Maratón 4/5
¡Estamos en el puesto #6! ¡INFINITAS GRACIAS!
ANNA
Observo con impaciencia el reloj en mi muñeca, llevaba cerca de media hora esperando a Montserrat en la cafetería que habíamos acordado, sin embargo, parecía que aún no tenía intenciones de llegar.
No entendía porque seguía viniendo puntual a nuestras reuniones cuando prácticamente nunca llegaba a la hora, Montserrat Lewis y la puntualidad no se llevaban bien.
Resignada a que probablemente tenga que esperar mucho rato antes de que ella apareciera, recargo mi espalda en el respaldo de la silla antes de tomar la taza de café y darle un sorbo. El líquido se encuentra demasiado frío ahora para mi gusto, así que regreso la taza a su lugar mientras intento hacer desaparecer el sabor de mi boca.
— ¡Lo siento, de verdad! —Levanto la mirada en cuanto escucho la voz de Montse, una risa divertida me invade al notar lo apresurada que luce. Ella se acerca para envolverme en sus brazos y luego deja un beso en una de mis mejillas antes de tomar asiento frente a mí.
—No pasa nada —Hago un ademán con una de mis manos para restarle importancia.
—Perdón, es solo que el estudio de moda me tiene un poco ocupada —confiesa con una mueca. —En todo caso ¿qué era ese asunto tan importante que no podías contarme por teléfono? —inquiere al tiempo que toma el menú que se encuentra en el centro de la mesa, le da una rápida mirada como si de verdad lo estuviese analizando. Esa era una acción típica de ella, revisar con detalle el menú, aunque siempre terminaba ordenando lo mismo.
Extiendo una de mis manos a través de la mesa para conseguir bajar el menú que cubre parte de su rostro. Ella me observa con un destello de extrañeza.
—Necesito toda tu atención —informo. Ella baja el cartón de inmediato mientras adopta una postura cómoda.
—Soy todo oídos —afirma.
—Will y yo vamos a adoptar —mi voz sale casi en un susurro. Mis palabras parecen sorprenderla, demasiado, ya que por varios segundos no hace nada más que mirarme con escepticismo.
—¿Estás hablando en serio? —inquiere entrecerrando los ojos —Si esta es una clase de broma juro que...
—No es ninguna broma —sentencio portándome tan seria como me es posible. —estoy hablando en serio.
—¡Oh, es increíble! —el chillido emocionado que lanza me hace reír —¿Cómo pasó? Es decir, no creía que William y tú decidieran convertirse en padres tan rápido.
—Fue todo tan rápido —confieso —creo que en cierta parte aún creo que es una locura, pero parece ser que ambos queremos hacerlo. Es decir, esa pequeña nos ha eclipsado a ambos. William la quiere tanto como yo y la adopción parecía ser la mejor idea.
—Realmente me alegro por ustedes —afirma —¿Has hablado con tus padres? ¿Cómo lo tomaron?
Le doy otro sorbo a mi taza y hago una mueca. Debería pedirle al mesero que me trajera otro. Levanto el brazo llamando la atención del chico que atiende las mesas y él se acerca hasta donde nos encontramos sentadas.
Le indico lo que necesito y mi amiga pide la misma orden de siempre. Un café expreso acompañado de un croissant, me decido a pedir un pan de almendras para acompañar el café, y cuando el chico se ha marchado, me atrevo a responder la pregunta de mi amiga.
—No lo saben aún —Respondo, ella me mira por un par de segundos y forma una mueca con sus labios. —Montse, sé lo que mi padre me dirá y ni que decir de mi madre, probablemente quieran interferir en el proceso de adopción y hacer todo con tal de impedir que lo consiga. Prefiero darles la noticia cuando Sol sea oficialmente nuestra hija.
— ¿No crees que sería mejor decirles de una vez? —Cuestiona —Al menos puedes estar prevenida de lo que harán.
Niego un par de veces. No era buena idea decirles a mis padres lo que planeaba hacer. Si no contaba con su aprobación, sabía que harían cualquier cosa para que William y yo no lo consiguiéramos.
—Si les digo mis planes son capaces de hacer hasta lo imposible con tal de que no lo consigamos —confieso —no quiero arriesgarme a que algo como eso ocurra.
Montse me lanza una mirada comprensiva. Sabía que ella entendía a la perfección, aunque jamás le había tocado vivir algo parecido, sus padres los señores Lewis eran las personas más amables y cariñosas sobre el planeta, irradiaban paz y amor con solo sonreír y los apreciaba demasiado. Esa cualidad era algo que adoraba de ella. Su capacidad para entender y ponerse en los zapatos de otras personas aun cuando ella no tenía idea de lo que era pasar por ello.
A lo largo de los años que llevábamos siendo mejores amigas, ella me había apoyado en innumerables ocasiones, sabía a la perfección lo cruel que podían llegar a ser mis padres y en una que otra ocasión había planteado la idea de fugarnos. Por obvias razones no lo habíamos hecho, aunque sus padres estarían más que encantados de ayudarnos yo no tenía forma de escapar de la prisión a la que llamaba hogar.
—Aquí están sus órdenes —El chico que había recogido nuestras ordenes llegó captando mi atención. Le sonrío amablemente y él me regresa la sonrisa antes de darse media vuelta y retirarse.
Cuando levanto la taza de café noto un pedazo de papel con un número escrito en él. Levanto la mirada para observar al chico al mismo tiempo que Montse suelta una carcajada.
— ¡Está casada amigo! —Grita y la mando a callar sin poder aguantar la risa al ver el semblante avergonzado del chico.
WILLIAM
— ¿Estás seguro de eso William? —Dann me mira por unos segundos antes de negar con la cabeza —No puedo creerlo, creí que tendría que pasar mucho antes de que pudiese verte como padre.
—Pues no pasó tanto, ya ves —John es el que habla esta vez —Pronto veremos a Will cambiando pañales.
Suelto una risa mientras observo a John, había decidido comunicarles la noticia a mis amigos porque no podía tolerar el guardar una información como esta. No sabía si el decirles a mis padres era buena idea o no, no tenía idea sobre la postura que tomarían en esto, jamás se podía esperar algo específico de ellos.
—¿Cuándo irán por ella? —Cuestiona John, me observa con curiosidad antes de llevarse una de las papas fritas a su boca.
—Primero tenemos que comenzar los trámites legales, ya la elegimos a ella por lo que el asunto será más sencillo. No tendremos que ingresar a la lista de espera para poder adoptarla y el trámite será más agilizado.
—Suenas a todo un abogado —Dann dice en tono burlón —Ya me quieres quitar el puesto.
Lo observo con diversión mientras niego un par de veces.
—Lo legal no es lo mío, para eso te tenemos a ti —mascullo con burla —Es bueno tener a un Smith en el equipo.
Dann rueda los ojos, sin embargo, la sonrisa que mantiene en los labios me hace saber lo orgulloso que está.
—Ahora me doy cuenta de lo triste y sola que es mi vida —Dann habla de nuevo haciendo un gesto melodramático con una de sus manos.
John y yo lo miramos extrañado sin saber muy bien de que vino ese comentario.
— ¿Qué estás diciendo? —Pregunta John soltando una pequeña risa.
—Mis dos mejores amigos ya tienen pareja, uno está casado y el otro con novia. Uno es padre y el otro está a punto de serlo. ¿Y qué hay de mí? Pues tengo salud. —eleva el vaso de refresco que sostiene en sus manos, como si invitara a un brindis.
Nuestras carcajadas llenan la habitación en la que nos encontramos. Y pasa mucho rato antes de que consigamos calmarlas.
—No tienes remedio —Dice John entre risas y yo no podía estar más de acuerdo.
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