LA CASA DEL AHORCADO (KTH)

By Goyang-II1

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En ésta historia, Meii Von Kleist nos contará su vida, en donde ella conocerá a un Idol y artista. El conocer... More

INTRODUCCIÓN
EL CHICO LINDO
SU NOMBRE
UN MAL MOMENTO
VOLVIENDO A LA REALIDAD
COMPRAS
CAOS
¡AVISO!
DE MAL EN PEOR
_ 9 _

UNA SIMPLE MASCARA

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By Goyang-II1

CAPÍTULO CINCO

Sentí un ardor en mi mejilla... producto de la bofetada que me dio mi madre, mientras mi padre miraba la escena sentado en el sofá.

-¡¿Se puede saber dónde mierda estabas?¡ y sobre todo, ¡¿Con quién?!- Sentenció mi madre, mientras sujetaba mi antebrazo con bastante fuerza.
Duele, fue lo primero que pensé.

-Tal vez se estaba revolcando con otro tipo por dinero- Habló mi hermana, mientras se ponía de pie.
-¿Qué no han escuchado todos esos rumores sobre ella?, es tan patética que es conocida en toda la escuela como "La zorra blanca"- Comenzó a caminar hacia mí.
-¿Ahora qué planeas hacer con ese dinero?- Sujeto mi cabello y halo de éste.
-No me digas que piensas volver a Corea, estúpida- Soltó mi cabello, al escuchar el chirrido de los resortes del sofá. Se escuchó un rotundo silencio... Era turno de mi padre.

-¿Volver a Corea?- Preguntó con su voz ronca y firme, lo cual provocó un escalofrío en mí y por supuesto que no me atreví a levantar la mirada.
De pronto, se escuchó el ruido estruendoso de los jarrones al romperse. Todos nos quedamos callados ante aquel acto de mi padre.
Después, tomó mi brazo con fuerza y me llevó al maldito sótano...

Sentí ese dolor... cuando caes repetidas veces...
Mi padre me tiró de las escaleras a propósito y cuando pude levantarme, corrí hacia la ventana para tratar de escapar, pero mi padre bajó rápido y me sostuvo del cabello. Yo grité ante tal acción, provocando que perdiera el equilibrio y cayera hacia atrás.
-¡¡Jamás te irás de ésta casa, maldita mocosa!!-Gritó.
Después, sentí más dolor. Mi padre me estaba golpeado, mientras yo gritaba desesperadamente entre fuertes sollozos que jamás serían escuchados... Se detuvo y me tiró de nuevo al piso frío. Acto seguido, subió las escaleras y cerró la puerta con seguro. No saldría de aquí, hasta que ellos quisieran.
Una... dos... tres horas han pasado, después de la golpiza que me dieron, no sabía exactamente qué hora era, sólo seguía recostada en el mismo lugar donde me dejaron... Me dolía todo.
Escuché el sonido de la puerta abrirse, esto indicaba que ya podía salir, así que me levanté como pude, aferrándome de cosas que encontraba para no caer. Subir las escaleras no fue nada fácil, pero lo logré.

Cuando salí completamente del sótano, no había nadie... así que fui directo a mi habitación. Diablos, más escaleras.

______---_____-----______-----_____-----__

Desperté de golpe, tratando de levantarme de la cama, pero mis piernas estaban entumecidas. Gotas de sudor caían por mi cuerpo, producto del miedo que tenía por aquella pesadilla que robaba mis noches de sueño y hoy no era la excepción.
Cuando por fin pude mover las piernas, me levanté de la cama y fui directo al cuarto de baño. Encendí la luz y miré mi reflejo sobre aquel espejo, ésta vez sería difícil cubrir estos moretones con maquillaje. En mis labios yacía una cortada, la cual dolía cuando trataba de abrir la boca, en mis brazos más moretones... Nada que no pueda solucionar una blusa de manga larga o un suéter.
Miré el reloj que estaba en un estante del baño. 04:59 A.M.

Maldición, aún era muy temprano para comenzar el día, pero aún así, ya no podría ir de nuevo a la cama y dormir.
Tomé algunas prendas del guarda ropa y otras del clóset, me di una ducha rápida y posteriormente me puse ropa interior, sólo para volver a aquel espejo de hace un rato y sacar mi maquillaje.
A decir verdad, me dolía cada vez que tocaba mi rostro, pero era normal, así que ignoré aquello y continúe maquillándome.

05:15 A.M.
Ya estaba lista, me demoré más tiempo de lo que pensaba.
Bajé a la cocina para hacer los deberes, o mejor dicho, los deberes que tenía que hacer mi hermana pero nunca hacía y aún así se llevaba el crédito.
Después, fui a la sala y comencé a recoger aquellas cosas que habían sido rotas hace unas horas.

6:40 A.M.
La casa estaba limpia y la familia seguía dormida.
Regresé a la cocina para preparar el desayuno, escuché a alguien bajando por las escaleras, para que después entrara a la cocina. Era mi hermano, tomó asiento en el comedor y me miró fijamente.

-¿Ya está listo?- Dijo, con un tono molesto.

-Sí...- Dije, mientras colocaba el plato de comida y una taza de café frente a él. Me miró y prosiguió a comer.

Limpié nuevamente la cocina y después salí de ésta para ir a mi habitación.
Cuando entré, mi hermana estaba ahí, de nuevo estaba buscando dinero que robarme.

-No hay nada, se terminó todo... No queda más- Dije, mientras caminaba hacia el clóset para sacar un suéter.
Sentía su repugnante mirada sobre mí.

-Bueno, entonces tomaré tu maquillaje.- Dijo, mientras se dirigía al cuarto de baño.
Corrí tras ella y la tomé del brazo con fuerza, en uno de los cajones se encontraba todo el dinero que había ahorrado desde que llegué aquí.

-¡NO!- Le grité y ella se soltó de mi agarre.
-¡Maldición!, ¡¿Ahora qué?!... ¡Ah!- Pensé y miré hacia mi cama, tenía otra bolsa de maquillaje debajo de ésta.

-¿Por qué no?- Lo dijo, mientras me miraba molesta.

-No esta ahí, está debajo de la cama- Le dije mientras caminaba hacia la cama, sacando de un pequeño cajón la cosmetiquera.
Se la entregué y me miró sonriente.

-Bien hecho, pequeña zorra- Dijo mientras salía de mi habitación.
Corrí hacia la puerta y la cerré con seguro.

Me apresuré en ir al cuarto de baño y abrir el último cajón para asegurarme de que ahí estaba el dinero.
Suspire tranquila, estaba el dinero y el boleto de avión intactos.
Tal vez se preguntarán por qué no fui a depositarlo a un banco. Simple, mi familia se daría cuenta y me quitarían hasta el último centavo.

Escuché mi celular sonar, corrí y era una videollamada con él... Mi mejor amigo Dilan... o como mejor lo llamo, Dewey. Él me dice Momo.
Contesté la llamada y lo miré con su espléndida sonrisa, la cual se desvaneció al mirar mi labio. Le regalé una sonrisa forzada.

-Sabes que no me gusta cuando sonríes así, pequeña, ¿Qué ocurrió?- Me dijo con una mirada de preocupación.
Sabía que con él no podía fingir, me conocía perfectamente.

De un momento a otro, las lágrimas comenzaron a recorrer por mis mejillas entre pequeños sollozos, él me miraba y me decía que estaría todo bien. Yo necesitaba abrazarlo o que alguien me abrazara para poder liberar lo que siento.
Son muy contadas las veces que alguien de mi familia me abraza, y cuando lo hacen quiero escapar, no me siento cómoda y sólo se siente ese abrazo forzado que tanto odio. Sin sentimientos y sin un calor el cual hace sentirte protegido.
Los minutos pasaron y por fin me tranquilice, le conté todo sobre lo sucedido el día de ayer y le contaría cada detalle y sentimiento que tuve aquellas hora del día y de noche.

-¿Entonces no sabes quién es ese chico?, ¿Cómo sabes que no te dejará plantada el Martes?, ¿Cuál es su edad?, ¿Lo conozco?.- Comenzó el interrogatorio.
Dewey se molesta cuando le hablo de chicos, aunque es bastante gracioso las caras y cosas que dice cuando hablo de ello. No es lo mismo que hablar con una chica sobre estos temas.

-Nop... No lo sé, olvide preguntarle. Pero no parece sobrepasar los 23 y no lo creo.- Dije, mientras llevaba un trozo de manzana a mi boca. Agradecí que no hablara del tema sobre los moretones en mi cuerpo.

-Sabes lo que pienso sobre los chicos que recién conoces, Momo.-Suspiró, mientras rascaba su mentón con la mano.
-Ya te he dicho que no confíes en hombres que recién conoces, los chicos de ahora sólo buscan sexo con niñas tontas que caen fácilmente en sus trampas, por desgracia no estoy ahí para protegerte.- Se llevó una gomita a su boca.

-Pero tú eres un chico- Hizo una mueca por mi comentario y se llevó otra gomita a su boca.

-Sí, pero yo no soy de esa clase de hombres, sabes que me preocupo por ti y jamás te haría algo malo- Sonrió, mientras se llevó ahora un puño de gomitas a su boca.

-Por eso te quiero mucho, Dewey- Está vez los dos sonreímos.
Por fin me sentía tranquila, necesitaba hablar con alguien.

-Bien, es hora de irme. Tengo que trabajar y llegaré tarde si me quedo más tiempo, linda- Me dedicó una linda sonrisa.
Dewey trabajaba en un pequeño bar donde era mesero y aveces cantaba, también escribe sus propias canciones.

-¿Me cantarás la próxima vez que hablemos?, me dijiste que terminaste una nueva canción- Hice un puchero. Él solo se dedicó a reír y unos segundos después me reí con él.

-Claro, te encantará- Acto seguido, cortamos la llamada.
Me sentía tan feliz, tanto que me levanté y caminé a mi pequeño escritorio, era hora de terminar el proyecto que tenía pendiente.
Desde mañana comenzaría a contar los minutos para volver a encontrarme con aquél chico de sonrisa cuadrada. No sería capaz de dejarme plantada el Martes, ¿O sí?...

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