Ahí estaba él, portaba un cuchillo en su mano, acercandose a mi, sabía que era el fin, no había escapatoria. Mi vida estaba apunto de ser terminada y lo único que pasaba por mi mente era como mis padres se comportarían al recibir la noticia de que su pequeña hija había sido asesinada. Fatal. Al final todo era verdad; no debía acercarme a él, muchas personas me lo advirtieron pero decidí seguir con mi camino, ahora todo estaba terminado, era muy tarde para arrepentirse, todo estaba hecho. Sabía la verdad, lo sabía todo, demasiado.
Él estaba tan cerca de mí, podía sentir su respiración, mis nervios aumentaban y el respirar se me hacía muy dificíl, sentía lágrimas caer por mi rostro, no podía controlarme, sabía que estaba mal me estaba mostrando débil ante él. Mierda. No podía evitarlo, miles de recuerdos aparecieron en mi mente, recordando como lo conocí, ese maldito día fue donde todo comenzó, sabía que él no era confiable, él escondía cosas, y yo lo quería saber todo. Ahí empezó todo, solo quería saber su secreto pero ahora, ahora me arrepiento y maldigo el día que entre aquí. Estoy perdida. Estoy arruinada y todo gracias a Rubén Doblas.