Marcos está regresando de los pasadizos con Iván, cuando oye un gran grito. Su amigo Iván, está en la habitación ya, pero Marcos quería ir antes a despedir a su hermana. El sonido del grito, le es familiar. Paula. Corre hacia los baños y se encuentra a Paula, mirando hacia el cuerpo de una misteriosa chica.
Marcos, que está apenado de que su hermana haya visto semejante imagen, intenta llevársela en cuanto empiezan a llegar Elsa, Héctor, Hugo, Noiret y Jacinta.
-¡Dios mío! –Dice Jacinta.
-No me lo puedo creer. Creía que ya las cosas habían mejorado. –Dice Elsa. Que ahora no es tan malvada como antes...
-¿Hay algo que diga por qué se ha matado? –Dice Hugo.
-Aquí hay una carta. –Dice Héctor.
-Esta muchacha siempre estaba sola, de hecho no tenía amigos y siempre iba muy triste por los pasillos. –Dice Noiret.
-Ya, pero eso no explica por qué una chica de dieciséis años quiere quitarse la vida. –Dice Héctor.
-Héctor, es imposible saber lo que le pasa a los cuatrocientos alumnos de este colegio. –Intenta animarle Jacinta.
-Pero es nuestra obligación, Jacinta. –Dice él.
-He llamado a la policía y vamos a tener que tener el cuerpo de Susana hasta mañana. Ha habido una fuerte tormenta y ha ocasionado numerosos destrozos por el camino y no pueden llegar hasta mañana. –Dice Noiret, alterado.
-Tenemos que dejarla aquí, sin que nadie se entere. Lo último que necesitamos es otro revuelo más. –Dice Hugo.
-Cerraremos con llave la puerta. –Dice Héctor.
Jacinta hace lo dispuesto y cierra la puerta con llave. Aunque esté mal pensarlo, espera por una vez en su vida que la nota de suicidio sea real, no quiere pensar que en el colegio, siguen matando gente.
-Paula, sé que lo que acabas de ver es demasiado feo, pero tienes que prometerme que no se lo contarás a nadie, ¿Vale? –Le dice Héctor.
-¿Por qué estaba colgando de una cuerda? –Dice Paula.
-A veces, la gente no es feliz y quiere irse al cielo.
-¿Y ella quería irse al cielo?
-Claro. Porque allí, será más feliz o por lo menos eso es lo que ella pensó. –Dice Héctor.
-¿Es qué no tenía a nadie que la quería?
-Claro que tenía gente. Pero a veces, las personas que están rodeadas de más personas, son las que más solas se encuentran.
-Héctor, ¿De verdad crees que haya sido un suicidio? –Dice Marcos.
-La autopsia, lo determinará. Pero seguro que se ha suicidado. ¿Por qué, Marcos?
-No lo sé, es muy raro, primero el sobrino del guardabosques, ahora Susana...
-El sobrino del guardabosques tenía problemas del corazón. Según su tío, murió por un infarto.
-Ya... -dice poco convincente.
-Prométeme que no le dirás nada a nadie. Mañana habrá suficiente revuelo cuando tengamos que sacarla de aquí y tengamos que llamar a su familia.
-Te lo prometo. –Dice Marcos.
-Buenas noches.
Marcos no puede pegar ojo aquella noche, pero no le puede decir a nadie lo que ha pasado. Aunque no sabe si será capaz de aguantarse esta angustia.
Amanece el día y todos ya se encuentran en la clase de Hugo. Toca Educación Física, mejor dicho defensa personal. Todos están esperando a que llegue el profesor, pero Marcos llega justo cuando Julia, Carolina y Roque están sentados esperando.
-Amor, ¿Qué te pasa? Te he estado esperando y no has venido. –Dice Carolina.
-No debería, pero la novia cadáver, se la encontró mi hermana ayer, ahorcada en el baño. –testifica, Marcos.
Todos se quedan petrificados, no esperaban aquella contestación. En ese momento, llega Iván, ajeno a todo y se sienta al lado de sus amigos.
-¿Qué pasa? –Dice Iván.
-¿Dónde estabas? –Dice Julia.
-Estaba liándome con la novia cadáver, a ver si así se queda tranquila. –Dice bromeando.
-¿Cómo eres tan idiota? –Dice Roque.
-¿Cómo? –Dice sin saber por qué.
-Pues que esa chica de la que te reías, ahora está muerta. –Dice Roque.
-¿Por qué? –Dice Iván.
-Se ha suicidado. –Dice Marcos.
-Por qué? –Vuelve a preguntar Iván. Pero esta vez, sus amigos no contestan. Dan por entendido, que se suicidó, porque Iván no le hizo caso.
-¿Tú que crees? –Dice Roque.
-Iros a la mierda. –Dice marchándose de clase.
La jornada de clase, termina y los chicos se vuelven a juntar. Iván, sigue dándole vueltas a lo que le ha pasado a la novia cadáver.
-Iván, ¿Qué tal estás? –Dice Julia, sentada en las escaleras con él.
-Yo estoy muy bien. –Dice él.
-Deja de fingir. Te conozco muy bien y sé que estás sufriendo igual que todos nosotros.
-A mí me da igual lo que le pase a la intensa esa. –Dice marchándose.
En ese momento, llega Carolina.
-¿Sigue igual?
-Sí, pero ya se le pasará. –Dice Julia.
-¿Por qué estamos esperando aquí? –Le dice Carolina a Roque.
-Por qué Marcos iba a investigar algo sobre Amelia. Dice que hay algo que sospecha de ella.
-¿Y hace mucho que se fue? ¿Y si le han pillado? –Dice Carolina.
Marcos...
Sabe que Amelia, esconde algo. Ella tiene que saber sobre lo ocurrido con Susana y lo va a descubrir.
Entra en la habitación y no hay nadie. Así que piensa en fingir una entrevista con Amelia para hablar sobre Paula.
-Marcos, ¿Qué haces aquí? –Dice ilusionada.
-No te precipites. Venía porque quiero hablarte sobre Paula.
-Si es por eso, mañana son las tutorías. –Dice Amelia, secante.
-Ya, pero es que mañana tengo examen a esa hora y no voy a poder ir. –Improvisa.
-Bueno, Paula sigue en sus trece. Es una niña normal, no te preocupes.
Marcos, no se puede imaginar aun el motivo por el cual se ha podido aliar con ellos. Con lo buena que parecía.
De pronto, llaman a la puerta y Marcos, se esconde detrás de ella. Es Noiret.
-Amelia, ¿Tienes eso? –Dice Noiret, sin saber que Marcos está en la habitación.
Amelia, pasa a su habitación y coge un cuaderno rosa. Marcos, no entiende qué es. Pero empieza a atar cabos.
-Bueno, a la siete tienes que ir a los...
-A la reunión. Sí, allí estaré. –Dice Amelia, haciéndole un gesto a Noiret para que se calle.
Noiret, pilla la indirecta y le sigue el juego.
Cuando éste se marcha de su habitación, Marcos hace lo mismo. Aunque Amelia, sabe que sospecha algo, intenta hacerle creer que no es así.
-Amelia, me da igual lo que hagas con tu vida. Yo no formo parte de la tuya. –Dice Marcos, marchándose.
Marcos, sale a toda prisa para contarles a sus amigos todo lo que ha averiguado y cuando baja se encuentra con Julia, Roque y Carolina.
-¿Sabes algo? –Dice Julia.
-Cuando estaba allí, he tenido que improvisar diciendo que venía a hablar con ella de Paula y justo en ese momento ha venido Noiret. Le ha pedido un cuaderno rosa y se lo ha dado. Han intentado cambiar de tema, pero Noiret, le ha pedido que esté a las siete en un sitio. No sé dónde. –Explica Marcos.
-Pues habrá que ir. –Dice Carolina.
-Ya, pero todos no podemos ir. Unos tienen que encontrar el cuaderno rosa y otros ir a los pasadizos. –Dice Marcos.
-Está bien, hablaremos con Iván y veremos qué es lo que pasa. –Dice Julia.
-¿Dónde está Iván? –Pregunta Carolina.
-Será mejor que vayamos a nuestra habitación. –Dice Marcos.
Cuando se dirigen hacia las habitaciones, un chico nuevo profesor quizá, les llama la atención.
-Hola, me llamo Fernando. Y voy a ser el nuevo profesor de pintura, si tengo alumnos suficientes, claro. –Dice él.
Parece un chico majo, es guapo. Pero no saben una cosa. Es el hermano de Amelia.
-Hola, ¿Eres profesor? –Dice Marcos.
-Sí, bueno, me han contratado para dar las clases de verano, ya sabeis, para los que no tengan nada que hacer y quieran pintar un poco. ¿Os animáis? –Dice Fernando.
-A mí es que pintar, no se me da muy bien. –Dice Marcos.
-Seguro que eso se puede arreglar. –Dice Fernando. –Mirad, por ahí, viene mi hermana. ¿La conocéis?
Todos se giran para ver de quien está hablando y cuando ven que es Amelia, sus bocas chocan contra el suelo...
-Amelia. –Dice Carolina.
Los chicos se marchan y Amelia se acerca rápidamente a su hermano.
-¿Qué les has dicho? –Pregunta preocupada.
-¿Qué les voy a decir? Que necesito alumnos, la verdad.
-No quiero que piense la gente que estás aquí por mí. Ya sabes, enchufe...
-No te preocupes, tu secreto queda a salvo conmigo. –Dice Fernando. –Tengo una sorpresa que darte. Siento decírtelo aquí, pero ya no vas a tener que trabajar para ellos.
-¿Cómo?
-Ese bebé que tienes en las entrañas, podrá nacer sano y salvo y yo también lo estaré.
-Pero Fernando, estás enfermo. Necesitas medicamentos.
-Me han dado los medicamentos. Ya no hay problema.
-¿Me lo estás diciendo en serio? –Dice Amelia.
-Totalmente.
Los dos se empiezan a abrazar, pero la ilusión no les dura demasiado tiempo.
Iván...
Lleva toda la tarde en su habitación sin querer ver a nadie. No quiere oír a nadie más hablar sobre Susana, él no tiene la culpa, pero si se hubiese portado mejor... ojala y tuviese a María para poder desfogarse con ella... la echa tanto de menos, pero tiene que hacer eso por ella, para que no le haga daño Noiret.
De pronto, llaman a la puerta, es el bedel del colegio.
-Iván, te busca tu padre. –Dice marchándose.
Iván, que no sabe muy bien porqué lo hace llamar, se dirige hacia su despacho.
Cuando llega, se encuentra a María sentada en el despacho.
-Siéntate, por favor. –Dice Noiret.
-No quiero. Estoy bien así.
-Está bien, lo que os voy a decir va a ser breve. Necesito unos papeles que vuestro querido Toni me quitó. Sé que los tenéis alguno de vosotros y si no os he matado es porque no sé cuál de vosotros los tiene.
-Nosotros no tenemos nada. –Dice María.
-Eso ya lo veremos. No os creáis que me voy a quedar cruzado de brazos. Voy a averiguar quién de vosotros dos los tiene y como os pille, os voy a matar.
Iván, no sabe nada de esos papeles. Pero algo le dice que María si sabe dónde están.
Cuando salen los dos, Iván coge a María del brazo y se la lleva a un lugar más apartado.
-Mamá, tienes que decirme donde están los papeles esos...-Dice Iván.
-¿Me has llamado Mamá? –Dice pletórica.
-Es la costumbre. Tú sabes dónde están... ¡Dímelo!
-Noiret, pagará por esto. Te lo prometo.
María se marcha y deja a Iván descolocado. Quiere saber qué contienen esos papeles, pero no quiere que le hagan daño a María, porque sabe que a Noiret, no le va a temblar la mano si tiene que matar a alguno de los dos.
Héctor está en su reconocimiento rutinario con la doctora Montero.
-Bueno, parece que todo sigue igual. –Dice Blanca.
-Sí, ¿Cree que voy a curarme?
-Todavía es muy pronto, pero he conocido a gente que en su situación está peor, así que eso es una buena noticia. Si te acordases como te contagiaste, sería todo más fácil. –Dice Blanca, queriendo saber la verdad.
-Ahora que lo recuerdo. Nunca he pensado que tuviese importancia, pero antes hace muchos años, cuando yo tenía ocho o siete años, estaba jugando al futbol con mis amigos y un niño me mordió. ¿Puede ser por eso?
-¿Sabes quién era el niño ese? –Dice Blanca, interesada.
-No, para nada. De hecho, a partir de allí, ya nunca lo volví a ver. Quizá, una familia lo adoptó.
-Bueno, seguiremos investigando. Sigue tomándote la medicación y seguro que te pondrás bueno.
-Está bien. Ten un buen día. –Le dice Héctor.
Hay algo en ella que le suena familiar, pero no sabe muy bien el qué. Ahora mismo, tiene cosas más importantes en las que pensar.
Los chicos...
-A ver, este es el plan. Carolina y yo, vamos a estar vigilando a Amelia. A las siete tiene que hacer algo, así que saldrá o se moverá por el colegio. Vosotros, Julia, Roque y tú Iván, iréis a buscar el cuaderno rosa al despacho de Noiret. ¿Está bien? –Dice Marcos.
-Oído cocina. –Dice Roque.
-Tened mucho cuidado. Las cosas se están empezando a poner muy chungas. –Dice Carolina.
Se dividen y se colocan para empezar a averiguar.
Ven a Amelia que se dirige hacia el despacho del director, por lo que Carol y Marcos, se sientan en el sofá que hay al lado de la puerta.
-¿Quieres algo, Amelia? Son casi las siete y tienes que bajar a Samuel a los pasadizos. –Dice Noiret.
-Ya no voy a estar con vosotros.
-¿Cómo? Te recuerdo que tu hermano está infectado por una enfermedad y que el hijo que tienes en tus entrañas también lo está. ¿Acaso se te olvida porqué sigues viva?
-Mi hermano me ha dicho que le habéis dado unos medicamentos para que siga vivo, que no hace falta que siga trabajando para vosotros.
-Me temo que tu hermano, no se ha enterado muy bien sobre el trato. Nosotros le vamos a suministrar unos medicamentos que tú misma le darás. Quiere decir, que si tu haces tu trabajo, tendrá tu hermano su medicación, sino, no la tendrá. ¿Me he explicado?
-Sí.
-Está bien, ahora puedes ir a hacer lo que tienes que hacer.
Amelia, sale del despacho abatida. Sabía que todo tan bonito no podía ser. Se encuentra con Elsa, que le deja el bebé para que cuide de él, mientras ella tiene una reunión con el consejo escolar por la muerte de Susana.
Marcos y Carolina, la siguen con la mirada y se levantan. Se dirigen hacia la cocina, pero ven salir a Amelia de allí sin el bebé.
Entran y lo buscan pero no hay ni rastro del niño.
-¿Dónde está? –Dice Marcos.
-No lo sé, debería de estar por aquí. –Dice Carolina.
-Esto es increíble.
-Mira esta rejilla. –Dice Carolina.
Carolina, la mira mejor y consigue quitarla. Los dos, ven un hueco muy grande y una manivela donde suponen que por allí han bajado al bebé.
-¿Hacía donde lleva esto? –Dice Marcos.
-Sólo puede llevar hacia un lado. Los pasadizos.
Roque, Julia e Iván...
-Está bien, vamos a dividirnos. El que lo encuentre primero que avise al otro. –Dice Iván.
-Vale, pero con la luz apagada, lo veo muy difícil. –Dice Julia.
-Esto mejor que nada. Menos mal que han pedido cambiar de sitio la reunión, si no...no podríamos habernos colado. –Dice Roque.
Empiezan a buscar y Roque encuentra un cuaderno rosa.
-Mirad, es este. –Dice él.
-Parece un diario. –Dice Julia.
-Seguro que ahí pone lo que le ha pasado. –Dice Iván.
-Tenemos que subirnos a la habitación y lo leemos. –Dice Roque.
Dejan las cosas como están y salen sigilosamente de allí. No los han pillado, menos mal.
María, está haciendo la ronda de habitaciones y se encuentra con Hugo.
-Te prometo que hoy he hecho la cama. –Dice Hugo.
-Que considerado, ¿No? –Dice María, alegre.
-Cualquiera no la hace...con el genio que tienes...
-Perdón, es que últimamente no estoy pasando por mis mejores días...
-¿Es por Iván no? El hijo del súper director...
-¿Yo? ¡No! Por Dios, podría ser mi hijo...
María, se siente muy bien con Hugo, pero a veces, le da la sensación de que él sabe muchas más cosas de las que dice. Y eso, es lo que no le gusta de él.
-¿Qué pasa que ahora te van los profesores? –Le dice Iván, por debajo.
-¿Qué? –Dice María, cuando sale de la habitación de Hugo.
-Hugo.
-Sólo le estaba recogiendo las cosas. Soy la limpiadora, ¿Sabes?
-Ya...
Iván, sabe que no está bien hablarle así a María, pero nunca se ha fiado de ese tal Hugo. Parece que esconde algo.
Una vez dentro de la habitación, Roque tiene que hablar con todos.
-Tenemos que llamar a Carolina y Marcos. Lo de Susana, no fue un suicidio. –Dice Roque.
Marcos y Carolina...
-¿Dónde habrá metido Amelia a Samuel? –Dice Carolina.
-Hay que decírselo a Elsa. –Dice Marcos.
-Mira. Ahí está.
Cuando se acercan, se dan cuenta de que Samuel, está en el carricoche. Junto a Elsa, está Evelyn y Paula.
-¿Has visto que bebé más bonito, Marcos? –Dice Paula.
-Sí, es muy guapo.
-Elsa, se lo encontró en una cesta en la puerta. –Dice Evelyn.
-¿Cómo? –Dice Marcos.
-¿Os podéis quedar un momento con el niño? Voy a atender una llamada. –Dice Elsa.
-Claro. –Dice Carolina.
Marcos, empieza a mirar a ese niño. Hay algo en él que le resulta familiar. Empieza a recordar, la cuna, las grabaciones donde salía su madre, diciendo que le habían quitado un óvulo...
Paula y Evelyn ya se han marchado, por lo que Marcos, coge a Samuel y encuentra su nombre bordado en la manta. Entonces, es cuando recuerda que su madre, les hizo unas mantas iguales a Paula y a él, cuando eran pequeños.
-¿Qué pasa, Marcos?
-Ya sé, porqué se llama Samuel.
-Por Samuel Espí.
-¿Qué?
-Este niño es mi hermano.
Pero, justamente, en ese momento, los chicos bajan a toda prisa y Elsa termina de hablar por teléfono.
-Hemos encontrado el diario de Susana. Tenemos que ir al baño. –Dice Roque.
-¿Qué? –Dice Julia.
Marcos y Carolina, siguen en estado de shock.
Roque, Iván y Julia, entran en el baño y aún sigue el cuerpo sin vida de Susana, si lo que dice el diario lleva razón, explicaría muchas cosas.
-¿Pero qué estamos buscando? –Dice Iván.
-Un momento. –Dice Roque.
En ese momento, la puerta se abre y aparece Héctor con Noiret. Vienen para llevarse, por fin el cuerpo de Susana.
-¿Qué hacéis aquí? ¿Os gusta lo que véis? –Dice Héctor.
Los chicos se marchan y suben a sus habitaciones, donde les están esperando Marcos y Carolina.
-Lo sabía. Susana, no se suicidó. –Dice Roque.
-¿Cómo lo sabes? –Dice Iván.
-Por lo que pone en el diario, esa misma noche, quedó con Noiret. Y unas páginas más adelante, pone "me ha vuelto a pasar, me ha salido sangre por la nariz y me he quedado ciega durante unos minutos"
-¿Quieres decir que mi padre ha matado a Susana?
-No lo sé, pero hay algo raro en todo esto. El sobrino del guardabosques, tenía sangre seca debajo de la nariz, igual que Susana. Y los dos tenían una inyección en el cuello.
-¿Quieres decir que les han inyectado algo? –Dice Carolina.
-A lo mejor han experimentado con ellos... -Dice Marcos.
-Pues como vayan inyectando cosas por ahí... hay que tener mucho cuidado. –Dice Iván. –Porque podemos ser los siguientes.