El chico de cabello azabache corría por el pasillo del aeropuerto sin precaución alguna, empujó a un hombre de su camino con el corazón latiendole a mil. Su mejor amigo le había llamado llorando, y pidiéndole que volviera a Daegú lo antes posible; su primera preocupación fue JiMin.
Intentó hacer hablar al pelirojo, pero no quiso ceder con facilidad.
- Por lo menos dime de qué se trata, HoSeok -Había intentado hablar lo más tranquilamente que pudo.
- JiMin.
Y eso había sido lo suficientemente alarmante y preocupante, como para hacer que tomara un vuelo a Corea.
Su pequeño niño debía tener alguna recaída y lo necesitaba, eso era seguro. No le gustaba ver al niño de cabello rosa sufriendo, y todos lo sabían; evitó enojarse por el hecho de que nadie le avisara, pero a medida que sus pasos aumentaban de velocidad, supo que todo era culpa de sus padres.
No era la primera vez que prohibían que JiMin lo llamara cuando se encontraba mal.
Respiró agitadamente estando parado en la salida del aeropuerto y estiró una mano para tomar un taxi y que lo llevara a la casa de JiMin. El taxista lo miró de reojo con algo de curiosidad, dándose cuenta de que aquel joven no tenía maletas con él, solo el telefono que cargaba en sus manos temblorosas.
YoonGi marcó por décimo-novena vez y gruñó al no recibir respuesta.
Relamió sus labios apretando el puente de su nariz con frustración. Inhaló profundamente recostando su espalda sobre al almohadilla del asiento y apretó lo dientes.
El celular vibrando en sus manos lo hizo dar un espabilo. Era HoSeok.
- Wow, hermano. Gracias por contestar -Siseó con enojo.
- ¿Dónde estás? -La voz ronca de su mejor amigo casi no se escuchó por lo bajo que hablaba.
- Voy camino a la casa de JiMin -El azabache chazqueó la lengua luego de unos segundos de silencio - Deja el misterio, dime dónde está -El pelirojo dejó caer unas lágrimas mirando el bulto en la camilla, estaban preparando todo. Si YoonGi no se daba prisa, JiMin no podría verlo.
- Hospital central, ahí está. Y... -Aguantó un momento para que su voz no se quebrara a media frase - Date prisa ¿Quieres?
YoonGi frunció el ceño, extrañado.
- ¿Qué hace JiMin en el hospital? ¿Es muy grave? -De repente comenzó a sentir su est+omago revuelto, su pecho se sintió presionado y carraspeó la garganta queriendo eliminar los malos pensamientos. Confiaba en que su pequeño le habría notificado en caso de que algo realmente malo ocurriera, si. - Cómo sea, ya voy.
La pantalla alumbrando le avisó que HoSeok había colgado.
Idiota...
- Por favor, al Central -El hombre asintió cambiando de ruta en el gps.
Pronto abrió el mensaje que había recibido el día de ayer, cuando salió corriendo de la casa de su casi pareja por tomar el primer vuelo camino a su ciudad natal, en busca de un niño que amaba con el alma.
"Terminamos"
El mensaje provocó una súbita risa en el azabache, quien tecleó con rapidez.
"Nunca tuvimos algo"
Lo cierto era que la chica siempre quería hacer las cosas a su manera. Para YoonGi no representaba gran problema esa conducta, pero ella había estado mencionando últimamente que deseaba realmente tener una familia con el azabache, la idea le aterraba. Él no quería ser padre, era muy joven, no estaba en sus planes esa idea, y menos con alguien con la que apenas llevaba unos meses vacilando.
Tembló ante la imagen mental de verse con un niño en brazos.
Además de eso, él no podía seguir fingiendo que algo no existía. No podía seguir fingiendo que no amaba a JiMin con locura, la solución nunca había sido marcharse de esa forma; y se disculparía cuando lo viera.
3 años lejos de JiMin. Sin verlo o besarlo.
¿Cuánto habría cambiado?
Su pequeño...
El taxista giró en una esquina, había pasado mas de una hora divagando en sus pensamientos en los que JiMin hacía parte. El edificio se vio cada vez más cerca, y apenas se detuvo, el chico lanzó unos billetes en la cara del hombre para salir corriendo hasta la recepción.
- Disculpe, busco al paciente Park JiMin ¿Me podría decir dónde está? -La mujer lo miró a través de los anteojos unos segundos para volver su mirada a la pantalla del computador.
- Park JiMin está en el décimo cuarto piso recibiendo medicina paliativa -YoonGi arrugó su cara entera negando lentamente.
- ¿Y qué mierda se supone que es eso? -La mujer abrió la boca dando indicio de querer decir algo pero se detuvo. YoonGi la miró impacientemente.
- YoonGi -Una voz familiar sonó a sus espaldas. El azabache ensanchó una sonrisa antes de darse vuelta, pero esta poco a poco fue desapareciendo al ver el aspecto de su amigo.
Sus ojos estaban hinchados en demasía con sus orbes y nariz rojas, sus labios resecos, las ojeras se veían a larga distancia. Lucía demacrado.
YoonGi dio largos pasos para abrazar a su amigo, no era la mejor forma de ver a un viejo amigo luego de un exhaustivo tiempo sin poder hablar de cerca.
- ¿Qué ocurre? -Se separó del menor un poco nervioso. Recordó como la madre de HoSeok era muy enfermiza y se imaginó que había vuelto a terminar en el mismo hospital en el que JiMin estaba.
- Acompáñame -El azabache volvió a tener esa extraña sensación en la boca de su estómago, como si estuviera a punto de vomitar. Tenía un mal presentimiento.
Subieron en silencio al ascensor y pulsó el numero "14" inscrito. Las puertas se cerraron y HoSeok bajó la cabeza dejando caer unas cuantas lagrimas más, YoonGi lo miró con seriedad desde su puesto.
- Me dirás que ocurre ¿No? -HoSeok sorbió su nariz y miró directamente a los ojos oscuros de su mejor amigo.
- JiMin morirá hoy.
Las puertas del ascensor se abrieron haciendo un sonido tintineante.
- ¿Qué? -YoonGi abrió la boca de la sorpresa e hizo mala cara - Eres un hijo de puta, no bromees con esas cosas -Reprochó a HoSeok, a sabiendas de que este disfrutaba gastar bromas pesadas.
- No es broma -El sonido volvió a presentarse y agarró uno de los extremos de la puerta para evitar que se cerrara. Salió con YoonGi pisandole los talones, el mayor había vuelto a sentir su corazón acelerado y sus manos sudaban del nerviosismo.
HoSeok se apresuró hasta entrar a una de las habitaciones y fue en ese instante que YoonGi vio al padre de JiMin, sentado en una banca mientras tomaba su cabeza y limpiaba sus lágrimas; incluso se veía peor que el pelirojo de su amigo.
- YoonGi... -Susurró el hombre lleno de sorpresa, miró a HoSeok inmediatamente - HoSeok -Mencionó su nombre acusatoriamente.
El azabache estaba en shock, no podía ser cierto. Tenía que verlo con sus propios ojos o de lo contrario no lo aceptaría. No podría ser cierto...
Aún sin salir de su estado, otra puerta al final del pasillo se abrió dejando salir a la madre de JiMin quien apenas vio a YoonGi, salió a abrazarlo, largándose a llorar en su hombro.
La mujer comenzó a decir un millón y cosas de su hijo, de lo que había pedido antes de morir. Y las lágrimas quemaron en sus ojos, arrasando por sus mejillas; gruesas y dolorosas lágrimas se escurrieron cual cascada.
- Tienes que entrar, él quiere verte -YoonGi separó a la madre de JiMin de él y la miró con confusión - YoonGi, despierta. JiMin está mal, y te necesita.
El chico asintió sin decir nada. Él necesitaba explicaciones, realmente las necesitaba; pero mientras pudiera ver a su pequeño niño de cabello rosa, él estaría bien.
Dio zancadas hasta abrir con lentitud la puerta por la cual había salido la mujer. Escuchó sus sollozos y sintió ganas de imitarla. Con miedo levantó la vista encontrándose con la de un sonriente JiMin; relucía vivamente por cada poro.
Su piel estaba opaca, sus labios abiertos, y su cabello había vuelto al tono castaño de antes. Hasta así, YoonGi sabía que JiMin era hermoso.
Tragó duramente aguantando las lágrimas que luchaban por salir y dio varios pasos hasta sentarse en una silla, a un lado de la camilla.
- Viniste -YoonGi sintió su vista borrosa y sonrió forzadamente mordiendo su labio inferior - De verdad eres tú -YoonGi sonrió con sinceridad, obligándose a no llorar frente a él.
- Pequeño... -Susurró en un hilo de voz - ¿Porque no me dijiste que viniera antes, eh? Eres un niño malo - Bromeó revolviendo delicadamente su cabello, se sentía áspero. JiMin sonrió con dulzura apretando sus ojitos brillosos, YoonGi ni era el único que intentaba contener sus lágrimas.
- Según me dijo el doctor, la droga surgirá su efecto en unos minutos hyung-gi -Se apresuró a decir, el mayor tomó la pequeña mano de JiMin acariciando las yemas de sus dedos contra los suyos - Te extrañé...
YoonGi soltó de improviso la mano de JiMin para cubrir su rostro.
Dejó escapar un sollozo, y tras de ese, vinieron muchos más.
- P-Perdon-name -Tomó con ambas manos la que previamente había soltado y besó el dorso repetidas veces mientras se disculpaba. La respiración de YoonGi era irregular, y tenía tanto, tanto miedo de perder a la persona que más amaba - No me abandones, JiMin.
- Tengo sueño, hyung... -El menor tuvo una indescripible sencación de ser abrazado por una esponjosa nube, una muy cómoda, que le hacía detener el pulso de vez en cuando y respirar menos.
El medidor cardíaco indicó 60 pulsaciones por minuto y YoonGi se alarmó.
- No, no. Amor, no te duermas, mantente conmigo ¿quieres? -JiMin asintió con sus ojos entrecerrados, algunas veces se ponían en blanco por efecto de la droga. YoonGi se levantó de la silla y delineó los labios de JiMin con su lengua para remojarlos un poco antes de besarle con lentitud. Estaba pasando otra vez.
Los ritmos aumentaron y unas lágrimas de Yoongi cayeron en las mejillas de JiMin, uniéndose así ambas lagrimas torrentes. YoonGi besó con delicadeza, con extrema hambre pero a la vez, amor y cuidado. Deseaba grabar por siempre ese momento en su mente, en su alma; por que sabía que sería el último.
YoonGi unió ambas frentes y divisó una pequeña sonrisa por parte del menor fijándose en que aún mantenía sus pequeños ojos cerrados. La linea de lágrimas de JiMin se escapaban por los costados sin detenerse un segundo, había extrañado tanto volver a sentir esos delgados labios sobre los suyos.
Cerró sus ojos también, sabiendo que el momento era el mas especial de ambos. Era su sello.
Su unión.
- Te amo, YoonGi -El mayor frunció el ceño al sentir algo ser puesto en su mano libre, ya que con la otra se apoyaba en la camilla - No lo olvides, hyung-gi.
El azabache vio nuevamente la sonrisa del menor, desapareció. Así como sus latidos disminuyeron hasta solo escucharse un constante pitido anunciando el inexistente pulso. Anunciando la muerte de su pequeño bebé. De su JiMin.
Sus labios temblaron y fue cuando se derrumbó. Los sollozos fueron imparables y abrazó el diminuto cuerpo de JiMin dejando que sus lágrimas empaparan su cabello. Era el fin, era el fin de todo.
JiMin estaba muerto.
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El chico miró la tumba frente a sí con una pequeña sonrisa en su cara recordando las palabras grabadas en esa pequeña libreta en la que JiMin había escrito cada uno de los días que había pasado con vida.
"Yo también te amo, JiMin"
Miró la lapida de al lado de la del menor, y sonrió más grande sintiendo las lagrimas descender por sus pómulos.
- Son como uña y mugre -Sorbió su nariz leyendo los nombres de sus dos mejores amigos en las lapidas - Juntos hasta la eternidad...
FIN.
N/A: Espero les haya gustado esto, ahr. Lxs amo nenas. :') Acepto críticas constructivas o lo que sea, cjau, me iré a tragar helado como la gorda fan que soy. 7n'7 -c va llorando-