Cuando la luna brilla resplandeciente
mis pensamientos dan en ti.
Suspiro cansada por tu envolmiento,
de hojas en un otoño de abril.
Ni cuando estábamos en enero
tus brazos quitaban mi hielo,
recuerdo aquel noviembre
cuando me préstate tu suéter de color negro.
Así pasó el momento,
llegando a tu mes preferido.
Sonreímos en diciembre
nos divertimos en el febrero bonito.
Los pájaros nos cantaron alegres
la noche de septiembre bajo la fuente.
En la mañana nos despertaron sonrientes,
a respirar el aire de la corriente de junio.
Todo era lujos y caricias;
el mayo fue un mes de intensidad.
Mientras octubre fue de promesas
que nunca pudimos completar.
A la larga nos llegó marzo,
mes de lejanía, relación a pedazos.
Abrazados se nos vino julio;
con la soledad alerta
y el corazón en la maleta,
agosto nos separó y no dejo huellas.
~...~