Capítulo XXIX
Dejo que todos a mi alrededor vayan con Dakota. Quiero que todos los de buen corazón vayan a disculparse con ella. Sin duda las sonrisas en los rostros de las personas, me demuestra que he hecho lo correcto. Desearía que Barry se encontrara aquí en este momento, desearía que viera a su dulce amor florecer una vez más. Sin embargo este momento lleno de euforia y respeto se va cuando el timbre suena. Entonces alguien grita.
—Hoy fiesta en mi casa, todos están invitados— ese es Chad quien se mira muy animado.
Sin darme cuenta, una sonrisa llega a mis labios. Antes no le tenía nada de esperanzas a este chico, me doy cuenta que dentro de ese pecho lleno de músculos, hay un enorme y buen corazón. Entonces veo como se acerca a Dakota y le dice.
—No te preocupes pequeña Dakota, desde hoy yo te voy a cuidar, nadie más te dirá HL. Así que, estás invitada a la fiesta también— Chad le da un leve golpecito en la nariz y la abraza.
No puedo despegar la mirada de esa escena tan tierna. Me alegra saber que está dispuesto a cuidarla. Pero lo que no me agrada mucho es que la abrace de esa manera. Aunque no le doy importancia, no creo que haya algo más que buenas intenciones. Por lo que vuelvo a abrir mi casillero, aún tengo clases y necesito mis libros. Entonces lo que veo dentro vuelve a sorprenderme, ahí hay una de esas características notas color amarillo. La tomo y leo.
"Una a una van cayendo las estrellas del cielo, que tú mismo has lanzado al firmamento. Atrápalas o chocarán contra ese meteoro destructor, hazlo y salva mi corazón"
Andrómeda
Muy bien, esta es la nota número siete. Tengo miedo, pues sé que tengo que averiguar lo más pronto posible quién es esa persona. Siento que voy a contra tiempo, y eso me preocupa.
—¿Irás a la fiesta?— me dice Chad con un golpe en la espalda. Sin duda esa pregunta y ese golpe me sacan de mis pensamientos.
—No me la perdería ni en un millón de años— respondo sonriendo. Pero mi sonrisa se intensifica cuando veo como Dakota comienza a acercarse, llegando hasta a mí para darme uno de esos adictivos abrazos. Abrazos combinados con amor y olor a fresa.
—Gracias Dante, gracias por devolverme un pedacito de vida— susurra en mi oído, provocando un escalofrío en mi piel.
—Yo sólo quiero agradecer el que hayas entrado a mi vida— le confieso sintiendo como mi corazón se hincha de cariño.
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Nota de la autora:
Los voy a compensar por haber esperado tanto por un capítulo, por eso subiré otras dos partes más. Así es que , vámonos con un bello maratón. Por cierto, se me ocurrió este meme, así es que lo dejo aquí.
Así es como me sentía cada vez que no subía una parte. Yo aquí ofreciendo actualizaciones diarias y no lo cumplo, que mala soy jajaja.
Bueno, los dejo, seguiré escribiendo para el maratón. Gracias por leerme.
Atte.
D.R