¡Clemencia a mi corazón!
Que te ruega en un susurro que dejes de hacerlo sufrir.
¡Clemencia a mi corazón!
El pobre está palpitando por alguien que ni siquiera lo busca, que ni siquiera lo quiere, y no le importa la presencia suya.
¡Clemencia a mi corazón!
Se encuentra en un lóbrego y misterioso cubículo, ahogado con cada latido, sudando lágrimas de un tormento persistente; en un enmarañamiento de dolores diferentes.
¡Clemencia a mi corazón!
Solo desea piedad, alejado de las profundidades de la soledad, enamorado de la justicia, y luchando por un sentimiento que con violencia le quema el pecho... pero que con seguridad pretende conseguir ¡ya!
~...~