Emma: La calma precede la tor...

Bởi Madam_Negrere

2.9K 406 21

Tras acabar las enseñanzas básicas ha llegado el momento que todo estudiante espera: aprender la verdadera ma... Xem Thêm

1.-Volver a empezar.
1.-Volver a empezar, parte 2.
1.-Volver a empezar, parte 3.
2.-Eythera.
2.-Eythera, parte 2.
3.-Cosas del primer día.
3.-Cosas del primer día, parte 2.
4.-De excursiones y eso.
5.- Margaritas de Tigreen y capas largas, magníficas clases de vuelo; parte 1.
5.- Margaritas de Tigreen y capas largas, magníficas clases de vuelo; parte 2.
6.-Clase de recuerdos que dan miedo.
7.-De octubre, el último sábado.
8.-Los mellizos Donovan
9.- ¿Y quién eres tú?
10.- Un espeso humo color cian, parte 1.
10.-Un espeso humo color cian, parte 2.
11.- La jornada de esoterismo, parte 1.
11.- La jornada de esoterimo, parte 2.
12.- Atlaea, parte 1.
12.- Atlaea, parte dos.
12.- Atlaea, parte 3.
13.- No digamos adiós, solo "hasta la próxima".
14.- ¿Ya estás pensando otra vez en meterte en problemas?
16.- Una noche muy larga y una mañana de rumores.
17.- Por fin, llegó el día.
18.- Las Pruebas
18.- Las pruebas, parte 2.
19.- Las Hogueras.
20.- La selección de familias.
21.-Un poco sobre aquella noche.
22.-Lo que en realidad pasó aquella noche, parte 1.
22.- Lo que en realidad pasó aquella noche, parte 2.
Capítulo 23: La Torre Efímera de Elde
23.-La Torre Efímera de Elde, parte 2.
24.- La vuelta
24.-La vuelta, parte 2.
Capítulo 25: El Punffle y Dala Sur
capítulo 26: El regreso de Azel, parte 1.
El regreso de Azel, parte 2.
Capítulo 27: Los desbaratados planes de Leyla y Vanesa, parte 1.
Los desbaratados planes de Leyla y Vnaesa, parte2
Capítulo 28: El secreto de Ethan (o uno de ellos)
El secreto de Ethan, parte dos
Capítulo 29: Poco para la acción
Capítulo 30: Aquello que una vez sucedió.
Aquello que una vez sucedió, parte 2.
Aquello que una vez sucedió, parte 3.
Capítulo 31: Un regalo valioso
Capítulo 32: El Último, parte uno.
El Último, parte 2.
El Último, parte 3.
EPÍLOGO

15.- Peligro en el Archivo

35 8 0
Bởi Madam_Negrere

El Archivo era una gran biblioteca alargada de unas dos plantas que se hallaba al final de la pradera trasera de la escuela, algo más alejada de los invernaderos, pero prácticamente junto a ellos. Era de una piedra blanca que, en esos momentos, era capaz de relucir con el brillo de la luna de esas horas de la noche. El tejado era picudo, oscuro sin embargo, y se camuflaba con la oscuridad del cielo. El Archivo llevaba allí desde muchos años antes de lo que podía haber vivido cualquier abuelo o abuela de todos los que estaban en aquella escuela, incluidos los profesores. Era un gran almacén de recuerdos, de montones de libros que incluían desde los secretos más guardados del mundo mágico hasta, principalmente, todos los registros de los alumnos y profesores que habían pasado por allí. Todas las promociones, graduaciones, condecoraciones, premios estudiantiles... todo se había guardado allí desde los inicios de la escuela, desde que abrió su primer día, montones de años atrás. Era sin duda un edificio sobrecogedor, inspirador de respeto, por su gran magnitud y antigüedad. Era casi sagrado, y un tremendo pecado aquel que osara causarle algún tipo de daño. Pero las dos chicas que, de pie, observaban la gran puerta de madera oscura que casi las doblaba en altura, tenían unos planes bastante alejado de hacer alguna atrocidad. Emma miró a Leyla, como preguntando si estaba preparada, casi incapaz de producir sonido alguno, por el ambiente que les rodeaba. Pareciera que el silencio, rey de aquel lugar, le pedía que no lo hicieran. Leyla se veía sobrecogida cuando miró a Emma con gesto afirmativo, aquello realmente imponía. Emma se acercó entonces al portón y colocó en su cerradura la llave que llevaba colgada en el cuello, e inmediatamente este comenzó a abrirse, dejando entrever una suave y cálida luz, muy tenue, que se escapaba entre la rendija que se había creado. Emma, con ayuda de Leyla, terminó de empujar el portón, introduciéndose en El Archivo y cerrando este tras de sí.

El interior era suavemente frío, lo que contrastaba con la penumbra que se formaba al mezclarse la luz de la luna que entraba como podía por los grandes ventanales del Archivo con una luz delicadamente rojiza que, ni Leyla ni Emma, pudo averiguar de dónde provenía. Aunque estaban solas en aquel inmenso lugar, pareciera que alguien más les acompañaba. Un silencio profundo y atronador que residía en aquel lugar desde tiempos inmemoriales. Emma y Leyla se miraron sobrecogidas, todavía reacias a pronunciar palabra. Sin embargo, la situación ya lo requería.

-¿Y ahora qué?- se atrevió a intervenir Leyla, mirando a su amiga, indecisa.

Emma respiró profundo, la verdad es que no se había imaginado que aquello sería tan grande.

-Hay un documento que quería encontrar.- susurró.- El de una persona concreta.

Leyla la miró, desconcertada, ¿de quién quería su amiga saber algo? ¿Quién sería esa persona para que Emma tuviera que recurrir al Archivo, sin poder preguntar a nadie antes? ¿Y qué era exactamente lo que quería saber sobre ella? Leyla la siguió observando, como pidiendo más respuestas, pero Emma solo la miró algo abrumada, parecía que aquello sería mucho más difícil de lo que se había imaginado. Por un momento se sintió furiosa, ¿por qué todo tenía que ser tan complicado? ¿Por qué nada era fácil para ella? Pero, mientras esos pensamientos cruzaban por su mente, Emma se prohibió a sí misma a quedarse ahí parada, y comenzó a andar por entre las inmensas estanterías. Si las de la librería The Molly's Books le habían parecido altas y enormes, aquello sobrepasaba los límites profundamente. Leyla, quien pudo ver que Emma no estaba en sus mejores condiciones, solo se limitó a seguirla, temiendo que si la interrumpía algo de desatara dentro de ella.

Por ello caminó tras ella en silencio, preguntándose si su amiga realmente sabía a dónde se dirigía en tan gran laberinto como lo era aquel. Quizá su amiga fuera bastante inteligente, pero con la cabeza caliente a veces era impulsiva y no pensaba con claridad, así que, tras debatirse en su interior qué hacer, Leyla alcanzó en altura a su amiga y la miró.

-¿Quieres decirme a quién buscamos? ¿El año de su promoción, al menos? Quizá pueda ayudarte.- sugirió, ofreciéndose amablemente.

Emma se volvió a mirarla, algo indecisa. No porque no confiaba en ella, si no más bien porque temía cómo reaccionaría. Sabía que la miraría con lástima y le invadiría la preocupación. Se diría a sí misma que debía haberse dado cuenta, que pensaba que lo había olvidado y que no necesitaba saber, aunque en realidad era todo lo contrario. Nunca había dejado de preguntarse al respecto, y menos aún tras su conversación con Hílera Hemes. Tenía que saberlo, al menos eso. Tenía que saber si él había sido como ella.

Leyla pareció entender, porque su rostro se contrajo. A veces era difícil ser tan cercano a una persona, porque hace que esta pueda entender muchas más cosas de lo pudieras imaginarte, llega a conocerte demasiado, y se te hace casi imposible guardar ciertos secretos.

-Emma...

La chica la miró.

-¿Qué?- inquirió algo molesta.- No es como si pudiera ir a mi madre y simplemente preguntar.- bufó.- Ella no me respondería. Nunca lo ha hecho.

Leyla se mordió el labio, entendía cómo podía estar sintiéndose su amiga, pero no terminaba de comprender por qué Emma quería buscar sobre él en ese preciso momento, ni mucho menos qué esperaba encontrar, porque dudaba que hubiera ido al Archivo solo para saber más de él. Pero claro, Leyla no sabía el pequeño problema que Emma tenía con su magia...

-Bueno, a ver, debemos buscar las promociones que se graduaron hace más o menos veinte años, ¿no?- empezó Leyla. Emma asintió.

-Sí, más o menos.

La pelirroja sonrió.

-Vale, pues solo tenemos que avanzar un poco más.- afirmó.- Si te fijas, arriba de cada estantería viene un número y un letra. El número hace referencia a la fecha. Según leí una vez, es porque, como no todos los alumnos se graduaban en los mismos cursos, ni mucho menos terminaban el tercer grado, si querían recoger a todos aquellos que había pasado por Eythera alguna vez, no podían simplemente colocarlos por promociones de último año, no sé si me entiendes.- dijo Leyla, sabiendo que no es que se hubiera explicado tremendamente bien.- La letra indica el curso, es la inicial del número ordinal. Por ejemplo, una T, señalaría a los alumnos que hubieran terminado en tercero en ese año, y una O, los que finalizaron octavo ese mismo año.- sonrió.- Como supongo que la gran Minerva terminó todas las enseñanzas, sigamos la O. Probablemente nos lleve a su generación y podamos encontrarlo a él.- sugirió la chica, animando a Emma, que había empezado a retomar fuerzas y, decidida, continuó mirando todas las plaquitas hasta que, tres estanterías más allá, encontró la que buscaba. Era una estantería algo más pequeña que las demás, pero se notaba que había sido cuidada con esmero. Al fin y al cabo, de aquella promoción habían salido muchos de los más grandes magos. Así, ambas torcieron a la derecha y comenzaron a caminar entre el pasillito, buscando la letra correspondiente. Se hallaba justo al final de este, y correspondía con dos baldas mucho más estrechas que las del resto de cursos de aquel año, claramente por componerse de muchos menos alumnos. Entre los veinte, veinticinco libros gordos que contenían el expediente y los hechos más relevantes de las vidas de aquellos alumnos, Emma encontró uno que era ligeramente diferente al resto. Parecía más nuevo, como si hubiera sido renovado recientemente, y era de un color dorado opaco con pequeños remates verdes esmeralda. Era algo más ancho, y el final de sus hojas estaba bañado como de plata y bronce. También pesaba más, observó Emma cuando lo cogió, y en su portada, con una letra también diferente, en negrita y cursiva, recitaba un nombre. Se notaba que aquella persona era importante, porque claramente su libro había sido elaborado y tratado con mucho más esmero que el resto. Sin embargo, a Emma no le hizo falta leer quien nombraban aquellas preciosas letras para saber de quién se trataba. Lo notaba, ese sentimiento de familiaridad mientras sostenía el libro entre sus manos. Casi olía a ella. Minerva Wilcox, décimo sexta directora de Eythera.
Sintió como su corazón se encogió ligeramente, casi haciéndose una bolita en el centro de su pecho. Delicadamente, colocó una de sus pálidas y secas manos sobre la dura tapa, y la abrió con suavidad. Lentamente, comenzó a pasar una página tras otra, con curiosidad. Al fin y al cabo, aquel libro contenía todos los hechos importantes de la vida de su madre, incluyendo aquellos de los que Emma no conocía su existencía. Sin embargo, pese a que lo que más le apetecía en ese momento era leer cada una de las cuidadas páginas sobre cualquier cosa, era consciente de que no tenían todo el tiempo del mundo, y de que estaban allí por otra razón. Por eso Emma comenzó a pasarlas cada vez más rápido, hasta casi llegar al final, parándose de pronto. El tiempo parecía haberse detenido por completo, salvo para Leyla, que aún observaba a su amiga en silencio, dándole todo el espacio posible, sabiendo que aquello era bastante personal. Aunque fueran mejores amigas y prácticamente lo supieran todo la una de la otra. Por eso quizá Leyla se dio cuenta de que algo no andaba bien, fijándose en la expresión contraída de su amiga. Había visto algo en aquel libro, estaba segura. Leyla miró a su amiga entre preocupada y asustada, no era común ver esa clase de expresión en la cara de Emma. Parecía sobrecogida, impresionada, y que se mantuviera tan quieta como una estatua, sin apartar la mirada de aquella página, desde luego no ayudaba a que Leyla se tranquilizara.

-¿Qué pasa Emma? ¿Qué has visto?- preguntó con temor la pelirroja. Fue en ese momento cuando su amiga se volvió a mirarla, justo para ver cómo la expresión de sorpresa se transformaba en una de enfado y dolor. Leyla estaba segura, había algo en aquella página que había dañado profundamente a la chica.

Emma apenas se movió, todavía procesando la información.

-Araisha.- dijo simplemente, co un hilo de voz. ¿Araisha? ¿Por qué nombraba aquel lugar ahora, qué tenía que ver? Leyla no lo comprendía. - Yo... Yo nací en Araisha.- terminó de decir, cortándose su voz en el proceso. Leyla abrió mucho los ojos, ¿qué acababa de decir? Dudó por un momento haber oido bien, pero sus palabras, aunque temblorosas, habían sido claras.

-¿Qué...?

Emma negó lentamente.

-Me pregunto, cuántos secretos más esconde mi madre.- comentó simplemente, claramente enfurecida.- Me pregunto sobre cuántas cosas más me habrá mentido.

Leyla le puso una mano sobre el hombro, sin saber muy bien cómo reaccionar para producir la mínima reacción en su amiga, qué hacer para consolarla, pues todavía la propia Leyla no acababa de asimilar lo que estaba pasando.

-Tu madre viajó a Araisha cuando terminó la escuela, ¿no? Entonces lo mismo ya estaba embaraza cuando se fue, o a lo mejor tu padre la acompañó y se quedó embarazada en el camino.

Emma negó.

-Hay muchos milagros en la vida de mi madre, pero dudo que un embarazo de cinco años sea uno de ellos.- respondió irónica.- Las fechas no cuadran Leyla, según esto ella estuvo en Araisha casi seis años, y yo nací el quinto. No se me ocurre ninguna razón para que mi madre pasara tantísimo tiempo allí.- cayó en la cuenta de algo.- A no ser que mi padre fuera de allí. Además, el libro dice: "Año de la flor de loto, Minerva Wilcox da luz a una niña en la lejana tierra de Araisha. Emma Wilcox, araishana, nacida a las ocho y media del atardecer del mes uno de la temporada de invierno". Araishana Leyla, dice araishana. Una persona no es de un lugar solo por nacer ahí, no si ninguno de sus padres lo es tampoco. Este libro es oficial, Leyla, y pone araishana, no celesiana. Estoy registrada como residente de Celsium, pero nativa de Araisha. Si no tendría que poner "celesiana, nació en Araisha...".- sacudió la cabeza.- No entiendo nada... Si mi madre sí es celesiana, significa que el que era araishano era mi padre, Leyla, mi padre. Él era extranjero.- susurró, con la mirada iluminada. Nunca se había imaginado aquello, y desde luego que su madre le debía una explicación, pero solo el hecho de saber un poco más de su padre, al menos lo que ella misma había deducido, era suficiente para contentarla.

Un potente estruendo las sacó de su profunda conversación, trasladándolas de nuevo al Archivo de Eythera. Algo parecía haberse desplomado.

-¿Qué ha sido eso?- preguntó Leyla, asustada. Alguien podría haber escuchado el ruido, y se suponía que ellas no debían estar allí. Eso, o ese alguien ya estaba dentro del Archivo.

Ambas caminaron hacia el pasillo principal y asomaron cuidadosamente sus dimitutas cabezas (o al menos parecía que lo eran en un lugar tan inmeso como lo era aquel) entre las estanterías, con la intención de que si, si realmente había alguien allí, este no pudiera verlas. Pero cuando miraron hacia la larga alfombra no encontraron a ninguna persona sobre ella. Sin embargo, cerca de la entrada, al fondo del Archivo, una gran lámpara de araña se había estrellado contra el suelo.

-¿Qué la habrá tirado?- preguntó Emma, sin atreverse todavía a salir de su escondite.

Leyla negó, y fue a responder cuando observó algo. Junto a la lámpara, una masa espesa y oscura, como hecha de sombras, comenzaba a recomponerse. Claramente, había sido la responsable de que la lámpara cayera.

-¿Qué demonios es eso?- preguntó asombrada.

Emma se inclinó sobre su amiga y se asomó también, con la intención de ver qué era lo que le había sorprendido tanto. De repente, el gesto de Emma se contrajo. Aunque de otro color, aquella niebla se parecía demasiado sospechosamente al humo color cian que habia invadido aquella tutoría de Fretz. Sin pensárselo dos veces, Emma cogió fuertemente a Leyla del brazo y tiró de ella.

-¡Corre!- exclamó. La pelirroja la miró desconcertada, pero no se paró para preguntarle, porque echó a correr rápidamente tras ella, por ver que hablaba completamente en serio.
Cuando salieron al pasillo principal, aquella masa extraña, que parecía haber reparado en su presencia, encontrando aquello que buscaba, comenzó a perseguirlas. Si se podía decir así, por ser una forma tan amorfa y desdibujada como lo era aquel espeso humo. Pero aquella cosa avanzaba soprendentemente veloz, impresionantemente ligera. Sin duda, aunque habían comenzado con ventaja, si no aceleraban aquella cosa acabaría cogiéndolas.

-¡Vamos, Leyla, vamos! ¡Date más prisa! ¡Nos va a alcanzar!- pero la pelirroja corría todo lo rápido que podía, sin embargo nunca lo había sido mucho.

-¡La puerta de atrás!- gritó Leyla, tras ella.- ¡Está más cerca!

Emma agradeció que su amiga se hubiera acordado de ella, porque, de tener que volver a la principal, de seguro que no llegarían. Así que siguieron corriendo, con aquella cosa pisándoles los talones. Parecía que nunca fuera a detenerse, y ellas no sabían el peligro que ese ente podía suponer.
Pero afortunadamente llegaron a la pequeña puerta trasera con el suficiente rango de tiempo para poder abrirla y salir por ella. Leyla salió la primera, y esperó a que Emma la siguiera para cerrarla tras de sí, suspirando aliviada. Gracias a que el Arhivo era de los lugares más seguros del Celesium, si había un peligro para este, tanto si procedía de fuera como si estuviera dentro de él, este no conseguiría pasar sus barreras. Así que, aunque fuera una niebla que fácilmente podía haberse colado hacia el exterior, los portones de madera la habían frenado, encerrándola en el interior.
La pelirroja se volvió en busca de su amiga, para celebrar la victoria. Pero Emma no se encontraba junto a ella, lo que aterrorizó a Leyla.
La encontró unos segundos después, tirada en el suelo. Yacía inmóvil sobre los escalones de fría piedra, con una enorme mancha negra sobre su sudadera de terciopelo, que había llegado a quemar levemente la tela, como hacían notar los bordes endurecidos y negruzcos que la rodeaban. Sin duda, por haberse demorado un minuto para que Leyla llegara hasta ella y saliera primero, aquella cosa había logrado alcanzarla antes de que Emma hubiera conseguido salir.

Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

91.4M 8.5M 65
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y paut...
534K 62.2K 15
Harry había pasado por varias injusticias a lo largo de su vida. Había perdido y amado; preguntado y respondido. Pero aquella vez, cuando sabiendo qu...
464K 51.2K 63
Esta es la historia de una mujer que intentaron casar con muchos lords, pero que se enamoró de muchas princesas. ~~~ Monarca es la historia de la pri...
68.9K 7.9K 25
jeon Jungkook un príncipe heredero que va en busca de la princesa del reino enemigo para despojarla y asi poder convertirse en rey. kim taehyung es e...