Cupido por una vez

By YamiKriss

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Cuando Elizabeth Sagarra descubre que el hombre del cual estaba profundamente enamorada se ha convertido en s... More

Sinopsis
Orden De Los Libros
Capítulo 1 💘
Capítulo 2 💘
Capítulo 3 💘
Capítulo 4 💘
Capítulo 5 (Parte I) 💘
Capítulo 5 (Parte II) 💘
Capítulo 6 (Parte I) 💘
Capítulo 6 (Parte II) 💘
Capítulo 7 💘
Capítulo 8 (Parte I) 💘
Capítulo 8 (Parte II) 💘
Capítulo 9 💘
Capítulo 10 💘
Capítulo 11 💘
Capítulo 12 💘
Capítulo 13 💘
Capítulo 14 💘
Capítulo 15💘
Capítulo 16 💘
Capítulo 17💘
Capítulo 18 💘
Capítulo 19 💘
Capítulo 20💘
Capítulo 21 💘
Capítulo 22💘
Capítulo 23 💘
Capítulo 24💘
Capítulo 25 ?
Capítulo 26 💘
Capítulo 27 💘
Capítulo 28 💘
Capítulo 29 💘
Capítulo 30 💘
Capítulo 31 💘
Capítulo 32💘
Capítulo 33💘
Capítulo 34 💘
Capítulo 35💘
Capítulo 36 💘
Capítulo 37 💘
Capítulo 38 💘
Capítulo 39 💘
Capítulo 40💘
Capítulo 41💘
Capítulo 42 💘
Capítulo 43💘
Capítulo 44 💘
Capítulo 45 💘
Zona de FanArts 💜
Capítulo 46 💘
Capítulo 47 💘
Capítulo 48 💘
Capítulo 49 💘
Capítulo 50 💘
Capítulo 51 💘
Capítulo 52 💘
Capítulo 53 💘
Capítulo 54 💘
Capítulo 55 💘
Capítulo 56 💘
Capítulo 57 💘
Capítulo 58 💘
Capítulo 60 💘
Capítulo 61 💘
Capítulo 62 💘
Capítulo 63 💘
Capítulo 64 💘
Capítulo 65 💘
Capítulo 66 💘
Capítulo 67 💘
Capítulo 68 💘
Capítulo 69 ?
Capítulo 70 💘
Capítulo 71 💘
Capítulo 72 💘
Capítulo 73 💘
Capítulo 74 (Final) 💘
Nota De La Autora
Cupido Otra Vez 💝
Dioses (1)
Entrevista A Los Personajes (I)
¡Ya a la Venta!
Escenas De Cupido por Una vez
¿Cómo adquirir Cupido en Formato Papel?
Cupido En Goodreads
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Capítulo 59 💘

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By YamiKriss

Dedicado a AguAenMisojOs

Esa tarde me encontraba estudiando para los parciales, cuando unos desesperados golpes en la puerta me sobresaltaron.

—¡Jane! —exclamé.

—Tú estás más cerca —respondió mi hermana desde su habitación.

—Yo estoy estudiando.

—Mis uñas están recién pintadas.

—Abrir la puerta no te matará.

—Mejor no me arriesgo.

Bufé molesta.

—La que estuvo en el hospital fui yo —reclamé.

Con eso, la escuché levantarse y partir al recibidor.

La excusa del golpe en la cabeza era una bajeza, pero nunca fallaba.

—¡Es para ti! —gritó.

Con fastidio, me puse de pie y fui hasta la entrada. Me quedé en blanco tan pronto reconocí al visitante.

—¿Peter? ¿Qué te pasó? —pregunté sorprendida.

—Mi papá me echó de la casa, y probablemente me desherede —contestó desesperado.

Su colorido cabello estaba desordenado y tenía el rostro enrojecido, aunque no pude diferenciar si era de rabia o de llanto.

—¿Pero qué...?

—¡Le dije, Liz! Le dije que soy gay, que me gustaban los hombres, que estaba enamorado de Germán, y que iba a estar con él le gustara la idea o no. Y que postularía a periodismo a final de año. Se enfureció tanto que me corrió de la casa.

—¿Y tu mamá? —inquirió mi hermana.

—Mi madre dijo que solo era una etapa, que la rebeldía era normal a mi edad. Así que mi papá ordenó que me fuera hasta que la superara. —Ambas guardamos silencio, incapaz de asimilar tanta información—. ¿Puedo quedarme en tu casa, Liz? Solo esta noche, no tengo donde ir. Me fui solo con lo puesto, pero con lo que gano quizás pueda encontrar una pieza barata o...

—Espera, espera. ¿Tú quién eres? —interrogó Jane.

—Es un compañero del trabajo —expliqué—. Se llama Peter, tiene dieciocho años, su papá lo echó de la casa. ¿Puede quedarse?

Ella se mantuvo impasible durante unos segundos que me parecieron eternos, antes de hablar.

—Esta bien, podemos dejarle el sillón —resolvió—, pero tiene que ayudar a llenar la despensa, y si mamá se entera, le decimos que es tu amigo gay y que yo nunca acepté.

—¿Cómo piensas hacerle creer que metí a un chico en el departamento sin que estuvieras de acuerdo? —interrogué.

—No lo sé, tú tienes que convencerla, no yo —dijo, levantando las manos en señal de inocencia.

Pasaron algunos días desde ese incidente, fui a mis sesiones de terapia, me presenté en el trabajo, estudié para mis evaluaciones y asistí a clases, siguiendo mi jornada con normalidad. Curiosamente fue mi hermana quien le pidió a Victor ayuda para mantener a nuestro huésped, consiguiendo ropa, y algunos artículos de higiene, como desodorante y shampoo masculinos. Se sentía extraño vivir de a tres, pero nos arreglamos bien. Además, Peter acabó siendo una buena incorporación, ya que usó sus ahorros para comprar comida, se tomó el tiempo de limpiar el apartamento, y en más de una ocasión cocinó para todos, demostrando una sorprendente habilidad.

No molestaba, todo lo contrario, ayudaba. Sobretodo en este periodo, cuando tanto Jane y yo necesitábamos centrarnos en nuestros estudios para aprobar los parciales.

—¿Crees que a mamá le moleste si arrendamos un departamento de tres habitaciones y le cobramos a Peter por la tercera? —cuestionó mi hermana, durante el almuerzo.

Me sorprendió que la idea viniera de ella, pero a la vez, me animó.

—¿En serio harían eso? —preguntó el chico, sin dar crédito a lo que oía.

—Claro, nos llevamos bien, y tú no tienes dónde ir. Puedes trabajar para pagar tu cuota, y el próximo año estudiar simultáneamente. No seríamos las primeraa en arrendar una habitación a un universitario sin hogar.

—Me encanta la idea, además de a tres podemos abaratar los costos —agregué.

Podía jurar que vi las lágrimas asomarse en los ojos de Peter, pero las contuvo, y para disimular, levantó los platos y se puso a fregarlos.

Me puse de pie y le quité el lavalozas de las manos.

—Esta bien —aseguré.

Y entonces, se largó a llorar.

—No se imaginan lo feliz que soy de haberlas conocido —confesó, abrazándonos a ambas.

Así que, con la decisión tomada, fue Jane quien se encargó de convocar a mamá, mientras nosotros buscamos alternativas inmobiliarias.

Ese mismo fin de semana viajamos al campo en compañía de Victor, la presencia de mi cuñado era infaltable en todas las reuniones familiares, y por algún motivo, lo habíamos vuelto a incluir en esta ocasión.

De este modo, nuestra madre pudo conocer al nuevo inquilino, y pudimos explicar lo que era mejor decir en persona que por teléfono.

Había algo fascinante en todo lo que estaba sucediendo. No podía encontrar el adjetivo adecuado para describirlo. Por un lado la idea de que mi mamá rechazara a Peter me traía tan nerviosa que no pude permanecer tranquila durante todo el viaje. No obstante, a la vez, una agradable sensación llenaba mi pecho. Parecía absurdo mirar atrás y encontrar tantas sombras si mi presente se sentía tan lleno de luz.

Amaya Sagarra siempre había sido una mujer muy maternal, su sueño era tener una casa llena de niños jugando en la basta parcela que tenía a su nombre. Lamentablemente, mi padre hizo imposible que se volviera realidad.

Después de escuchar la historia de Peter y conocerlo bien, decidió que era buena idea acogerlo.

—Habrá alguien en casa para cuidar a mis niñas —comentó.

A la vez, el chico obsesionado con los animales, se comprometió a buscar un segundo trabajo que lo ayudara a solventar sus gastos. Y pasamos un buen rato caminando por las praderas, y recolectando zarzas para ayudar con el pequeño emprendimiento casero de mi madre. La ayudamos a hacer pasteles y mermeladas para que pudiera venderlos. Así que ella también aprovechó la visita para darnos una buena noticia; pronto firmaría contrato con un supermercado, lo que la ayudaría a distribuir sus productos a muchos más lugares y de paso, aumentaría sus ganancias.

—Voy a contratar ayuda para montar la empresa, Henry termina el próximo año su carrera y está interesado en impulsar una industria de pasteles desde aquí.

—¡No puede ser! No me ha dicho nada —exclamé.

—Es solo un proyecto —dijo mi mamá—, de seguro quiere hacerlo oficial cuando tengamos más seguridad, pero yo no pude aguantar la emoción.

—Cuando sea periodista haré un reportaje de sus pasteles, ya verá cómo le llueven los clientes —afirmó Peter, probando un bocado de tarta de nuez—. Esto está exquisito, es un delito mantenerlo alejado del mundo.

Continuamos charlando hasta que la noche cayó, y solo nos fuimos a dormir porque al día siguiente debíamos partir temprano rumbo a la ciudad.

De todos modos, esperé a que todos se fueran a dormir para abandonar mi habitación y tomar dos trozos de pastel de la cocina.

Salí de la casa y encontré la figura que buscaba sentado en el garaje, en compañía de Sonrisa, el perro de mamá.

—¿Cómo supiste que iba a invocarte? —pregunté.

—Tú lo dijiste. Cuando no estoy, me extrañas —contestó con simpleza.

Le di uno de los trozos y me senté a comer con él, mientras lo ponía al día de todo lo que había sucedido.

—¿Puedes creerlo? Jamás creí que vivir podía sentirse tan bien —comenté.

Definitivamente, tenía que hacer algo con esta bipolaridad ocasional.

Eros pasó su brazo por mi espalda, abrazándome por detrás. Apoyé mi cabeza en su hombro y observé las estrellas. Estaba tan emocionada que creí que no podría dormir, hasta que el sueño comenzó a vencerme.

—Tienes razón en que he sido un poco errático —dijo—. Ya no te presionaré, vamos a ir más lento, para que puedas sentirte más segura.

Comencé a cabecear, pero me resistí a dormir. De algún modo, temía que la magia de este día se desvaneciera si lo dejaba ir sin más.

Me paseé de la conciencia a la inconsciencia, y en uno de mis tantos lapsus, me encontré en mi cama, antes de caer dormida.

.
.

Hola a todos :)
¿Qué les pareció el capítulo? ❤️🌚

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