La mujer deslumbraba belleza a pesar de no estar arreglada. Su voz resaltaba su hermosura y ella era el único lugar donde los reflectores apuntaban debajo del frío y oscuro puente.
Sin embargo, el hombre era como cualquier otro... no, peor aún, con esos andrajos que llevaba por ropa, el pelo sucio y alborotado que caía sobre su frente y unos zapatos por los que sus dedos salían como pequeños animalitos en una cueva, sin duda le daban un aspecto horrorizante. Un vagabundo cualquiera. O al menos esa era la forma en que Rogelio lo veía, pues su presencia no era comparable con la de la bella dama que lo acompañaba.
En realidad, ambos jóvenes tenían un aspecto similar, pero a los ojos de Rogelio, esto no era así. ¿Un efecto más de las drogas? o acaso ¿Rogelio formaría parte de las víctimas del amor a primera vista?
Después de quedar perplejo ante la actuación de los jóvenes, Rogelio vió ante él una oportunidad imperdible. Su ambiciosa mente tuvo la increíble idea de llevar a estos chicos hacia la fama... y él se haría millonario. Se acercó sin pensarlo dos veces y le preguntó a la bella dama:
- Disculpa ¿cuál es tu nombre?
- ¿Y usted por qué me pregunta eso? ¿es que acaso importa? - respondió ella con una mirada acerada mientras el joven contestó ansiosamente al detectar una posible oportunidad de poder cambiar su vida bajo el puente por una sobre los escenarios.
- Mi nombre es Damián. ¡Mucho gusto! Y ella se llama Cristal, es un poco tímida pero no importa. ¿Gusta una canción en especial? o mejor, ¿gusta de nuestros servicios? - Cristal al percatarse de lo que Damián estaba haciendo dijo:
- Pero nosotros no damos ningún servi...
- ¡Cállate! es nuestra oportunidad de salir del hoyo. - Susurró Damián pensando que el apuesto hombre de traje no se iba a percatar.
- De hecho, eso es lo que estoy buscando. Les gustaría ser las nuevas superestrellas globales?