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By strangerlocas

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Seven-up
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La pelona
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14 de Febrero
Fiftin que tiene el fin
Sixtiañera
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Eigtinllesrhol
Nairin
Tuenti
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Birday del Finn
TueniforK magic
359
Tuenti six woman
Tuenti seven up
Tuenti eigt
29 de febrero
En 30 minutos mijo
31 minutos
32semanasdembarazojajaxd
Los 33 mineros
<tres <cuatro
XXXV
Tirti six kid
37 Movie
Toma 38
39 primaveras
Las 40 noches
41 dias
daichead daichead
43 pulgadas
44º
45 billones
quarantasei
Forti seven
48 Horas
Cuarenta y nine
50 pesos
51 momentosatuladoNSNZKNDKD
52nosequemaslpm
Pic 53
Fifty4
Fiftyfai
Five and six
Tio Herman
58 gloriosos años
59suelos
Sixti ou
61mares
62 infiernos
63 peces
Zezentai sinko
666
67 mares (?
68 de calor papu (los mares ya estaban)
69 ._.
70% de bateria en modo ahorro
71 paunds
Seventi tu yirs ago

Six cuatro

315 32 5
By strangerlocas

[narrado]

Para Millie una cita era algo nuevo, la mitad de las cosas que una adolescente considera normal en su vida diaria, para Millie son nuevas.

No sabía como vestirse, como maquillarse o prepararse para una cita, y como Sadie la ama fue a darle asesoraría.

–No es tan terrible, después de todo ya te conoció y aún así quiere salir contigo. Es un logro–La pelirroja estaba dejando todo su maquillaje en su bolso cuando el control de el televisor se estampó en su cabeza–¿Que te pasa? Solo decía algo para animarte.

–Pues no funcionó–Millie se sienta en su cama, pero se cae de esta al escuchar el timbre sonar.

No podía ser su familia, tenían llave. Podría ser el cartero o los testigos de Jehova, pero ambas sabían que Finn era al único que esperaban.

–Millie, levántate–Sadie comenzó calmada–Esta bien, ahora avanza–La castaña estaba sin expresión en su cara, bueno, una y era miedo.

Cuando ya estaban en la primera planta, se quedaron paradas frente a la puerta.

–La abriré cuando sonrías–Sentenció la ojiazul. Cuando la castaña obedeció, una mueca de horror se poso en los labios de la pelirroja–Con naturalidad Jeff The Killer–Cuando una sonrisa radiante apareció en los labios de la contraria, la perilla fue girada por los dedos de Sadie.

Millie suspiro y fue lo único que pudo hacer antes de sentir un empujón, que la llevó a salir de la casa, chocar con Finn y escuchar como la puerta se azotaba detrás.

–Bueno, hola–La voz del pelinegro tiene un dejo de diversión, la toma por los brazos para estabilizarla y la castaña se separa avergonzada.

–Lo lamentó mucho, Sadie es... Sadie–Se alisa la polera y se observa las manos con la cabeza gacha–Hola–Susurra apenada y eso no causa mas que solo ternura en el mayor.

–¿Que te parece si entras, de nuevo, y te pones lo qué hay aquí?–El chico le tiende un morral negro y se deja leer "Color run" fuera de este. Una sonrisa tímida se dibuja en la castaña, la cual tomo el bolso sin titubear.

–Vuelvo en unos minutos–Avisa antes de entrar nuevamente a su casa, dejando al pelinegro sonriendo como idiota.

–¿Por que vuelves? ¿Te arrepentiste? ¿Se burló de ti? ¿Te canceló?–Sadie se acerca a ella casi corriendo.

–No, solo debo ponerme... –Deja las palabras en el aire mientras abre lo que tiene en sus manos–Esto–Informa cuando saca la polera con unicornios de colores y el logo del evento.

–Te llevará a la Color run. Millie, las entradas se acabaron hace tres días–Sink habla seria y la mira incrédula, la castaña se saca la chaqueta que llevaba para empezar a cambiarse.

–Lo se, ¿Que tiene?–Abre la bolsa, causando mucho ruido. La pelirroja se harta de este y lanza la bolsa a cualquier lugar de la sala.

–Te invitó a salir hace dos–La de ojos miel frunce el ceño y se pone la camiseta–Se tiene confianza–Termina Sadie relajando su tono y cuerpo. Porque en realidad no quería admitir que no podrá llegar muy lejos con su plan por no tener entradas.

La de ojos claros la observa de pie a cabeza, lo que se ha puesto está un poco holgado, no tarda en tomar el borde de esta y hacer un nudo, volviéndola más corta y ajustada–Ahora si estás lista.

Millie toma sus cosas y las guarda en el moral, lo pone en sus hombro y sale de la casa con una sonrisa radiante, Sadie observa la puerta decepcionada, ya no tendrá la excusa para ver a Noah y eso la entristeció.

Su celular interrumpe su momentánea depresión, en la pantalla se lee "Enaniwis" y traga con dificultada, los nervios comenzaron a hacer efecto en ella, porque apenas puede mover los dedos para apretar el botón verde, cuando lo hace se lleva el celular a la oreja y se queda en silenció.

¿Que hay rojiwis? ¿Donde se supone que estas?–La voz del castaño es tranquilo, pero de confusión cuando solo escucha la respiración de la chica–¿Sadie? ¿Estás ahí?

Si, lo siento. Aún estoy en casa de Mills, creo que no podremos hacer nuestro plan–El desanimó se impregna en su voz y baja la mirada por inercia.

¿Por que? –Su tono tiene una pizca de enfado y el mismo aún no capta porque es así.

–Bueno, la llevará a la The Color Run, no tenemos entradas y no podemos comprar –Un suspiro se escucha en al línea, para que luego el silencio reine.

Es una lastima, pero hoy han inaugurado una nueva heladería junto al parqué, y yo amo el helado, ¿No quieres acompañarme? Yo invito –Aunque el de ojos avellana suene seguro, los nervios lo están carcomiendo en estos instantes y es por eso que se muerde el labio con desespero.

–Claro, más si tú invitas. De todas formas no tengo mucho que hacer–Intenta sonar calmada, pero por dentro está gritando a más no poder, ella sabe que en su interior solo quería hacerse la interesante.

Está bien, paso por ti en 10–Se despide del castaño y al finalizar la llamada cae en cuenta que estaba vestida lo más simple posible, se suponía que iba a pasar desapercibida, así que era hora de atacar el closet de Millie.

(...)

El pelinegro con la castaña caminan en completo silencio hasta, se supone, el lugar en el que se realizaría el evento, el silencio no puede ser más incomodo, cada uno esta en su propio mundo, pensando en el otro y como salir del incomodo momento que se a formado sin querer. Millie piensa que la mejor forma de salir de este es hablar sobre algo que este en la calle, pero se encuentran en una que cada cinco minutos pasa un auto y cada diez una persona. El silencio llega a ser irritante para ella, por lo tanto se detiene, en medio del camino, con sus manos sujetas a las cuerdas que caen por sus hombros, no sabe porque lo hizo, solo quiere estar en un ambiente agradable con su crush.

–¿Por que te detienes? ¿Sucede algo?–El tono de Wolfhard se vuelve preocupado, sin darse cuenta se acerca a la chica, saca sus manos de los bolsillos para llevarla a los brazos de la castaña, ese simple gesto le eriza la piel a la contraria.

–Si, sucede que estamos callados, como estúpidos, como extraños. Y no lo somos–Hace una pausa y eso le quita toda la valentía que tenia hasta el momento, ve como el mas alto frunce el ceño y es en ese instante en el que se siente pequeña–Solo olvídalo, olvida lo que dije, sigamos caminando. Llegaremos tarde.

La chica intenta avanzar, pero solo causa que choque con el pecho de Finn, quien se interpuso lo mas rápido posible–Si, también note el silencio, pero me daba nervio hablar–Millie frunce el ceño, incrédula, no puede creer que causa nervios en su crush imposible. Es como un balde de agua fría para ella.

Finn nota su confusión, suspira como rindiéndose de una vez por todas–Si, Millie Bobby Brown, me pones nervioso. No celebres–Advierte, en los labios de la castaña se dibuja una sonrisa–La verdad me daba miedo hablar y cagarla.

La sonrisa de la castaña se ensancho aun mas.

–Pues ya no debes estar nervioso–No sabe muy bien de donde saco el valor para tomarlo la mano y dedicarle una sonrisa que reconforto al pecoso.

–¿Como no estar nervioso? Digo, solo piénsalo, estoy en una cita, con una chica hermosa y estamos tomados de la mano–La cara de Millie se vuelve roja en un instante y aunque hace el amague de soltar su mano de la del pelinegro, este afianza el agarre. Baja la mirada hasta estas y su sonrisa es aún más grande.

–Gracias–Susurra sin verlo a la cara–Si te hace sentir mejor, tuve que tomarme una flores de bach para estar aquí– Ambos estaban mirándose a los ojos esta vez, rieron tímidamente. Sus risas cesaron y aún así se estaban mirando, se miraban con querer, con aprecio, decir amor es mucho para ellos. Pero de más estaba decir que no se veían como amigos, si no más.

Inconscientemente se estaban acercando, y por tonto que sonara, no tenían nervios, se sentían en un lugar seguro, sin tomar en cuenta que estaban en un territorio totalmente nuevo.

No les importo.

Siguieron en lo suyo, acercándose, cerrando sus ojos, respirando entrecortadamente, pero los cinco minutos ya habían pasado y un maldito auto paso, separándolos bruscamente, sonrojados hasta las manos y con corazones acelerados a más no poder.

–¿Por que no caminamos? que o si no llegaremos tarde. Pero háblame de lo que quieras, por favor. No soportaría otros diez minutos de silencio–El pelinegro soltó una pequeña risa para luego darse la vuelta, aun tomado de la mano de Brown, y seguir caminado.

–¿De que quieres que te hable?–Pregunto curioso.

–De lo que tu quieras ¿Haz visto The Walking Dead?–La mas bajita comienza a caminar, arrastrando con ella a Finn, que tiene una sonrisa de oreja a oreja.

El resto del camino no tuvieron en ningún momento un silencio, querían sacar todos lo sentimientos encontrados que le dejo ese final de temporada, pero no se limitaron a solo hablar de esta, para sorpresa de ambos no era la única serie que tenían en común. Cuando llegaron al lugar y corrían, o lo que corrieron, también se la pasaron hablando en todo momento.

(...)

La pelirroja movía impaciente su pierna, ya estaba lista y lo único que hacia era esperar, pero eso cambio cuando el timbre se hizo presente, en una casa que no era de ella. Se levanto de un salto y aliso su ropa, o más bien de Millie, acomodo su cabello.

–Rojiwis–Noah se encontraba en la entrada, viéndola con una sonrisa, Sadie le correspondió, cerro la puerta y por inercia lo saludo con un beso en la mejilla, fue mas un impulso, que al darse cuenta de lo que hizo, su cara se tiño del color de su cabello–¿Vamos?

–Claro enaniwis–Lo esquivo gloriosamente para que no notara su cara roja.

–¿Por que me sigues diciendo así si soy mas alto que tu?

–Porque son nuestros apodos. Yo rojiwis y tu enaniwis, no quedaría bien si te digo altiwis, no me gusta–El de ojos verde suelta una risa y asiente, rindiéndose ante su pedido.

–Tienes razón–Camina detrás de ella con la mano en los bolsillos.

–Como siempre–Con su mano mueve su cabello y se lo estampa en la cara al castaño– Se siente extraño –Dice de la nada la chica.

–¿Que cosa? –El chico tiene un sonrisa, sin mostrar los dientes, desde que finalizó la llamada con la pelirroja.

–Bueno, que estemos los dos, solos, sin los chicos–La ojiazul titubea entre seguir o no, al sentir el silencio que se creó, decidió proseguir–No me mal entiendes. Me encanta que salgamos solo los dos, amo hablar contigo y eres buena compañía. Solo es...

–Diferente– Noah decide completar la frase por ella, se dirigen una mirada y se sonríen. De la nada comenzaron a asentir repetidas veces.

–¿Por que hacemos esto?– La pecosa intentaba retener la risa que se guardaba.

–No lo se–El castaño no se esforzó en retenerla y soltó una carcajada que retumbó en el parque, llamando la atención de algunos presentes, sin más, no les importó.

Llegaron hasta la heladería, sin dejar de carcajearse por cualquier cosa que sucediera a su alrededor. Se sintieron mal al reírse de una niño que se cayó del columpio, pero fue inevitable, también cuando se rieron del hombre que fue bendecido por un paloma por su popo.

–¿De que pedirás?– El de ojos avellana estaba perdido en la variedad de sabores que estaba ante sus ojos.

–Una copa tres chocolates–Lo miró con una sonrisa coqueta y este solo asintió–¿Y tú?

–Capuchino con chantillí y chips de chocolates–El caballero que estaba delante asintió y comenzó a hacer la copa de Sadie, mientras una chica le hacía el helado a Noah.

Cuando ya tenía su helado en mano caminaron hasta unas mesas, esperaron con calma y silencio la copa, un silencio cómodo y coqueto, extraño definirlo así, pero es que se dedicaron una miradas demasiado coquetas.

La copa se situó en medio de la mesa, por una extraña razón la dejaron con dos cucharas, lo cual fue grato para ellos porque cuando Noah se terminó su helado, ayudó a Sadie con el suyo. Parecían una pareja de enamorados mientras comían del mismo helado y se reían de cada cosa que decía el contrario.

Después de la heladería, la noche ya había caído, solo que aún era medianamente temprano. Se sentaron en los juegos de los niños, ya vacíos, y se contemplaron el uno al otro bajo la luz de la luna. La pelirroja quería pasar el pasa manos, de principio a fin. Este era considerablemente más alto que ella.

Estaba a punto de lograrlos pero flaqueó, causando que se resbalara y por suerte la alcanzó a atajar Noah. Ella estaba más arriba que el, pero no evitaba la cercanía que estos tenían, y con tanta cercanía fue inevitable que la pecosa se acerca al castaño y le estampara los labios, en un beso lento y calmado, el chico la bajó lentamente sin separase del beso. Este comenzó tímido, pero cuando ya estaba en terreno conocido se dieron permiso a más, con él con ambas manos en su cintura y ella en el cuello del chico, finalizaron el beso de manera lenta, sus frentes chocaron y una risa se les escapó de la boca, para luego separarse completamente y caminar hasta casa de Millie tomando de la mano.

Se despidieron en la puerta de la casa con un pequeño beso, Sadie espero a que el desapareciera por la derecha para que no se diera cuenta que no tenía llaves de la casa, debería esperar a Millie, pero eso no fue por tanto, ya que casi al instante escucho las risas de esta y el chico por el lado izquierdo. Se apresuró a ocultarse tras los arbustos y espiarlos.

Millie y Finn caminaban hasta la casa de la castaña, se reían de como se veían todos llenos de colores y que estos estén en polvos, como Finn lloro por el hecho que le entró al ojo, se sacaron muchas fotos, pero también una que está impresa para guardar el momento y aunque ellos esperaban obtener una botella, en vez de una foto, se conformaron con la jalea y la única botella que les dieron. Finn como todo el caballero que aparento ser, le cedió está a la castaña.

–La princesa está en la puerta de su castillo–El pecoso hizo un reverencia y Millie solo soltó una pequeña risa.

–Bueno, gracias. Aunque no era necesario de todos modos–Hace un gesto quitándole importancia y buscando las llaves en la mochila.

–Si era necesario, porque es el lugar perfecto–Estaban solos, o eso creían, a penumbras de la noche, el pelinegro buscó los ojos de la castaña que estaban enfocados en jugar con sus llaves.

–¿Lugar perfecto para que?–Frunce el ceño, conectando sus miradas.

–Para esto–Aunque Millie no entendió en un principio, lo entendió cuando los labios del pecoso se posaron en los de ella.

De la sola impresión dejó caer las llaves y llevó sus manos al pecho del chico, aferrándose a su camiseta, él por su parte tenía las manos en ambas mejillas de la chica. El beso tenía un sabor dulce a causa del pastel que se pasaron a comer en una cafetería, aún así se sentía el sabor al polvo que lanzan en la corrida, pero no le dieron importancia al sabor a detergente que esté tenía, siguieron en lo suyo, tan así que las manos de Finn bajaron a la cintura de Brown y la acercó más a él. Cuando Millie pasó sus brazos alrededor de su cuello, se permitió profundizar el beso, la castaña por un momento se sintió casada y se dejó cae sobre el pasamanos que había en su entrada. Después de unos segundos se separaron lentamente.

–Adiós y gracias por traerme... ya que era necesario–La castaña acepta, ganándose una risa ronca del pelinegro.

–Ves que lo era–Ya sin tener una sola mano en contacto con el cuerpo de la castaña, se acerca para robarle un beso y caminar hasta la calle–Adiós castañita–Le dedica una sonrisa desde lejos, que solo logra ver gracias a la luna.

Entra a su casa y se desliza por la puerta, intentando tener su momento de película luego de un beso, donde se toca los labio, sonríe y se sonroja, para luego carcajearse, pero un golpe en la puerta no la deja.

–Ábreme Milton, necesito que me cuentes todo y me explique ese beso de película que te acabas de dar.

Abre y decide no hacer pregunta alguna de por qué no la espero dentro y por qué tiene puesta su ropa, solo porque siente que debe decirle a alguien lo maravillosa que fue esta primera cita.

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