Pov's Megan
Una vez anunciada la pelea, todos estaban rodeando el ring que se encontraba al centro del lugar.
– ¡Bien señores y señoritas veamos quién gana en estas 5 peleas donde los chicos retan a las chicas! –ríe un poco– ¡Esta noche pelearan 5 chicas que extrañamos en el ring! –señala donde nos encontrábamos nosotras– ¡Wild Beast! ¡Crystal! ¡Diamond! ¡Thunder! ¡Y nuestra Queen! –subimos Vanesa, Erika, Camila, Sara y yo en el mismo orden de nuestros apodos.
Somos las mejores peleadoras de aquí y lo eramos en Chicago, también competíamos allá. Vemos las caras de los chicos que nos retaron a pelear y estaban más blancos que una hija de papel.
– ¡Por otro lado, los retadores! –suben los mujeriegos tratando de que no se les note lo asustados que están– ¡Qué comience la pelea! –para nuestra suerte, notese el sarcasmo, Derek y los demás se encontraban mirándonos fijamente a un costado del ring.
Empezamos a pelear encargándonos de uno de los idiotas que nos retaron, dejándome al idiota mayor. Lanzó golpes a mi rostro y abdomen, pero yo solo los esquivo. Luego de un rato se nota que esta cansado y ahora yo empiezo a lanzarle golpes, con la diferencia que los míos si le dan en el cuerpo próximo a tener hematomas. Después de varios golpes me giro dándole una patada en abdomen y le doy un golpe seco en el cuello dejándolo inconsciente.
Se escuchan los gritos de todos los presentes, veo a las chicas dándome cuenta que solo faltaba yo por terminar de pelear.
– ¡A nuestras bellas damas no las derrota nadie! –Steve se acerca hasta nosotras levantando mi brazo derecho, las chicas también lo hacen– ¡Las mejores guerreras de toda Italia vuelven al ring con todo! –sonrie sabiendo lo que viene– ¡Veamos si la hermosa Queen y sus chicas superan su récord de chupitos! –nos dirige a la barra improvisada. Nuestro récord es de 30 chupitos en 1 minuto y 30 segundos, veamos si lo superamos– Bien chicas, ahora tienen que ser 30 chupitos en 1 minuto –nos anima colocando los chupitos frente a nosotras– ¡Qué corra el tiempo! –empezamos a tomar los vasitos y tomarnos el contenido sin mirar a nadie, sintiendo un pequeño ardor bajar por la garganta. Cuando termino mis 30 chupitos levanto los brazos en forma de victoria, miro en cronometro con el número 40 destacado en rojo. Sara y Erika se demoraron 43 segundos, mientras que Vane y Cam 46 segundos– ¡Superaron su récord en menos de 60 segundos! –anima a las personas que nos rodean– ¡Un placer tenerlas de vuelta en la pista! –nos subimos a la mesa gritándole al DJ que suba la música.
Duramos un rato más divirtiéndonos y bailando, pero ya teníamos que irnos. Nos montamos en nuestras motos y aceleramos hasta llegar a nuestra mansión, si es demasiado grande para nosotras pero cuando viene mi madre, mi tía y mi pequeño primito, tenemos los cuartos suficientes para todos.
Cuando llegamos cada una se fue a su habitación. Me di una ducha rápida, me coloque una polera simple con un short para lanzarme a la cama y dormir profundamente.
Pov's Derek
Esta chica cada día me sorprende más, la pelea y la ronda de chupitos nos dejo muy sorprendidos a todos nosotros.
Me levante con un dolor de cabeza insoportable por todos los tragos que tome ayer, los chicos deben estar igual o peor que yo. Baje las escaleras hacia la cocina encontrándome con Sebas y Jake sentados con las manos en la cien.
– Bonita resaca ¿no? –saco una pastilla para cada uno junto con tres botellas de agua y se las entrego tomando mi pastilla.
– Cállate, la cabeza me va a explotar –alega Jake para después tomarse su pastilla.
– ¿Qué hora es? –pregunta Sebas medio dormido.
– Son las 2:30 de la tarde –digo mirando el reloj de la pared.
– Carajo, tenemos que hablar con las chicas –recuerda levantándose– Se van a bañar y a vestir, los quiero aquí en 20 minutos –se dirige a las escaleras– ¡Despierten a Jack y Liam! –grita desde las escaleras.
Con Jake nos miramos sonriendo maliciosos, agarramos dos cubetas llenandolas de agua para subir y entrar a las habitaciones de Liam y Jack. El despertó a Jack tirandole el agua y yo a Liam de la misma forma para después correr a nuestras habitaciones encerrándonos.
Ya calmado entro al baño, me doy una ducha, salgo y me visto con una polera negra, encima un poleron de color verde, unos jeans negros y zapatillas blancas.
Estaba bajando las escaleras cuando recibo una llamada de Damián.
– Hola Derek –contesta muy serio.
– ¿Damián que ocurre? –frunzo el ceño.
– No encontré nada –suelta de golpe.
– ¿A qué te refieres? –suspiro preocupado.
Si no encontró nada es por que es más que solo una corredora y peleadora clandestina.
– Joder Derek, no encontré nada de nada –gruñe frustrado– No encontré nada de Megan, ni de Sara, Erika, Camila y Vanesa –bufa– Sabes perfectamente que si no encontré nada de ellas es por que están involucradas hasta el fondo en el bajo mundo –advierte.
– Mierda, ahora nos vamos a juntar con ellas para hacerlas hablar cueste lo que cueste –lo admito, estoy enfadado.
– Ten cuidado en lo que haces Derek, no sabes en que están involucradas –dice más calmado.
– Lo tendré –tomo una manzana de la cocina– Gracias por todo Damián –voy a la sala.
– No hay de que –cuelga la llamada.
Los chicos ya estaban en la sala por lo que tomamos las llaves de los vehículos y fuimos a la cochera. Nos montamos en nuestras motos acelerando a la casa de las chicas. Luego de 20 minutos llegamos al frente de una mansión con guardias por todos lados.
Nos dejaron pasar, estacionamos las motos y entramos a una sala donde Vane y Cam estaban sentadas con la mirada fija en la pared, Sara y Erika estaban de brazos cruzados mirando la pared sentadas en unas sillas y Megan estaba parada con la mirada perdida, la mandíbula tensa y las manos hecha puños.
– ¿Se puede saber por qué estaban buscando nuestros historiales? –pregunta fría.
Pov's Megan
Mientras almorzaba con las chicas, me entro una llamada de Damian, un muy buen amigo de nosotras. Estábamos recordando las niñerías que hacíamos con mis hermanos cuando eramos niñas y nos interrumpe el sonido de mi móvil.
– Megan –saluda una voz masculina del otro lado.
– ¿Damián? –contesto sorprendida saliendo al patio.
– Si, soy yo –ríe– Tienen un problema –directo al punto.
– ¿De qué se trata? –cuestiono seria.
– Derek y los demás me pidieron investigar todas ustedes –carraspea– Todavía no hablo con ellos, diré que no encontré nada –suspira.
– Gracias por avisar –tendremos que hablar con ellos, no tienen que enterarse de nada.
– Denada preciosa –cuelga.
– Chicas tenemos un problema –entro a la cocina.
– ¿Qué pasa? –inquirió Sara al verme sería.
– Los chicos le pidieron a Damián que nos investigara –mando un golpe a la pared– Están tratando de saber quienes somos –acomodo mi cabello hacia atrás.
– Mierda –musita Vane– No se pueden enterar por nada del mundo, las consecuencias no son bonitas –recuerda.
– Vayan a vestirse, supongo que van a venir –subo a mi habitación.
Lleno la bañera con agua mientras me despojo de mi ropa y trato de relajarme. Luego de un rato termino de ducharme, salgo dejando todo ordenado. Voy al armario decidiendo que ponerme. Elijo una polera suelta con las etapas de la Luna, un short negro y botas negras. Claro que ahora no me puse chaqueta para no tapar los tatuajes de mis brazos por lo que ahora se ven. En general tengo varios tatuajes que me los hice al llegar a Italia. (Multimedia)
Bajo a la sala encontrando a las chicas sentadas con las miradas fijas en algún punto. Yo me quedo parada apoyada en una pared.
Los chicos no se pueden enterar quienes somos realmente, el riesgo es grande, tenemos muchos enemigos atrás de nosotras. Si se llegarán a enterar podrían correr el riesgo de que los secuestren y los torturen para sacarles información, se que son parte de la segunda mafia más poderosa del mundo y se saben defender, pero no quiero que les ocurra nada.
Después esta él. La razón por la cual me vine a Italia, la razón de estar rota por dentro y mostrarme fría delante de los demás. La razón por la cual tengo mi corazón encerrado en una caja de metal con mil cerraduras. Gracias a él tengo mil heridas que dejaron cicatrices tanto sentimentales como físicas y gracias a él tuve que matar a la fuerza a alguien que consideraba mi familia.
Escucho como afuera se estacionan las motos y la puerta principal ser abierta. Los chicos aparecen con rostros sin expresión esperando alguna reacción de parte nuestra.
– ¿Se puede saber por qué estaban tratando de buscar nuestros historiales? –hablo en un tono demasiado frío.
¿Qué puedo decir? Estoy cabreada.
– Megan contrólate –previno Sara al ver mis ojos más oscuros de lo normal.
– Tenemos que saber de alguna forma quienes son –aclaró Sebastian.
– Eso a ustedes no les importa –bramé seca cruzándome de brazos, hay recién los chicos notan mis tatuajes.
– Nos importa por que eres nuestra hermana y amigas –espeta Jack en tono brusco.
– ¡¿Les importa?! No me hagan reír. Si les importara dime ¡¿donde mierda estaban cada vez que yo los necesitaba en Chicago?! –me separó de la pared avanzando unos pasos– ¡¿Acaso saben por todo lo que pase estando allá?! ¡¿O si quiera saben por qué me fui de esa ciudad?! ¡No, no lo saben porque se la pasaban de fiesta sin importar lo que yo sentía tras la muerte de Ana! ¡Solo tenía 15 años, maldita sea! –la bofetada por parte de Jack no se hizo esperar– Ninguno tiene la más mínima idea de por lo que pase antes de venir a Italia –retrocedo los pasos que avancé– ¿Cómo creen que me sentí cuando murió alguien que consideraba mi hermana? Aún más sabiendo que yo fui la culpable –aparto la mirada con lagrimas en los ojos.
– ¿Qué quieres decir? –interviene Sebas– Ana murió en un accidente –rió sarcástica.
– Ni siquiera saben eso Sebastian –ruedo los ojos– No conocen cada parte de mi como lo hacen ellas –señalo a las chicas– Gracias a ellas logre salir de donde me estaba metiendo y solo ellas saben por todo lo que pase en ese infierno –lagrimas ruedan por mis mejillas– Solo... Necesito estar sola –agarro las llaves de mi moto y salgo corriendo a la cochera escuchando los gritos de las chicas para que me detuviera. Mi respuesta solo fue subir a la moto y acelerar dirigiéndome al único lugar en que puedo estar tranquila.
Pov's Erika
Salimos detrás de Megan intentando alcanzarla sin éxito.
– Síguela –le ordeno a Sara.
Asiente y se sube a su moto acelerando para alcanzarla.
– Tenemos que hablar con ella –asegura Sebas tratando de seguirla en su moto, le quito las llaves antes que haga algo.
– Nadie irá a buscarla –exclamé– Todos a dentro, ahora –señalo la puerta de entrada.
Nosotras sabemos a lo que se refería Megan y lo difícil que es para ella. Nos costo mucho hacer que saliera de la depresión en la que estaba, estuvo casi 4 meses encerrada comiendo una vez al día y se la pasaba llorando. Sin darse cuenta se estaba arrastrando a abismo sin fondo. Cuando decidió salir de la habitación era fría, en su mirada no se mostraba emoción alguna y se estaba destrozando por dentro. La conversación que acaban de tener le afecto y la única salida que encontró para controlarse fue salir de aquí.
Una vez todos dentro de la casa, Camila los guía hacia el jardín para estar más cómodos.
– ¿Qué va a pasar con Megan? –pregunta Jack con la preocupación reflejada en su rostro.
– Esperar a que se calme –le responde Vane mirándolo fijamente.
– Sé que no reaccione de la mejor manera y estuvo mal abofetearla, ¿vale? –refunfuño frustrado.
– ¿Nos contarán lo que paso en Chicago? –inquiere Derek mirando un punto fijo.
– Es decisión de ella, no nuestra –indicó Cam– Nosotras no podemos forzarla a nada –suspira– Les vamos a contar una parte de la historia, solo no pregunten nada –asienten.
– Cuando llegamos a Italia, Megan estuvo prácticamente 4 meses encerrada y comía una o dos veces al día –comienza a relatar Vane.
– Intentábamos de todo para que se animará o saliera de su habitación, nada daba resultado –sigo yo.
– Decidió salir de la habitación por su cuenta, aunque no era la misma. Sus palabras eran más frías y no reflejaba ninguna emoción en sus ojos, era como si estuviera vacía –musito.
– A las chicas les costo demasiado que volviera a ser yo misma –interrumpe Megan llegando con Sara atrás de ella– Sin darme cuenta me estaba rompiendo por dentro, aún más de lo que estaba –termina de hablar con la mirada perdida.
– ¿Qué paso para que estuvieras tan mal? –pregunto Liam observándola detenidamente.
– Tuve que tomar una decisión que me marcaría el resto de mi vida –declaro haciendo una mueca.
– ¿Qué decisión? –cuestionó Jack provocando que Megan lo mirara con ojos llorosos.
– Elegir a quién de los tres tendría que asesinar –masculló.
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