The a team

By AnelyMR

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Quien iba a imaginarse que la vida de ___ cambiaría de un momento a otro y nada más que con la ayuda que le b... More

Sinopsis
Notita
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
NOTA
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 19 "FINAL"
Epilogo

Capitulo 18

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By AnelyMR

¿Cómo pasó esto? – protestó Zayn, molesto, y miró a Macy.

Los dos se encontraban frente a mi cama, mientras yo estaba tumbada en ella sintiéndome de lo peor.

-Zayn, es un refriado, ¿cómo lo evitamos cuando no tiene defensas? – se defendió Macy, con calma.

Lo que hacía el SIDA en mi cuerpo es que acababa con mi sistema inmunológico, es decir, mataba todas las defensas que protegían a mi cuerpo de enfermedades. Ósea que un resfriado, una enfermedad tan simple como esa, era mortal para mí.

-Pero se supone que tomamos precauciones sobre esto – Zayn se estaba poniendo más enfadado cada vez, y no era por pesado sino que sabía lo que ocurriría ahora.

-El tratamiento que le dio el doctor debe…- Macy no pude terminar ya que mi fuerte tos la interrumpió.

-¿Estuviste siguiendo el tratamiento?

-Si – contesté con la voz ronca.

La cabeza me dolía, tosía mucho y mi nariz moqueaba. Me sentía débil y un poco mareada. Zayn se acercó hasta donde estaba, me puso una mano en mi frente. 

-Tiene fiebre – dijo mirándome con tristeza y preocupación – Debió de haberse contagiado de un virus de aquí.

-No entiendo, dijiste que iba a poder vivir una vida normal – dijo Macy preocupada.

-Lo sé – murmuró Zayn, tomó mi mano y la apretó con fuerza, luego depositó un beso.

-¿Necesitas que traiga algo…? – preguntó la directora.

-No, creo que será mejor… llevarla al hospital.

Entonces me agarró un fuerte ataque de tos, de esos ataques que no puedes parar, se sentía horrible. Cuando al fin pude controlarme sentí un líquido salir de mi nariz. Zayn lo notó y se acercó a mí.

-¡No! Aléjate de aquí –le dije seriamente, mi nariz sangraba y no permitiría que él me tocara – No quiero contagiarte.

-Te traerá algo para…

-No, yo voy sola – le dije, me levanté de la cama con la cabeza ligeramente hacia atrás para no derramar nada en el suelo. Me mareé un poco pero eso no me detuvo a seguir hacia el baño. Caminé lentamente, ya que me sentía muy debilitada y cuando llegué al baño tomé un trozo de papel y comencé a limpiarme la nariz.

Zayn y Macy se habían quedado estáticos, no sabían qué hacer para ayudarme, pero prefería que mantuvieran su distancia de mi sangre.

Cuando terminé de limpiarme, me lave la cara, para que no quedara rastro de nada. Deposité los papeles sucios en el escusado y volví a lavarme las manos. Nunca había sido tan limpia, pero con mi enfermedad debía de tomar medidas para no contagiar a nadie más.

Caminé de regreso a la cama y esta vez Zayn me ayudó, hizo que pasara el brazo sobre sus hombros y me llevó hasta la cama. Me volví a acomodar de nuevo dentro de las sabanas.

-No quiero ir al hospital – murmuré y tosí.

-________, tengo que llevarte, aquí no… - me miró, sus preciosos ojos me miraban con preocupación – vamos...

No había mucho que hacer ya conmigo, pero qué más daba. No me pondría a discutir con Zayn, era mejor hacer lo que decía, dejarlo que intentara salvarme aunque yo sabía que ya no podía.

-Ok – susurré y solté un suspiro. No tenía ganas de volverme a mover.

-¿Quieres que llame al hospital? – preguntó Macy.

-Inténtalo y pregunta por el doctor Lewis, le dices que voy en camino.

Zayn me cargó en sus brazos, pasé mis brazos por su cuello y hundí mi cara en su pecho. No tenía fuerzas para moverme mucho y agradecí que me llevara en sus brazos. Suspiré dificultosamente mientras nos dirigíamos a la salida.

_________________________________________________________________________________________

Cuando llegamos al hospital, ya me encontraba más dormida que despierta. No sabía si era porque me sentía agotada de tanto estar tosiendo o por la enfermedad en general.

-Ya me han informado por teléfono- escuché al doctor Lewis a lo lejos.

-¿Puede ayudarla? – preguntó Zayn en un tono casi desesperado, a él lo escuchaba un poco más fuerte y cerca.

-Sabes que ella no tiene nada de defensas en su cuerpo y el resfriado que atrapó parece ser fuerte – comentó el doctor.

-¿Puede ayudarla? – volvió a preguntar Zayn más desesperado.

-Haré lo que pueda, pero…

-¿Pero qué? – la forma con la que se dirigía Zayn al doctor me asustaba, no era amable, más bien parecía irrespetuosa y molesta.

-Solo le ayudaré a retrasar su muerte – murmuró.

En ese instante abrí un poco los ojos y me tope con la expresión de Zayn, estaba destrozado. Pude notar una lágrima brillante que resbala por su mejilla. Quise llorar pero ya no tenía fuerzas ni para eso, mi corazón se había encogido de pura tristeza. Odiaba verlo así por mi culpa.

-¿Por cuánto tiempo? – preguntó sorbiéndose la nariz.

-No lo sé, pueden ser unas horas o… un par de días – contestó el doctor.

Zayn suspiró y entonces me entregó al doctor. Hubiera preferido quedarme en sus brazos, sintiéndolo cerca, pero él no lo hubiera permitido. De pronto muchas manos se pusieron en mí, no sabía que iban a hacer conmigo y no tenía la fuerza necesaria para protestar. Así que dejé que hicieran todo lo necesario para ponerme bien, aunque sea por un poco tiempo.

Cuando reaccioné ya me habían puesto en una habitación de paredes blancas, me sentía menos débil pero aun seguía tosiendo y moqueando un poco. Tenía un presentimiento de que el tiempo de irme iba a llegar muy pronto. Así que le pedí a una enfermera lápiz y papel, debía de escribirle a Zayn mi despedida…

Estaba escribiendo la última línea de la carta para Zayn cuando se oyeron unos golpecitos en mi puerta.

-Adelante – dije, mi voz parecía bastante débil.

Zayn asomó su cabeza por la puerta, dejando ver su cabello y sus ojos. Le sonreí y eso fue como la clave para decirle que entrara. Tenía una media sonrisa dibujada en su rostro y en su manos llevaba un ramo de flores, tulipanes amarillos. En alguna de las largas conversaciones que tuvimos le mencioné que eran mis flores favoritas. Me gustó que recordara aquel detalle. Se acercó hasta a mí y me besó en los labios, después dejó las flores en mi regazo.

-Gracias – murmuré.

-De nada – contestó acariciando con dulzura mi mejilla.

Sus ojos estaban brillantes y me parecían más hermosos de lo normal. Nunca me cansaría de su mirada hipnotizadora.

-¿Qué hacías? – preguntó curioso al notar el papel y el lápiz.

Le pasé las flores y le indiqué las pusiera en el florero que estaba al lado de mi cama. Luego tomé el papel y comencé a doblarlo.

-Te escribía una carta – le dije, Zayn enarcó una ceja – No soy muy buena con las palabras así que supe que sería mejor escribirlas – le sonreí y le extendí el pedazo de papel – pero léela después… cuando ya no esté.

Zayn asintió levemente, la tomó en sus manos y luego la guardó en su cartera. Volvió a depositar su mirada en mí, podía notar su expresión llena de tristeza. Creo que esa sería la peor parte de morir, dejarlo solo. Se me formó un nudo en la garganta que intenté deshacer tosiendo a propósito, pero fue inútil, permaneció ahí.

-_______ - comenzó a decir Zayn acercándose de nuevo a mí, pegó su frente con la mía y me miró directamente a los ojos – perdóname… por no haberte dado un final feliz – la voz se le quebró y yo ya no pude contenerme las lagrimas – siempre quise que lo tuvieras y ahora…

-Sh…sh…sh – le acaricié el pelo con cariño.

-Si yo jamás te hubiera dejado… tal vez… - yo negué y le puse un dedo en la boca, para que callara.

-No fue tu culpa – le dije llevando mi mano hasta su cuello, nuestros labios se rozaban – Yo también tenía problemas en mi mente, no fue tu culpa. Pero ¿sabes qué? Si voy a tener un final feliz, porque vas a estar conmigo apoyándome como siempre lo has hecho. ¿Qué más puedo pedir si tu estas aquí conmigo? Contigo ya lo tengo todo, Zayn.

Zayn soltó unas lágrimas y yo se las limpié, mi corazón estaba oprimido por verlo de aquella forma.

-Siempre te voy a querer, Zayn – susurré.

-Parece que ya te estás despidiendo – murmuró abatido – No quiero decirte adiós, todavía no.

-No lo hagas, no me digas adiós porque no me voy a ir, siempre estaré contigo – le dije y acaricié su rostro.

-¿Siempre? – preguntó con un hilo de voz.

-Siempre – prometí.

Acortó la distancia de nuestros rostros y me besó. Un beso que desbordaba mucho amor, cariño y también tristeza. Acarició mis labios con suavidad, atrapó mi labio inferior y hasta lo mordió ligeramente. Ladeé mi cabeza para profundizar el beso y con mi lengua delinear sus labios. Sentí que se estremeció. Volvió atrapar mi labio inferior y lo lleno de caricias con los suyos. No había mejor sensación que sus labios sobre los míos, no me cansaría de decirlo. Nos separamos y Zayn se acercó para presionar una última vez sus labios contra los míos. Sonreí ampliamente, y él me imitó pero a sus ojos no le llegaba esa felicidad.

-Te amo – susurró.

-Y yo a ti – contesté.

Zayn se apartó y se sentó en el sillón que estaba justo a mi lado, la distancia era muy corta y podía seguir sosteniendo mi mano, la cual acariciaba con su pulgar con delicadeza.

-No vamos a dormir esta noche- dijo Zayn – vamos a quedarnos despiertos, y mañana vas a seguir aquí. Y tal vez te quedes un poco más.

Me reí entre dientes y yo asentí dándole la razón. Entonces él comenzó a cantar en voz muy baja pero aun así se escuchaba una bonita melodía. Amaba su voz, era tan hermosa y perfecta. Creo que me cantó muchísimas canciones, arrullándome y yo dormitaba de vez en cuando. Cuando ya no escuché el sonido de su voz me di cuenta que se había quedado dormido. Sabía que Zayn no aguantaría mucho despierto, era todo un dormilón. Parecía un ángel dormido, tan tierno y tan lleno de paz. Era hermoso.

Comencé a toser dificultosamente de nuevo, presentía que mi hora ya había llegado. Cerré mis ojos. ¿Qué si no tenía miedo? Claro que sí, me aterraba no saber que iba a pasar de ahora en adelante, pero lo que más miedo me daba era dejar solo a Zayn, era la parte más dura, más difícil de todo esto. Esperaba que no le doliera tanto mi partida.

Tosía mucho, mi respiración se volvió más dificultosa y mi corazón latía apresuradamente. Me sentía débil, cansada y sin energía. En mi mente comenzaron a aparecer imágenes sobre mi vida, desde que estaba en mi casa con mis padres, la violencia que viví, mi partida, la llegada a la ciudad, los trabajos donde estuve, las personas que conocí, las drogas, el sexo y el alcohol, el día en que conocí a Zayn, como lo hice enfadar tantas veces, mi vida en la clínica, mis nuevas amistades, la experiencia del primer amor, cado uno de las cosas que sentía cuando Zayn me besaba… hasta llegar a ese día; todo pasaba como una película rápida dentro de mi mente. Tal vez no había vivido mucho pero me habían pasado tantas cosas y había experimentado tanto que parecía haber vivido lo suficiente. No estaba lista para irme, pero debía de hacerlo. Solté un suspiro, el último de todos. Y así con tan solo veinte años dejé de existir.

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