Alfa (APUF II)

By petrova-

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Una nueva guerra estalló, un nuevo juego comenzó. Damas y caballeros.... Penny Turner, la más cabrona del con... More

Prólogo
2- Primeras chispas.
3- Un encuentro con Buda.

1- Omega Kappa Beta.

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By petrova-


Me levanté de sopetón, chocando fuertemente mi frente con la litera de arriba.

-¡Joder! –gruñí-. ¡Apaguen esa puta alarma!

-No permitimos groserías aquí, Penny Lane* –habló una voz clara y serena.

Levanté mi vista y me encontré con Nerea, la líder de Delta Kappa, observándome desde la puerta de mi nuevo cuarto.

-Disculpa... Oye, no me llamo Penny Lane -fruncí el entrecejo-. Sólo Penny.

-Me gustaría llamarte Penny Lane.

-Pero ese no es mi nombre...

-¿Cómo has dormido? –cambió de tema rotundamente, con una sonrisa.

-Eh... bien, gracias, cualquier cosa es mejor que dormir en la calle –intenté bromear, pero al parecer, Nerea no entendió el chiste.

-Oh, que terrible, pobrecita –se llevó una mano al pecho con la cara afligida-. Tranquila, ahora estás a salvo.

-Era tan solo una... -bufé, cansada-. Meh, mejor dejémoslo ahí.

-Bueno... El desayuno ya está listo, Penny Lane, baja.

No. Jodas.

-Cabrona –dije entre dientes una vez que se fue del cuarto.

-Te acostumbrarás –se oyó una voz ronca desde la litera de arriba, haciéndome saltar de la sorpresa. Por un momento había olvidado que compartía el cuarto.

-Eh, ¿hola? –pregunté.

De repente, una cabecita se asomó desde la cama de arriba, haciéndome sobresaltar otra vez.

-¡Hola! Oh, lo siento, ¿te asusté? No importa, soy Rose Rush Kabakov, pero puedes llamarme Rush –habló rápidamente la rubia, sonriéndome de oreja a oreja y extendiéndome la mano.

La tomé dudosa, pero finalmente le sonreí.

-Soy Penny...

-Lo sé, mujer, ¿quién en este campus no te conoce? Y eso que soy nueva–comenzó a reír, y de un salto, se bajó de la cama. Tenía un pantalón largo de algodón y un top, dejando ver el tatuaje de una linda mariposa de colores bajo su pecho. Se sentó como indio frente a mí.

-Ahora mismo, no me sirve ser una figura famosa –resoplé-. ¿Qué es esta maldita casa de locos?

-Eso intento averiguar –hizo una mueca extraña, que me causó gracia-. Son algo así como una hermandad zen, tú sabes, los fanáticos de buda y de la paz interior –bufó-. ¡No me mires así, no formo parte de ellos! Tuve que entrar aquí, no tenía otra opción.

-Somos dos –suspiré y me tiré hacia atrás-. Mi casa ha sido invadida por un grupo de "chicos malos".

-Oí de eso... ¿Por eso estás aquí? ¿Porque eres una homeless? –bromeó y comencé a reír.

-Básicamente sí, mis amigos y yo tuvimos que buscar asilo en diferentes fraternidades. No tenemos dinero para rentar un departamento y las casas de nuestras familias están en, literalmente, otros estado –suspiré-. Espero que a ellos les esté yendo mejor que a mí.

-Bah, no te amargues, mujer –me dio una palmada en la frente, sorprendiéndome-. Piensa en algo: esto recién empieza. Y por lo que he oído por ahí tú y tus amigos no son de quedarse de brazos cruzados –alzó ambas cejas con diversión.

Por primera vez desde mi llegada, comencé a sentir que la emoción y la adrenalina invadían mi cuerpo. Exactamente esto necesitaba, que me den un empujón.

-Tienes razón –me levanté de sopetón de la cama, esta vez, sobresaltando a Rush-. Daremos guerra, eso dijimos que haríamos, y eso haremos –sonreí malévolamente.

-Eh, está bien... oye, me das un poco de miedo –titubeó, pensando en las palabras que diría a continuación-. ¿Por qué estuvieron tanto tiempo fuera? Claro, si no es molestia responder...

Hice una mueca y volví a sentarme en la cama.

-Una estupidez... y lo cobramos caro –chasqueé la lengua-. Hace algunos meses alguien comenzó un incendio en un edificio, y como nosotros estuvimos en la escena y teníamos fama de comenzar líos en el campus, nadie dudó de que fuimos nosotros –sonreí sin emoción-. Dimos pelea, era totalmente injusto para nosotros que nos culparan, pero meh... ya sabes cómo son las cosas.

-Jodida justicia –negó con la cabeza-. Tranquila, Penny, los verdaderos culpables ya lo pagarán.

-No me interesa ya –me encogí de hombros-. De todos modos, necesitaba un respiro de este lugar de locos. Aún me sorprende como nos han aceptado nuevamente aquí.

Rush se quedó unos segundos en silencio, meditando sobre algo.

-¿No pensaste que tal vez solo los culparon porque no tenían a quien culpar? –Hizo una pausa-. Los usaron de chivo expiatorio.

-Puede ser, quien sabe –me levanté y comencé a buscar ropa en mi bolso aún sin deshacer-. Ya te dije, no me interesa. Ahora cámbiate que tenemos que ir a desayunar.

-Por favor dime que no desayunaremos con estas personas extrañas –hizo una mueca de horror.

-Ni loca –dije entre risas-. Ven conmigo a la cafetería, allí me están esperando mis amigos.

-Oh... ¿estás segura de que quieres que vaya contigo? –preguntó avergonzada.

-¿Por qué no? –Me alcé de hombros-. Elige: o mis normales amigos y yo, o la mismísima reencarnación de la familia de Buda.

-Vamos.


...


Al entrar en la cafetería, una ráfaga de viento golpeó mi cara. Cerré los ojos y respiré hondo. Había unas pocas personas desayunando, entre ellas, mis cuatro chicos.

David, Simon, Cook... y mi bebesito Ryder. Una sonrisa enorme se dibujó en mi cara, sintiendo como las cosas, de a poco, volvían a la normalidad.

-¡Buenos días! –saludé alegremente, dándole un efusivo beso en la mejilla a Ryder y sentándome a su lado. Palmeé la silla vacía a mi otro costado, indicándole a Rush que se sentara.

-Buenos días serán para ti –murmuró malhumorado Simon, con la cabeza baja y unos enormes lentes de sol negros tapándole los ojos.

-¿Y a ti que te ocurrió? –pregunté.

-Mi nuevo compañero de cuarto no me ha dejado dormir mucho...

-¿...por?

En un rápido y brusco movimiento, Simon se inclinó sobre la mesa y se sacó los lentes, dejando a la vista unas oscuras ojeras bajo sus ojos.

-¡Se la pasó toda la noche leyendo! ¡No apagó en ningún momento la puta luz! ¡Nunca! –gritó.

Los chicos soltaron unas bajas risitas.

-Oh, vamos, ¿acaso la luz te impide dormir? –levanté una ceja.

-¡Recitaba todas las putas líneas! –Abrió los ojos con desespero-. Y cuando le pedí que se durmiera, ¡puso esa mierda clásica de Betobelén a todo volumen!

-¿Betobelén? –preguntó confuso Cook, apartando la mirada de su libro unos segundos y enfocándola en Simon.

-Seh, ese viejo loco que tocaba el piano –respondió colocándose nuevamente los lentes oscuros.

Hubo un largo silencio.

-... ¿Beethoven?

Todos estallamos en carcajadas, mientras Simon se cruzaba de brazos y se hundía en su asiento.

-Como sea, idiotas –bufó.

-Chicos, olvidé presentarles a Rush –dije, una vez que las risas cesaron, pasando un brazo sobre los hombros de la susodicha-. La única persona normal en Delta Kappa.

Por primera vez, la atención de mis cuatro amigos se centró en Rush, poniéndola algo incómoda.

-Hola, chicos... he oído mucho de ustedes. Es como estar hablando con celebridades.

Los chicos rieron levemente, haciendo que Rush se relaje. Le guiñé un ojo disimuladamente, dándole a entender que estaba todo bien. Me sonrió con agradecimiento.

-Rush, ellos son Ryder, Cook, Simon y David –le indiqué señalando a cada uno.

Noté como Rush observaba asombrada a David. Y en un rápido movimiento, saltó y se deslizó sobre la mesa hasta donde se encontraba él, y allí, lo tomó de la cara y pegó sus labios con los de éste mismo.

Abrí los ojos sorprendida, al igual que mis hermanos.

-¿Normal, dijiste? –levantó una ceja Ryder, con burla.

Rush se separó con una sonrisa socarrona y volvió a su lugar, dejando a un perplejo David, mirándola.

-Lo siento, es una extraña adicción que tengo –contó moviendo efusivamente las manos-. Si veo un chico y me gusta, lo beso.

-¿Qué estás esperando, preciosa? –la miró sobre sus lentes Simon, dedicándole una de sus encantadoras sonrisas.

-Tu no me gustas –frunció el ceño Rush, causando que el ego de Simon se destruya en miles de pedacitos.

-Hoy no es tu día, hermano –palmeó su hombro Cook.

De repente, se oyó un carraspeo ajeno a la mesa. Todos volteamos a ver y nos encontramos con un... ¡Madre mía!

-Me lleva la... -dejó la frase en al aire Rush, observando de arriba abajo al dios griego que teníamos frente a nuestros ojos.

El tipo sonrío con arrogancia. Y es que, su gran estatura, su graaaan masa muscular, sus ojos claros y su piel cubierta de tatuajes... era digno de ver. Claro que, los hombres sentados en esta mesa, no opinaban exactamente lo mismo.

-¿Se te ofrece algo? –preguntó con enojo Ryder, atrayéndome hacia él.

-Disculpen las molestias, me llamo Thomas –su voz aterciopelada me hizo jadear, ¡joder!-. Soy de Omega Kappa Beta...

Bien, mi admiración por ese tipejo se había esfumado al escuchar esas palabras.

-... Andrew, el líder, solicita que se reúnan en la casa.

Ryder comenzó a reír fríamente.

-Entonces dile a tu noviecita que se meta la solicitud en...

-Iremos –interrumpí, haciendo que Ryder volteara su sombría mirada hacia mí-. Gracias, Thomas.

Thomas me sonrió encantadoramente, y se marchó sin decir más.

-¿Qué mierda te sucede? –me atacó automáticamente Ryder, enojado por haberlo interrumpido, mientras los demás me miraban expectantes.

-Piénsenlo dos segundos –me separé de <<mi novio>> y miré a cada uno en la mesa-. No podemos simplemente andar evitándolos y mirándolos mal como si fuéramos unos niños, así no conseguiremos nada, desde ya métanse eso en la cabecita.

-¿Y qué propones entonces? –preguntó David con altanería.

-Hay que actuar –sentencié-. Las cosas no se consiguen por sí solas, y es evidente que estos chicos buscan que les demos guerra. Eso haremos.

-Penny, por favor –bufó Ryder, pasándose la mano por la cara-. Puede que tengas razón, pero en este preciso momento no nos vemos en condiciones de llamar la atención aquí, mucho menos de causar alboroto... ¿Te debo recordar el por qué nos fuimos?

Abrí y cerré la boca un par de veces, no encontrando las palabras exactas para responder a este extraño comportamiento de Ryder.

-Pensé que esto era importante para ti también... -concluí, dudosa. Ryder suspiró y movió su cuello a ambos lados, haciéndolo tronar.

-Bebé, la situación me da más rabia de la que crees, pero no voy a meterme nuevamente en un estúpido juego... ¿Con qué fin? ¿Con el fin de recuperar un lugar de liderazgo en una casa? Dilo en voz alta y verás lo estúpido que suena...

Todos en la mesa se encontraban en silencio.

-Fue divertido y bueno mientras duró, pero esa etapa de nuestras vidas terminó, o por lo menos en la mía... –continuó Ryder-. Creo que hablo por todos nosotros, y por ti también, cuando digo que si estamos aquí es porque se nos dio una segunda oportunidad para terminar nuestros jodidos estudios y hacer nuestras jodidas vidas. Y si no piensas así... no sé qué más decirte.

Me miró durante unos largos segundos, sin expresión. No pude ver que ocultaban sus ojos, y más allá de que tuviera razón... este no era el Ryder que yo conocía.

Una vez que entendió que no le diría nada, suspiró y se levantó de la mesa.

-Tengo clases, nos vemos después. Te quiero, Penny –depositó un beso en mi coronilla-. Gusto en conocerte, Rush.

-Paz, hermano –le sonrió de lado la susodicha, quien no había emitido ni una palabra durante los últimos minutos.

Una vez que se retiró de la cafetería, la mesa seguía en silencio. Aún de brazos cruzados, miré a mis amigos, quienes estaban cabizbajos, sin atreverse a mirarme.

Sin expresión y con la voz calma y lenta, les pregunté-: ¿Alguien me puede explicar que acaba de suceder?

Cook fue el único que levantó la vista y me sonrió.

-Debes entenderlo, Penny, fueron meses difíciles para Ryder... -carraspeó-. Para todos, en realidad.

-Eso no explica nada –fruncí el ceño-. Lo conozco, y él no cambia así como así. Algo tuvo que pasarle, y estoy segura de que ustedes lo saben y no quieren decirme.

Por la incomodidad que demostraron los tres, lo confirmé.

-Bien, hagan lo que quieran –tomé mis cosas y me levanté, enojada-. Pero recuerden esto: los tibios y débiles van al infierno.


...


Luego de una extensa mañana de clases y más clases en las que no hice más que darle vueltas al comportamiento de mi novio, finalmente terminó mi jornada.

La mayor parte de las caras que vi eran nuevas, y sin embargo, eso no impidió que más de uno me echara una miradita curiosa, o que se me acercara a preguntarme si yo era <<la famosa Penny>>.

Rush tenía razón: éramos como una especie de celebridades aquí. No era muy bueno... créanme.

No le di muchos rodeos y comencé a caminar hacia Omega Kappa Beta. Tal vez, y solo tal vez, si Ryder me hubiera explicado tranquila y sensatamente el por qué no entraría en una 'guerrilla' nuevamente, lo habría entendido y habría seguido su ejemplo. Pero el que me haya hablado como si le estuviera hablando a una inocente e ingenua niña, lo único que hizo fue encender mi chispita de lo-haré-simplemente-porque-me-dices-que-no-lo-haga.

Antes de tocar la enorme y conocida puerta de la casa Omega, alguien me tomó del hombro, haciéndome sobresaltar.

-¿Simon? –pregunté al voltear y encontrarme con el rubio.

-No podía dejar que te metieras a la boca de lobo sola –dijo tímidamente, metiendo sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón.

-Eres el mejor –sonreí con gratitud.

Di unos fuertes golpes a la puerta, y al cabo de unos segundos, Thomas abrió. Tenía la misma sonrisa arrogante que tenía hoy en la cafetería cuando se presentó ante nosotros.

-Hola... ¿ustedes dos solamente? –preguntó frunciendo el ceño y mirando a nuestro alrededor.

-Los demás no podían venir –mintió Simon. Thomas lo miró receloso, pero finalmente aceptó y nos dejó pasar.

-Síganme, por aquí está la cocina...

-¿Crees que no sabemos dónde queda nuestra cocina? –gruñó Simon, molesto.

Thomas hizo caso omiso al comentario. Una vez que entramos en la habitación, una oleada de recuerdos me azotó. Tantas mañanas desayunando y tantas madrugadas de insomnio hablando y compartiendo con mis hermanos...

Nos sentamos en los taburetes de la isla y esperamos a que Thomas dé el siguiente paso.

-Andrew salió unos minutos, en unos instantes estará con ustedes. ¿Quieren tomar algo?

Ambos negamos, y en ese instante, ingresó en la cocina un muchacho de oscuros rizos y mueca graciosa. Su mirada me escaneó primero a mí, y luego, a Simon, y ahí fue donde quedó. Emitió un jadeo, sin quitar la vista de mi amigo.

Claro que lo había visto, aquel día donde me encontré por primera vez con Andrew y con todos estos desconocidos en MI casa. Recuerdo como había visto a este mismo chico observando fijamente a Simon.

-¿Te sucede algo, viejo? –preguntó dudoso Simon. Thomas miró de reojo al otro desconocido y comenzó a reír, sin embargo, no dijo nada.

-Dios... mío –susurró y se acercó a Simon, y, sin una pizca de vergüenza, comenzó a oler su cuello.

-¡Eh! ¿Qué haces? –se alejó mi amigo.

-¿Qué fragancia usas? Hueles tan delicioso –ronroneó el desconocido. Mi boca de desencajó, ¿acaso esto era lo que yo pensaba?

-Chicos, él es George –presentó Thomas.

-Prefiero Georgie... ¿y tú quién eres, rubia? –preguntó el susodicho.

-Me llamo Penny –contesté con una sonrisita.

-A ti no te he preguntado –cortó tajante George, mirándome con una seriedad que no le había visto desde que entró en la cocina.

Miré sorprendida a Thomas, quien solo se limitó a hacerme una seña despreocupada, como si ese comportamiento de su amigo fuera normal.

-¿Cómo te llamas? –inquirió George, prestándole toda su atención a mi hermano.

-Eh... Simon...

-Simon –saboreó en sus labios el otro.

La cara de Simon en ese momento era jodidamente épica.

-Ya basta, George –interrumpió una voz que por poco no reconozco, pero al subir la mirada, le di un dueño-. Incomodas a nuestros invitados.

-Lo siento, Andy... Nos vemos luego, nene –se despidió George, acariciándole el hombro a Simon, quien lo apartó alarmado, y luego salió de la cocina.

-Lo lamento... es algo intenso. Vayamos a la sala de reuniones, síganme –ordenó Andrew, cosa que no me gustó ni un poco, pero mientras más rápido pase esta conversación, mejor.

-Adiós, chicos –saludó Thomas con una sonrisa tranquila. Probablemente, aún con sus pintas de matón que te rompería la cara con tan solo mirarlo, hasta el momento era el único que podía llegar a agradarme en esta casa.

Seguimos a Andrew en silencio, sin prestarle mucha atención a su paso, puesto que ya conocíamos el recorrido de memoria. Una vez que entramos a la sala de reuniones, nuevamente, el bichito de la nostalgia me picó. Suspiré y me senté en uno de los tantos asientos de la larga mesa, junto a Simon.

-Bueno chicos, bienvenidos –comenzó Andrew, sentándose en la cabecera de la mesa-. Prefiero no alargar la cosa, así que iré al grano... Estoy enterado de todo el alboroto que se armó luego de que su Fraternidad haya adoptado a una mujer. Lo pienso y es irracional, pero bueno, en fin... Sé sobre su especie de ''ritual de iniciación'', la guerra de bromas, ¿no es así?

-Así es.

-Me interesa bastante ese tema, por lo cual estuve pensando seriamente en algo –hizo una pausa-. Estoy al tanto de que el actual Alfa del campus es Ryder, a pesar de que estuvo ausente estos meses...

-¿A qué quieres llegar? –alcé una ceja.

-Quiero ser el Alfa –levantó la barbilla-. Quiero que Ryder me ceda su puesto.

Simon estalló en carcajadas.

-Tu realmente eres un chiste, hermano –se secó una lagrima falsa-. ¿Crees que Ryder abandonaría ese puesto solo porque un niño caprichoso lo reclama?

-No he terminado aún–contestó tajante.

Andrew guardó silencio unos largos segundos, dándole más suspenso al momento.

-¿Nos dirás o qué? –pregunté impaciente. El pelinegro alzó una ceja y sonrió con burla.

-Tengo una propuesta para hacerles.


...

¡Hoooolaa! Antes que nada, quiero contarles que tanto los personajes de RUSH, ANDREW, THOMAS Y GEORGE son personajes creados por lectores de esta historia. Hace algunos años, cuando todavía escribía Adoptada por una Fraternidad, hice un concurso donde las lectores debían crear personajes, y algunos de estos son los ganadores. El problema, es que los creadores de estos personajes cambiaron sus usuarios y no tengo ni idea de como se llaman actualmente, así que si alguno de ustedes lo está leyendo, contáctense conmigo! Así podré nombrarlos y darles los créditos.

La única lectora con la que pude hablar es jadelxve, la creadora de Andrew. ¡Muchísimas gracias!

Y otra cosa importante de la que quiero hablarles: 

En esta nueva temporada, no aparecerán toooodos los personajes de Adoptada por una Fraternidad, puesto que son MUCHOS y prefiero no complicarles su memoria (y la mía). Lo tomé como una oportunidad de presentarles a nuevos personajes que revolucionarán la historia (risas malvadas).

Un abrazo enorme!


-petrova.


*Penny Lane: canción de la banda británica The Beatles.

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