Ángel Oscuro| Hijos Del Cielo...

By Josh_Ellian

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"... Atada ella, entre sus piernas, había un trozo de pastel y un cuchillo ensangrentado, el resto del pastel... More

Prólogo. (Editado)
Acto 1
Acto 1: No Hay Retorno. (Editado)
Acto 1: Principio de la condena. (Editado)
Acto 1: Tatuajes Y Cigarrillos. (Editado)
Acto 1: Un Día Como Otros. (Editado)
Acto 1: Sorpresas. (Editado)
Acto 1: Viejas Heridas. (Editado)
Acto 1: Desenterrando la verdad. (Editado)
Acto 1: Consejería. (Editado)
Acto 1: Maestro y Aprendíz. (Editado)
Acto 1: Imprevistos. (Editado)
Acto 2
Acto 2: Dulces Sueños. (Editado)
Acto 2: Cumpleaños Felíz. (Editado)
Acto 2: Luto. (Editado)
Acto 2: Historiadores. (Editado)
Acto 2: Misterios. (Editado)
Acto 3: Ascenso
Acto 3: La Trampa. (1) (Editado)
Acto 3: La Trampa. (2) (Editado)
Acto 3: La Trampa. (3) (Editado)
Acto 3: Astinvil
Acto 3: El Trago Más Amargo. (Editado)
Acto 3: El Capitán Y Dafi. (Editado)
Acto 3: Aguas inquietas. (Editado)
Desenlaces
Desenlaces: Un Gran Espectáculo (Editado)
Desenlaces: Dos Huérfanos. (Editado)
Desenlaces: ¿Quieres Más Repuestas? (Editado)
Desenlaces: Flores Y Estrellas. (Editado)
Final: Un Día Como Ningún Otro (Editado)
Epílogo. (Editado)
El Telar (Anuncios) 6/12/2020

Acto 2: Problemas. (Editado)

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By Josh_Ellian

—El último en ingresar fue el Arcángel Raguel, dijo que se le había quedado algo. —Se escuchaba sobre nosotros.

Las palabras del hombre me hicieron alejarme de las escaleras y buscar con la mirada algún lugar donde ocultarme.

Aparte de cuatro tumbas cerradas, no había lugar posible donde escondernos.

El lugar estaba oscuro y húmedo, cualquier espacio quedaría iluminado en cuanto ellos bajaran.

Sentí una sensación fría apoderarse de mi estómago, el sonido de las gotas cayendo se hicieron más notorias, ellos entrarán y me encontrarán aquí.

Al plano Espiritual. —Susurró Raguel.

—¿Dónde estás? —Miré alrededor y no había nadie, lo que casi hace que me desmaye.

Pasa a la forma Astral. —Ordenó impaciente.

—Lo intento. —Cerré los ojos e intenté ralentizar los latidos de mi corazón lo suficiente para pasar al plano astral.

Sentí una mano en mi hombro y de un momento a otro las cosas tomaron una tonalidad grisácea.

Todos los objetos de la sala adoptaron tonalidades balmcas, negras y grises; En el aire se pueden ver muchas partículas flotando como polvo y daba la sensación de estar debajo del agua por la dificultad para escuchar, moverse y ver las cosas que si te distraías, se distorsionaban.

Nos movimos al fondo del lugar, para evitar que nos vieran, cuando nos movilizamos mas partículas fueron formando un rastro que era la esencia de nuestra alma de la que hablaba el profesor de Dimensiones.

De las escaleras bajaron Diego y el celador, Diego mantenía una expresión suspicaz y el celador de preocupación, tal vez por su empleo...

—Todavía están aquí. —Comentó Diego observando en nuestra dirección.

Le di una mirada a Raguel, sólo negó con la cabeza y se mantuvo callado.

Me tomé los codos para mantenerme quieto e intentar tranquilizarme o si no, terminaría hiperventilando.

No te muevas...

—¿Están? —Preguntó el celador, arqueando una ceja.

Diego continuó a paso lento inspeccionando el lugar con lámpara y su mirada perspicaz.

—Sí, los siento... Justo... —Rotó lentamente la mirada. —Aquí.

Me tomó del cuello, tuve miedo, pues me había sacado del plano astral a su antojo.

—Tenía dudas... Tenía. —Musitó Diego a través de su sonrisa vengativa.

—Suéltalo. —Intervinó Raguel sacando una pequeña daga de su mochila. —Yo lo he traído. —El arma, de fina punta y piedras rojas incrustadas en su hoja, apuntaba al cuello de Diego.

—¿Pero por qué haces ésto? —Arrugó su rostro. —Aquí te pagamos bien, los alumnos te aprecian ¿No era suficiente?

Diego me soltó, me froté el cuello pues me había lastimado y él levantaba las manos ante la amenaza de mi amigo.

Raguel volvió al plano físico, guardó silencio y bajó un poco la cabeza, yo me mantuve en calma o le conseguiría más problemas, esa es mi especialidad.

—Vayan a casa, regresen mañana para que les entregue formalmente sus sanciones... Descansen.

—¿Nos vas a expulsar? —Pregunté.

Nos respondió mi pregunta, sólo sonrió mirándonos sobre su hombro antes de retirarse.

Bien, bien, lo que faltaba; Pero a mí no me afecta, le afecta a Raguel.

La noche transcurrió en silencio en casa, sé que no durmió, podía sentir su ira y su confusión, lo peor de todo es que yo me sentía culpable.

Temprano en la mañana, afrontamos al director cara a cara, estaba molesto con Raguel pero alegre conmigo, porque por fin tenía algo para mandarme a la mierda.

Extendió sobre su escritorio dos portafolios, uno para cada uno con el logo de la hermandad en ella.

Pequeños trazos formando dos alas dentro de un círculo lleno de patrones circulado enrevesados.

Raguel abrió el suyo, poco después cerró los ojos y apoyó su frente en su mano derecha.

Con un enfado en su semblante, arrojó el portafolio de manera violenta y salió apresurado de la oficina, cerrando la puerta en un claro estrellón.

Respiré profundo y abrí el mío.

Era una expulsión, no sólo eso, sino que le presentaría el caso al "Sagrado Tribunal", el nombre me pareció extraño, aunque supongo que siendo ángeles y todas éstas cosas, ese sería el contexto de nombres que le colocarían a las cosas.

En ese momento, Miguel llegó para firmar su asistencia, encontrándose con ésta sorpresa.

Él ya estaba al tanto que to tendría problemas hoy, pero seguro se habrá llevado una sorpresa cuando vio a Raguel salir de aquí.

Diego levantó una mano señalando la puerta, siendo una clara invitación para dejarlo sólo con Raguel.

Salí de la habitación y le dediqué una sonrisa melancólica a Miguel.

Ayuda

Invitó al director a hablar en privado, mientras nosotros esperábamos sentados en la recepción de la oficina.

—Tranquilo, ¿Cómo en los viejos tiempos? —Le dije, tratando de subirle el ánimo.

No respondió, mantenía su mirada en punto fijo y sus manos cruzadas delante de su mentón.

Le temblaban las manos y las piernas, se veía mal y un poco más pálido de lo habitual.

—Si te sirve de consuelo, tomé esto para tí. —Saqué un libro de la mochila que traía.

Casi temblando observó el libro unos segundos antes de tomarlo, lo apreció entre sus manos pero al instante comenzó a apretarlo al punto de intentar rasgarlo.

—Ésto puede empeorarlo todo. ¡Maldición! ¿Por qué sacas eso aquí?

—¿He escuchado mal o has maldecido en una institución religiosa? —Arqueé una ceja.

—¿Te suena a broma? Nos van a juzgar, a ti tal vez no te pase nada, pero yo puedo perder mi rango, mis poderes, mis armas y armaduras, mis reliquias, todo.

—Lo perderás todo cuando estés muerto, lo demás es solo un préstamo que le haces al presente y le cobras al futuro.

—Tú jamás hablas así.

—Lo sé. —Respondí.

El director de las cavernas salió un poco más tranquilo que hace unos minutos, Miguel lo seguía.

—Hice lo que pude. —Dijo Miguel.

Antes de retirarse, Miguel observó unos segundos a Raguel intentando verle la cara, pues tenía la cabeza baja.

Al no poder verlo, sólo le palmó el hombro izquierdo y se retiró.

Diego nos pidió que pasáramos con sólo el gesto de su mano, era obvio que seguiría molesto con nosotros.

Pero me parece increíble que seamos los primero en entrar allí, porque nadie me ha hablado en éste año de algún incidente igual.

Me pongo a pensar, realmente nunca he escuchado de otro estudiante al cual tengan tanto en la mira como a mí.

—En unos minutos bajará un juez, les preguntará lo sucedido y podrán explicarle. Esperenlo aquí.

Luego de levantarse, cerró con llave toda aquella puerta o mueble donde hubiera cerradura.

Al cabo de unos minutos, por la puerta entró un señor alto, pálido, de cabello hasta los hombros, vistiendo un traje negro.

Sólo dos cosas pasaron por mi mente al verlo...

"Jesús es más pálido que en las peliculas" y "Es la mismísima muerte"

—Mi nombre es David, de la primera jerarquía. Empezaremos escuchando la situación. —Habló "la muerte". —Aunque todos sabemos lo que pasó.

—Ese director nos tiene odio, sólo quiere que... —Reclamé.

—Solicité un libro de la biblioteca y olvidé retirarlo, por eso vine en la madrugada y por un accidente terminamos en unas catacumbas.—Interrumpió Raguel.

—Ese es un lugar restringido, hasta para los arcángeles. —Dijo David.

—¿Por qué? Es sólo un lugar con tumbas y algunos libros. —Pregunté.

—Los motivos no puedo dártelos, simplemente te digo que es una falta grave. —Expresó David en el más altanero de los tonos posibles.

—No tocamos nada, todo está en su lugar.

—Es extraño, me dijeron que muchos libros se han perdido durante algunos meses e incluso estudiantes.

—Nosotros no hemos sido, ni si quiera sabíamos de ese lugar, mucho menos hemos robado libros y ni hablar de los estudiantes; Ciertamente yo también estaba enterado de las desapariciones, guardo mucho dolor por ello e incluso colaboro aún con las investigaciones que se hacen. —Raguel se mostraba preocupado.

—Usted denos tiempo y le mostraremos que no hemos hecho nada de eso. —Reclamé.

—¿Cómo? Yo veo tu pasado y veo que lo has hecho, por eso soy juez. A mí no se me puede engañar.

—No sé como. Alguien le habrá colocado drogas en el café, pero no somos ladrones

—Hasta que pruebes lo contrario, te degrado a caído, pierdes tus dones y tu collar para invocar tus alas.

Se inclinó hacia al frente, extendió su mano en espera del collar que obviamente yo no tenía ya que sólo me habían otorgado un pequeño tatuaje con el logo de la hermandad.

—¿Qué collar? Nunca tuve uno y siempre fuí caído. —Reclamé con disgusto por ni si quiera tener lo que me están quitando.

—Pero tú no. —Miró a Raguel. —Entrega tu collar, tu anillo de armadura y tus dones.

Raguel tomó de su pecho el collar, de él colgaban dos alas de oro, lo sostuvo en sus manos y una lágrima se le escapó.

Luego se retiró el anillo, David tomó su mano, de ella brotó luz por unos instantes, luego se apagó y los ojos de Raguel se oscurecieron.

Raguel salió de esa habitación sin una parte de él, yo lo podría sentir aún si no fuera un ángel, por alguna razón, su dolor llegaba a adolerme a mí también, hasta el punto de parecer dolor físico manifestándose en mi pecho.

Condujo hasta la casa en silencio, con su mirada en el volante y mucho ruido en su cabeza.

Dolía tanto para él, que simplemente estar cerca me contagia lo que siente, no es para nada agradable y puedo llegar a odiarme por hacerle ésto.

Y aquí nos encontramos nuevamente Kerry, queriendo devolver el tiempo atrás, pero tal vez ya estabas en el pasado cuando tomaste la desición y éste "tu presente" ya lo habías vivido antes... Eso explicaría porque se siente tan repetitivo.

Se estacionó en el garaje de su casa donde estaba el Audii que ya no conduzco hace mucho tiempo.

A mi amigo le dolió mucho, los días venideros se mantuvo callado, encerrado en su habitación, sólo revisando ese libro de encantamientos.

Y durante todo este tiempo, pude llegar a sentirme demasiado mal.

~~~~~°~~~~~

Un regalo para ti...

Nostalgic Feels—Bedroom.

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