LA ASISTENTE ©

By NinaColman

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Alex es un exitoso empresario, millonario y casado con la mujer perfecta o eso creía hasta que la encuentra e... More

LA ASISTENTE ©
Elenco
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capitulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
NOTA
Capitulo 42
Capítulo 43
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
NOTA IMPORTANTE SOBRE LA AUTORA
Capítulo 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
Capítulo 56

capítulo 44

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By NinaColman

Estaba riendo...

Angelina estaba riendo mientras que Fede la estiraba con fuerza de la mano entre toda esa gente del centro comercial. Habían hecho muchas cosas en el proceso del día; ir al parque por un helado de frutilla, columpiarse, mirar ropa (para ella) y ahora mismo estaban dirigiéndose al cine para ver el estreno de una película de Pixar.

— ¡Rápido, mami!

—Deja de estirarme —intentó calmar la risa, pero verlo estirarla de esa forma era bastante cómica —. Al cine no le saldrán piernas y se irá.

—Llegaremos tarde.

—La película empieza a las ocho, son las siete y media.

—Pero tenemos que comprar las palomitas, las gaseosas, las entradas —dijo mirándola sin dejar de estirarla.

—Está bien —sonrió, le dio el gusto y comenzó a caminar un poco más rápido.

Compraron los boletos, las palomitas y las gaseosas y se sentaron en una mesa para esperar la hora; aunque tendrían que comprar otro pote de palomitas ya que su hijo se los estaba acabando todo.

Todo era bastante nuevo para ella, nunca se había imaginado en el papel de madre siquiera llevar a un niño de la mano o cumplirle sus tontos caprichos. Sentía una sensación cálida en el pecho y que la llamasen madre la llenaba de orgullo... ¡Vamos! Era madre de un niño encantador, guapo e inteligente.

El plan de recuperar a Alex...

Lo había olvidado por completo, pasar tiempo con su hijo la estaba humanizando...eso era Federick, su hijo y no un tonto plan para recuperar a un hombre que...que... trataba de pensar coherentemente pero se le venía la imagen de esa mojigata de su secretaria estando con él, no podía aceptar el hecho de que la haya cambiado a ella por una cosa como esa.

Dinero ya no le faltaba, trabajaba como modelo gracias a su inigualable belleza y figura. Las marcas más famosas estaban encantadas con ella.

—Oye, mami.

Angelina le contestó con un «mmm» saliendo de sus pensamientos.

— ¿Cuando yo me muera me vas a extrañar?

Lo miró fijamente. Estaba sorprendida por la pregunta. ¿Qué clase de pregunta era esa?... Y por un momento todo había sido perfecto, había olvidado por un tiempo que la enfermedad de su hijo lo llevaría de su lado. Bastó unos pocos días para que él le robara el corazón y se arrepintió en ese momento... se arrepintió profundamente por haberlo abandonado tantos años los cuales había podido aprovecharlos al máximo con él.

—Sí... pero para que te mueras falta mucho tiempo...tanto que serás tú quien tire la rosa en mi ataúd —contestó fríamente, sin emociones en el rostro. No se mostraría débil ante él. Le daría esperanzas de vida.

Fede sonrió ligeramente y miró a los otros niños que estaban sentados en las mesas. Ellos estaban sanos, tenían el color de la vida plasmado en la piel. Él no tenía pelo, cejas ni color. Cada día se sentía un poquito más cansado y sin ganas que el día anterior, tenía miedo, mucho miedo de no levantarse más de la cama y seguir disfrutando con su mami...porque a él le encantaba estar al lado de ella por eso quería pasar el mayor tiempo posible con ella antes de que ya no tuviera fuerzas ni ganas de levantarse.

***

Un olor exquisito la invadió...

Su estómago reaccionó gruñendo de manera atroz. Muerta de la vergüenza observó a su alrededor esperando que Ryan no estuviera cerca...vaya sí que moría de hambre y no se había dado cuenta. Quizá esa noche acabaría con un beso o algo más...

Se llevó los dedos a los labios, incrédula, ante lo que acababa de pensar. De ningún modo permitiría que pasara nada entre ellos dos. Ryan era un mujeriego sin control y cada vez que se refería a algo no perdía tiempo en nombrar a sus demás "chicas" era lo que más le desagradaba de él ¿en serio pensaba que de esa forma la conquistaría?

Gladys la conquistó con mentiras, decía que la amaba mientras se revolcaba con otro hombre a sus espaldas, la había utilizado para satisfacer sus fantasías sexuales.

Se llevó los dedos de los labios a la sien, pensar en esa chica le provocaba un ligero mareo. Estaba decidida a no pensar más en ella y así lo haría. Lo que le hizo ella no justificaba que Ryan sea un mujeriego sin control. Ella no caería en sus mañas.

—Zoey, la cena está servida, trae el vino, por favor —lo escuchó decir

Ella tomó la botella en su mano derecha y las dos copas vacías en la otra. No conocía su departamento pero no era pequeña así que sabía en donde se encontraba él, en el balcón, al final del pasillo. Sonrió al ver una mesa con un mantel blanco y dos sillas y un candelabro de tres velas, encima.

Al pasar por la puerta ventana del balcón vio a Ryan recostado por el cerramiento de vidrio, a la altura de su cintura, fumando y con las pierna cruzada encima de la derecha. La miró sin decir nada. La imagen de él era verdaderamente...atrayente.

Se quedó menos de cinco minutos parada, observándolo.

Colocó la botella y las copas sobre la mesa y se sentó sin decir nada, estaba nerviosa. Miró el contenido de su plato, salmón marinado con salsa de soja y limón.

Ryan apenas le dio tres caladas al cigarro y ya lo tiró al suelo, también estaba nervioso aunque quería demostrar un perfil fuerte y dominante...simplemente le era casi imposible frente a semejante mujer.

—Espero que te guste el pescado —dijo mientras servía las dos copas y se sentó, frente a ella.

—Me encanta.

Se volvieron a observar por unos segundos, sin decir nada.

—Empecemos —sonrió Ryan mientras cortaba un trozo de su salmón y ella hizo igual con el suyo.

Zoey al colocarlo en la boca se quedó perpleja, nunca había probado algo así, ni en los restaurantes más costosos, ni su mamá cocinaba tan bien como este hombre. No pudo esconder su sorpresa y lo miró aun con el tenedor en la boca. Ryan sonrió divertido al verla así.

— ¿Está bueno? —preguntó algo tímido sin dejar de sonreír.

¡Dios mío! —exclamó sin quitar aún el tenedor de la boca —Ryan, ¿en serio lo haz preparado tú? Dan ganas de llorar, reír, saltar, que se yo... pero jamás probé algo tan delicioso en la vida.

La sonrisa de Ryan se ensanchó aún más. Era la primera vez que ella lo halagaba. No esperaba esa reacción por parte de ella. Estaba muy contento. Ryan afirmó con la cabeza a modo de respuesta a su pregunta.

—Realmente increíble —bajó el tenedor de su boca —. Nunca imaginé que cocinabas tan bien. Vaya sorpresa que me has dado, en serio —no pudo evitar y se le escapó una gran sonrisa que dejó al chico encantado.

—Esa no es la sorpresa, te quería mostrar otra cosa.

—Vaya, ¿algo mejor que esto? —preguntó comiendo otro trozo y deleitándose con el sabor.

Ryan sonrió nuevamente, feliz. Y ella se sonrojó un poco al saber que su reacción lo hacia sonreír como un niño. Él se veía tan bonito, desprendía un brillo especial de sus ojos y su sonrisa.

Al acabar de cenar él la guió hasta una habitación de paredes blancas muy bien iluminada y adornada con cuadros y panteras, un placar de cuatro puertas, una cama matrimonial de sábanas blancas y un jacuzzi.

Ella se quedó maravillada con el jacuzzi.

—Es la sorpresa, un jacuzzi con hidromasaje para deshacerte de todo el estrés que llevas encima.

Zoey se mordió el labio inferior deseosa por meterse dentro. Había una música suave y un aroma a rosas que hacían perfecto el ambiente.

—Pero no tengo traje de baño conmigo —dijo sentándose al borde del jacuzzi y sintiendo el agua con las puntas de los dedos.

Ryan abrió el armario sacando de ella una bolsa de alguna tienda reconocida y se lo entregó a ella.

—Tranquila, ya lo tenía todo pensado.

Zoey sacó el Bikini en forma triangular con un lazo de atar negro y con detalles dorados, estaba fascinada. Sintió un cosquilleó en el estómago al pensar que en unos minutos estaría en paños menores con él.

¿Qué le estaba sucediendo?

Estaba cayendo en sus redes.

—Date la vuelta —pidió, poniéndose de pie.

Él le hizo caso, sintió como su cuerpo comenzaba a acalorarse. Tenía que controlarse o lo echaría todo a perder. Él la quería.

Zoey se dio vuelta también y comenzó a sacarse la blusa del trabajo. Pero que zorra se sentía, bien que podía haberse ido al baño a desnudarse pero no... quería hacerlo ahí, a espaldas de él.

Ryan no aguantó las ganas y aunque su mente le gritaba que no se diera vuelta no hizo caso y giró la cabeza hacia un costado, de reojo vio la espalda desnuda de ella, rápidamente volvió su vista al frente y sintió como su pene se iba endureciendo...

Bebés, ovejas, gatitos, perritos...

Trataba de opacar la desnudes de ella con cosas tiernas... sus senos eran tiernos. Colocó sus manos sobre su entrepierna al darse cuenta de que este iba creciendo cada vez más. Tendría que meterse al agua antes que ella para que no se diera cuenta. Se quitó la ropa de encima rápidamente y volteó la cabeza hacia atrás una vez más, ella ya se estaba atando el nudo de la parte superior.

Entró a la bañera sin decir nada y escondió su cuerpo inferior bajo el agua espumada.

Tragó duro, pensó que podría controlar la situación pero se equivocó.

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