De persecuciones y hermanos c...

By MariaRose95

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⌈YoonGi sólo quiere acercarse al lindo omega que acaba de llegar al instituto sin morir en el intento a manos... More

¡Bienvenidos!
¡Intro!
¡Uno!: distracciones bonitas y entrenamientos fallidos.
¡Tres!: chicos no tan emos y castigos injustos.
¡Cuatro!: padres no tan cariñosos y encuentros que revolotean corazones.
¡Cinco!: omegas presionados y alfas encantadores.
¡Seis!: posibles parejas predestinadas y alfas no tan empalagosos.
¡Siete!: pequeñas señales y personas inseguras.
¡Ocho!: omegas escurridizos y pequeños momentos de sonrisas y sonrojos.
¡Nueve!: amigos preocupados y típicos fines de semana.
¡Diez!: pequeños escondites y malhumores repentinos.
¡Once!: vistazo a una vida conflictiva y más preocupaciones a la lista.
¡Doce!: situaciones incómodas y omegas sacados de quicio
¡Trece!: brownies de chocolate y números telefónicos.
¡Catorce!: pensamientos de enamorados y traumas de hermanos.
¡Quince!: padres molestos y malentendidos dolorosos
¡Dieciséis!: alfas lastimados y sentimientos de tristeza.
¡Diecisiete!: celos repentinos y alfas enloquecidos.
¡Dieciocho!: alfas enojados y madres comprensivas
¡Diecinueve!: peleas insensatas y nuevas amistades.
¡Veinte!: sensaciones complicadas y conciertos de hip-hop (pt.1)
¡Veintiuno!: sensaciones complicadas y conciertos de hip-hop (pt.2)
¡Veintidós!: citas fallidas y madres salvavidas.
¡Veintitrés!: emociones conflictivas y fiestas de adolescentes.
¡Veinticuatro!: amigos desaparecidos y omegas enfermos.
¡Veinticinco!: peleas entre amigos y sospechas entre alfas.
¡Veintiséis!: omegas incómodos y besos amorosos.
¡Veintisiete!: partidos de basket y problemas familiares.
¡Veintiocho!: aventones a casa y alfas misteriosos.
¡Veintinueve!: cenas familiares y lobos heridos.
¡Treinta!: regalos sorpresivos y alfas consolados.
¡Treinta y uno!: conversaciones vergonzosas y omegas con olor a rosas.
¡Treinta y dos!: visiones diferentes y mariposas en el estómago.
¡Treinta y tres!: hermanos desesperados y amistades casi románticas.
¡Treinta y cuatro!: betas algo egoístas y alfas competitivos.
¡Treinta y cinco!: "alfas" hipócritas y exámenes finales.
¡Treinta y seis!: confesiones a medias y disculpas necesarias.
¡Treinta y siete!: un omega resignado y un omega enamorado.
¡Treinta y ocho!: vidas aparentemente secretas y finales culminados.
¡Treinta y nueve!: hermanos "egoístas" y citas "complicadas".
¡Cuarenta!: más padres insensibles y preparativos para eventos importantes.
¡Cuarenta y uno!: adolescentes celosos y charlas desagradables.
¡Cuarenta y dos!: desahogos emocionales y hermanos enojados.
¡Cuarenta y tres!: reconciliaciones torpes y conflictos amorosos secretos.
¡Cuarenta y cuatro!: competencias de karate y betas rebeldes.
¡Cuarenta y cinco!: eventos de verano y confesiones traumáticas
¡Cuarenta y seis!: concursos de belleza y alfas atrapados en el baño

¡Dos!: vergüenzas constantes y clubes escolares.

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By MariaRose95

Min YoonGi miraba la pizarra de su salón con una mueca de no entender absolutamente nada de lo que estaban explicando, pensando en lo poco necesarias que serían las matemáticas en su futura vida de adulto. Quizás no tenía idea alguna de lo que estudiaría cuando le tocara ir a la universidad, pero estaba seguro que nada estaría relacionado a un montón de números que, en serio, no entendía. 

Miró a su costado, encontrándose con HoSeok quien también observaba fijamente hacia el frente como lo hacía todo el mundo, él tampoco entendía nada pero al menos disimulaba con su cara de entendimiento fingido. Por otro lado, su amigo NamJoon sí estaba bastante familiarizado con lo que el hombre parloteaba , incluso levantaba la mano para responder. A veces dudaba de por qué alguien con cerebro como lo era Joon se juntaba con ellos.

Se recostó sobre su mesa mientras miraba los números, esperaba al menos poder entender mitad del ejercicio y pasar con un siete el examen siguiente.

—Me acabo de dar cuenta de algo —escuchó a HoSeok y desvió su mirada hacía él, el beta miraba con aparente interés al hombre—, tiene la marca de una plancha en la espalda —susurró como si fuese un gran secreto—, mira, mira.

YoonGi en vez de pensar lo ridículo que estaba siendo su amigo al notar eso en vez de prestar atención, simplemente levantó su mirada prestando más atención en la ropa del hombre y su carcajada se escuchó por todo el salón de clase. 

Ni siquiera se pudo detener cuando el profesor lo miró con furia mal retenida, no era secreto para nadie que a ese loco le molestaba demasiado cualquier interrupción.

—Min YoonGi, mi clase no es un club de comedia, ¿qué es lo que se le hace tan gracioso? —exigió saber.

Retuvo otra risa y casi pudo jurar escuchar a las personas del fondo reírse.

—Lo mismo que le da gracia a todos, sólo que yo no sé disimular —confesó con todo el descaro que podía tener su flacucho cuerpo.

El hombre lo miró ceñudo y señaló la puerta en una clara invitación a que se fuera. Se escucharon algunos murmullos y hasta NamJoon lo miró de mala manera, preguntándole con la mirada qué demonios hacía, HoSeok apretaba los labios para no reírse.

—Lo siento —se levantó aun así y se rió bajito cuando pasó a su lado, casi sintió los ojos del hombre quemarle la nuca.

Cuando estuvo en el pasillo y la puerta fue cerrada en su cara se decidió sentar en el suelo, pensando si el profesor estaría lo suficientemente molesto como para llamar a su madre, estaría jodido si eso pasara, la mujer no era muy amable y no toleraba ser llamada por el mal comportamiento de su hijo. Bostezó y miró con aburrimiento como pocas personas caminaban de un lado a otro, quizás podría estar escuchando música si no fuera porque dejó sus audífonos en su mochila.

Se recostó sobre la pared y dejó que su cuerpo se deslizara con flojera hasta que terminó con la vista en el techo. Se mantuvo unos minutos pensando en el origen de la vida y en las razones que provocaron que el profesor tuviera la marca de la plancha en la espalda, hasta que todos su sentidos alfas se pusieron en alerta cuando un olor conocido lo azotó como una cachetada.

Se sentó velozmente y una de las sonrisas tontas que se había acostumbrado a hacer se formó en su rostro. Alguien debería decirle lo tonto que ve.

JiMin estaba a tan sólo metros de él, caminado con unos cuantos cuadernos en sus brazos y con una mochila que lucía pesada. Al instante se levantó lo más rápido que pudo y mientras caminaba hacia el omega como insecto siendo atraído a una muerte segura, pensó en alguna frase cliché que podía usar; quizás decirle que lo ayudaría a llevar sus libros o su mochila serían suficiente para montar una conversación ligera y así dejaría de ser un completo extraño.

Luego vendría la historia de amor donde le pediría matrimonio frente a una playa y los cientos de cachorritos vendrían con el tiempo, ya lo veía.

Pero antes de poner si quiera abrir la boca para lanzar su jugada, chocó con el hombro de alguien.

—¿A dónde crees que vas, Min? —ChanYeol lo miraba desde arriba usando su altura para intimidar y el alfa más bajo se alejó un poco, reteniendo un bufido. Lo que le faltaba.

—¿Qué? ¿No puedo cruzar el pasillo? —preguntó colocándose las manos en los bolsillos—. Si quiero caminar de un lado a otro es mi problema.

—Podría jurar que caminabas hacia mi JiMinnie —se tronó los dedos de sus manos, hablando en un tono molesto.

—Paranoico —soltó sin ideas de qué responder, esperaba no decir algo estúpido—. Igual si caminaba hacia él o no, no es tu problema. Quizás sólo quería agradecerle por ser amable conmigo luego de que casi me mataras en el entrenamiento.

—¿Sí? Pues de nada, ahora vete —gruñó.

—¿Por qué tanta prisa? —jugó con su suerte, lo mínimo que recibiría de eso era un ojo morado, Chan estaba perdiendo la paciencia.

YoonGi sentía la mirada del omega encima de él pero no estaba seguro,  si giraba a verlo era muy posible que tartamudee y quede en pena frente al orejón. No es como si no hubiera quedado en pena frente a varias personas antes, pero esto era en serio.

—Yeolie, vamos —le dijo JiMin, jaloneándolo un poco del brazo—. El profesor Lee me regañará por llegar tarde.

Ah, que linda voz tenía JiMin, en serio...

No, esperen. Esa era información importante.

¿Lee? ¿El único profesor Lee de todo el instituto? ¿Quién daba clases de baile? 

Miró con curiosidad al omega, sus mejillas calentándose cuando los ojos de JiMin le correspondieron y de entre sus abultados labios salió una sonrisita tímida, quizás era un saludo, pero Min la tomó como coqueteo.

Su boca se abrió, quien sabe para qué estupidez decir, pero fue interrumpido.

—¡Min YoonGi, regrese aquí! —se encogió en su puesto cuando escuchó la voz de su profesor—. ¡Yo no le di permiso para que se fuera a conversar, ¿quiere un castigo?!

El Park más grande lo miró con sorna mientras que el menor desvió la mirada con una sonrisita que se notaba que quería retener, él por su parte se dio media vuelta para regresarse a su aula con la cara roja, se sentía humillado. Incluso fue peor cuando el hombre empezó a sermonearlo en la puerta, los hermanos no se iban y estaba seguro de que JiMin lo veía como un alfa penoso.

Quiso llorar.

—Vamos JiMinnie —escuchó a ChanYeol—, estoy sintiendo mucha pena ajena ahora mismo.

Min apretó sus labios en una fina línea. No es que él pensara que desear el mal fuese lo mejor del mundo, de hecho no le gustaba, pero ojalá la esposa del profesor dejara todas sus camisas marcadas por la plancha.

—Entonces JiMin te ve como un fracasado —ese fue Nam.

—¡Sí! —lloriqueó con la cara en la mesa.

—No es sorpresa...

—Claro, ¿y cómo lo sabes? —ahora preguntó HoSeok, ignorando el comentario de Nam.

—¡Es lo más obvio! —dijo sin levantarse—. Seguro también el idiota de ChanYeol le dijo muchas cosas de mí y se las creerá porque se nota que ve a su hermano como si fuese un héroe o algo así —lanzó un quejido—. Mi vida es una constante ruleta de sufrimiento y dolor...

—No empieces con cosas emo que para eso podemos llamar a JungKook a la mesa —Nam señaló al alfa con un movimiento de su mentón, este casi sabiendo que lo habían mencionado se giró hacia ellos y cuando los encontró mirándolo, los saludó con su mano junto a una mueca aburrida.

HoSeok lo saludó con sus manos completamente elevadas mientras sonreía en grande y Jeon pareció reír.

—Hablando de eso —regresó su atención a sus amigos—, él aún no acepta nuestra invitación para estar en el equipo, dice que tiene cosas más importantes que hacer.

—Seguro invocar demonios o cosas así —se burló el omega.

—¿Ese no eras tú? —preguntó YoonGi con una mejilla sobre la mesa y HoSeok se rió un poco—. Con tu cara de muerte cualquiera lo cree.

Nam cambió su expresión a una mucho menos amigable.

—¿Tú no estabas sufriendo porque JiMin jamás te hará caso?

—¡Cruel! —golpeó su frente contra la mesa, lloriqueando.

—Vamos Yoon, piensa en otra cosa que no sea tu fracaso —le aconsejó su otro amigo, el alfa bufó y volvió a recostar su mejilla contra la madera.

Min YoonGi no era alguien que se quejara constantemente de su vida, tampoco alguien a quien le molestaba lo que las demás personas pensaran de él, pero está más que claro que las cosas empezaron a cambiar después de ver al lindo omega rubio y de que este le llamara lo suficiente la atención como para cuestionarse muchas cosas de sí mismo. Parecía que su lado alfa de «tienes que impresionar» se había encendido de repente y era frustrante. Al él nunca le había importado llamar la atención de los omegas y su madre un par de veces le había mencionado que parecía más un beta.

Recordó como en sus jóvenes trece años una chica omega intentaba seducirlo con sus feromonas, queriendo llamar su atención porque estaba claramente flechada por él. Cualquier alfa hubiera caído y la invitaría a salir luego, pero él sólo le dijo que apestaba. Ella se fue llorando y él quedó como el «alfa rarito».

Pero HoSeok le había dicho que dejara de pensar en su fracaso entonces debía darle otro rumbo a sus pensamientos.

—Creo que JiMin está en el club de baile —murmuró mirando a la nada y entonces, como si hubiera tenido una revelación, se sentó derecho llamando la atención de sus dos amigos—. ¡Baile! ¿A qué hora son las prácticas?

—¿Nos ves caras de...?

—Después de clases, a las cuatro.

Ambos miraron a HoSeok y este enrojeció casi por completo.

—Bueno, hm, es que el club de teatro también empieza a esa hora... y... ya saben... —se rascó la mejilla mirando hacia otra parte y YoonGi asintió lentamente en entendimiento, Nam viró los ojos.

—Ustedes y sus enamoramientos harán que me den nauseas en cualquier momento —se quejó acariciando el puente de su nariz, YoonGi lo miró con algo parecido a un puchero—. Desde ahora aviso que no me quedaré aquí hasta las cuatro.

—¿Y qué harás cuando te vayas? —preguntó aburridamente el peli-azul—. Tu vida no es tan emocionante.

—No, pero me parece más emocionante ir a mi casa a dormir que a quedarme a ver como ustedes babean por personas que no saben que existen.

—¡Cruel! —lloriquearon ambos.

Luego del almuerzo los tres se fueron a su siguiente clase en completo silencio y mientras caminaban por el pasillo vieron a ChanYeol con su brazo sobre el hombro de su hermanito, ambos caminando tranquilamente hacia quien sabe dónde. Nam tuvo que tomar de la camiseta a YoonGi para evitar que corriera hasta el mocoso e hiciera algo estúpido.

Era extraño, porque a pesar de ser mayor que JiMin, parecía que su hermano tenía todo el tiempo del mundo para cuidarlo de cerca, YoonGi se preguntó si ese gigante iba a clases siquiera.

—Entonces te irás así nada más.

Síp.

—Nos abandonarás —siguió.

—Ajá.

—No te importa dejarnos indefensos cuando sabes perfectamente que eres el único de los tres que sabe intimidar a la gente —HoSeok asintió de acuerdo con eso.

—En absoluto.

—Y si Chan se aparece para matarnos tú sólo estarás en tu casa durmiendo.

—Exacto. Ni siquiera les abriré la puerta si llegan corriendo.

—Bien —YoonGi dio un paso hacia atrás—, no era necesario ser tan específico —puso una mano sobre su corazón y fingió dolencia.

—También pueden venir conmigo y se quedan en mi casa a comer —señaló la salida, ambos amigos se miraron y parecieron dudar—. Habrá brochetas de cordero —movió sus cejas.

—Eso es jugar sucio —se quejó el único alfa—. Pero ya lo decidí, quiero ver que tal baila mi futuro omega.

—¿Y si baila horrible? —enarcó una ceja.

—Pues el amor puede contra todo —se dio media vuelta, dispuesto a irse caminando—, ¡buen bailarín o no, nos casaremos! —anunció mientras se iba.

NamJoon miró entonces a HoSeok con una mueca de fastidio, este se encogió de hombros para finalmente irse con YoonGi hacia el interior del instituto nuevamente. 

Normalmente no le permitían la estadía dentro de las instalaciones a aquellos que no formaban parte de ningún club y el peli-rosa ya se estaba imaginando como uno de los profesores los sacaría a patadas de ahí, se rió y empezó a caminar para irse.

Sin embargo, cuando dio un paso hacia la salida se dio cuenta de la presencia de alguien más afuera. Tranquilo y sonriente mientras miraba su celular ahí estaba Kim SeokJin, y parecía estar esperando a alguien. Sus mejillas se tiñeron de un ligero rubor y miró a todas partes pero la única salida era esa, miró nuevamente el pasillo y se preguntó rápidamente qué sería peor: ir con sus amigos hacia un posible regaño/muerte o caminar y encontrarse con el alfa.

Apretó los labios y se dio media vuelta.

Cuando se acercó lo suficiente a la pareja de idiotas, YoonGi levantó la mirada y le sonrió gatunamente.

—Viste a SeokJin, ¿no?

—¡¿Por qué no me dijiste que estaba ahí?! —le reclamó con la cara roja.

—Porque hubiera sido gracioso ver que se encontraran, ¿no, HoSeok?

—¡A mí no me metas, yo amo vivir! —levantó sus manos en rendición cuando el omega lo miró furioso.

NamJoon se masajeó el puente de la nariz como por quinta vez en el día y miró por última vez a Min con una mueca molesta.

—Tramposo.

—Sí pero ahora estás aquí, no puedes retractarte —se encogió de hombros con una sonrisita decorando su pálido rostro.

—Te odio... —murmuró.

—Me amas~.

—Ustedes son un caso —se burló el beta.

Las puertas de los salones para los clubes, y para casi todo los salones en general, tenían ventanas en las parte de arriba de las puertas, una pequeña sección que sólo la gente alta tenía la dicha de disfrutar. Por ende, el único de un metro ochenta miraba como su amigo de uno setenta pegaba unos muy graciosos brincos para poder ver a "su omega".

—Malditas puertas —jadeó cansado—. No entiendo para qué hacen esto tan alto, no todos los alfas somos gigantes, estúpidos estereotipos —arrugó su nariz como si fuera un gatito y se puso de puntillas, viendo apenas algo.

—Podemos irnos —intentó aconsejar NamJoon pero YoonGi lo ignoró olímpicamente mientras miraba con atención la puerta.

—Ya veré como le hago... —movió su mano en un ademán para que se callara, su atención puesta sobre la madera.

—Sinceramente —empezó Nam—, de HoSeok espero esto porque, bueno, está desesperado, pobrecito —Jung lo miró mal—. ¿Pero tú YoonGi? a ti te gustan las caras lindas, a veces, y luego te olvidas de sus nombres. ¿Recuerdas a BamBam?

El alfa lo miró y abrió la boca para defenderse, pero dudó y la cerró, finalmente preguntando:

—¿Quién?

—Exacto —lo miró sin ganas, si esto se seguía repitiendo ya se haría costumbre.

—¿Tienes una afición por hacerme quedar mal, no es así? —se cruzó de brazos, mirando acusadoramente a su amigo. NamJoon ni siquiera se esforzó en negarlo, asintiendo tranquilamente y sin remordimientos.

HoSeok estaba a unos metros de ellos, lo suficientemente cerca para escucharlos y a sólo una puerta de distancia. Miraba casi hipnotizado por la ventanilla del salón continuo al que estaba intentando mirar YoonGi, y no era para menos, no cuando el atractivo alfa llamado Kim TaeHyung estaba del otro lado.

Una sonrisita se le escapó cuando el peli-gris se levantó de su puesto y empezó a leer una hoja, completamente concentrado en lo que hacía y decía, le salía natural. Tae era conocido por estar entre los mejores del club de teatro, por su hermoso rostro y curiosa sonrisa, todo un genio para las clases de filosofía e historia, incluso se le daban bien las matemáticas y la física.

Era algo así como un chico muy popular. No tenía un grupo de amigos fijo pero si se juntaba con todo el mundo, no era creído en ningún sentido y trataba a todos amablemente. Daba la impresión que todas las características que hacían a una persona única y linda se hubieran fusionado en un mismo ser. No tenía pareja y era realmente deseado, pero claro, era inalcanzable para HoSeok por una sola y muy obvia razón.

TaeHyung era un increíble y guapo alfa.

HoSeok un aburrido y reemplazable beta.

Los betas no tienen historias de amor con los alfas, ese puesto es para los omegas. Los betas son sólo objetos de diversión para alfas u omegas, luego son abandonados cuando estos encuentran a su otra mitad. Los betas no deberían desear estar con alguno de ellos porque sólo les traería dolor, pero HoSeok estaba quizás un poco muy flechado por Kim TaeHyung.

Estuvo tan metido en su burbuja de sufrimiento que no se dio cuenta que Tae le había dirigido una mirada curiosa, cuando se dio cuenta su cara explotó en rojo y la sonrisa cuadrada del alfa apareció junto con un saludo. De inmediato se alejó de la puerta y caminó de regreso hasta donde estaban sus amigos, rezándoles a todos los dioses que al alfa no se le ocurriera salir del aula.

Aunque la vergüenza le duró poco al momento de ver a sus amigos, incluso tuvo que taparse la boca para no soltar una gigante carcajada. Nam le lanzó una mirada de odio y YoonGi estaba sonriente mirando por la ventanilla; el omega lo cargaba por la cintura y HoSeok pensó en lo debilucho que lucía el peli-azul.

NamJoon era sólo media cabeza más alto que Min, pero parecía haber más diferencia.

—Necesito saber cómo ocurrió esto —se acercó con una sonrisa que intentaba retener, el peli-rosa viró los ojos.

—Min juega sucio —murmuró como una explicación, reacomodando su agarre—. Era esto o hacer de taburete.

—Ah, buena decisión —se rió bajito, Kim lo golpearía si no tuviera las manos ocupadas.

A pesar de verse como un tonto mientras era cargado por un omega, YoonGi no parecía en absoluto afectado. Toda su atención estaba fija en el aula.

—Oh, le toca a JiMin —se removió un poco, mirando sonriente al omega que se estaba levantando de su puesto—. Creo que la música empezó, no escuchó una mier... ¡Qué lindo!

—¡Shhh! —lo callaron ambos y el alfa no vio mejor manera de liberar su emoción que con patadas al aire.

HoSeok se acercó a la ventanilla y se puso de puntillas, viendo al rubio hacer una coreografía lenta que estaba empezando a tomar rapidez. Enarcó una ceja y miró a su amigo, este parecía estar viendo la mejor obra de arte del mundo, con esa sonrisa boba en su rostro.

—Dime que al menos hace un twerk para que esto valga la pena —se quejó NamJoon sin poder ver más que la mata de cabellos azules de YoonGi. Soltó aire por la nariz con frustración y el alfa lo sintió justo en el cuello, provocándole un escalofrío.

—Hey, hey, cuidado con tus insinuaciones.

—Cállate estúpido, tú no eres él que está cargando a alguien que pesa más de lo que aparenta.

—Dejen de pelear —les regañó HoSeok, seguía concentrado en los movimientos del omega—. Whoa, verlo bailar hace que me den ganas a mi también.

—Hasta a mí —comentó YoonGi, sonriendo.

—A mí no —soltó Nam—. Bueno, no sabría decirles, ¡ojalá pudiera ver!

—¡Shhh! —ahora él fue silenciado.

Se mantuvieron unos segundos callados ya que los movimientos del rubio eran hipnóticos, no era profesional pero bailaba muy bien, se notaba que tenía mucho talento. Los brazos del omega se empezaron a acalambrar y faltaba poco para que la canción terminara.

—Eh... siento que se me caerán los brazos, Yoon.

—Espera, luce muy lindo ahora mismo —sus ojos brillaban y casi podía sentir a su lobo gritarle que quería estar cerca de él—. Ah, en serio, bailaría todo lo que quieran si JiMin fuese mi maestro...

—¿JiMin?

Los tres se giraron hacia la voz gruesa, al instante los brazos del peli-rosa soltaron a YoonGi y las caras de los tres se mantuvieron en shock cuando entraron en cuenta de que estaban viendo a Park ChanYeol, sudado, jadeando, seguramente hacía minutos estaba entrando en la cancha ya que seguía con el uniforme puesto. Sus corazones parecieron detenerse y retuvieron el aire, pensando estúpidamente que si no se movían entonces no serían vistos.

—Ustedes... ¿Están acosando a mi hermanito? —su voz sonó dos tonos más graves y su mirada se oscureció en cuestión de segundos. Parecía un toro furioso.

No sabían qué decir, ni siquiera se miraron las caras.

—¡Los voy a...!

—Corran.

Ninguno se opuso a la orden del peli-azul y salieron corriendo entre gritos de pánico, unos más agudos que otros.

Tuvieron que cruzar por diferentes pasillos y estuvieron a punto de caerse al suelo en varias ocasiones. ChanYeol los seguía casi alcanzándolos, gruñendo como un perro rabioso. NamJoon les gritó un par de veces que los odiaba y HoSeok lloriqueó diciendo que era demasiado joven para morir, entonces cuando cruzaron un pasillo casi vacío, YoonGi consiguió un escondite y los metió a los tres dentro del armario del conserje.

ChanYeol corrió por su lado sin siquiera darse cuenta y los tres suspiraron en alivio. Los segundos pasaron mientras sus respiraciones y corazones se calmaban, hasta que, cuando se sintieron a salvo, NamJoon decidió abrir la boca:

—¡Los odio como no tienen idea! —vociferó, sintiendo que se ahogaba en el reducido y oscuro espacio.

—¡Sí, ya lo dijiste! —le reclamó de vuelta el alfa.

—¡Pues lo repito! ¡Los odio!

—Vi mi vida pasar frente a mi ojos —lloriqueó el beta, abrazando a YoonGi.

—HoSeok, deja mi brazo —ese fue Nam.

—Uh, perdón...

—No veo nada —se removió un poco YoonGi, y Nam soltó un quejido.

—Mi ojo, imbécil —levantó su brazo para acariciar la zona y sintió como su codo golpeaba algo.

—¡Mi nariz, idiota! —se quejó Min.

—¿Y si salimos de aquí? —ahora sí tomó el brazo de YoonGi—. Le tengo miedo a la oscuridad...

—No seas nena —murmuró NamJoon.

—Sí, mejor salgamos, creo que Chan ya se fue —tomó el picaporte luego de tantear en la oscuridad pero este no quiso girar. Frunció el entrecejo y lo volvió a hacer con más fuerza, pero no sucedió nada.

Por la sagrada Diosa lunar y cualquier otra mierda religiosa, si ChanYeol no lo había matado NamJoon sí que lo haría.

—Eh... chicos... —se rió nerviosamente.

—No me digas que es lo que creo...

—¿Qué? ¿Qué pasó?

—Creo que estamos encerrados...

—¡Maldita sea! —intentó patear a YoonGi pero quien lanzó un quejido por el golpe fue Jung—. ¡No era para ti, lo siento!

—¡Sólo dejen de moverse! —les ordenó el beta.

—¡A mí no me mandas!

—¡Hazle caso, idiota!

—¡Deja de insultarme, estúpido!

—¡¿Quién nos metió aquí en primer lugar?! ¡El idiota de Min YoonGi que parece que piensa con el pene desde que conoció a Park JiMin! —reclamó el omega.

—¡¿Ah sí?! ¡¿Pues quién los salvó entonces?!

—¡No tendrías que haberlo hecho si no nos hubieras metido en este lío en primer lugar!

—¡Un gracias no te matará!

—¡Pues gracias por nada!

—¡De nada por nada!

—¡Ya cállense par de idiotas!

Entonces, entre tantos gritos, escucharon el cerrojo de la puerta soltarse y miraron con terror a quien pensaban era el alfa que anteriormente los seguía. Incluso se tomaron de las manos murmurándose disculpas y frases como "no quiero morir tan joven". Sin embargo, la cara confundida de JungKook fue lo que vieron al otro lado y antes de que el muchacho formulara alguna pregunta los tres se abalanzaron sobre él para abrázalo en agradecimiento.

El contacto no duró mucho, ni siquiera lo dejaron quejarse por completo cuando ya se habían separado de él para inmediatamente salir corriendo hacia la salida del instituto. El alfa sólo los miró irse mientras tenía todo su peinado hecho un desastre y una cara de confusión total.

Dibujo hecho por @Nza_art, la pueden encontrar con ese nombre en Instagram. 

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