Quien dió el primer paso y le pidió a Kouki salir fui yo.
¿Por qué lo digo de esa forma? Porque habían varios pretendientes a su alrededor y el aludido no se había dado cuenta.
¿Y qué hice? Pues... Solo digamos que me encargué de dejar en claro contra quién se enfrentaban.
En fin, ya teníamos varias semanas frecuentandonos y compartiendo momentos juntos, por lo que creí oportuno definir la naturaleza que esperaba de nuestra relación, y no era precisamente la de amigos.
Ese día quedamos en una de las cafeterías que más frecuentabamos después de clase. Llegué primero con un ramo de rosas y vestido de forma semi-informal, aparte de que había reservado todo el café en lo que quedaba del día pues estaba decidido a declararme y no necesitaba que nadie nos interrumpiera.
Aún recuerdo la cara de sorpresa que puso como si fuera ayer, sus ojos se abrieron desmesuradamente, y su boca abierta por poco fue profanada por un bicho. Por supuesto, espanté al insecto mientras esperaba nervioso por una respuesta, pero por lo que vi, la propuesta lo dejó en completo shock.
Después de llamar su nombre varias veces fue que volvió a la realidad. Observé como se pellizcó un brazo para asegurarse de que no era un sueño y luego de comprobarlo fue que aceptó mi proposición tartamudeando con la cara roja, antes de admitir por lo bajo que yo también le gustaba desde hacía tiempo.
Ese día, ambos dimos un gran paso en nuestra relación, y creeme, hasta el día de hoy no lamento mi decisión.
Oh, y por si se lo preguntan, apenas me dió su respuesta le robé nuestro primer beso.