Heartbeat. |Alex Karev y tú.

By goldenvaleska

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«A heartbeat is what has us between life and death, curious is that you're the only who can make my heart bea... More

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FINAL.

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By goldenvaleska

Fui al vestidor, me aseguré de que estuviera completamente vacío, fui al fondo del lugar y me derrumbé en lágrimas. No sé por qué me afecta tanto, pero no me imagino estar en una situación así. Y mucho menos podría soportar, aparte de eso, el perder a Lex.

Mi amor por él es muy grande, y tengo que admitir que eso me daña igual. Pero de solo imaginar que me quiere sólo por mi cuerpo... no puedo con eso.

Y luego, no sé, yo sola me hice entrar en shock al imaginarme estar en esa situación, estar entre tener una familia con Lex, pero arriesgarme a no verlos llegar a la universidad porque me dio cáncer, o quitarme todo y arriesgarme a que me deje porque no soy lo que él esperaba.

Estoy más agobiada por eso que por el hecho de que me acabo de pelear con él, y no se disculpó y tampoco le importó lo que le dije.

No me extraña, después de todo, sigue siendo Alex Karev de quién hablamos.

(...)

Parece que lo invoqué, pues él no tardó en aparecer, pero me encontraba en las bancas, de espaldas a la puerta, cambiándome los zapatos por unos más cómodos. Lex entró al vestidor, cerró la puerta tras él con el pestillo y caminó a la banca, lo miré por el rabillo el ojo, más no giré a él directamente. No quiero hacerlo aún.

—Así está la cosa...—dijo sentándose tras de mí, sin dejar siquiera un milímetro de espacio, su masculinidad contra mi cuerpo. Eso me trajo recuerdos, al igual que su respiración caliente y cercana en mi cuello, así que rápidamente jadeé.—Me encanta tu pecho.

La magia y los recuerdos se esfumaron, ya estuvo. Me puse de pie rápidamente, controlada por el enojo.

—¿Qué te pasa Alexander? ¿Por qué tienes que ser tan... ASÍ? ¿Qué te pasa?—le reclamé, poniéndome de pie. Es la primera vez que lo llamo por su nombre completo. Creo que solo así entenderá que estoy enojada.

Cuando se dio cuenta de que me marcharía ya, resignada a dejar esto por las buenas y a sabiendas que no cambiará y que seguirá siendo el mismo idiota de siempre, Lex rápidamente me jaló del brazo, haciendo que me sentara en la banca, muy cerca de él.

—Me encanta tu pecho. Quisiera tenerlo cerca de nuevo si pudiera. Créeme.—dijo y a pesar de la tontería y media que está diciendo, hay sinceridad en su tono de voz.—Pero si te lo quitaran, no sería el fin del mundo. Porque de verdad... te querría a ti.

Las cosas que dijo fueron tan... tiernas y hermosas. Pero el enojo seguía ahí, latente, así que casi sin medirlo, le solté una bofetada.

—Auch, ¿por qué fue eso?—me cuestionó.

—Lo siento... tenía que hacerlo.—dije apenada, él sonrió de lado tiernamente, y estaba a punto de disculparme más detalladamente, pero sé que a él eso no le importa ahora así que se lanzó a mis labios.

Al inicio intenté resistirme, pero no pude. Le regresé el beso como si mi vida dependiera completamente de ello.

Bueno, ya que lo pienso, puede estar precioso y ser la cosa más ardiente con la que me haya topado, pero estoy segura de que no se la dejaré tan fácil.

Me paré de la banca y comencé a caminar a la puerta, pero él rápidamente se paró, me jaló del brazo, y me acorraló contra los casilleros. Con una sonrisa comenzó a besar mi cuello, mientras que con sus manos iba jalando el borde de mi camisa para arriba, aquí no.

Me zafé y le hice un ademán con la mano para que me siguiera, él se veía algo incómodo porque le corté la pasión, así que le lancé mi bata para que se cubriera con algo extra.

Comenzamos a correr por el pasillo, solo que al estar por las habitaciones, él tomó mi brazo, me jaló a ellas y puso el pestillo, estampándome contra la puerta.

En afán de sentir más cercanía entre ambos, enrollo mis piernas en su cintura y brincó un poco, haciéndome jadear. Comenzó a besarme apasionadamente, mientras que dejaba mordeduras sexys.

Tomó el borde de mi camisa y comenzó a levantarlo, hasta que me la quitó.

Se dio la media vuelta sobre sus tobillos y me dejó en la cama de abajo y se puso sobre mí.

Él comenzó a bajar sus labios, dejando pequeñas mordidas por el cuello, clavícula, entre los pechos, dejó besos lentos y húmedos en mis costillas y estómago y llegó al borde de mi pantalón, e intentó quitarlo.

—No tan rápido vaquero.—le comenté, divertida.—Tendrás que ganártelo.

Tomé el borde de su camisa y la jalé igualmente, pasándola por su cuello.

Las cosas seguían subiendo de intensidad, él me había hecho rogar por él en lugar de viceversa.

Nuestras pieles ardían de deseo y ya no podíamos soportar más, así que se deshizo de la parte superior de mi ropa interior y mi pantalón.

—De esto estaba hablando.—comentó antes de darse rienda suelta con mi pecho.

—Lex...—jadee y él río complacido.

—Te necesito ya...—me rogó pues me niego a que siga.—Ahora.

Sus besos bajaban a mi cuello, regresaron a mi clavícula, bajaban más y más, hasta que llegaron a mis pechos.

—Te haré desearme tanto como yo lo hago.—Me aseguro.

—¿A sí?—pregunté divertida, mientras cerraba los ojos.

—Oh sí.

No mentía. No sé ni cómo sabe hacer lo que hace. Sólo sé que si antes no estaba completamente encendida y con ganas, ahora sí.

—Anda.—le dejé por fin, lo necesito tengo como él a mí.

—¿Qué?

—Quítate el maldito pantalón, Karev.

(...)

Las cosas iban de perlas si consideramos el espacio reducido que tenemos y el lugar específico en el que nos encontramos, Lex se estaba dando a lucir pues es realmente bueno en hacerte temblar y jadear en poco tiempo, hasta que.. Alguien tocó estruendosamente la puerta del armario en el que estamos, haciéndonos dar un brinco.

—¡Karev, Shepherd! ¡Tienen una neurocirugía en cinco minutos! ¡Salgan de ahí a tiempo o estarán en Urgencias por dos meses!—nos gritó Bailey desde fuera, así que nos miramos exaltados.

Dios, cierto, la cirugía del Señor Meyers, ¿cómo pude olvidarla? Mi hermano lleva planeándola por meses.

Rápidamente tomé toda mi ropa del suelo y me la puse, escuchábamos más golpes en la puerta, mientras Lex y yo buscábamos desesperadamente su camisa. Hasta que la encontramos en una esquina, él se la colocó y abrimos la puerta del armario, saliendo apresurados.

Podría hacerse pasar por los apuros de la cirugía, mientras que realmente es porque estamos MUY acalorados y no tenemos ganas de dar explicaciones.

Nos lavamos rápidamente, nos pusimos los trajes y entramos al quirófano "a tiempo"

—¿Se podría saber por qué tardaron tanto?—nos cuestionó mi hermano, justo es lo que no quería que me preguntara.

El cubre boca tapa la mitad de su rostro, así que no sé si está enojado o qué, pero supongo que debería estarlo, casi no llegamos.

—¿De verdad quieres saberlo?—le cuestionó Lex, así que le di un golpecito en la pierna, me miró confundido y yo abrí demasiado los ojos, dándole una señal.

—No, no quiero realmente. Porque viendo el problema que tienes ahí, ya me imagino en que estaban ocupados.—comentó mi hermano antes de comenzar la operación al 100.

Miré discretamente a los pantalones de Lex, y algo resaltaba ahí.

—Lo siento, no me puedo controlar.—me susurró al oído, así que mi hermano carraspeó la garganta para hacerse notar, supongo. Así que para que no sacara a alguno de los dos de la operación me alejé un par de pasos de Karev.

No es divertido dejar las cosas a medias. Arde.

Cada centímetro de mi piel está gritando porque regresemos a ese maldito cuarto, para sentir sus caricias y terminemos lo que comenzamos. Pero por varias horas, sé que no será posible.

Serán unas largas horas de verdad.

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