El rubio no paraba de dar vueltas por la habitación ¡Estaba muerto de nervios!
Lo separaron de su prometida en la mañana y estaba ansioso por verla.
Sería su esposa.
Miró su traje y los nervios volvieron, faltabab cinco horas, pero no le quitaba los nervios.
-Pareces un león enjaulado - bromeó Daisuke
-Cállate - bufó frustrado.
-Bueno iré a ver a mi hermana - dijo empezando a salir
-No puedes - intervino Mitsuki
-¿Por qué? Boruto es el novio - hizo una mueca
-Chou no te dejará entrar - rió, el pelinegro lo entendió así que no insistió. Miró de nuevo a su cuñado que no paraba de caminar.
Mientras que en otro lugar la pobre Uchiha se sentía asfixiada.
-No quiero usar tanto - diji alejándose de su amiga que traía maquillaje.
-¡Es tu boda!
-Es cierto Sarada-chan...
¿Incluso su suegra? Oh por buda, no sabía que hacer.
Estaba nerviosa, pero sus amigas parecían estarlo más, a cada rato se aseguraban que el kimono este en perfectas condiciones.
-Me daré un baño relajante - dijo escapando de ellas. Preparó la tina mientras se despojaba de sus ropas y se quitaba todas las pruebas de maquillaje que tenía.
Tomó la regadera y se dispuso a enjabonarse y lavar su cabello, después de hacerlo dejó caer el agua fria en su cuerpo escapándosele un jadeo.
Sumergió sus piernas en la tina con agua caliente para luego entrar por completo. Inhaló el delicioso aroma a té negro que llenó la habitación. Cerró los ojos para descansar de la presión y nervios, sin saber que su pareja hacía lo mismo en ese preciso momento.
Ella miraba como sus cabellos flotaban en el agua tibia, no podía creer que este día se convertiría en su esposa. Jamás se imaginó llegar al matrimonio con el, pero no se arrepentía de nada.
-¡Sarada! - abrió los ojos por el susto que recibió - llevas una hora ahí ¡Date prisa!
¿una hora? Salió de prisa de la ducha y se enrrolló la toalla, paso rápido el tiempo.
A penas salió comenzaron su labor con ella.
Con toda la pena del mundo se puso la ropa interior que su amiga había elegido, encima una bata y comenzarón con el maquillaje.
Después de rogar que no hicieran tanto, lo consiguió.
Adornaron sus labios con un color carmesí que resaltaba su piel blanca, delinearon sus ojos azabaches con algo sencillo, pero hermoso, le hicieron bastantes cosas para su gusto, pero terminó agradándole.
En cuanto a sus cabellos, le sujetaron unos mechones con una orquidea con decoraciones, dejándole su flequillo acomodado con delicadeza.
-¿Usaras los lentes? - le preguntó su madre
-No se apreciaría tu maquillaje - diji Chou mirándola.
Amaba sus lentes, pero por esta ocasión los dejaría un momento, solo lo que duré la ceremonia.
-¡Hora del kimono! - dijo Himawari emocionada. Mientras que en otro lugar el rubio aún salia del baño.
Reflexionó y la tristeza lo invadió, desearía que su padre estuviese con el, le ayudaría a vestirse porque no tenía muy claro como ponerse todo. O incluso su sensei, suspiró algo decaído y no paso por desapercibido de sus amigos.
Sacó un poco de Sake y se sirvió, quizá eso serviría.
-Oye boruto - dijo el pelinegro -¿A qué hora debes estar ahí?
- A las cinco y media - bebió de su vaso
-Son las cinco...
El rubio escupió de inmediato -¡¿Qué?!
-Paso muy rápido - dijo Inojin mirándo la hora.
El rubio fue corriendo a la habitación a vestirse, mientras que los presentes sonrieron y fueron detrás de él.
-No tengo la menor idea de como se pone esto - dijo algo confundido al ver tantas capas de tela. El kimono de boda llevaba muchos detalles y no se hayaba.
-Yo ayudé a Shikadai y Mitsuki así que dejamelo - rió Inojin dispuesto a ayudarlo.
-Fuiste el primero en casarte - dijeron los demás.
-Ya se, ya se
Las risas se hicieron presentes y después de unos minutos Boruto se miró al espejo listo.
Suspiró nervioso y miró el reloj era hora.
La que daba vueltas ahora era la novena, se miró al espejo y no creyó que era ella, pero por ello sus nervios volvieron, al igual que emociones tristes.
Ahora comprendía lo que Himawari sintió, como desearía que su padre estuviese ahí para entregarla, sintió sus ojos arder al recordar su despedida, apretó las mangas de su kimono y no pudo contener las lágrimas, Chou la mataría, pero no pudo evitarlo.
Pensó en que su hermano lo hiciera, pero decidió mejor entrar sola, todos estaban presentes, solo faltaba la novia.
-¿Qué tanto hace? - dijo Chou impaciente.
-Creo que yo se que pasa - dijo mirándo hacia la ventana de la habitación en donde estaba su cuñada.
Estaba decidida a ir, pero se detuvo al ver que alguien se le adelanto.
-Hermano...-susurró.
El Uzumaki se imaginó la razón del porque no llegaba, la conocía tan bien que era como leer un libro abierto.
Abrió la puerta lentamente, no quería dejarla sola en ningún momento, sería su esposa y estaría con ella, incluso si la muerte los separa, el la esperará en otra vida.
-Sarada - susurró con ternura al verla abrazarce a si misma, ella volteó al instante.
-No me mires - se dió la vuelta y se secó las lágrimas con cuidado. Lo miró cuando el se posicionó frente a ella, acarició su mejilla y miró a la mujer de su vida.
-Te ves hermosa - limpió los restos de lágrimas.
-Claro que no - desvió la mirada - ya lo arruiné.
-No necesitas maquillaje - tomó su mentón con delicadeza para besarle la frente - Eres perfects - clavó sus ojos azules en los de ella.
Sarada sintió como las lágrima volvián a estancarse en sus ojos.
-No llores cariño - pegó su frente a la de ella - no estarás sola jamás, lo prometo - reprimió las ganas de deborar esos labios.
-Gracias - miró los ojos de su prometido, sentía que se sumergía en un mar azul cada vez que los veía. Se puso de puntillas para alcanzar los labios de su amado, pero este se aparto.
-Nos están esperando - desvió la mirada - si me besas adelantaremos la luna de miel - un sonrojo acompaño sus mejillas de ambos.
-Bien - respiró profundo y tomó la mano de su novio - vamos - el sonrió y ambos caminaron hacía el altar, explotaron de nervios al sentir las miradas de todos. Ambos se miraron y tomaron sus manos. Estaban seguros que ambos se pertenecían, en cuerpo y alma.
《Me caso...padre》 pensaron ambos jovenes al unir sus manos con sus respectivos anillos.
Ambos se dejaron llevar al escuchar la frase: hasta que la muerte los separé.
Ambos sabían que incluso si perdierán la vida, su amor no desaparecería.
《Podría morir y esperarte una vida》
Ambos conectaron sus miradas.
Azul y negro.
Luz y obscuridad.
Cada uno era escencial para el otro.
Ambos recordaron todo lo que pasaron, aún dolía, pero podían sentir felicidad, aquella que se les fue arrebatada. Eran felices.
El rubio miró esos labios teñidos de rojo, se acercó y los abrazó con una suave caricia que fue correspondida por su esposa.
Los aplausos se hicieron presentes y ambos se sonrojaron, se tomarin de la mano uniendo así sus anillos.
-Te amo Esposa - dijo el rubio mirándola con una sonrisa.
-Y yo a ti Esposo - sonrió con dulzura y ambos mirarón el frente para caminar uniendo sus manos....
Espero les guste 😄 habrá continuación.
Proximo capítulo - Noche de bodas...
Tendrá contenido adulto 7u7....
Me despido 😉