A mil Kilómetros

Door Viam29

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Jaydin ha dejado de ver a Alex como el molesto niño que la sigue a todas partes y dice ser su mejor amigo. E... Meer

A mil Kilómetros
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
¡Nos mudamos!

Capítulo 5

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Door Viam29

Y ahora, ¿Cuál se suponía que iba a ser mi excusa para no prestarle el auto a Alex y así poder evitar esa cita? ¿Y quién se suponía que era la chica?

Tenía unas ganas infinitas de no darle el auto pero sabía que iba a terminar cediendo.

— No creo que un disparo en tu cabeza te haga sentir viva. — me dijo el chico que estaba en el asiento de alado.

— ¿Perdón? — pregunté sin poder ocultar mi mueca de “este tipo es un raro”.

— La camiseta. — dijo apuntándome.

— Ah… no dice nada bueno de ti que lo primero que me digas es sobre mi camiseta, la que leíste mirando justo el lugar donde están mis senos. — dije, abrazándome yo sola para evitar que siguiera leyendo.

— ¿Para qué te pones una camiseta con una frase, entonces? Alguien tiene que leerla. — dijo soltando una carcajada.

— Resulta que cuando me visto no pienso en cuánta gente estará mirando mis partes femeninas.

— Gabriel Clayton, un gusto. — dijo, estirando su mano hacia mí.

— ¿Clayton? ¿Cómo el malo de Tarzán de Disney? — estreché mi mano con la suya.

— Soy su descendiente.

— Pues creo que podías haberme agradado a pesar de lo pervertido que considero mirarme esta parte de mi cuerpo… pero ser descendiente del responsable de la muerte de Kerchak, lo siento, eso ya me dice que eres una mala persona. — volvió a reir.

Gabriel Clayton era guapo, a su manera. Se notaba que no se esforzaba mucho por resaltar su atractivo nato. Era alto, delgado, cabello negro y rizado. Y vestía normal, una camiseta verde, jeans y zapatillas deportivas azules. Eran un chico normal… y era el chico que vi la noche anterior en el entrenamiento de JiuJitsu.

— Jay, ¿verdad? Te vi anoche, estabas medio despistada y alguien llamó tu atención.

— ¡Eres el chico que preguntó por las clases! — Alex creí que estaba viendo al chico, pero lo cierto es que estaba concentrada en él. Mientras Danilo explicaba el siguiente ejercicio todos hicimos un círculo y Alex quedó frente a mí y de espaldas a la puerta. Entonces parecía que estuviera viendo en dirección a la puerta, pero me quedé viendo a Alex, en realidad fue de esas veces en que ves algo fijamente pero no lo estás viendo en realidad.

— El mismo.

— ¿Y? ¿Te animaste a entrar?

—De hecho entré a ZanshinDojo, queda más cerca de mi casa y el horario es mejor para mi ocupada vida.

— Así que estoy hablando con la futura competencia.

— Sí, llevo practicando 5 años y como es una de las cosas que más me gusta decidí seguir en esta ciudad.

— Esa es la primera cosa buena que sé de ti. Perseverante, eso es bueno. Serías mejor si hubieras entrado a mi academia.

— Dime, ¿Qué tan bueno es Alexander Galbraith? — preguntó con interés. Yo enarqué una ceja.

— ¿Conociendo a la competencia? Alex es uno de los mejores competidores que he conocido.

— ¿Lo dices como una observadora externa o como su fan? —me preguntó, esperando mi reacción. Abrí la boca y puse mi expresión de ofendida.

Antes de que se me ocurriera algo bueno para responder entró quien parecía ser el profesor. Agradecí infinitamente su presencia hasta que me di cuenta que era el profesor de Cálculo lll.  La clase me parecía chino, apenas veía números, apenas entendía qué quería decir con esas palabritas que usan que no puedo repetir. Iba a golpearme la cabeza contra la mesa si seguía diciendo “Cálculo vectorial”, “campos escalares”,  “rotor”. ¿Cómo alguien podía elegir pasar esta materia? Apoyé mi cabeza esperando alguna cosa que mi cerebro me dijera “¡Hey, Jaydin, sabes qué es eso!”, pero nada.

Y me sentí aún más ignorante cuando al parecer el profesor decía un chiste y todos se ponían a reír a carcajadas.

Volví a la tierra cuando escuché un “Bien, los veo la próxima clase”. Metí mis cuadernos en mi mochila y salí de esa aula tan rápido como pude. Prácticamente huí del lugar.

No puedo creer que Alex haya optado por pasar esa materia. El chico no era tan tonto como yo lo consideraba. Bueno, no es que crea que Alex es un completo ignorante sólo porque es atractivo. Me gusta hacerle notar que yo sé más cosas que él. La lección que le he estado enseñando durante todos nuestros años de amistad es que “Jaydin tiene razón, aunque no la tenga”. Y esta lección nos ha resuelto varias peleas.

— Pero si es la amiguita de Alex. — dijo una de las chicas que conocía porque salió con Alex un par de veces y porque Alex me llevaba a todas sus actividades extra curriculares.

— ¡Susan! Perdón, ¿Gabriela? ¿Meredith? Lo lamento, no recuerdo tu nombre. Tal vez si me dices la fecha en la que salías con Alex pueda acordarme de tu nombre. — ¿Qué otra mejor forma de quitarle la sonrisa a una chica como ella? Lo mejor que se puede hacer para atacar es mostrarle la poca importancia que tiene en la vida del chico que la tiene obsesionada.

— Alex no ha estado salido con nadie más después de mí. Está claro que aún me quiere. — respondió. Diablos, hasta sentía lástima por la chica.

— ¿Y por qué terminó contigo? — pregunté como si de verdad me interesara eso. — Espera, creo que me comentó algo… creo que era porque le gustan las conversaciones que no incluyen alabar tu peluca. Creo que me dijo que hasta prefería hablar con un árbol antes que contigo.

—No voy a hablar de mi relación con Alexander. — “Su relación”. No existía tal cosa. Él no la aguantaba, y no le culpo, su voz es irritante. — Oí que te vas a quedar una semana en el colegio y como nunca hemos tenido tú y yo una salida de chicas ¿qué te parece una semana de salidas intensivas para ser amigas?

Yo sabía lo que quería hacer, agradarme para que le dijera a Alex lo grandiosa que me parecía y lo mucho que le convenía estar con ella.

Error #1: Aceptar salir con ella y sus amigas. Ya explicaré después por qué esto fue un error. ¿Una pista? Alex cree mucho en el dicho “dime con quién andas y te diré quién eres”.

Si acepté fue porque pasaría 1 semana allí y necesitaba algo de distracción, además si estaba con la reina nadie más se atrevería a molestarme. Sólo era una táctica para cuidar mi espalda.

Me dijeron que saldríamos esta tarde a comprar algo de ropa, que era su tradición hacerlo para iniciar la semana.

— A las 5. — me recordó Maddie, así se llama la chica. Asentí y traté de sonreír.

Conduje hasta el colegio de Oli. Reconocí a Alex de pie contra la pared, con los brazos cruzados y esperando que Oli saliera. Alex me vio y movió la cabeza en forma de saludo. Estacioné el auto y esperé a que vinieran hasta aquí.

— ¿Entonces? — me preguntó Alex, ayudando a Oliver a subir al auto. — ¿Qué hay de mi propuesta?

— ¿Qué propuesta?— preguntó Oli, dándome un beso en la mejilla.

— Alex me ha pedido matrimonio. — le expliqué. El pequeño comenzó a aplaudir. Alex y yo reímos.

— Vas a ser el niño que entregue los anillos en nuestra boda. — le dijo Alex, provocando que Oliver aplaudiera más rápido y se riera.

— ¿Dijiste que sí, Jay?— me preguntó el niño, abrazándome por detrás. “Abrazándome” porque sus pequeños brazos apenas se podía juntar.

— Lo que pasa, Oli, es que Alex tiene que conquistarme. No nos puede comprar con una comida, unos paseos en auto y ya. Le tiene que costar.

— ¿Cuánto más me va a costar? Yo soy el que pone todo el dinero en esta relación…

— ¿Crees que nuestra relación sólo se basa en el dinero? — fingí llorar. — ¡¿Cuándo te he pedido un solo centavo?! Por cierto, se está acabando la gasolina del auto… ojo, la gasolina no es para mí, es para Perlita.

— Sólo pagaré si me prestas el auto a las 5. — Genial, ya salió el  tema. Creí que podría evitar esto durante los minutos a casa y luego no contestaría el celular y no tendría que darle el auto, por lo tanto no tendría cómo ir a ver a la chica.

— ¿Quién es? — mi vago intento de no sonar celosa no sirvió. — Quiero decir, ¿quién ha caído en los encantos de Alexander Galbraith?

— Todas las chicas. ¿Me darás a Perlita? Por favor, Jay, quiero salir con esta chica. Quiero conocerla, quién sabe y puede ser la chica que he estado esperando, la chica que…

— No sigas, voy a vomitar. — dije bromeando, aunque lo cierto era que me daba nauseas que me hable así de una chica que conoció hace horas. — Te doy a Perlita, sólo detente.

— ¿Te sientes bien? Tienes cara de enferma…

— Mejor conduce tú. No me siento bien. — No me sentía bien porque tenía ganas de decirle “¡PEDAZO DE IDIOTA, ¿CÓMO PUEDES DECIR QUE PUEDE SER LA CHICA QUE HAS ESTADO ESPERANDO SI LA CONOCES HACE MENOS DE 24? ¿POR QUÉ NO PIENSAS CON LA CABEZA Y NO CON TÚ ÓRGANO REPRODUCTOR?! Bien, no habría dicho “órgano reproductor” pero creo que se entiende qué iba a decir.

—… Jay te estoy hablando. — se quejó Alex. — ¿Voy a dejarte el auto a  mi casa? Te quedarás allí toda la tarde, ¿verdad?

— No,  voy a salir con alguien. — respondí impulsivamente.

— ¿Qué? ¿Con quién?

— Con un chico.

— ¿Qué chico? ¿Es de mi colegio? ¿Hoy te invitó? ¿En qué estás pensando? No vas a salir con nadie.  — habló muy rápido y casi por un segundo habría dicho que estaba celoso. Luego me acordé que era la primera vez que teníamos esta conversación por mi lado. Sí, nunca me han invitado a salir y sigue siendo así. No es que ningún chico se haya mostrado interesado en mí, claro que algunos me miraban e intentaban conquistarme, al menos eso quiero creer, pero siempre les daba a entender que no llegarían a más conmigo. — Es genial, creí que serías una monja apenas salgas del colegio. Les aposté a mis padres que te volverías monja.

Como respuesta sólo le di un golpe con mi puño en su hombro.

— Le pediré que me deje aquí y te espero hasta que me traigas el auto para volver a la mansión Galbraith. Sólo un favor, voy a tener este auto durante 1 semana, no lo ensucies con flujos… ya sabes.

— No hago eso en la primera cita, aunque sí es la especial puedo considerarlo… — me guiñó un ojo. “Mierda, le di una idea” pensé. Sabía que lo decía como broma, pero tampoco me gustaba que se formara la idea en mi cabeza.

— Ya dime quién rayos es. — supliqué por enésima vez. ¿No es que te gusta saber cómo es tu competencia para decirte a ti misma “yo soy mejor que ella”? Pues quería hacer exactamente eso.

— No, porque si funciona la vas a espantar. Te la voy a presentar si todo resulta bien.

— ¿Te estás escuchando, Alex? Hablas como si te fueras a comprometer con esta chica. ¿Te das cuenta que la conocer hace menos de 24 horas? Ni siquiera sabes nada de ella y ¿crees que es la indicada? — Era momento de hacer entrar al chico en razón. ¿Quién mejor que yo para hacerle notar lo tonto que se veía con  este asunto?

Digamos que Alex no ha “tenido suerte en el amor”. No sé de qué se queja si él es el que termina con las chicas, sus razones son que “se aburre con ellas” y sabe que con la indicada nunca se va a aburrir aunque pase las 24 horas con ella. ¿Y qué tenía que hacer yo? ¿Ponerme un enorme sombrero con un letrero luminoso que diga “Persona con quien pasas 14 horas al día desde hace 5 años” y una flecha dirigida hacia mí?

Lo que yo quiero es que me vea sólo una vez como algo más que su mejor amiga y la chica a la que le puede contar todo. Quiero que me vea como algo más que “su hermano”, sí, a veces creo que ni siquiera se daba cuenta que yo era una chica.

— Simplemente lo sientes.  — me dijo y sentí como si un balde de agua helada se derramara sobre mí.

—Eso es algo muy cursi. — respondí. — Lo sientes ¿dónde? ¿En la cabeza? Porque ambos sabemos que el “amor” es una simple reacción… o lo sientes más abajo.

— ¿Por qué sólo me estás hablando de eso? Que yo recuerde hoy no tengo clase de educación sexual… a no ser que eso siempre esté en tu cabeza… ¿piensas en sexo todo el tiempo?

— Soy mujer, obviamente pienso en otras cosas además del sexo.

Almorcé en mi casa, junto con Alex, Oli, Sam y Leslie. La única que se mantenía al margen de la conversación era Leslie, porque “era muy madura” para una conversación de niños. Sam parecía estar de buen humor porque no nos pedía silencio, más bien continuaba las bromas sobre la comida y ayudaba a Oliver con la suya (me refiero a comer el puré de varias cosas). Todos metíamos un bocado a nuestras bocas y nos los tragábamos tratando de degustarlo lo menos posible.

— Es obvio que lo que quiere es intoxicarnos para practicar la autopsia en nosotros. — comentó Alex, dando vueltas con la cuchara la sopa-puré.

— Cierra la boca, niño bonito. — respondió Leslie. — No entiendo por qué vienen a comer si les disgusta tanto mi comida.

— Para hacerte recuerdo lo mal que cocinas. — le respondió Sam. — Enserio, Les, podrías entrar a un curso de cocina, yo te lo pago.

Después de esta hermosa unión de ataque a Leslie cada uno se fue a su propia actividad, adelantar tareas, ver tv… en fin. A las 4:00 de la tarde, Alex desapareció. Cuando lo volví a ver a las 4:30, estaba listo para su cita: Recién duchado y olía a colonia masculina. Con una camiseta negra, unos jeans azules y sus zapatillas deportivas negras. En su mano estaban sus gafas de sol. Estaba igual que siempre… pero esta vez se vistió para agradarle a una chica y esa chica no era yo.

Ojalá se viera peor… pero estaba condenadamente guapo y cualquiera con el sentido de la vista caería a sus pies.

Y la chica misteriosa lo haría y yo lo sabía. 

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Espero que les haya gustado el capítulo. Sé que no tendría que subir un día que no fuera domingo o lunes, pero sus votos y comentarios me emocionan así que aquí tienen. Gracias por leer!

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