Akutagawa llevo al albino en su espalda por bastante camino, entre árboles se movía como un experto, Atsushi solo le miraba asombrado y le apretaba a veces, a pesar de ser un tigre jamás había salido, mucho menos andar así entre arboles
Llegaron de nuevo a una cueva, el pelinegro estaba cansado, el bosque era extenso, no había escuchado a su padrastro en un gran tiempo, y todavía le faltaba mucho camino hasta las embarcaciones
- Jinko – decía Akutagawa recuperando su aliento – no he escuchado a mi padrastro en un gran trayecto, descansemos
- Querrás decir que descansarás – decía el albino
- No puedes correr solo por las heridas que te hice, si no serías más rápido que yo
- Akutagawa ¿tu padrastro sabe de nosotros? – el pelinegro suspiro al escuchar la pregunta
- Mi padrastro fue quien ideo el plan de enamorarte – se confesó el pelinegro
- Entiendo – suspiro el albino – si tan solo Dazai-san estuviera aquí
- No le llames a él – se quejó el pelinegro – aunque fuera falso él te estuvo llamando bonito, besando y abrazando
- Tenía que ser real – se quejó el albino
- ¿Tenía que? – el pelinegro puso sus brazos a los costados de la cabeza del albino acorralándolo – o ¿solo querías ponerme celoso?
- Bu-bueno – Atsushi miro a otro lado avergonzado – qui-quiza que-quería molestarte por e-esa semana
- Jinko eres terrible – dijo el pelinegro besando al albino
- No tanto – hablo una tercera persona
Ambos chicos voltearon a ver a la entrada de la cueva, allí un pelinegro de ojos morados se asomó sonriente, saludo sarcástico con aquella sonrisa
- Hola chicos ¿les molestaría salir?
- ¿Co-como llegaste aquí? – pregunto Akutagawa
- Magia del cine supongo – dijo el pelinegro sarcástico
Akutagawa y Atsushi salieron de la cueva, Atsushi pudo verlo mejor, pelinegro, alto, ojos morados y una niña le acompañaba, rubia de ojos azules con un vestido rojo muy esponjoso
- Dejame presentarme – dijo inclinándose – Rey Atsushi, yo soy Mori Ougai – sonrio mirándole – padrastro de Ryunosuke
- Yo soy Elise – dijo alegra la niña
- ¿vas a matarme? – pregunto el pelinegro
- En efecto – dijo Mori y sonrio al albino – pero tengo una propuesta
- ¿propuesta? – pregunto el albino
- Mira como te dejo Akutagawa – suspiro Mori – tienes cortes, hematomas, ¿tienes alguna otra herida? – pregunto acercándose al albino
- Alejate – dijo Akutagawa poniéndose enfrente
- Claro, claro – dijo Mori y suspiro – esto es de ganar ganar – se sento en un tronco hueco y continuo – Déjame el reino y no les mataré
- ¿El reino? – decía Atsushi - ¿Cómo puedes pensar en algo así? Prefiero morir
- Exacto, si mueres el congreso buscará otro rey, se harán elecciones y bueno – miro a Elise – digamos que tengo un az bajo la manga
- ¿Quién eres? – pregunto Atsushi mirando a la niña
- Soy Elise-chan, una serpiente – dijo sonriente
- ¿Serpiente? ¿No se habían extinguido?
- Mi querida Elise-chan vivirá mientras yo viva – dijo Mori alegre – y puede hipnotizar a millones de multitudes
- Es una niña – dijo molesto Atsushi – no puedes usar una niña para conseguir el reino entero
- Bueno, tu dices si lo consigo por las buenas o uso a Elise-chan
Atsushi se vio en un gran dilema, morir y perder su reino o simplemente perder su reino, Akutagawa había permanecido callado, ¿Qué podía decir el?
- Yo lo mataré – dijo Akutagawa por fin
- ¿eh? – dijo Atsushi alejándose del pelinegro – di-dijiste
- Jinko – le miro serio - ¿realmente crees que si quiera dejaría de lado a mi familia?
- ¿eh? – Atsushi comenzaba a ir hacia atrás – es-espera, e-el reino entero pagará por esto – decía Atsushi nervioso - ¿tanto así llegarás por esto?
- Bueno, no sería diferente – decía Mori – al fin y al cabo yo mate a tus padres
- ¿eh? – dijo el albino – no, mis padres murieron... mu-murieron en una expedición
- No, yo los mate – dijo sonriente Mori – con ayuda de Elise-chan
Atsushi se quedo completamente en shock al escuchar a Akutagawa, ¿estaba bromeando? ¿estaba...
- Jinko – lo miro fijo – llego tu hora
Atsushi caminaba hacia atrás y Akutagawa se le acercaba más, fijo la vista en la piedra del albino, trago saliva y le miro al albino de nuevo
- Jinko – sonrió – tu mero sentido del amor es asqueroso, así como tu miserable cuerpo, mira solo como te vez, ¿Quién querría salir con alguien como tu? ¿has visto tus asquerosos ojos? – rio burlón – solo te use como lo sabes ya, ahora si no es molestía, te pido que te mueras de una vez y me dejes el reino
Atsushi sintió que el aire le faltaba, de inmediato poso su mano en su pecho adolorido, después cayo de rodillas sofocándose
- Se supone que sufren mucho antes de que deja de latir – dijo Mori
- Lo sé – Mori le extendió su mano un par de anillos – hazlo parecer real
- Claro – respondió Akutagawa poniéndose uno de los anillos y le puso uno al albino
Atsushi continuaba retorciéndose por el dolor, sentía que no podía más, era sofocante y doloroso, Atsushi no pudo más y termino en el suelo mientras se sofocaba
- Ya no le queda mucho – dijo Mori
- No, no queda mucho tiempo – suspiro Akutagawa
Akutagawa miro el albino y después vio todo oscuro, escucho un grito ante eso
- Hey, sí que caíste – escucho decir
- ¿Da...Dazai-san? – pregunto Akutagawa mirándole estaba de espaldas a él, miro a Mori frente a Dazai y Chuuya gritaba desesperado al cuerpo de Atsushi
- Bueno Mori ¿Qué truco nos traerás hoy? – decía Dazai
- Dazai-kun, tanto tiempo – sonrió Mori – Nos encontraste rápido pero – miro al albino – ya es tarde
Chuuya gritaba desesperado moviendo al albino, ¿su mejor amigo estaba allí? ¿Estaba así por su culpa? Él había hecho que dejara el castillo, él lo había hecho ir con el pelinegro... Chuuya no podía detenerse
- Tu mayor error fue dispararle a Ryunosuke – dijo Mori – si el muere de todos modos morirá el rey – decía triunfante el pelinegro
- Jinko - le llamo Akutagawa mientras se levantaba levemente – Jinko despierta
El albino no respondía ¿acaso su plan había fallado?
- ¿acaso mostrarás tu forma Dazai-kun?
- Realmente quieres provocarme Mori – respondió Dazai
- El hecho de ser un canino y odiar a los perros te hace único – decía burlon Mori
- El ser canino no me hace un perro – se quejo Dazai asqueado – pero igualmente odio a los cuervos
Mori comenzo la pelea, Dazai la siguió, Chuuya no soltaba a Atsushi verlo tan lastimado y sin despertar le tenía sin consuelo, fue hasta que mal herido Akutagawa llego
- Chuuya – le llamo – dame a Jinko
- ¡No! – grito Chuuya
Akutagawa no se puso a discutir, empujo a Chuuya y tomo en sus brazos al albino
- Jinko, Jinko despierta – dijo eufórico – sabes que lo que dije es mentira ¡Despierta!
Atsushi seguía sin moverse...
- Carajo Jinko – dijo Akutagawa comenzando a llorar – Jinko... amo tu sonrisa, la forma en la que preparas pasteles, tus estúpidas platicas sobre chocolates, tu amor por las flores, tu terca necedad de hacer las cosas solo, tu estúpido pelaje enredado – el pelinegro comenzo a llorar – vamos Jinko... necesito hacerte recordar la noche anterior que te desmayaste... Jinko...
- Akutagawa... - le llamo el pelianaranjado llorando
- Es mi culpa... Todo es mi culpa... - decía Akutagawa llorando - Yo lo... mate...
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