Esa mañana la cabaña de Hermes le había jugado un broma a la de Atenea. Como era de suponer, había estallado una guerra entre ambas cabañas a la cual se había sumado más gente, ya sea para defender a sus amigos o simplemente porque les gustaba pelear. Obviamente Clarisse se incluía en el segundo grupo.
Will se preguntó, mientras vendaba el brazo de Connor Stoll, si no deberían haber aprendido la lección luego de la...¿Cuál era esta? ¿La cuarta, quinta vez?
Negó con la cabeza lentamente mientras veía al hermano de su paciente ser atendido por otro hijo de Apolo, mientras una gruñona Katie Gardner le gritaba que se quedara quieto. Connor no era su primer paciente ese día, y no sería el último.
No, el último había sido Mark, un semidiós hijo de Ares que había entrado con reticencia a la enfermería con un buen tajo en la pierna, cortesía de Malcolm Pace cuando Mark le cortó por la mitad el libro que estaba leyendo. Will estaba seguro que la fea herida en la pierna era lo último de lo Mark debería preocuparse. ¿Quién diría que los tranquilos hijos de Atenea podrían ser tan sanguinarios?
Para cuando terminó de coserle la herida, el sol ya se había ocultado por completo, el estómago de Will había comenzado a sonar fuertemente y se dio cuenta que no había comido nada en todo el día.
-Cámbiate las vendas todas las noches, y ponte esto cada vez que lo hagas- Ordenó al hijo de Ares mientras le tendía un frasco con pomada- Ayudará a que no se infecte.
-Si, lo que sea.
-Y por favor, sé que lo que te pido es imposible, pero intenta mantenerte lejos de las peleas aunque sea un par de días, no es lindo el tajo que tienes ahí.
Will se quedó en la puerta de la enfermería mirando cómo su paciente se iba caminando con dificultad, mascullando algo sobre "estúpidos médicos y sus órdenes inútiles". Se rió entre dientes recordado a cierto hijo de Hades. Le gustaba recordar su ceño fruncido cada vez que le ordenaba descansar después de usar sus poderes ignorando sus órdenes, o el puchero que hacía cuando no lo dejaba levantarse de la cama de la enfermería, o la sonrisa ligera que tenía cuando lo ayudaba a hacer el inventario y aprovechaban para entablar conversaciones de las que costaba salir después. O la mirada intensa que tenía con las mejillas sonrosadas antes de que Will capturara esos labios con los suyos. O todo.
-Entonces, ¿vas a dejar de mirar a la nada como si estuvieras drogado o...?
Excepto tal vez esa habilidad para pasar completamente desapercibido cuando quería.
-¡Dioses, Nico! ¡Deja de aparecerte así de la nada!
Nico rió entre dientes ante el salto que pegó el hijo de Apolo llevándose una mano al pecho del susto. Will se dio la vuelta para ver a su novio parado al lado del escritorio donde solía realizar los informes y cuentas de los suministros de la enfermería. Llevaba como siempre sus jeans oscuros y zapatillas negras, pero esta vez se había puesto una de las remeras anaranjadas del campamento, sospechaba que la vez en que le dijo lo bien que se veía en una de sus remeras influía un poco. Tenía un plato con comida en cada mano y le ofreció uno.
-No te vi en todo el día y te salteaste la cena, así guardé un poco para ti.
Will alzó una ceja mientras se sentaba en la silla detrás su escritorio y Nico usaba la que estaba del otro lado.
-Veo dos platos, no uno solo-comentó con inocencia.
-Si, bueno-respondió Nico encogiéndose de hombros-Puede que haya querido hacerle compañía a cierto médico que no puso el pié fuera de la enfermería en todo el día.
Will sonrió con cariño y aceptó el plato que el hijo de Hades se estaba cansando de sostener.
-No te vi cuando entraste- Comentó entrecerrando los ojos hacia el chico en frente suyo-No entraste usando las sombras, ¿verdad?
-Puedo realizar el viaje sombra si quiero, Solace. Un viaje tan corto no es problema para mi salud-Respondió rodando los ojos a la vez que se llevaba su hamburguesa a la boca.
-¡Por supuesto que si! Sigue siendo peligroso para ti. ¡Si sigues viajando así cada vez te costará más volver a reformarte, hasta que algún día no puedas hacerlo!-Reclamó elevando la voz-¿Y qué en Hades es esto?-Preguntó mientras le arrebataba la hamburguesa de las manos.
-¡Oye!
-¿Es que las palabras frutas y verduras no entran en tu vocabulario? ¿No comes otra cosa que no sea comida chatarra?
-Okay. Primero, entré por la puerta trasera que olvidaste cerrar. Segundo, no maldigas usando el nombre de mi padre. Y tercero,-añadió obteniendo de vuelta su comida de un manotazo- no es comida chatarra, tiene lechuga, ¿ves?- Levantó una de las tapas de pan para mostrar una minúscula hoja verde.
Will resopló resignado, como si la discusión sucediera todos los días, cosa que probablemente era cierto.
-Mañana comerás todo lo que yo te diga, ór-
-Sí, si, lo sé. Órdenes del doctor. Lo que sea, solo déjame disfrutar esta cena de hoy, ¿quieres?
Sonaba bastante borde, y Will supuso por la oscuridad en sus ojos que había pasado algo. Nico odiaba que le tuvieran pena y sintieran compasión por él, por lo que intentó abordar el tema lo mas casual posible.
-¿Todo bien?-Preguntó como si preguntara por el tiempo-No pasaste por aquí en todo el día.
Nico sonrió sarcásticamente.
-¿No es buena señal que no tenga que visitar una enfermería?
-Sabes a lo que me refiero. Me hubiera venido bien una mano con todo el desastre de hoy.
-Tienes muchos hermanos que pueden ayudarte-Respondió cortante- No es necesario que sea tu sirvienta.
Vale, pensó Will, definitivamente había pasado algo.
-No digo que te hubiera necesitado como sirvienta, Nico. Simplemente me hubiera gustado, aunque sea, estar cerca tuyo, tener tu compañía.
El rostro duro de Nico se suavizó un poco con sus palabras. Suspiró con pesadez y apoyó su cabeza en sus manos.
-Lo se, es solo que...
Volvió a suspirar mientras se dejaba caer contra el el respaldo de la silla. Will le tomó una mano por encima de la mesa, animándolo a contarle lo que sucedía. Nico se sonrojo un poco antes de hablar lentamente, como si le costase pronunciar cada palabra.
-Tuve este sueño, la otra noche. Era niño otra vez, estaba jugando con Bianca a la vista de mi madre sin tener que preocuparme por nada, simplemente disfrutando a mi familia.-Se sentía un poco infantil contándole sus sueños a otra persona, pero necesitaba desahogarse y sabía que Will lo escucharía, así que continuó sin dejar de sonrojarse- Yo... me sentí feliz. Y después hubo este estruendo y lo siguiente que veía era el cuerpo sin vida de mi madre. Simplemente se había ido de un momento para otro.
Se detuvo un momento para observar la reacción de Will. Tenía su vista fija en él, sin demostrar ninguna emoción en su rostro. Nico lo agradeció, no hubiera soportado si lo veía con pena como solían hacerlo los demás cuando se enteraban de su pasado. Tomando aire, continuó.
-Luego estaba de vuelta junto a ese acantilado, había superado la muerte de mi madre y era feliz junto a mi hermana, pero tuve que escucharla decirme que me abandonaba para unirse a la caza, como si yo no fuera más que un paquete que cuidó por mucho tiempo pero que ya podía entregarlo al campamento mestizo y deshacerse de él. Sabía que ella no pensaba en mí de esa forma, que me quería y me cuidaba, pero en ese momento estaba enojado y triste. Me sentí abandonado y Bianca murió creyendo que yo la odiaba. Después pasó el tiempo y luego de la guerra de los Titanes comencé a sentir el campamento como un hogar, hasta que mi fama por mi participación se apagó; volví a ser ese "chico raro", y tuve que ver cómo me apartaban nuevamente. Después la única persona que me hablaba desapareció y yo ya no tenía razón para estar aquí.
Will quiso replicar en ese momento, quería decirle que él mismo era una razón válida. Pero Nico parecía desconsolado en ese momento y supo que no era buena idea.
-Encontré a Hazel y tuve esa pequeña esperanza de ser feliz de nuevo, y todo se derrumbó porque comenzó esta estúpida guerra y fui lo suficientemente idiota para dejarme capturar y la desesperanza que sentí...-Continuó con voz temblorosa-Y ahora la guerra terminó, y hay paz pero yo siento... sé que en algún momento...yo solo...
Will observó los ojos oscuros que relucían con lágrimas contenidas, no necesitó que terminara de hablar para entenderlo. Se levantó de la silla en la que estaba sentado, rodeó el escritorio para llegar a él y lo abrazó antes de que su novio pudiera preguntarle qué estaba haciendo. Will entendió lo que quería decir. Ahora que sentía feliz y todo había terminado, Nico temía que pasara algo y su felicidad se esfumara. Temía que Will ya no estuviera con él, que lo abandonara como hicieron todas las personas que le importaban y que todo se desmoronase nuevamente. Sintió cómo el hijo de Hades se aferraba a su bata de médico y ocultaba su rostro en su pecho. Will no dijo nada, solo lo rodeó con sus brazos y le dio un beso suave en la coronilla cuando escuchó los primeros sollozos. Lo abrazó fuertemente esperando que comprendiera que esta vez no iba a ser así.
Él no se iba a ir a ningún lado.
Había escuchado que los hijos de Hades nunca tenían destinos felices. Pero mientras sentía a Nico llorar contra su cuerpo, Will juró que no iba a dejar que eso pasara. Esta vez, él se aseguraría de que Nico fuera completamente feliz.
-Nunca me iré de tu lado, Nico. No volverás a estar solo, no dejaré que pase. Lo juro por el río Estigio.