Eres mía en cuerpo y alma ✓

By ensaladachan

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Su piel blanca Sus cabellos esparcidos Sus labios rosa entreabiertos... No debo...pero quiero... Un solo bes... More

➸Próloɢo
Soy tuya...Boruto
Dulce Venganza
Celos
Celos II
Propuesta
AVISO
Preparativos
Preparativos
Unión
Imagen
Noche de Bodas
Descuido
Sensaciones extrañas.
Nuestro.
Familia parte I.
Familia parte II.
Epílogo.
Agradecimientos.

Discusión

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By ensaladachan

Un año había transcurrido, un año en el que unas argollas en el dedo anular hicieron una promesa, incluso algo superior a ello.

Doce meses en donde conocieron más de lo que ya de por si sabían, para la pelinegra fue un gran cambio, conoció cosas de su esposo que no sabía cuando creyó conocerlo siempre.

El entrenar con su padre varios años le pegó su caracter, era cierto que su marido a veces era inmaduro o eso creía, pero tras el paso del tiempo quizá era incluso mas maduro que ella, se guardaba las cosas, así como tenían tantas en común igual eran totalmente distinto.

Ella podía pensar en negro y el en blanca, sin embargo siempre la apoyaba aunque igual cuando se enojaba lo hacía.

Eso lo descubrió hace poco, Boruto podía tener mucha paciencia, pero como a todo humani se le agotaba en cualquier momento.

Ella tenía un caracter explosivo, eso el rubio ya lo sabía, podía leerla como un libro abierto, sabía cuando algo le molestaba o cuando se enojaba, sabía cuando debía hablar y cuando callar, respetaba a su esposa, pero no todo iba a ser siempre perfecto.

El igual tenía caracter, que lo ocultaba era distinto, era comprensible y amable, pero no se dejaba manipular como sus demás amigos, si algo no le parecía lo decía incluso si así armara una guerra con su esposa.

Tonterías, por eso discutían y era fácil arreglarlo en la cama con unos besos y caricias, el sabía como bajarle el enojo a su esposa, era normal verla estresada y cabreaba, pero...

¿Cómo calmar al Uzumaki?

Sarada no encontraba que hacer, era la primera vez que veía a su esposo tan enojado, y no lo era con la situación, si no que con ella...

El nunca le había gritado de tal modo, sabía que lo enojó bastante y no sabía como arreglarlo, si hubiese sido algo normal ya estaría resuelto, es fácil en situaciones así, pero ahora, estaba que explotaba.

- Ya te dije que no, maldita sea - se levantó con brusquedad de su asiento y se acercó a ella - deja de pensar por una maldita vez en los demás - dijo tomándola de los hombros, estaba harto de esa situación, tenía que ponerle un alto.

- Pienso en ti...

- ¡No! - la interrumpió - no pienses en mi, piensa en nosotros.

- Lo hago y...

- Si lo hicieras mandarías lo demás al diablo - la soltó y se llevó las manos a la cabeza, ella curveó las cejas mientras se tragaba las emociones.

Era tan humillante para ella recordar lo antes oído, en sí era cierto, ella lo sabía, Boruto solo lo ignoraba.

Eran más que ciertos esos comentarios que llegaron a ella, sabía que el tenían varias pretendientes aún casado ¿cómo no esperarlo? Era amable, comprensible, varoníl, era uno de los más apuestos de la aldea, a cualquiera maravillaba con esos hermosos ojos azules, con esa voz gruesa atercíopelada, con esas delicadas facciones heredadas de su madre, con esa masculinidad tan deseada.

Sabía que lo deseaban y también sabía que no lo cuidaba como se merecía.

Casi nunca estaban juntos, ambos estaban ocupados, el la iba a ver a su oficina, el escapaba de sus responsabilidades un momento solo para decirle: te amo, a la mujer que amo.

¿Y ella cuándo? No era capaz de hacer lo mismo que el, Boruto amaba y lo demostraba, en cambio ella...le era díficil, no le gustaba tanto demostrar su afecto en público y el lo entendía.

Mientras sus amigos estaban con sus familias, el esperaba solo en su "hogar" a que regrese, el le decía que no le importaba, pero ella sabía que si.

Hacía lo que el tanto odiaba.

¿acaso era un castigo? ¿por qué se caso con una hokage, si tanto los odio?

Comprendió ese sentimiento hacía los hokages, pero aún así sabía que existía resentimiento en el, podía ver como su mirada se apagaba cuando se tenía que ir o cuando llegaba cansada y no podía prestarle atención.

Ambos tenían obligaciones, pero el siempre sacaba tiempo para ella.

El decía que no le importaba, pero intuía que sí.

Ella no estaba en su hogar para recibirlo cuando llegaba como cualquier otra esposa...

Ella no le tenía preparado un baño de agua caliente cuando llegaba y estaba agotado, tampoco tenía la cena lista, el la hacía o simplemente compraba comida rápida, pocas veces la hacía ella y de ello se arrepentía.

Ella no le preguntaba sobre su día, el lo hacía.
Ella no era la cariñosa de la relación, el lo era.
El la consentía, la mimaba, le daba cariño y apoyo cuando lo necesitaba, Sarada igual lo hacía, pero sentía que no era suficiente.

No sabía que estaba haciendo, si algo tenía claro es que no actuaba como una esposa.

Simplemente no tenía tiempo, y eso era lo único que su esposo quería, no se lo pedía, pero podía ver esa frase escrita en sus ojos cada vez que se despedían, podía sentir que quería gritarle que no se valla cada vez que movía la mano en señal de un hasta pronto.

Podía ver que le ocultaba cosas y eso le dolía, no le pedía nada por culpa, la misma culpa que sintió con su padre, le dolía tanto ver que el daba y entregaba todo y no recibía nada, si lo hacía, no era lo que merecía.

El podría tener a alguien mejor, fue lo que pensó y también lo que dijo, esas palabras desataron una furía en el rubio, nunca lo había visto tan enojado, entonces... ¿era cierto?

- No puedo darte lo que quieres - susurró debilente mientras su corazón se estrujaba en su interior.

- Lo único que quiero es a ti

- Por eso - lo miró, podía ver como esos ojos azules ardían, no tenía esa mirada tierna y dulce de siempre - Nunca estoy contigo.

- Me basta con verte unas horas, unos minutos o segundos.

- Deja de autoconvercerte

- Y tu deja de meter esas ideas en la cabeza - alzó la voz - me importa un bledo lo que piensen, a la mujer que amo es a ti ¿tan difícil es de entender?

- Mereces más.

Jamás creyó verse en esa situación, pero se sentía tan humillada, el solo pensar que alguien podía ocupar su lugar y hacer las cosas que ella no podía...

- No merezco nada y aún así te tengo- la miró - ¿qué más podría pedir?

- Una esposa de verdad.

Eso fue lo último que pudo tolerar el Uzumaki, odiaba ver que se sintiera menos cuando el era el falló, ella siempre hizo todo bien, el fue que cometió errores, no era perfecto y ella aún así lo amaba.

Sarada nunca creyó verlo tan enojado, incluso paso por su mente, por un leve y dimuto segundo, el miedo.

Se puso como loco a maldecir a gritar, arrojó varias cosas, no la tocó, el sería incapaz de dañarla, pero ella creyó por un momento que lo haría, explotaba de ira tanto que creía que si alguien se le cruzaba en el camino lo haría pedazos.

El salió, quería estar lejos de cualquier cosa material porque sentía que lo destrozaría.

Intentó calmar su estrés recostado en el césped cerca de ese pequeño arrolló en donde solía descansar, el sonido del agua agitándose lo relajaba, los grillos sonar y la luz de la luna directo en su rostro acompañado de la suave brisa que removía sus cabellos con suma delicadeza.

Le dolía tanto que la mujer que ama sufra por una tontería, porque si que lo era. En cuanto averigué quién le metió esas ideas en la cabeza lo pagaría caro.

El no esperaba a una mujer cuando llegaba porque sabía que sería defícil que este ahí, la comprendía, sabía que el deber shinobi es más importante que el deseo humano.

Era cierto que se sentía algo solo, peto no le exigía porque sabía que se esforzaba. La época actual era más actualizada, habían varios problemas y era común que estuviera ocupada, pero al llegar ella le dedicaba su tiempo aunque estuviese agotada, podía ver sus parpados cerrarse poco a poco y de la nada lo abría con cansancio, para el era más que suficiente tenerla entre sus brazos y al despertar ver esos ojos tan obscuros.

Se sentía amado sin duda alguna, cada beso y caricia se sentía como la primera vez, el quería una esposa y el tenía a la más perfecta, pero ella era tan necía y terca que no lo entendía.

Incluso si Sarada no fuese hokage no se quedaría quieta, ella no es esa clase de chica y es lo que más le fascina a el, ese caracter único que tiene.

La extrañó y se arrepintió de haber actuado así, pero es que le enojaba bastante que creyerá que merecía "algo mejor".

Miró la hora en su reloj, las doce de la noche, las horas se le pasaron volando, mientras que la pelinegra moría de intriga y ansía, bebía su té y cada minuto miraba el reloj de la pared, podía escuchar las manesillas moverse segundo tras segundo, sintió que estuvo a punto de soltar la taza cuando escuchó la puerta abrirse.

- ¿Dónde estabas? - fue lo único que pudo articular al verlo entrar por el pasillo.

- Por ahí - dijo sin ganas, aún estaba cabreado, eso la hizo sentir peor - me daré un baño - fue lo último que escucho cuando se perdió por las escaleras.

Suspiró y pensó ¿qué podría hacer? Quería aunqur sea actuar una sola vez como una esposa.

El rubio miró la regadera y negó, estaba muy estresado y lo mejor sería darse un relajante baño en la tina con burbujas, supo que tomó la desición correcta cuando se sumergió y recostó, era tan relajante junto al olor a té que se asemejaba a la deliciosa fragancia relajante de las agua termales.

Se sobresaltó cuando escuchó la puerta abrirse, a los segundos escuchó el clic del estante sobre el lavabo, eso indicaba que se iba a bañar, simpre solía quitarse sus pulseras o algún objeto que traiga para bañarse libremente y era justo lo que hacía, no tardó nada y la puerts corrediza que dividía el baño se abrió.

Desvió la mirada, intentaba recordarse que aún seguía enojado y no de lo dejaría fácil esta vez.

Tragó grueso cuando la vio como esa delgada tela descendía por su cuerpo hasta chocar con el suelo, el movimiento de esas largas piernas para sentarse en el banquillo, se ducharúa con agua helada.

Por más que se repetía que estaba enojado, se lo olvida al ver el agua recorrer esa bella silueta, como su cabello humedo se pegaba a su espalda y sus...

《Estas enojado》

Desvió la mirada intentando calmar sus instintos, no iba a caer fácil.

- ¿Te importa?

Su sutil y delicada voz hicieron que enfocará sus orbes en ella, el asintió y se incomodó al verla entrar con elegancía en la misma tina, debía alejar cualquier pensamiento, pero por más que lo intentará, podía sentir sus piernas coquetas insitándolo.

Como si los dioses hubiesen captado su sufrimiento, su teléfono sonó, le dio la espalda para poder tomarlo ya que estaba sobre su playera en el suelo, abrió el mensaje y solo era un aviso suspiró agotado y se apoyó en la tina mirándo la pantalla.

Sintió cada fibra de su cuerpo tensarse cuando lo abrazo, cuando sintió esos suaves pechos rozar su espalda, suspiró al sentir como depositaba pequeños besos en su cuello para bajar con caricias en su espalda, brazos, abdomen.

- Sara... - pronunció más como un ruego.

- ¿estas cansado,cariño? - preguntó rodiándolo con sus brazos, asiendo su tacto más cercano, sabía que seguía enojado, pero no por ello lo hacía, simplemente quería liberarlo de ese estrés que le ocasionó.

Llenó su cuello de pequeños besos mientras movía sus manon con delicadeza sobre esa musculatura tensa, le encataba escucharlo suspirar repetidas veces. Ladeó su rostro y atrapó sus labios, Boruto no se quedó atrás y volvió a su posición inicial, se sentó y la tomó de su cintura para acercarla a el. Sus labios se movían sincronizadamente mientras que ella revolvía sus cabellos y el acariciaba su espalda.

Le encantaba cuando le susurraba entre besos que lo amaba o cuando rompía el beso para empezar de nuevo varías veces. Ella se sentó sobre el robándole suspiros al rozar sus cuerpos desnudos.

Olvidó su enojo y se dejó llevar, hacía bastante tiempo que no podían demostrar su amor en placer, acarició sus piernas, después de recorrerlas separó sus muslos sin ningún esfuerzo y de una sola estocada se adentró en su interior.

Sarada gimió por la repentida invación, enseguida lo rodeó con sus piernas para tenerlo más cerca y el gruñó al sentir la estrechez de su mujer, extrañaba tanto estar entre sus piernas.

El agua salpicaba y caía a chorros en el suelo ocasionando un ruido que llenaba la habitación del baño por sus frenéticos movimientos.

- ¡Boruto! - gimió con desespero buscando sus labios, los encontró y mordió su labio inferior para encender aún más el beso. El algo cansado de la posición se levantó y la pegó contra la pared para robarle suspiros de nuevo.

Ella subía y bajaba en la pared mientras el no soltaba su cuello el cual estaba marcado como suyo, sus envestidas eran frenéticas y profundas, Sarada gemía sin parar aferrandose a su espalda lo más que podía.
Mordió su hombro cuando se sintió aprisionado con brusquedad, continuó y ella sintió su cuerpo sacudirse al llegar al orgasmo, ya no podía más, ni el tampoco.

La tomó de los glúteos y la pegó a el cuando la arremetió por ultima vez liberandose en su interior, ella se sonrojó y escondió su cara en su cuello al sentir ser llenada por su cálida esencía.

No bajó las piernas ya que sentía que caería en cualquier momento. Volvió a la tina y se recostó en su pecho, podía sentir los latidos de su corazón junto a su calidez, no pudo evitar liberar las lágrimas que retenía.

- Perdón.

El tenía la cabeza hacía atrás y Sarada sollozó en el arco de su cuello, la acarició, con delicadeza y cariño la abrazo aún más, no podía estar enojado con ella, ganó de nuevo.

- Lamento no poder estar contigo.

El negó de inmediato y levantó su rostro para mirarlo.

- Tus amigos tienen todo y yo no puedo darte el tiempo que... - colocó el dedo índice sobre sus labios para callarla.

- Eso lo se - se perdió en su mirada - pero tu jamás serías una ama de casa.

Ella sintió su corazón estrujarse.

- Tu eres diferente - juntó su frente con la de ella y miró a través de sus espesas pestañas - lo único que quiero es que me ames y ya lo haces ¿no?

Ella asintió intentando comprender hacía donde se dirigía - Tú - acarició su mejilla - eres mi esposa - rozó sus labios con delicadeza - no mi esclava.

Unió sus labios en un tierno beso acallando los sollozos de su la mujer que ama, de su mujer, de su esposa....










Espero les haya gustado, pronto me pondré al día con las demás historias, no he tenido tiempo por la prepa, espero lo puedan entender.

Como compensación diganme ¿quiéren al Boruto ebrio? 😏

Comentén y diganme para que me inspiré y comience 😉

Sin más me despido, pasen buena noche 😄

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