Ángel Oscuro| Hijos Del Cielo...

Par Josh_Ellian

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"... Atada ella, entre sus piernas, había un trozo de pastel y un cuchillo ensangrentado, el resto del pastel... Plus

Prólogo. (Editado)
Acto 1
Acto 1: No Hay Retorno. (Editado)
Acto 1: Principio de la condena. (Editado)
Acto 1: Tatuajes Y Cigarrillos. (Editado)
Acto 1: Un Día Como Otros. (Editado)
Acto 1: Sorpresas. (Editado)
Acto 1: Viejas Heridas. (Editado)
Acto 1: Desenterrando la verdad. (Editado)
Acto 1: Consejería. (Editado)
Acto 1: Maestro y Aprendíz. (Editado)
Acto 1: Imprevistos. (Editado)
Acto 2
Acto 2: Dulces Sueños. (Editado)
Acto 2: Cumpleaños Felíz. (Editado)
Acto 2: Luto. (Editado)
Acto 2: Historiadores. (Editado)
Acto 2: Problemas. (Editado)
Acto 3: Ascenso
Acto 3: La Trampa. (1) (Editado)
Acto 3: La Trampa. (2) (Editado)
Acto 3: La Trampa. (3) (Editado)
Acto 3: Astinvil
Acto 3: El Trago Más Amargo. (Editado)
Acto 3: El Capitán Y Dafi. (Editado)
Acto 3: Aguas inquietas. (Editado)
Desenlaces
Desenlaces: Un Gran Espectáculo (Editado)
Desenlaces: Dos Huérfanos. (Editado)
Desenlaces: ¿Quieres Más Repuestas? (Editado)
Desenlaces: Flores Y Estrellas. (Editado)
Final: Un Día Como Ningún Otro (Editado)
Epílogo. (Editado)
El Telar (Anuncios) 6/12/2020

Acto 2: Misterios. (Editado)

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Par Josh_Ellian

—No hace falta que te encierres, sé que estás molesto conmigo. —Dije, recostado del marco de la puerta.

Esperé respuesta por unos instantes, pero sólo seguía concentrado en el libro.

Me aproximé un poco a él, levantó su mano rápidamente y tropecé con algo, algo que no podía ver.

—Eso es nuevo ¿Lo aprendiste del libro?

—Éste no es momento, estoy destrozado. —Expresó en un susurro y conservó su cabeza baja.

Yo lo intenté pero no he podido llegar a él, así ha sido las últimas dos semanas, no le he sacado nada.

No me ha hablado, no ha comido, ni si quiera vio "Love" o "Forever"... Sus series favoritas, lo que me asusta, porque eso no es nada bueno en él.

Sé que me arrepentiré después si no lo sigo intentando...

—¿Quieres hablar? Aquí estoy, cuéntame por qué te duele tanto.

—Nunca fuiste de escuchar éste tipo de cosas. —Se arrugó toda su expresión en un intentó fallido de contener los sollozos.

—Pero lo haré, porque cuando perdí a Andrea o a mi madre, —Hice una pausa. —Nunca faltó un mensaje tuyo.

Sin mencionar que intenté alejarlo...

—Eso era importante para mí, había sido mi primera y única meta, y la perdí.

—Pero puedes tomar ésto para bien, ahora tienes tiempo, sal a la calle, conoce a una chica.

¿Qué puede hacer un ángel en la tierra sin romper su juramento?... Nada, pero sé que divertirse le vendrá bien, sólo que... No conozco ninguna actividad que haga fuera de casa que no sea entrenar.

Golpeó la mesa.

—¡Precisamente ese es el problema! —Mordió su labio inferior y tuve miedo de que llorara. —Es por eso que duele más, dime ¿Alguna vez me viste con una chica?

Está a punto de romper en llanto, si eso pasa será un momento muy incómodo ¿Qué hago? ¿Qué le digo? Se supone que un hombre no llora y menos con otro hombre.

—Nunca. —Respondí antes de olvidarlo.

—¿Sospechoso no crees? Pues ninguna me interesa y no es que sea homosexual, es sólo que, cuando encuentras una esmeralda y la pierdes, no la vuelves a buscar, porque sabes que no la encontrarás.

—¿Qué dices?

Jamás me he enterado de que haya tenido una relación, nunca me lo comentó y creo recordar que no es permitido para él.

—Su nombre era Denise, vivió hace alrededor de cuarenta años. Tuve todo tipo de amores, del 1200 y hasta el renacimiento, pero ese fue el único que completó lo que soy hoy o lo que fui ayer. Ella era una estudiante en un instituto de monjas para niñas sin hogar. No era modelo, no tenía joyas, ni siquiera era de mi raza, pero soñaba en grande...

... Deseaba continuar con el legado de las monjas, pero amplificarlo, deseaba recoger todos esos niños desamparados y devolverle a la sociedad profesionales, pero, ella era una vela soñadora y la apagaron. —Chilló.

Las gotas se deslizaban en sus mejillas, Raguel hacía el intento de no ahogarse en sus palabras.

Le ofrecí la toalla que colgaba en su puerta, la aceptó y al mismo tiempo que se secaba también la presionaba contra su pecho.

—La apagaron Kerry, era la chica más bella y pura jamás vista y la apagaron... —Le faltó el aliento en las últimas palabras. —Las fiestas del carnaval llegaron al pueblo y esa noche una de las puertas del instituto quedó abierta, pues las monjas estaban cansadas después de los actos para las niñas; Un grupo de ebrios entró y encontraron los dormitorios.

Apretó en sus puños la toalla, sus ojos ya estaban rojos y derramando lágrimas por sus mejillas.

—... El único lugar con algunas luces encendidas...
Entraron... E intentaron violarla, ella se defendió, pero al final... —Se le escaparon varios sollozos y limpio si nariz. —Al final rompieron una botella y en un intentó de salvar su virtud...  La apagaron... Apagaron mi radiante flor.

—Lamento mucho escucharlo hasta ahora, eso pasó hace mucho tiempo y se nota que te duele.

—Yo no tenía ambiciones, para mí la monotonía estaba bien, pero ella me hizo ver que si podía ser el mejor en algo, debía serlo. Y así, me esforcé por el puesto de Arcángel. Y ahora... ¡Lo perdí! —Golpeó nuevamente la mesa.

El momento se me hizo incómodo, yo nunca había vencido mi propia tristeza ¿Cómo ayudaría a otro? Es una locura.

Coloqué mi mano en su hombro, en un agarre fuerte para inspirar confianza.

—Reuniré las pruebas y recuperarás tu rango. Sólo necesito la ayuda de Miguel.

—¿Qué harás? —Me preguntó.

—Esos libros perdidos deben estar en alguna parte y me parece extraño que el director estuviera esa noche ahí, a esa hora. A mí me parece muy turbio.
Además, me parece una injusticia tirarle la culpa al perro más flaco.

—¿Lo estás culpando?

—No, le estoy escribiendo una poesía ¡Pues claro que lo culpo! —Me apresuré a decir. —Y te mostraré que tiene los libros.

Lo prometido, fue deuda y yo pagué. Miguel se reunió conmigo al día siguiente.

Esperé que se acercara mas a Raguel y a mí, ya que le había ofrecido una amistad que de seguro le falta. Sin embargo no fue así y los días continuaron como si nada hubiese pasado.

Antes que se ocultara el sol, Miguel salía por la puerta del frente con rumbo a los estacionamientos, donde se encontraba su auto.

—¿No es un poco pequeño para ti? —Utilicé la pregunta como recurso para romper el hielo.

Si Miguel fuera más expresivo, en este momento no tendría miedo de hablarle, pero su semblante de seriedad mezclado con su carácter fuerte hacen que quiera retirarme de su vista.

—Me gustan los Kia. —Recostado a su auto inspeccionó mi vestimenta. —No deberías estar aquí, vete a casa.

Después de graduarme hace casi un mes, las cosas fueron tensas entre la dirección y yo, pues, ya mo tenía motivos para ir a la academia más que para entrenar y aún así, me miraban extraño los profesores.

Es como si no quisieran que volviera más, en cambio mis compañeros son bienvenidos y algunos son invitados a conflictos, exorcismo y demás operaciones que realiza la academia.

—Aguarda, al menos déjame hablar. —Encogí mis hombros y me apoyé en su auto para inspirar confianza. —Necesito tu ayuda, para que pueda ayudar a Raguel y así sentirme mejor conmigo mismo.

—Primero: No toques el auto, segundo: al menos hubieras dejado que yo mismo descubriera el interés oculto en tu proposición...

—¿Eso es un sí?

—No. —Espetó y colocó una sonrisa de labios apretados.

Estrelló la puerta de su coche después de subirse en él, yo, sin saber que hacer, abordé el puesto del copiloto esperando que no me echara a patadas.

—Hazlo por Raguel ¿Le dirás que no a tu amigo?

—Te digo que no a ti, le dije que sí a él cuando hablamos en la mañana.

—Eso es... ¡Perfecto! —Forcé una sonrisa. —Entonces me iré a casa y me prepararé.

Le busqué la cerradura a la puerta, cuando la halé no abría, lo que me puso algo nervioso.

—Antes tienes que saber que yo no haré nada fuera de lo común y si llega a salir mal será culpa de ustedes.

—No hay problema "Arcángel Miguel". Ahora por favor abre la puerta para que pueda salir. —Ordené.

El auto poco a poco fue tomando velocidad y una vez en la carretera, pudimos alcanzar más de los 80 kilómetros por hora.

—¡Detente, mi auto quedó atrás!

Miguel hizo caso omiso a mis palabras, al final sólo me llevó a casa y dijo que necesitaría mi carro allá para cuando necesitara salir, haciendo referencia a que ya sabía el plan.

Buscaríamos en la oficina de Diego los libros que se han perdido, pero para ello, necesitábamos la lista de éstos la cual se encuentra en el inventario que suele hacer su secretaria.

Tal vez podríamos colocar algunas cámaras, pero, ese equipo yo no lo tengo.

Entraremos cuando Miguel se esté retirando, para que nos pueda entregar una pequeña bola de silicona con la huella de Diego para ingresar.

Con mucha suerte, Miguel consiguió que la secretaria le diera el inventario de la biblioteca... Quién sabe cómo...

También logró conseguir las huellas y honestamente, me encantaría saber cómo logró que Diego colocara su pulgar en un trozo de silicona.

Raguel y yo estábamos ocultos debajo de la caja de televisión, Miguel volvió a la universidad y en ese momento tuvimos la oportunidad de bajar del auto.

Íbamos vestidos de negro, mientras corríamos en cuclillas revisé que llevase la linterna y un amuleto de camuflaje.

Los libros que buscaríamos: Encantamientos de transporte 1 y 2; Libros que ayudan a contactar con el plano espiritual y el físico, incluso podría funcionar en malas manos, para invocaciones.

En la oficina no había nada más que un sobre con cartas adentro, las tomamos y nos dirigimos a la biblioteca.

Por más que buscamos entre sus archivadores y en todos los escritorios, no había rastro de los libros.

Después de todo me gusta esto de los misterios, hasta puede que se me dé bien.

Una vez en la biblioteca Raguel, buscó por los pasillos del lado derecho y yo los del lado izquierdo, esperando encontrar los libros que nos llevaríamos ya que a Diego no le encontramos nada.

Y cuando tenga esos libros, encontraré a cierto amigo mío y saldaremos cuentas.

Nuevamente la curiosidad me fastidiaba, la puerta a las catacumbas estaba justo al lado mío y no dudé en abrirla.

Volví a revisar las tumbas, en el suelo habían unos libros, viejos y polvorientos.

Me coloqué frente a la tumba con la inscripción "Ángel Oscuro", algo en mí quería abrirla, nunca he visto un demonio y así de enferma está mi mente.

La tapa de piedra pesaba mucho, pero deslizándola se podía ver algo, adentro no había nada fantástico, sólo un cuerpo descompuesto, sin cabello y con los dientes al descubierto.

—¡Ciérralo! —Dijo Raguel.

—Está bien, no pasa nada. —Levanté ambas manos.

—¿Quieres quedar como él? Ése demonio pudo haberse transferido a ti.

—No pasó nada.

—Tal vez, pero igualmente llamaré a una amiga para que te revise.

—Vale, no vuelvo a tocar.

Se acercó corriendo para cerrar la tapa, seguí curioseando más, en el suelo había un libro llamado también Ángel oscuro.

Lo tomé y luego de terminar de revisar, lo metí a la mochila pues ya debíamos irnos.

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