Veía como de lejos estaba el pequeño pelirrosa, sentado en el piso con un par de peluches al rededor. Había estado jugando con éstos un rato hasta que le dio una caja de leche de chocolate, y ahora se veía con una gran sonrisa plasmada en su linda carita y con sus ojitos brillantes de felicidad.
Lo único que veía en su rostro era la mismísima pureza.
En ningún momento de su vida había notado que su pequeño hermanito era tan inocente y adorable, aún sí era un adolescente ya. Se comportaba como un pequeño de 5 años que pensaba que toda la vida era color de rosa.
Sí, era verdad. Para JiMin no había nada que lo preocupara.
Ahora entendía cual era el plan de Jennie, y en como éste implicaba su poca preocupación.
— ¿Pasa algo, Rosé?— preguntó Lalisa, pasando su brazo por la cintura ajena.
— Pensaba.
— Uhm... — asintió y miró al hermano de ChaeYoung, quien había terminado su caja de leche y ahora hacía pucheros — ¿En JiMin?
— Sí... — suspiró y recargó su cabeza en la de Lisa— Es verdad que quiero que JiMin esté con YoonGi, pero me preocupa que le haga daño...
—No lo hará, ya sabes...
— Pero es que... JiMin es muy sensible e inocente, me preocupa que el plan salga mal, y que JiMin salga lastimado... — miró a el pequeño Mochi, quien se había puesto a gatear hacía el sofá y dejó acostado a todos su peluches, para recostarse al lado de ellos y cerrar sus ojitos.
— Entiendo.... pero sabemos de sobra que YoonGi piensa lo mismo que tú con respecto a JiMin, jamás se atrevería a hacerle daño...— le dio un beso en el cuello, que hizo que Rosé se estremeciera un tanto —... puedes quedarte tranquila.
— Quiero pensar eso... — suspiró cerrando sus ojos.
JiMin no oía bien de que hablaban sus noonas, pero cuando abrió sus pequeños ojitos una milésima de segundo, pudo observar a la rubia dándole un besito en el cuello a su hermana...