ANNA
Un suspiro frustrado brota de mis labios cuando no obtengo una respuesta al otro lado de la puerta.
—¿Vas a decirme que sucede? —inquiero mientras dejo un par de golpes sobre la madera de la puerta —William, estoy preocupada —confieso.
—No tienes absolutamente nada de qué preocuparte —responde del otro lado. —ve a dormir.
—No puedo ir a dormir tranquila sabiendo que algo pasa —insisto —así que abre la puerta.
Un silencio es lo que obtengo como respuesta. Suspiro comenzando a creer que William no abrirá la puerta, cuando estoy por regresar a mi habitación, la puerta se abre.
—Pasa —masculla.
Él se adentra de nuevo a la habitación, permanezco un par de instantes en el umbral antes de seguirlo. Cierro la puerta con suavidad, observando a Will tomar asiento al borde del colchón.
—¿Qué es lo que ha pasado? —él resopla.
Hace aproximadamente un par de horas que William había llegado a la casa, tiempo en el que no hizo más que encerrarse en su habitación e ignorar mis innumerables intentos por hacer que abriera la puerta.
—Mi padre fue a verme hoy —confiesa.
—¿Hay algún problema con la empresa? —cuestiono.
—No, no tiene ninguna relación con la empresa —articula.
—¿Entonces? —él eleva la mirada, por la forma en la que me observa, capto inmediatamente que es lo que dirá a continuación. Un malestar se instala en mi pecho, creía que al aceptar el matrimonio las condiciones se acabarían, pero al parecer, no era así.
—¿Qué es lo que quieren ahora? —inquiero.
Un suspiro brota de sus labios mientras eleva su mirada al techo. Permanece en silencio por varios segundos antes de atreverse a fijar la mirada en mí.
—Hay un par de cláusulas en el contrato —masculla. —Unas que no me había tomado la molestia de leer, hasta ahora.
Algo se retuerce en mis entrañas, el sabor amargo se instala en mi boca mientras me preparo para lo que sea que dirá.
—¿Y qué es lo que dicen? —mi voz sale en un susurro. Soy consciente de la forma en la que William se debate entre decirme o no. —Sabes que ese contrato me afecta tanto como a ti —le recuerdo caminando hasta donde se encuentra.
Tomo asiento a su costado, apegándome a su cuerpo.
—Quieren que tengamos un hijo —sus palabras llenan la instancia, cayendo sobre mí como un balde de agua fría, tanto que por un par de segundos, me congelo por completo.
—¿Un...un hijo? —mi voz sale inestable —¿Cómo...?
—No sé cómo fui tan descuidado para no leerla —masculla con molestia —de haber sabido...
—No podemos tener un hijo —mi voz suena casi horrorizada al siquiera considerar la idea. —William no...
—Hey, tranquila —coloca una de sus manos sobre la mía, captando mi atención —no vamos a tener un hijo. Me aseguré de dejarles eso en claro —sentencia —creo que estaré desheredado. —comenta en broma.
Una risa me invade, sin embargo, no es lo suficiente para terminar de eliminar el malestar en mi sistema.
—¿Le has dicho a tu padre...?
—Que ni tu ni yo queremos un hijo en este momento —afirma —no voy a tener un hijo solo para cumplir sus deseos. Eso está muy por encima del límite.
—Claro que lo está. —concuerdo.
—No puedo creer ni siquiera entender por qué han hecho algo como esto. Es decir, no tienen suficiente con obligar a sus hijos a casarse, ahora, quieren que nos convirtamos en padres —la molestia es evidente en su voz, parece un tanto frustrado y el único método de apoyo que encuentro, es deslizar con suavidad una de mis manos a través de su brazo.
—Yo tampoco puedo creerlo, pero no es de extrañarse viniendo de ellos —Will asiente. Pasan un par de segundos antes de dejar reposar su cabeza sobre mi hombro, una sonrisa ladeada se cuela por mis labios ante su gesto. — ¿Sabes que si es lo que me sorprende? —inquiero.
Will emite un sonido parecido a una afirmación por lo que suelto una pequeña risa antes de continuar.
—Me sorprende el hecho de que le hayas hecho frente a tu padre —se separa de mi para mirarme atentamente, permanece unos segundos callado antes de hablar.
—Casarte es una cosa —Comienza a hablar, pero se detiene por un par de segundos —Pero tener un hijo es otro asunto totalmente distinto, es decir, es una vida ¡Un ser humano! ¿Cómo rayos voy a tener un hijo solo para cobrar una herencia? Eso me convertiría en una persona totalmente despreciable.
— ¿No quieres tener hijos? —Cuestiono mirándolo con un poco de confusión. —Nunca habíamos tocado el tema de los hijos, no parecía necesario.
—No es eso Anna, no es que no quiera tener hijos porque vamos, saldrían hermosos con nuestros genes —Le doy un golpe en el hombro mientras suelto una risa, Will hace un gesto bastante dramático y se toma unos segundos para calmar la risa que lo ha invadido. —No quiero un hijo ahora, quiero tenerlo cuando los dos estemos completamente seguros de la decisión, quiero brindarle todo lo que no me dieron a mí de pequeño.
— ¿A qué te refieres con eso? —Cuestiono tomando una de sus manos.
—Las personas creen que al provenir de una familia acomodada no te falta nada, es cierto que estaba lleno de regalos e innumerables cosas que tenía con solo pedirlas, pero nada de eso se compara con el sentimiento de no tener a tus padres cerca, probablemente tuve más nanas que ningún otro niño y en ocasiones solamente deseaba que mi madre viniera a leerme un cuento por la noche o que mi padre me acompañara a uno de mis partidos de Futbol en la escuela. Pero no pasaba ¿Sabes? Ellos siempre se encontraban viajando.
Una sonrisa triste se posa en sus labios mientras mantiene la mirada fija en una esquina de la habitación.
—Te entiendo a la perfección —Hablo tras unos segundos de permanecer callada. —Mis padres viajaban la mayor parte de los meses y me quedaba sola en casa en compañía de mi nana. Pero al final ella igual se cansó de tener que cuidar a una niña todo el tiempo y terminó por renunciar.
William me observa por unos momentos antes de volver a hablar.
—Creo que entonces no tenemos muchos ejemplos de cómo se comportan los padres —Dice en tono burlón y yo suelto una pequeña risa asintiendo. —Tener un hijo ahora, hacer lo que ellos desean, sería condenar a ese pequeño a una vida como la nuestra, no creo poder perdonarme eso nunca.
—Por eso no estoy listo para tener hijos ahora Anna, quiero que cuando un pequeño esté en nuestras vidas sea para darle todo el amor y el cariño posible. No solo traerlo para cobrar una herencia. —continúa.
—Agradezco que mi padre no esté de acuerdo con esto —Hablo casi en un susurro.
— ¿Por qué? —Will se acomoda para quedar frente a mí y mirarme atentamente.
—Porque no creo poder hacerle frente —William abre la boca para decir algo, pero le hago una seña para que aguarde —Nuestros casos son diferentes, perder una herencia no te daña tanto Liam, en cambio ¿Cómo crees que me sentiría si destruyeran las fundaciones que he creado? Me sentiría totalmente desecha. No podría con la culpa de saber que fueron destruidas por culpa mía.
—Hey, mírame —Will toma mi mentón para elevar mi mirada, una ligera sonrisa se posa en sus labios y yo no puedo entender cómo puede estar sonriendo con lo que acabo de decirle.
—Esa amenaza era antes de que nos casáramos, antes de que tuvieras a alguien que te defendiera. Ahora estás conmigo y ¿A caso crees que voy a permitirle a alguien hacerte daño? Esas fundaciones estarán a salvo mientras viva, eso tenlo por seguro.
Me es imposible retener la sonrisa que intenta posarse en mis labios por lo que la dejo salir. ¿Cómo este hombre puede ser tan adorable? Coloco mis manos a los costados de su rostro y sin pensármelo demasiado, lo beso.
(...)
— ¿Cómo está la princesa más linda del mundo? —Hablo mientras me acerco a la cuna en la que Sol se encuentra, Will viene detrás de mí y sonríe en cuanto me ve tomar a Sol entre mis brazos.
—Crecen demasiado rápido —Digo haciendo una mueca logrando una risa por parte de Will.
—La vimos hace un par de días Anna, no ha crecido demasiado en ese tiempo. —Dice en tono burlón ganándose una mala mirada de mi parte.
—Indudablemente ha crecido —aseguro —y no te atrevas a contradecirme.
Una sonrisa divertida se instala en su rostro mientras eleva ambas manos y se aleja un par de pasos. Mirándome con diversión.
Estoy por decirle algo a Will cuando un hombre vestido de traje aparece en los pasillos, logro verlo a través del cristal que divide a las habitaciones de los cuneros. Martha se acerca a hablar con él y noto la sonrisa en el rostro de ella, eso solo puede significar buenas noticias.
— ¿A quién miras? —La voz de Will me saca de los pensamientos en los cuales comenzaba a adentrarme y le doy una rápida mirada antes de regresar mi vista al hombre que aún habla con Martha.
—A ese hombre —Señalo haciendo un movimiento con la cabeza —Debe de ser algún abogado por la gran carpeta que lleva. ¿Sabes qué significa eso Will?
Él niega un par de veces con la cabeza sin despegar la mirada del hombre.
—Significa que alguien quiere adoptar.
WILLIAM
Parecía que se había vuelto una especie de costumbre el visitar la casa hogar. Anna parecía realmente feliz al estar en este lugar, y yo no podía evitar sentirme igual al ver lo realmente bien que estaba al estar aquí.
Como era de esperarse, mi padre llamo varias veces durante toda la tarde. Llamadas que había ignorado completamente, mi decisión estaba tomada, no tendría un hijo, por muy desheredado que eso pudiera dejarme.
Mi madre también había llamado, supongo que, a petición de mi padre, así que sus llamadas también fueron enviadas directo a mi buzón de voz.
—Así que ¿Cómo te trata la vida de casado? —cuestiona Dann antes de darle un trago a la botella que tiene en una de sus manos.
—No es tan mala como parecía —respondo con una sonrisa —podría decirse incluso que es mejor de lo que pensé.
Mi amigo sonríe, al tiempo que toma una de las papas fritas para llevarlas a su boca. Dann había llegado al departamento hace aproximadamente una hora, debido a que no tenía trabajo por hacer y ambos podíamos disfrutar de una tarde libre, decidimos ordenar comida para pasarla bien un par de horas.
—Para que no me hayas visitado en varias semanas, quiere decir que te trata más que bien —reprocha —a veces pienso que eres más amigo de John, que mío.
Ruedo los ojos ante el fingido dramatismo que Dann emplea.
Dann Smith podía catalogarse como cualquier cosa, excepto como una persona sería. Le encontraba la gracia y el sentido del humor a todo, no había momento alguno en el que no estuviese sonriendo, o haciendo alguna especie de broma o comentario gracioso. Pocas veces se podía hablar seriamente con él, sin embargo, era un gran amigo. Su sinceridad y honestidad parecían ser su mejor cualidad.
—John es algo así como el papá del grupo —le recuerdo —¿O quieres que vaya a contarte mis problemas?
—Creo que tengo los suficientes —responde entre risas —la vida de John es más aburrida, así que sigue recurriendo a él.
Una ligera carcajada brota de mi cuerpo ante el comentario que ha hecho. El sonido de la puerta capta nuestra atención, así que ambos fijamos nuestra mirada en ese punto.
—Liam, me tomé la libertad de pasar a la tienda de pasteles y...—Anna detiene sus palabras en cuanto nota que no soy el único en el lugar. —Oh, hola Dann.
Mi amigo eleva una de sus manos, haciendo un saludo con ella.
—No sabía que tendríamos visitas, de haberlo sabido pude haber cocinado algo —me incorporo del asiento para ayudarla con las bolsas que trae en las manos.
—Oh, no. No tienes que cocinar para nosotros —pronuncia Dann y me sorprende el tono de amabilidad que emplea al hablar con Anna. Como si de cierta manera la apreciara. —Con papas fritas somos más que felices ¿o no William?
—Él tiene razón —concedo.
—¿Quieres un poco? —cuestiona mi amigo empujando la pequeña charola de papas hacia Anna.
—Gracias, pero creo que iré a descansar —se excusa —no quiero interferir en su reunión de chicos.
Dann asiente, le dedico una sonrisa y pronto ella se dirige hacia las escaleras. Soy consciente de la forma en la que Dann la mira subir y luego, centra su atención en mí.
—Ella es una buena mujer —afirma —me alegra que te hayas casado con alguien como ella.
—¿En serio?
—Sí, quiero decir, parece que te tiene aprecio. Me siento aliviado al saber que no tiene planes de asesinarte —casi quiero reír ante lo que él ha dicho, sin embargo, él parce estar hablando enserio.
—¿Qué dices? Claro que no planea asesinarme —respondo reteniendo la risa.
—¿Qué acaso no viste ningún episodio de esposas asesinas? —cuestiona elevando una de sus cejas —hay muchos métodos para asesinar a alguien sin levantar sospechas. Estaba algo preocupado porque algo como eso sucediera.
—No soy una asesina, Dann —mi amigo prácticamente se atraganta con el trozo de papa que se ha llevado a la boca. —¿Por quién me tomas?
Anna asoma la cabeza, sosteniéndose del barandal de la escalera.
—Si quisiera deshacerme de tu amigo, lo hubiese hecho desde hace mucho —continúa. —así que puedes estar tranquila, no planeo convertirme en viuda.
No retengo por más tiempo la carcajada, y sorpresivamente Dann, se queda callado después de eso.
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Twitter: Mariza Cntk