Jugando con la ley

Por IleniaVilo

45.3K 3.8K 394

Mi hermano murió. Desde ese día me dediqué a sobrevivir a una vida teñida de gris. Uno de esos fríos días, a... Mais

Prólogo.
Capítulo 1: Primero corre y después pregunta.
Capítulo 2: Una no-oferta y una fantasía.
Capítulo 3: Sirope y chocolate.
Capítulo 4: Un control de alcoholemia y el salto del tigre.
Capítulo 5: Un deseo desvelado y ojos dilatados.
Capítulo 6: Un hombre de Champions League y ajustar cuentas.
Capítulo 7. 1ª parte: Una orden y un límite.
Capítulo 7. 2ª parte: Una orden y un límite.
Capítulo 8: Un trago de cerveza y una detención.
Capítulo 9: Una risita y una noche divertida.
Capítulo 10. 1ª parte: Una pared fría y sospechas confirmadas.
Capítulo 10. 2ª parte: Una pared fría y sospechas confirmadas.
Capítulo 11. 1ª parte: Mayday mayday Houston tenemos un problema
Capítulo 12. 1ª parte: Una historia muy larga y ser paciente.
Capítulo 12. 2ª parte: Una historia muy larga y ser paciente.
Capítulo 13: Una camiseta peculiar y una tumbona.
Capítulo 14. 1ª parte: Un loro chillón y veinte segundos.
Capitulo 14. 2ª parte: Un loro chillón y veinte segundos.
Capítulo 15. 1ª parte: Un cumpleaños y chin chin
Capítulo 15. 2ªparte: Un cumpleaños y chin chin
Capítulo 16. 1ª parte: Embarazada y volver.
Capítulo 16. 2ª parte: Embarazada y volver.
Capitulo 17. 1ª parte: Sesenta euros y un teléfono apagado.
Capítulo 17. 2ªparte: Sesenta euros teléfono apagado.
Capítulo 18. 1ª parte: Sopa y lágrimas.
Capítulo 18. 2ª parte: Sopa y lágrimas.
Capítulo 19. 1ª parte: Unos pantalones y un largo paseo.
Capitulo 19. 2ª parte. Fin
Jugando con fuego
El proyecto de Natalia.
"Jugando con la ley" en papel.

Capítulo 11. 2ª parte: Mayday mayday Houston tenemos un problema

1.1K 115 3
Por IleniaVilo


Tania al contrario que yo no se quedó bloqueada, agarró a María del brazo y se la llevó de allí antes de que explotara la bomba alcoholizada.

Por suerte cuando me acordé de la carne aún no se había quemado, estaba un poco tostada, pero se podía comer. No era mi culpa, no recordaba haber contratado a dos bufones como espectáculo.

Antes de que pudiera recriminarle a Álvaro su actitud infantiloide, huyó de mi lado, probablemente se imaginaria lo que le iba a decir. Aquella discusión de niños de cinco años que habían tenido no se parecía en nada a lo que habíamos hablado. Supuestamente le gustaba y ese no era el camino para conquistar a la persona que te gusta sino para alejarla. Su reacción a mí parecer fue exagerada, a fin de cuentas, lo único que hizo María fue hablar con dos chicos, si pensaba que con el primero tenía toda la intención de molestarle, pero no pensaba que tuviese esas mismas intenciones cuando charló con Joseph.

Por fin terminé la última parrillada de carne, la metí en la olla y con un grito los llamé para comer. No había sitios asignados, conforme fueron llegando se sentaron. No sabía si era el destino o simplemente que se buscaban sin poder evitarlo, pero Álvaro se sentó al lado de María. Con rapidez Tania se sentó al otro lado de ella cuando vio las intenciones del melenudo de antes.

Para mi sorpresa y agrado la comida fue bastante bien y divertida, no volaron los cuchillos, por el contrario, todos contamos alguna anécdota graciosa que habíamos vivido.

Además de la comida, también compré dos tartas, una de merengue y otra de nata y chocolate que había dejado en el frigorífico para que no se estropearan. Cuando terminamos con la carne fui a por ellas y le pedí ayuda a Sandra para traer los platos pequeños y cucharas.

Corté varios trozos de ambas y los fui ofreciendo, cuando le di su trozo a Álvaro, me llamó la atención que cogiera el plato con la mano izquierda porque él era diestro, no pude evitar dirigir la mirada hacía su otra mano. ¡La madre del cordero! ¿Me estaba volviendo loca o le estaba metiendo mano a María por debajo de la mesa? ¿Cómo podía ser tan descarado? ¿Y cómo María lo permitía? Normalmente ella no era tan desinhibida, era increíble lo que podía llegar a hacer el alcohol.

Intenté hacer caso omiso a lo que acababa de ver y seguí repartiendo tarta como bien pude.

Más tarde, muchos se tumbaron en las tumbonas a tomar el sol y otros nos lanzamos a la piscina. Como siempre, Joseph comenzó a picarme para que hiciéramos competiciones para comprobar quien nadaba más rápido.

– ¿Cómo van las cosas con Sandra? –acabábamos de hacer la primera carrera y había ganado él, no paraba de burlarse de mí, pero le ganaría, no pensaba salir de esa piscina hasta que al menos le ganará un largo.

–Nunca pensé que confesarle tus sentimientos a una persona fuera tan difícil. Ya lo he intentado en dos ocasiones, pero no he sido capaz–parecía apenado y a la vez no, era una mezcla rara, no sabía muy bien cómo interpretar su cara.

–Cuando sea el momento lo sabrás y las palabras saldrán solas, no te desesperes–al menos eso era lo que pensaba.

Después de cinco carreras, conseguí ganar una, por supuesto Joseph me pidió la revancha, pero me negué, estaba muy cansada para seguir nadando, apenas sentía ya los brazos, mi estado físico era un poco lamentable.

Más tarde, con el pan que había sobrado, fui a ver qué embutidos había por la cocina y preparé unos cuantos bocadillos que dejé en la mesa, cogí uno y me lo comí con tranquilidad mientras observaba a Joseph y Sandra, realmente se veían muy bien juntos, ella parecía más feliz cuando él estaba cerca.

El baño de la primera planta estaba ocupado y yo no estaba como para esperar por lo que subí las escaleras corriendo.

Cuando salí del baño y estaba a punto de irme, por el espejo del pasillo pude darme cuenta de que la puerta de la habitación de mi hermano estaba abierta, esa habitación nunca se abría, era como un lugar intocable de la casa.

– ¡Salid de aquí ya! –grité. Los dos amigos de Sergio estaban allí poniendo la habitación de mi hermano patas arriba. El melenudo se metió el teléfono en el bolsillo en cuanto se percató de mi presencia– ¡Deja eso es su sitio! ¡Sois gentuza! –estaba al borde del colapso. La cama estaba totalmente desecha, ropa tirada en el suelo, fotos, no me lo podía creer. –Salid de mi casa antes de que llame a la policía.

– ¿Qué pasa? –preguntaron por detrás. Reconocí perfectamente la voz de Álvaro y Joseph.

–Sacad a estos cerdos del cuarto de mi hermano–no pude más y me vine abajo. Las lágrimas que había estado intentando contener se derramaron por mis mejillas. Sentía como mis propios sollozos me ahogaban, no podía apenas respirar. Ya había olvidado cuando fue la última vez que lloré de aquel modo.

Joseph y Álvaro se aventuraron dentro de la habitación y los sacaron a empujones. Antes de que se fueran los frené y le saqué a ese imbécil el móvil de mi hermano del bolsillo, cuando lo miré a la cara y vi que no estaba para nada arrepentido, la rabia me invadió, subió desde mi estómago hasta mi cerebro nublándome por completo, tanto que alcé mi mano y la estampé contra el rostro de ese cretino.

Intentó abalanzarse sobre mí, pero Joseph no se lo permitió. En cuanto desaparecieron por las escaleras, me derrumbé en el suelo, aquella imagen era horrible. Hubiese dejado pasar por alto que entraran a cualquier otra habitación, incluso que hubiesen intentado robar en la mía, pero que hicieran aquel desorden en la habitación de mi hermano fue como traer el pasado al presente.

Sentí pasos apresurados por el pasillo, eran María, Tanía y Sandra. Me levantaron del suelo y me abrazaron, intentaron consolarme, pero yo no tenía fuerzas para recobrar la compostura.

–No te preocupes, nosotras vamos a arreglar este desorden.

–La barbacoa se ha acabado–fue lo único que conseguí decir

–Yo me encargo–dijo Sandra dirigiéndose escaleras abajo. Mis amigas me dejaron y se metieron en el cuarto de mi hermano para empezar a ordenarlo. Hicieron la cama, recogieron algunas camisetas que habían tirado al suelo y las volvieron a colocar en el armario, recogieron las fotos que había en el suelo y las volvieron a poner en el corcho de encima del escritorio.

–Esa no va ahí–frené a Tanía que iba a pegar una foto de mi hermano, mi madre y yo en el corcho, el lugar de esa foto era el margen de la pantalla del ordenador.

Me acerqué al corcho y coloqué todas las fotos que ellas habían pegado en el lugar correcto. Me sabía el sitio exacto de cada objeto en aquel cuarto, incluso el orden de la ropa del armario, hasta el último detalle que dejó Raúl estaba en mi cabeza y de ahí jamás se irían.

Saqué su móvil de mi bolsillo y lo coloqué encima de la mesita de noche en diagonal, justo como estaba antes de que esos... lo tocaran.

–Lo siento muchísimo Alejandra, sabemos lo que esto significa para ti–Joseph se veía realmente apenado, como si tuviese la culpa de lo que había sucedido, cuando él no había hecho nada. La culpa había sido mía por permitir la entrada a desconocidos.

–No tienes la culpa de nada, os agradezco vuestro apoyo, pero me gustaría estar sola–deseaba que se marchasen y poder tranquilizarme a solas.

–Está bien, pero antes de irnos te dejaremos todo lo de la piscina recogido y fregado para que no te tengas que preocupar de nada–María siempre era tan atenta conmigo ¿Cómo no quererla?

Intenté evitar que se tomaran tantas molestias, pero no aceptaron un no por respuesta, antes de que pudiera seguir insistiendo que no era necesario todo aquello, ya estaban bajando las escaleras camino a la piscina.

Una media hora más tarde, subieron a mi cuarto para despedirse. Yo ya estaba más tranquila, me había dado un baño de agua caliente y me había cambiado el bikini por ropa normal. Ellos también se habían vestido para marcharse.

María cuando me abrazó me dijo que mañana por la mañana me llamaría. Me sentía una tonta por dejar que aquello me afectara de aquel modo, pero por más que había intentado controlarme, no lo había conseguido.

Cuando escuché la puerta cerrarse y un par de motores rugir, me encaminé hacía la habitación de Raúl, se veía bien, como si nadie la hubiese destrozado hacía un rato.

Fui hasta el escritorio y me senté en su silla. Sentí una punzada en el pecho al hacerlo, recordé como en varias ocasiones había entrado a su cuarto mientras él estudiaba, sentado en aquella silla y los codos hincados en el escritorio, como me cogía y me sentaba encima de él para que viera lo difíciles que eran los apuntes de química.

Miré las fotos del corcho, prácticamente todas eran de viajes, algunas eran de fiestas en casa de amigos a las que habíamos ido juntos, siempre juntos. Había una a la que tenía especial cariño. En ella mi hermano salía dándome un beso en la mejilla y yo con la lengua fuera, esa foto la hicimos en la primera fiesta en la que nuestros padres nos dejaron quedarnos a dormir fuera

Al lado había una de navidad donde salíamos toda la familia al completo, abuelos, primos, tíos...

En cuanto noté que la respiración se me volvía a acelerar y mis emociones estaban a punto de traicionarme, decidí salir de allí, antes de hacerlo y cerrar la puerta por otra buena temporada, me di la vuelta y miré una foto de él que había en la mesita de noche, era de la graduación del instituto.

Escuché mi teléfono a lo lejos, no tenía ni idea de donde podría estar. Bajé rápido las escaleras, antes de que diera con él dejó de sonar, pero tampoco me importó demasiado. Me di la vuelta para volver al piso de arriba, pero el móvil volvió a sonar, seguí la música y finalmente lo encontré en la entrada de la casa.

Casi se me salé el corazón del pecho cuando vi quien era la persona que me estaba llamando.

–Hola Alejandra.

–Hola Daniel.

– ¿Quieres que nos veamos?

–Me encantaría–respondí demasiado rápido.

–En media hora estoy en tu casa.

.

.

.


¡Hola jugadora/or!

Has llegado al final del capítulo. Por favor si te ha gustado deja tu voto y si lo deseas puedes compartir tus ingeniosos comentarios.

Nos leemos.

PD: En Instagram aviso siempre cuando voy a subir capítulo y publicó fotos relacionadas con dichos capítulos.

Instagram: ilenia_autora (el link está en mi perfil)

Continuar a ler

Também vai Gostar

14.9M 837K 54
-Esos ojos están fijos en mí-no puede ser ... ¡Oh mi Dios! ¡Ese es mi nuevo jefe! Una historia que te sorprenderá,te enamorara y no te dejará pensar...
760 75 26
¿Y si Sirius Black se hubiera casado con la mejor amiga de su difunto hermano? ¿Y si ambos hubieran engendrado a una niña que llevaba el nombre de un...
5K 419 21
Spencer Weslay; el soltero más codiciado y millonario. Una persona fría, posesiva y arrogante. Annie; una mujer hermosa, segura, soñadora y con un ca...
1M 46.8K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...