capítulo 19.
Familia Jayden.
Nuestros días aquí habían terminado, es triste y decepcionante, me hubiese gustado quedarme más tiempo.
Terminé de ordenar mi maleta, y la cerré subiendome encima de ella para poder hacerlo.
— ¿Lista? — Ryder beso mi labios.
A pesar de qué faltaban seis horas para el vuelo, aún nos faltaba salir en el yate qué duraba casi tres horas y luego llegar al aeropuerto.
Sólo pensar en eso me daban ganas de seguir durmiendo tranquila y cómoda en esta cama.
— Sí.
El tomó mi maleta y la suya saliendo de la habitación, él habló un momento con la recepcionista antes de qué un un guía nos llevara al yate para volver.
Otra vez me maree un poco pero para mi suelte no hubo vómito.
Ya en él avión sólo me recoste del hombro de Ryder y dormí todo él viaje.
Carolina del norte, allá vamos.
Llamé a mi madre antes del aterrizaje, ya sabía todo lo qué me esperaba.
— Al fin decides llamar jovencita, ¿Acaso quien te crees? ¡Tienes dieciséis! ¿Acaso crees qué puedes andar por la vida como sí fueras mayor de edad?
— Mamá lo siento ¿Sí? Te lo explicaré todo, ahora vamos de camino hacía allá.
— ¿Vienen? Ósea qué va a traer al novio frustrado qué tienes.
— Mamá, no hable así de Ryder, por favor.
— Como sea, voy a salir hasta él aeropuerto, espero qué realmente estés en ese avión.
— Está bien, nos vemos. — Colgué y guardé él teléfono en mi bolso.
Ryder me miró sonriente, besó mi mejilla, yo me acomodé en su hombro para quedarme dormida.
Apenas había dormido algo anoche, y estaba cansada.
***
Unas horas más tarde habíamos llegado a Carolina del norte, devuelta a casa.
Mamá parecía frustrada hasta que nos vió y se acercó a nosotros trarando de esconder su emoción, aunque se le notaba.
Ella fulminó a Ryder con la mirada antes de abrazarme, le devolví el abrazo, tenía desde las navidades pasadas que no veía a mi madre y era reconfortante.
— Que sea la última vez que secuestres a mi hija ¿Entendiste muchacho?
— Si, señora Jayden, esperemos que sea la última vez. — Le guiño el ojo.
Ella negó con la cabeza.
— No cambias Ryder, igual que tu madre. — Suspiró. — Hora de irnos, la familia nos espera.
Salimos del aeropuerto junto a con mi madre, entramos en la camioneta familiar que tenía mi madre, eramos una familia grande y nos gustaba estar unidos.
Menos yo, aveces era muy estresante.
Y mas en la navidades cuando todos se quedaban en casa y teníamos que dormir acompañados, yo por ejemplo con mis tantas primas en mi habitación.
El auto aparcó frente de nuestra casa, miré la casa del frente donde solía vivir Ryder, hasta que el se fue al instituto y sus padres se mudaron a Atlanta.
Al parecer se había mudado una nueva familia.
Tomé mi mochila y maleta y caminé hasta casa, antes de llegar al porche la puerta fue abierta y mi padre y hermano menor salieron abrazarme.
— Al fin volviste. — Dijo y mi padre y luego miró a Ryder. — Y contigo muchacho tenemos que hablar, quiero ver la intenciones que tienes con mi hija.
Ryder rió y asintió dandole la mano a mi padre.
Mi hermano menor, que solo era un año mas pequeño que yo, pero aun así mas alto despeinó mi cabello.
— Pasandote por rebelde, pero no te acostumbre, ese es mi puesto.
Unos minutos más tarde estaba instalada en mi habitación junto a mis primas, y Ryder en la habitación de mi hermano.
Miré la foto de mi hermano mayor en mi habitación, cuanto lo extrañaba, Ryder y Will eran sus mejores amigos de toda la vida.
Hasta que paso aquel accidente, mientras yo iba de copiloto.
— Sav ¿Me ayudas a terminar la cena?
Asentí y la seguí hasta la cocina, empecé a cortar vegetales mientras veía a mi padre hablar con Ryder y trataba de leerle la boca.
Ryder asentía a todo lo que el decía.
— No es educado meterse en conversaciones ajenas. — La voz de mi madre me hizo saltar de mi sitio haciandome dejar caer el cuchillo.
— No, yo no estaba… Ya sabes yo no. — Dije tomando el cuchillo.
— Bien, ahora quiero que me expliques que rayos pasó cuando te llame, ¿Que quizo decir? — Ella se cruzó de brazos.
Me mordí el labio, creo que fue muy claro lo que dijo Ryder, pero no podía decirle eso a mi madre.
— El estaba mintiendo mamá, solo veíamos una pelicula de terror, ya sabes como me asusto fácilmente.
Ella me miró unos segundo mas incrustandome con la mirada, no era muy buena mintiendo, así que tenía que tratar de no ponerme nerviosa.
— Te creeré por ahora, pero sabes muy bien que no pueden estar los dos solos en una habitación, en esta casa no.
— Si mamá.
Terminé de cortar loa vegetales y me lavé las manos para ir junto con Ryder y mi padre.
Me senté a su lado y Ryder llevó su mano hasta mi cuello, ellos solo hablaban de deportes.
Unos minutos luego, mamá nos llamó a todos para cenar.
Cuando hablo de todos, literalmente es todos, primos, tíos, abuelos, nietos, una gran familia.
La cena no fue para nada callada, todos hablaban, y Ryder me susurraba en el oído lo linda que estaba, haciendome sonrojar.
Mi tía embarazada Melissa, al parecer era el centro de atención mientras contaba una historia que nos hacía reir.
Llevé mi vista a Melanie, una de mis primas que no paraba de mirar a Ryder desde que llegamos.
Creo que es un poco raro, ya que ella, como todos en la familia conocen a Ryder desde que este estaba en pañales, y eran de la misma edad, solo que ella había nacido una semana después, pero ocurrió en el mismo hospital y mismo doctor.
Ryder empezó a enrededar su dedo en mi cabello, tenía una manía con ello, siempre ha sido así desde pequeño, siempre enredando su dedo en mi cabello.
Mi madre llevó su vista hasta nosotros y sonrió.
— Al parecer aún no haz dejado eso.
Todos los ojos se posaron en nosotros y me sonrojé al instante, la tía Melissa sonrió.
— Recuerdo cuando eran mas chicos, y Ryder corría detrás de ti para enredar su pequeño dedo en tu cabello. — Dijo mi tía.
— Si, solo lo hacía cuando estaba nervioso o asustado, pero luego comenzó a acostumbrarse. — Comentó mi madre.
Todos en la mesa dijeron un pequeño aww, y Ryder sonrió de lado soltando mi cabello, yo solo quería esconderme bajo la mesa.
Todos comenzaron a contar de su infancia, las locuras que hacían de pequeños y los juegos que jugaban que los niños de ahora no suelen jugar.
Minutos luegos después de la cena, subí a mi habitación, por suerte mamá me había dejado dormir sola en mi cama, pero aún así tenía que compartir la habitación con mis primas.
Mi cama estaba pegada a la ventana, siempre estuvo ahí, porque podía ver la casa del frente y justamente deba con lo que era la habitación de Ryder antes, y aveces jugabamos a hacernos señas.
La noche estaba muy fría, estaba segura que nevaría pronto, me cambié con mi pijama mas tapado, pantalones largos de bob esponja y un abrigo.
Llevé mi vista a la ventana, había alguien parado en la ventana del frente, al parecer se estaba cambiando, de aquí podía ver que claramente era un chico.
— Es tu nuevo vecino. — Hannah se sentó a mi lado. — lleva un año aquí, y está muy bueno. — Hizo mueca de desmayarse.
— Dicen que su nombre es Connor, es sexy. — Dijo Lindsay mordiendose el labio.
— Yo le entregaría mi virginidad. — Valerie se encogió de hombros.
Todas se echaron a reir.
— Eres una asquerosa Val. — Dijo Melanie.
Y esa eran mis primas, Hannah de dieciocho, Lindsay de diecisiete, Val de quince, y Melanie diecinueve, y por último Zoe de mi misma edad, que nunca hablaba con nosotras.
Decía que nos odiaba.
— Tu chico esta solo allá abajo. — Dijo Hannah, miré a la ventana, Ryder estaba sentado solo en el jardín.
— Hablando de tu chico, tienes que contarnos como lo conseguiste. — Val me guiño el ojo.
— Les contaré luego, ya vuelvo.
Salí de la habitación y baje las escaleras y caminé hasta el jardín junto a Ryder, me senté a su lado.
— ¿Que haces? — Pregunté besando su mejilla.
— Solo recordaba algunas cosas. — Se encogió de hombros. — ¿Ves ahí? — Señaló el techo. — Fue justamente donde querías aprender a volar. Y los columpios de colores cuando me rompí el brazo queriendo dar la vuelta completa para impresionarte, ya que el idiota de Will lo logró y tu besaste su mejilla, o cuando tu hermano se quedó atorado en las rejas y no había nadie en casa para ayudarlo y se hizo en los pantalones.
Me eché a reir.
— Lindos recuerdos… ¿Lo extrañas?
El asintió.
— Todo el tiempo.
El se volteó a mirarme, enredó su dedo en mi cabello y luego lo soltó para tocar mi mejilla.
Sus labios se fueron acercando a los míos, quería probarlo ya, había pasado todo el día y aún no había tocado sus labios.
— Tu familia nos está mirando. — Susurró y se alejó un poco.
Llevé mi vista hasta la ventana, en una estaba mi madre junto a mi hermano, en la otra estaba mi tía Melissa y mi tío Harold, y en la otra estaban todas mis primas.
Suspiré, iba a ser una semana larga.
— Podemos darle lo que quieren.
El me miró sonriendo.
— Por mi no hay problema, si quieres nos desnudamos ahora mismo.
— Solo besáme.
— Con gusto.
Volvió acercarse y esta vez me besó, fue un beso normal y nada romantico ni profundo ya que toda mi familia nos estaba mirando.
— Se van a resfriar. — Gritó Mamá.
Sonreí en los labios de Ryder, y me separé de el, para entrar a la casa, se había tardado un poco.
Pero mi madre no cambiaría nunca.
Gracias por votar y comentar.
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Tratará así sobre preguntas de Mi vida con Derek, Mi vida con ellos y Alerta mujeriego, y publicaré los premios pronto.
Capítulo dedicado a: Alemap7
Las veo en el próximo capítulo.
Vale fuera.