Valora [BkDk]

By LynnHeartnet

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Puedes tener miedo, puedes tener angustia de ver que no fluye como tú quisieras, pero persiste y disfruta por... More

Paraje
Neón

Señor extraño

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By LynnHeartnet

A veces la vida suele ser muy complicada, pero por más frustraciones y momentos que bifurcan tus convicciones, debes sostenerlos en alto.

Algo que claramente Izuku luchó desde niño, el hecho de ser alguien sin particularidad pero al modo de ser bendecido con poder lograr su sueño, un héroe tanto o más como anhelaba de All Might.

No todo su trayecto al triunfo sería en línea recta, desde luego tendría tropiezos, miedos, profundidades a saber si hacía lo correcto, dentro de estos días a sus solo diecisiete años forjaría una mentalidad más allá de un joven en preparación de héroe.

En toda esta historia siempre hubo una astilla, una misma que le mortificaba y era imposible de roer en su vida, su relación con Bakugou Katsuki. Demasiados problemas, mucha tensión, todo ese intento de establecer un sano convivio desde su propia iniciativa jamás le dio frutos. La mayoría de sus actos siempre eran malentendidos, proyectando una enorme sombra de histeria, envidia, orgullo, temor entre ese par.

Izuku optó por pausar esos nulos intentos de volver a una buena convivencia como al ser niños; por ahora todo lo que tratase de Katsuki lo desviaba como el viento que rodeaba su rostro.

Tras una larga y exhaustiva semana de exámenes finales al igual que prácticas de héroes por fin dio clausura ese ciclo escolar, su segundo año en UA por fin había acabado exitosamente, las vacaciones de verano dieron inicio con únicamente una semana para descansar, al fin y al cabo tomarían un mismo curso en las calles de Japón junto a un héroe para su supervisión.

Esa semana de descanso sólo era para prepararse mentalmente a lo que tendrían la siguiente, aunque no era tan malo, después de todo podrían volver a sus hogares y visitar a sus familias.

Midoriya tomó una mochila con objetos personajes y un par de cambios de ropa para volver a casa, su madre seguramente estaría más que ansiosa de verle de nuevo. Despidió de sus compañeros, al menos la porción que encontró en el recibidor y con los que estaba gran parte del tiempo.

Con disposición de tomar el metro subterráneo e ir a su vecindario, si todo iba bien llegaría al momento del atardecer.

Todo marchaba bien, bastante bien, estaba satisfecho de sus notas finales y el mero hecho de estar en un estado de físico saludable, así no daría una mala impresión y temor a Inko como siempre lo hacia cuando ultimadamente la visitaba con una gasa o curita en piel.

El chico entró a uno de los vagos, saturado como era usual para la hora vespertina, aunque encima de todo logró divisar a alguien familiar no muy lejos de allí, por supuesto, ambos tenían sus hogares en un territorio relativamente cercano, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que no se miran a los ojos? Posiblemente un par de semanas cuando solo el rubio había dado unas hojas hacia su hilera de asientos en el aula, al igual que el vocear iracundo hacia Midoriya adjunto de amenazas, todo eso estaba quedando atrás.

El espacio en los vagones era escaso, no había asientos por lo que las personas apegadas unas a otras sosteniéndose tras el aviso de que daría marcha el transporte dio inicio.

Izuku miró de reojo una vez más al rubio, portaba unos audífonos objetando con desinterés hacia el móvil, únicamente aferrándose con una mano hacia los soportes del vagón, tal parece no se había percatado de que él estaba a solo un metro y medio a su lado bloqueado por una persona.

Cerró su mirada resoplando distante de todo, provocar un ambiente incómodo en ellos era lo último que quería hacer, por más que lo intentaba nunca podía establecer un ámbito común entre ellos a pesar de Katsuki era un tanto hostil con todos, Izuku era el gran acento para ello. Como si su propia existencia le hiciera aborrecer su vida.

A veces llegaba el momento en que se preguntaba como fuera su vida si Katsuki no estaría bloqueándole su evolucionar, por lo mismo que se cohibía en muchas cosas, con el único afán de no prender esa mecha de pelea y discusión.

La parada en su estación predestinada daba aviso, había varias personas que de igual forma bajarían ahí, por lo que en un orden poco ortodoxo amontonaron en las cabinas de salida, el chico sólo era conducido con pequeños empujones a los hombros mientras cedía el salir.

—Traes tu mochila abierta, idiota despistado.

Ese susurró recorrió a sus oídos a pesar de que el ruido por demás personas estaba mezclado en la atmosfera, parpadeó un tanto desubicado al darse cuenta que frente a él, Bakugou había avanzado para salir del transporte portando aun los audífonos a oídos. Sin duda había sido su voz.

Sobrecogido quitó una de las mangas de la mochila a su hombro para llevar al costado y admirar que estaba en lo cierto, no había cerrado del todo la bregadura principal, rápidamente examinó si estaba todo lo que había guardado con temor de que en la estación o en el propio metro habían aprovechado para hurgarle.

Las puertas del vagón estaban a punto de cerrar, así que Izuku sin más corrió para lograr salir con ridículo éxito que casi quedaba uno de sus tobillos atrapados, continuó buscando en su mochila bastante extrañado, no encontraba su monedero. Era muy desalentador darse cuenta que le habían robado y ni se había dado cuenta, por lo menos era poca cantidad de yenes que llevaba ya que solamente iba a casa.

Suspiró pesadamente pasando su mano a través de los mechones que caían en su frente, por ahora iría hacia la seguridad de la estación a notificar el robo, sin embargo aquello no tuvo oportunidad propia luego de escuchar un ruido contundente adjunto de un quejido de dolor.

Giró su mirar hacia uno de los pasillos notando a un hombre impactado a una de las columnas del subterráneo hasta hacerle deslizar cayendo de sentón, frente a él yacía con una mirada contundente y severa Bakugou.

Era demasiado pronto, apenas había iniciado su semana de descanso y Katsuki ya estaba buscando problemas, Izuku observaba a los lejos sin ningún objetivo de intervenir ya que un hombre uniformado corrió hacia la dirección del rubio a detenerle.

—¡Está bien! ¡Sólo fue esto! —respingó el hombre en el suelo arrojando algo a pies de Bakugou.

Izuku en seguida logró darse cuenta que se trataba de su monedero, por lo que decidió acercarse sorprendido.

—E-eso es mío —llamó tímidamente al ver que el policía y Bakugou giraron a verle.

Luego de eso tuvo que hacer compañía cerca de veinte minutos para relatar los hechos junto con Katsuki en una de las oficinas del subterráneo, desde luego que aquel delincuente tendría sus consecuencias al modo que alabanza del rubio por haberlo notado.

Una vez concluido todo eso por fin pudieron retirarse y poder seguir con su camino, tras salir a la intemperie Katsuki unos pasos delante de Izuku, éste decidió por fin hablarle.

—¡Kacchan! Yo... muchas gracias por lo que hiciste —dijo una vez que el otro había girado al ser mencionado.

Nuevamente lo estaba haciendo, por más que se negaba a voluntad propia, terminaba enlazado a algún acontecimiento donde protagonizaba con Bakugou.

Agachó su rostro como muestra de agradecimiento, aunque para ser franco, él mismo no deseaba ver la reacción que poseía el rubio, era muy conflictivo cualquier choque entre ambos. Por su lado Bakugou solo giró con manos a los bolsillos con esa augusta mirada carmesí que reprobaba los actos de Izuku.

—Esto no habría pasado de no ser por tu condenada incompetencia, ahora he perdido mi tiempo en la estación —reclamó con decepción —te estaban robando y ni te diste cuenta, ¿así pretendes ser un héroe? Maldito nerd.

Como siempre sus palabras pesadas eran como bloques de culpa cayendo en la nuca de Midoriya, ya que en parte le consideraba tener razón, pero eso no amparaba de culpa que el rubio hubiese sido la distracción en el trayecto del metro y por ello no se percató; por no mencionar que no le había pedido el encontrar el objeto hurtado.

"Sólo una vez más, busca la manera de poder enlazar una buena conversación."

—Tenía mi mente algo ocupada por eso no me di cuenta, eso no quita que hayas hecho algo bueno por mí, ¡Así que gracias! —declaró Izuku en su misma posición.

Bakugou chasqueó su lengua.

—Piérdete.

Y nuevamente un intento fallido.

El peliverde levantó su rostro con discreción para ver como el rubio se alejaba con disposición de llegar a hogar.

A veces por inercia le pasaba en mente que sería de su vida si no tratara con Bakugou Katsuki de esta manera...

Por ahora, decidió tomar otra ruta para llegar a casa, serle una molestia a estas alturas luego de lo ocurrido y tiempo perdido en la estación ya era demasiado. Su camino sería más largo pero esta manera le evitaría cruzar o siquiera escuchar sus pasos a espalda. Era lo único que podía hacer como agradecimiento y no fastidiar a Bakugou.

Un pequeño parque, el mismo donde jugaba en su infancia, era su opción cruzar y al menos hacer un atajo de dos calles, y analizando bien sería un buen sitio para dar sus rutinas matutinas de ejercicio en aquella semana, era un sitio amplio con senderos para correr y zonas de juegos, un ambiente bastante cálido y familiar, sin embargo el crepúsculo no le gratificaba mucho, el alumbrado aun no llegaba a la zona de arena, aunque en ello pudo percatarse de niños jugando con luces y pequeña pirotecnia.

Miraba con atención las chispas que emergían de las luces de bengala que traía en manos uno de los menores, hasta en un momento dado se proyectó a que él mismo lo hizo en su infancia, una sonrisa melancólica surgió por sus recuerdos, hasta ver algo que le interrumpió. Desde que los menores no estaban siendo supervisados, hasta que uno mismo sacó de su bolsa algo más allá de lo que jugaban al inicio, un par de petardos explosivos, ¿desde cuándo era permitido la venta a menores? Además, ¿sabían el uso adecuado de ellos?

Como bien había pensado, ellos carecían de su funcionamiento, tras notar como uno de los tres infantes sostenía un par de triangulitos de pólvora en mano sin soltarlo. Su camino estaba a veinte metros de distancia de ellos, por lo que a pesar de la prohibición de quirks fuera de escuela o practicas hizo uso de ello, activó el One for All y saltó para así apartarles la pirotecnia activada.

Su método para rescatarlos iba a tiempo, el niño saldría ileso si lograba arrebatárselos, sin embargo él nunca espero ser detenido cuando iba con el quirk en marcha, una sensación fugaz y peligrosa que le acompañaba en el aire le hizo girar sus pupilas por milisegundos viendo una sombra acercársele, al igual que la mano con la que pretendía arrebatar los petardos fue ladeada sin su autorización.

Su movimiento en aire era un tanto tosco pero buscó defenderse del otro por lo que soltó una patada, algo que fue detenido para momento después impactar a uno de los toboganes con su cabeza, propiciándole caer y lascerarse una de las mejillas al suelo, cayendo en un estado inconsciente apenas logró observaba el par de petardos explotar unos metros al aire.

[...]

Sus ojos abrieron adormilados y con un fuerte dolor en su cabeza, el vértigo le fue inevitable aunque no tan severo una vez que estaba acostado, dándose cuenta que yacía en una de las bancas del parque siendo iluminado por los faros de luz. Eso mismo le hizo despertar, ver revolotear los animalitos a la luz al igual que el haz artificial, se había hecho tarde, no sabía cuánto había durado así.

Sacó su móvil de su pantalón solo para desmontar su quijada y ver que tenía once llamadas pérdidas de su madre al igual que eran las 10:22 p.m., duró demasiadas horas inconsciente por aquella contusión. La sensación de una banda rodeándole la sien le hizo tantearla, era una venda lo que traía entre sus cabellos, al igual que su mejilla izquierda portaba una gasa en cinta ¿tan grave había sido? Y él que estaba tan entusiasmado de llegar por fin un día ileso a casa.

Buscó de inmediato explicaciones, por lo que miró de un lado de otro sentándose en la banca, su mochila yacía a un lado de su asiento al suelo, todas sus pertenencias estaban ahí.

No había nadie más en el parque, los niños habían desaparecido por ser tan tarde seguramente yéndose a sus hogares respectivos. Algo no estaba bien tratándose de que a unos metros yacía un hombre alto sentado en la banqueta, observando el cajón de arena frente a ellos.

Midoriya no lograba distinguirlo desde su espalda, ya que portaba una sudadera de color negro, misma que traía con el gorro cubriendo su nuca. Lucía bastante sospechoso, como cualquier maleante, pero todas sus pertenencias seguían ahí, por no mencionar ese vendaje.

—Maldición, supongo que debí llevarlo al hospital después de todo —susurró la persona misteriosa.

El chico levantó de la banca con disposición de llamarle la atención.

—Disculpa, usted...

—¿Eh? ¡Oh! Por fin despertaste —dijo la persona girando de reojo sombreando su rostro por el gorro y la luz encima de ellos. —Lamento haberte golpeado pero de no ser así tu mano izquierda hubiera terminado con tremenda cicatriz por la quemadura de los petardos en tu puño. —En seguida Midoriya asimiló la sombra que le interrumpió su acto, había sido ese hombre.—Y descuida, se los decomisé por el hecho de que eran menores y los mandé a casa —retomó el hombre sacando de uno de los bolsos de su sudadera la bolsita de pirotecnia. —Eres algo imprudente, Izuku.

—¿Nos... conocemos? —cuestionó dudoso de no familiarizarle.

—Aún no, pero yo sé de ti, después de todo has salido dos años en el festival deportivo de UA a televisión nacional.

El peliverde enarcó una ceja incrédulo, era verdad todo aquello, pero también el hombre se comunicaba bastante extraño, por el hecho de que buscó acercársele pero el otro braceó para que perdurara distante.

—No tenías que haber hecho eso, estaba seguro de lograr arrojar los petardos fuera del alcance de cualquiera.

—Pues tu sentido del juicio tardó bastante, créeme que no querrías andar con tu mano marcada —dijo con una sonrisa ladina. —Al fin y al cabo ya traes una con cierta deformidad —señaló a su mano derecha, Izuku por inercia la cubrió con su izquierda.

—¿Quién eres? —remarcó impaciente.

—Ya te lo dije, aun no nos conocemos —suspiró rascando su cabeza encima de la capucha—pero me di cuenta de algo mientras estabas inconsciente, algo te atormenta, ¿verdad? —Mostró sus dientes victorioso tras ver la reacción de sorpresa de Izuku —no deberías renunciar a tus objetivos tan pronto.

—¿Objetivo? ¿Pero qué está...?

—Deja de pensarlo tanto y déjalo fluir—interrumpió —te arrepentirás si sigues con esos pensamientos de "¿qué tal si...?"

Aquellos extraños comentarios solo le hacían caer en más desconfianza, frunció el ceño con intención de saber más del señor extraño.

—No es gracioso esto, ¿a qué se refiere?

El acercamiento de Izuku fue interrumpido al ser sujeto desde el rostro por una de las manos cubiertas en guantes de cuero oscuro que portaba el mayor.

—Mañana al mediodía ten cuidado en la calle #47 —dijo en serenidad pensativo de su siguiente frase—, sólo es difícil de expresarse pero no lo malinterpretes.

—¿Eh?

—Valora lo que tienes, Midoriya Izuku.

El chico pudo divisar entre los dedos sobre su rostro como sonreía tranquilamente el mayor mientras despedía. Sólo quedó pasmado de verle dar media vuelta para desaparecer en una oleada de hojas secas en la oscuridad, pensó en seguirle pero también estuvo el pensamiento de que ya era suficientemente tarde, probablemente su madre estaba en un momento de histeria y soledad por no saber su paradero.

Sin levantar los pies del suelo se dirigió a tomar su mochila que yacía recargada a la banca y ponerla a su espalda.

«Valora lo que tienes, Midoriya Izuku»

Sonaba más a una advertencia que un consejo eso.





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Ah, ya volvimos con un nuevo proyecto, espero les guste.

Valora será una historia de sólo tres capítulos.

Ayoshu~

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