Ángel Oscuro| Hijos Del Cielo...

By Josh_Ellian

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"... Atada ella, entre sus piernas, había un trozo de pastel y un cuchillo ensangrentado, el resto del pastel... More

Acto 1
Acto 1: No Hay Retorno. (Editado)
Acto 1: Principio de la condena. (Editado)
Acto 1: Tatuajes Y Cigarrillos. (Editado)
Acto 1: Un Día Como Otros. (Editado)
Acto 1: Sorpresas. (Editado)
Acto 1: Viejas Heridas. (Editado)
Acto 1: Desenterrando la verdad. (Editado)
Acto 1: Consejería. (Editado)
Acto 1: Maestro y Aprendíz. (Editado)
Acto 1: Imprevistos. (Editado)
Acto 2
Acto 2: Dulces Sueños. (Editado)
Acto 2: Cumpleaños Felíz. (Editado)
Acto 2: Luto. (Editado)
Acto 2: Historiadores. (Editado)
Acto 2: Problemas. (Editado)
Acto 2: Misterios. (Editado)
Acto 3: Ascenso
Acto 3: La Trampa. (1) (Editado)
Acto 3: La Trampa. (2) (Editado)
Acto 3: La Trampa. (3) (Editado)
Acto 3: Astinvil
Acto 3: El Trago Más Amargo. (Editado)
Acto 3: El Capitán Y Dafi. (Editado)
Acto 3: Aguas inquietas. (Editado)
Desenlaces
Desenlaces: Un Gran Espectáculo (Editado)
Desenlaces: Dos Huérfanos. (Editado)
Desenlaces: ¿Quieres Más Repuestas? (Editado)
Desenlaces: Flores Y Estrellas. (Editado)
Final: Un Día Como Ningún Otro (Editado)
Epílogo. (Editado)
El Telar (Anuncios) 6/12/2020

Prólogo. (Editado)

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By Josh_Ellian

Kaleb D. Santos.

Caí hace tanto tiempo, que olvidé lo que era estar entre ellos, actuar como ellos, pensar como ellos.

De las tres jerarquías yo encabezaba la pirámide, ahora duermo bajo un techo bailante y un cielo estrellado.

Ángel... ¿Cómo pude formar parte de una causa equivocada por tanto tiempo? Tal vez no entienda los planes del creador, pero entiendo que algo está mal.

Si me preguntas ¿Qué es un ángel? Yo te diré: es un humano sin nacer. Ellos no merecen ese título, por que aquellos que están en el cielo, tienen el mayor defecto que una criatura puede tener "capacidad de elegir"

Tal vez elijan protegerte, tal vez elijan la última lata de tu soda favorita o tal vez quieran gobernarte contra tu voluntad.

Unos, dos, tres... Contemos cuantos son, tal vez sean unos pocos, tal vez sean tantos como las estrellas del cielo.

Tanta gente ora y acude a ellos pidiendo ayuda, sin saber los errores que ellos también cometen.

Me decían serafín, ahora puedes llamarme caído.

La inocente criatura se veía nerviosa, ese niño no debería estar aquí, pero... ¿Qué puedo hacer yo? Estoy solo contra este mundo corrupto.

Sentados, esperábamos a que alguien nos diera noticias de nuestro proceso; Yo no preguntaría nada, ya sé lo que ocurrirá.

Morir es tan solo el salto a una nueva vida, para cualquier otro excepto para mí. Para mí es el final del túnel, después no hay nada.

He visto esta tierra nacer, desde que mi padre la creó, ahora la veo morir a causa de nuestra simple existencia, tanto hombre, como todo otro ser con razonamiento.

Ya no pueden haber bandos, no hay victorias, todos perdemos.

Hace mucho tiempo el hombre pisó tierra por primera vez, era un lugar hermoso, era...

Desvié los pensamientos del niño, con los pocos dones que me quedaban, lo llevaba por conversaciones lejanas a la realidad.

<Yo no... yo no hice nada ¿Mami? ¿Dónde estará mami? Ellos van a venir pronto> Pensaba él.

-Intenta contarlos. -Le dije al niño confundido, mientras señalaba los sicarios.

Echó un vistazo, luego me miró.

-Son muchos señor ¿Para qué quiere que cuente cuantos son? -Preguntó.

-Para que cuentes la historia de cuántos matones derrotamos nosotros solos.

-Usted miente ¡No podemos hacer nada con las manos atadas!

-Ya verás. -Le sonreí para darle confianza, no se le puede decir a un niño que su vida acabará.

Me causaba gracia ver su cabello liso caer sobre él, sus ojos apenas se veían a causa de ello.

La habitación era blanca, bien iluminada. Del otro lado del cristal nos vigilaban cuatro hombres, mientras otros dos se dirigían a trasladarnos.

La puerta de acero se abrió, uno de los dos traía consigo mi brazalete y el otro un pequeño maletín con dos inyecciones.

-Les aseguro, que ésta, es la mejor manera de tratar a nuestra mercancía -Habló uno al cual se le notaba el acento ruso.

Su compañero preparaba las inyecciones con un suero chocolate.

-Son mis momentos finales, al menos déjame saber cuál es tu nombre. -Pregunté.

Ambos hombres se miraron entre si, uno de ellos asintió con la cabeza.

-Yo soy George Washington, mi amigo es Steve Rogers ¿Alguna otra pregunta?

-¿Conoces a mi amigo Timothy? Es el niño a mi lado, te quiere decir un par de palabras.

El hombre de cabello rojizo se aproximó al niño con la inyección en la mano. ¡Debo hacer algo!

-¡¡No, no, suéltame, suéltame ya, aléjate!! -Gritaba Timothy desesperado, mientras hacía berrinche estremeciendo la silla.

Timothy estaba de espalda a mí, el sicario se inclinó hasta quedar cerca de su rostro.

El pequeño escupió su rostro y pateó sus rodillas. El hombre, lleno de ira abofeteó su cara, el chico guardó silencio con la cabeza baja.

"Si tú me abandonaste ¿Porqué me ayudarías ahora? Pero el niño ¿Qué tiene que ver el niño con todo esto, maniático?"

Si el creador no ayudaba hace tantos siglos ¿Porqué lo haría ahora? Aprender que soy mi propio respaldo puede ser amargo al principio, pero así se forjan hombres como yo.

-Tu hijo, es bastante obstinado, necesita educación y valores.

"George" dejó ver su cinturón y con el una navaja con no más de 10 centímetros.

Se inclinó cerca de Timothy, levantó su cabeza caída y colocó el cinturón en su boca.

Acarició su rostro con la navaja, de una manera delicada que reflejaba la seguridad con la cual lo hacía.

-¿No te gustaría ser un pirata? Yo te puedo ayudar con el atuendo, tengo un hermoso parche, pero ese ojo no lo necesitarás. -Dijo casi en un susurro.

Timothy no respondía, mantenía sus ojos cerrados. El sudor recorría su piel pálida, hasta llegar a sus labios apretados por el miedo.

Mientras ambos sicarios observaban a mi pequeño compañero, me encorvé y tomé un abridor de cajas de su bolsillo, pero mi peso estaba hacia un lado de la silla, ésta se rompió.

Caí de espalda golpeando a Timothy.

Me levantó "George" Y sentí mis manos mojarse con mi sangre, pues había caído sobre la navaja.

Se percató de mi herida, pero antes que se apartara, me coloqué de espalda con la navaja en la mano, logrando herir su estómago.

-Creo que dentro de unas horas, estarás de vuelta en casa, jugando con tus juguetes. -Le dije al niño, con una voz débil gracias a la herida.

El sicario restante sacó un arma con la cual disparó contra mí. La silla retuvo algunas balas mientras avanzaba.

Al estar cerca, me dejé caer de espalda sobre él. La silla se rompió por completo liberando mis ataduras, luego dirigí mi mirada a Timothy, quien sangraba del hombro.

Mi hermano es responsable de esto. Él maneja estas organizaciones, también soy culpable, por no detenerlo cuando pude.

Fuera de la habitación habían más sicarios que no demoraron en entrar.

Adopté una posición defensiva y maté al primer sujeto sin problemas; Uno de los restantes usó a su compañero muerto como escudo para derribarme.

Arremetió con golpes fuertes cuando estaba en el suelo. Pronto perdería la conciencia.

Cuando ya no sentía los golpes, éstos cesaron.

El niño inyectó al sicario.

Luego, tomando a Timothy sobre mi hombro corrí hacia la salida. El lugar era grande y las luces se tintaban de rojo.

Perdía fuerza a cada segundo y mis heridas no estaban sanando como deberían.

Atravesamos un campo abierto... El patio de lo que parecía ser una prisión y al final se encontraba la salida. Todo estaba cubierto de nieve y el frío era abrumador.

A nuestras espaldas se escuchaban los disparos de fusiles y delante se encontraba un bosque de pinos que nos ayudaría perderlos.

Llegando al bosque mis piernas no podían más, en consecuencia me desplomé en la nieve junto a Timothy.

El terreno era lo suficientemente inclinado para hacernos rodar a lo que ambos patinamos chocando con árboles y rocas .

Un tronco caído detuvo mi descenso, mi vista se nubló, mis ojos se cerraron hasta perder de vista a Timothy.

Desperté de un sueño, o tal vez un recuerdo, donde la maldad manchaba mi hogar y yo no podía hacer nada para detenerlo.

La corrupción fue como agua en mis manos: Se esparció de tal manera, que cuando me dí cuenta ya era parte de ella.

No hay una noche en la cual no me culpe por la tiranía sobre la raza caída, sobre los desterrados.

Estoy convencido de ello, me culpo intentando buscar el castigo que no me llega.

Las leyes muy rígidas se rompen y las muy flexibles son incumplidas, nunca habrá un equilibrio.

La nieve estaba manchada de rojo dejando ver un rastro. Debía apresurarme a seguir el rastro o lo perdería con la noche que estaba cayendo.

Mi cuerpo empezaba a abandonarme, estoy viejo, he pasado demasiado tiempo lejos del cielo que nos provee de poder a mi raza.

-Juro que si muere... ¡Juro que si muere subiré allá arriba y haré tu reino caer! -Musité para el creador.

Caminando encontré un río de agua cristalina y corriente tranquila, ahí estaba Timothy, tirado desangrándose.

No podía dejar a mi amigo, lo cargué por una hora hasta que cayó la noche, en ese entonces pude ver las luces de la ciudad.

Estando ahí pedí ayuda, nadie me socorría, todos pasaban con prisa ignorándome ¿Tal vez era por mi aspecto descuidado?

Otro sueño tuve en el hospital. hace ya un tiempo Timothy había sido llevado a urgencias.

Soñé con la guerra pasada, con mi hermano Lucero y con toda la sangre de las razas que se derramó en la resistencia.

La puerta donde se posaba el letrero de urgencias se abrió.

El médico dijo que perdió demasiada sangre y que no consiguieron hacer la transfusión a tiempo.

Me apoyé sobre mis rodillas, miré al suelo, reflexioné un poco. Odiaba ésto, odiaba éste puto caos y ya no tenía la fuerza para terminarlo.

No me quedaría en esa ciudad, esa misma noche, usé artes mentales con algunas personas en el aeropuerto para regresar a casa en América.

Una vez en Kansas, apenas tuve la fuerza para llegar al felpudo de la casa, golpeé la puerta con la poca energía que me quedaba y terminé acostado sobre aquel felpudo.

Pronto Alice abrió, le debo gran parte de lo que soy. Ella, cargándome me llevó hasta el sofá.

-El alma me volvió al cuerpo cuando te vi en la puerta.-Dijo ella abrazándome. -Dime que lo lograste.

-Todos murieron, amor; Todo el equipo y todos a los que salvaríamos ahora vagan en mi memoria.

-En ese caso, ya sabes lo que debes hacer. A juzgar por tus heridas, podría decir que ésta ya no es tu responsabilidad.

Siempre supe lo que debía hacer, pero ahora con un niño y con mi deterioro, no podía negarme a mi futuro, las cosas tienen un inicio y un final, debo aceptar que no soy la excepción.


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Escrito
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*Onomatopeya*

"Cita paródica de alguna otra obra, película, serie, o frase para recordar"

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