortarse. Al momento de hacerlo, Malfoy dirigió sus frías manos lentamente hacía mis senos. No dejaba de mirarme a los ojos. No alcanzó a llegar cuando hablé.
—Malfoy –susurré.
Malfoy pestañea varias veces y se reincorporó volviendo a sentarse. Pasó sus manos por su cara y apoyó los codos en sus rodillas. Traté de peinar mi cabello con los dedos. Fue inútil. Aclaré mi garganta. Estaba por hablar, pero Malfoy se apresuró.
—Haré tus tareas y deberes por la ayuda que me diste con mi padre –dice frío.
Frunzo el ceño. ¿Acaso es bipolar? Iba a hablar pero luego no lo hice, mas bien pareciera si hubiera hecho una mueca. Noto como Malfoy se levanta del sofá y se dirige hacia los dormitorios de hombres desapareciendo completamente. Suspiro pesadamente y froto mis ojos con mis manos. Es Draco Malfoy, es imposible que sienta algo parecido al amor.
—Serás idiota, Aileen –susurro.
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