Diez Deseos (Historia Corta)...

By Marichat_4everlov

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¿Siempre has querido realizar cosas antes de que llegue el nuevo año? Pues Marinette y Adrien si, pero su in... More

10 deseos
Cumple o perderas
Cumple o perderas (2)

Año Nuevo

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By Marichat_4everlov

En un local de comida mexicana, dentro del centro comercial de París, una chica de cabellos azabaches no paraba de reír al ver a su compañero todo rojo de la cara y sacando la lengua como si fuera un perro.

—Madi, edto pica mutdo.— dijo Adrien agitando las manos tratando de aminorar el calor que se le subía a la cara.

Otra carcajada de parte de la chica, quien estaba dibujando en su cuaderno, pero se detuvo al no poder con la risa.

Ambos estaban solos en el lugar, y solo había un chef atendiendolos. Era un amigo de sus padres, Marinette lo llamó de último minuto pero no tuvo inconveniente en ayudarla.

— ¿Todo está bien, muchachos?— habló el hombre aguantando la risa.

— Si...—otra risa.— ... Solo algo picante...— las lágrimas le salían a la chica y el rubio no dejaba de jadear.

—Tranquilo, amigo...— rió ligeramente viendo al chico.— te traeré una soda y papas fritas. Con eso bastará para tu lengua.

El chef primero le dió una soda bastante fría y después se retiró hacia la cocina.

El chico la bebió tan desesperado que le chorreaban unas gotas por el mentón y los lados, manchando ligeramente su camisa.

— Ahhh...— soltó después de beber.

— Oh, Adrien.— apaciguó su risa y tomó una servilleta para limpiarle los labios.

Se felicitó mentalmente, pues cada vez era menos su nerviosismo y no sentía que se sonrojaba con cada acto del chico.

En cambio, Adrien, comenzaba a sonrojarse, a ponerse nervioso y le costaba más resistirse para poder besarla.

— Listo.— Dijo mirando sus verdes ojos.

— Gracias, Mari.— Adrien tomó la mano con la que sujetaba la servilleta entre la de él y la apretó sin ser brusco. Arrugando la servilleta.— Eres muy linda.— sonrió.

Ella también sonrió, solo que soltando una risa boba.— Eh, Huh, gracias, también.— bajo la vista y el rubio soltó su mano.

— ¿Ya me darás mi dibujo?

— Aún no acabo, se más paciente.— volvió a retomar la actividad.

— De acuerdo. Pero debe de estar autografiada por tí.

— De acuerdo.— se mordió el labio inferior mirando su dibujo.

Pasó un rato más, Adrien se comió sus papas y Marinette terminó el dibujo.

Tomaron sus cosas listos para irse.

— Adrien, ¿Podrías esperarme? Debo ir al baño.

— Claro, estaré afuera.

Adrien se llevó el estuche de Marinette, dió las gracias al chef y le deseo un feliz año nuevo, y salió del lugar.

Mientras esperaba, vio a alguien a quien no esperaba volver a ver.

— Hola Adrien.— dijo ella.

— Oh, Hola Lila ¿Qué haces aquí?

— Vine a buscar a mi padre, está cerrando su tienda ¿Y tú?— se mordió el labio y se acercó más al rubio.

— Yo, estoy con Marinette. Los dos estabamos solos este día así que decidimos pasear un rato.— sonrió amablemente.

~•~

Mientras en el baño, Marinette  se miró en el espejo y arregló su cabello lo más que pudo,Tikki abrió la bolsita y le dió el labial y ella se lo puso sonriente.
Después, su misma amiga le dió una cajita con mentas.

— ¿Estas diciendo que tengo mal aliento?— preguntó Marinette.

— Estoy diciendo que Adrien va a besarte.— le guiñó un ojo.

Marinette se sonrojo y salió del baño, consumiendo la menta.

— Gracias Arturo.— dijo amable.

— Lo que sea por tí, señorita Marinette.— le contestó el hombre mientras apagaba todo.

Mientras iba a la entrada vió a Adrien de espaldas, pero no estaba solo. Él estaba hablando con Lila.
Desconfiaba mucho de ella y sabía que también iba tras el modelo, por lo que decidió  a escuchar su conversación antes de interrumpir,  detuvo su andar en la entrada.

Lila sonreía y estaba muy cerca del joven, pero sonrió aún más cuando la miró y volvió la vista al chico.

—  ¿Entonces no andarias con ella?

— ¡Por supuesto que no! Jamás andaría con ella, Lila...

Y entonces ocurrió lo que no se esperó. Escuchó como su débil corazón se partía en pedazos y enseguida sus ojos se acuaron.
Tapó su boca con ambas manos evitando soltar sonido.

Ya no quería estar ahí. Ya no quería escuchar más o siquiera ver a Adrien de nuevo. Se olvidó de su estuche, de hablarle, de todo, sólo salió caminando a paso rápido detrás del modelo, siendo muy sigilosa, y abrazándose a si misma.

— Si es bonita y tiene muchas cualidades pero Kagami y yo no congemiaríamos jamás.— dijo el chico rubio a la castaña divertido.—  simplemente no es mi tipo. Además creo que me gusta alguien más.— se rascó la nuca.

—  Ya veo.— Lila estaba más sonriente y ya no lo veía a él sino algo a su izquierda.

Miró a esa dirección y vio a Marinette caminando lejos de ellos.

— ¡Oh rayos! Nos vemos Lila y feliz año.— se apresuró a seguir a la chica a quien luego le declararía sus sentimientos.— ¡Marinette.— la llamó pero ésta no se detenía.— ¡Marinette! Oye espera...— se rió pensando que era una broma, pero cuando tocó su brazo, ella lo apartó abruptamente.

— Vete, Adrien.— sonó muy seria.

— Oye, tranquila.— siguió pensando que era un juego, volvió a tomarla del brazo, pero cuando ella se giró a verlo, pudo ver que estaba a nada de llorar.—Marinette ¿Qué tienes?— quiso acunar su rostro con sus manso, pero fueron apartadas y se alejó, volteando el rostro lejos de sus ojos.— ¿Marinette?

— Quiero ir a casa.— anuncio casi audible, pues su voz estaba a punto de quebrarse.

— De acuerdo, vamos.— tomó su mano, pero nuevamente se alejó. Otro intento fallido.

— Sola, Adrien.— vió una gota caer por su mejilla. No pudo decir nada, a lo que ella comenzó a caminar de nuevo a la salida del centro comercial.

El chico reaccionó y corrió hacia ella, interponiendose en su camino.

— ¿Pe-pero... Y el juego?

— Ya no quiero seguir, fue una tontería.— lo quiso esquivar pero este se movía más rápido y extendía sus brazos para evitar que se fuera.

— ¿Por qué no?

— Porque no, Adrien ya quítate.

Uno intentaba escapar y el otro se lo impedía.

— No me voy a quitar hasta que me digas que tienes.

— ¡No!

— ¡Dime!.— la tomó por los hombros.

— ¡ME GUSTAS TONTO!— Dejaron de pelear, de moverse, casi de respirar mientras se miraban.— Me gustas, pero sé que no es mutuo. Y no te culpo, yo tampoco estaría con alguien como yo.— dijo cabizbaja y cerró sus párpados.

Adrien no supo que decir. Quería gritarle que a él también le gustaba, pero no le salían las palabras.

Después de un silencio, cuando por fin se decidió a decir algo, ella no se lo permitió.

Marinette sacó de su bolsita dos pedazos de papel, doblados, le arrebató su estuche al chico y estampó contra su pecho dichos papeles.

— Feliz año, Adrien.— y caminó rodeándolo y con más lágrimas saliendo de sus ojos.

Adrien, consumido por la curiosidad, desdobló el papel más pequeño y era su lista de deseos, todos completados. Pero al desdoblar el segundo, su corazón se sintió peor de haberla dejado ir así.

El dibujo era increible, era él mismo, solo hasta altura de su pecho, sujetando un paraguas con una sonrisa; y se percató de que lo había retratado como ella lo había visto el día que él quiso enmendar las cosas con ella por el incidente del chicle, dándole su paraguas. Y claro, firmado.

Alzó su vista y salió para ir tras ella, pero cuando miro para todos lados, Marinette ya no estaba.

Soltó un suspiro totalmente decepcionado y caminó sin rumbo, con la cabeza gacha, totalmente roto por dentro.

Llegó hasta al parque y se sentó en una de las bancas, soltando otro suspiro que provocó que soltara el humo de su aliento congelado.

— No puedo creerlo.— salió la criaturita negra mirándolo severo.

— Ahora no plagg.— cerró los párpados.

— ¡Es que es increíble! Esa chica que se ve que quieres, se te declaró y no hiciste nada.— se comió su queso y cruzó sus bracitos.

— No lo entiendes.— abrió los ojos para encarar a su amiguito.— Me gusta Marinette, mucho, pero en cuanto me lo dijo, no pude evitar pensar en Ladybug ¡Por tercera vez! Una me recuerda a la otra y viceversa y no entiendo nada. Quiero estar con Ladybug pero odiaria destrozarle el corazón a  Marinette, sobre todo porque también quiero estar con ella.— se estampó las manos contra el rostro, ocultandolo.— y ahí es cuando explota mi mente y mi corazón.

Un silencio los inundó, tan solo el viento apacible que movía los cabellos del muchacho.

— A ver si entendí.— habló de nuevo Plagg.— ¿Te gusta Marinette pero también Ladybug?

Adrien solo asintió con la cabeza.

— ¿Te gusta la chica de ojos azules, pero también la azabache de coletas?

— Si...

—¿ Te gusta la chica que es graciosa, pero también la que es valiente?

— Si, Plagg.

—¿ Te gusta la que es bonita pero también la que es amable?

— Si.

— ¿¡Te gusta que es inteligente, pero también la que ve por los demás?!

— ¡Si, si me gusta!— se quitó las manos del rostro pero después mostró confusión.— ¿Espera, ahora a quien te refieres?

— No lo sé.— el kwami se adentró al sacó de su portador y sacó un trozo de queso.— Tu dímelo.— dió un mordisco.

Bueno, primero había mencionado a Marinette... Pero Ladybug también tenía ojos azules, así como su amiga tenía su cabello azabache en coletas.

Ambas demostraban ser valientes, graciosas, amables, inteligentes... A las dos les importaban los demás, conocidos o no, eran bonitas ¡Hermosas!

— ¡MARINETTE ES LADYBUG!— Se levantó inmediatamente.— ¡¿Qué hice?! ¿¡Qué mierda hice?!— Anduvo de un lado a otro.

— Pues una de dos. O nos vamos a casa, comemos queso y dejas que te odie hasta el próximo año.— Adrien lo miró fulminante.— o, vas y la buscas, arreglas la metida de pata, te humillas y la besas. Tan tan.

11:30 p.m.

— Prefiero la segunda.

— ¡¿Y qué estás esperando, cabeza de chorlito?!

— oh, si claro ¡Plagg, transformame!

El héroe se apresuró a ir a la casa de la azabache, pero no la encontró por ningún lado, ni en su habitación, ni en la panadería, cocina o estancia. Entonces decidió llamar a su amigo, él o Alya debían tener el número de Marinette.

Pero mayor fue su sorpresa cuando Nino susurró que ella estaba hablando justo ahora con Alya, los tres estaban en la fiesta de Kim, que hacía para recibir cada año.

No perdió más tiempo y saltó por los tejados hacia esa dirección.

Calles antes se destransformó y entró a la casa, donde sus amigos, ambientados por la fiesta lo saludaron animosamente. Él respondió el saludo, para después preguntar por la azabache. Siguió la dirección que le indicaron.

—¡Adrien, viniste! ¿Quieres bailar conmigo?— preguntó Lila abrazándolo.

— Eh, ahora no Lila...— intentó zafarse de su agarre.

— ¡Lila! — llegó Kagami por un lado de la castaña.

— Que hermoso vestido.— dijo Chloe llegando del otro lado. Ambas tomaron cada brazo de la muchacha y se la llevaron lejos del rubio.— ¿Nos acompañas por una bebida?

— Pero... Adrien...— quiso irse de nuevo con el modelo pero se lo impidieron.

Desconcertado, las siguió con la mirada y sus dos amigas lo miraron sobre los hombros, guiñándole un ojo o subiendo sus pulgares en aprobación.

Okey, Kagami presentía la atracción entre Adrien y Marinette, pero ¿Chloe? Era algo muy extraño... Luego se ocuparía de eso.

Siguió hasta el fondo y divisó a sus dos amigos, se les veía discutir.
Pero en cuanto se acercó a ellos, se callaron.

— ¿Y Marinette?

— ¿¡Y a ti que te...?!— Alya fue la primera en hablar.

— Alya.— la reprendió su novio.

Exhaló resignada.— Está en la terraza.

— Gracias.— sonrió agradecido.

Se acercó a las puertas de vidrio, la deslizó y se detuvo en el marco.

Ella estaba ahí, sentada en una de las sillas, sus cabellos azabaches sueltos ondeaban mientras ella estaba quieta.

Salió y cerró la puerta de nuevo, se acercó y de nuevo se detuvo detrás de ella.

— ¿Mari?

No hubo respuesta.

— Marinette.— la rodeó, sus párpados estaban cerrados y no volvió a responder.— Mari, mírame.— se arrodilló frente a ella y tomó las frías manos entre las suyas. Marinette solo giró su cabeza, aún sin abrir los ojos. Adrien suspiró.— Bien, no mires, pero tienes que escucharme. Lamento haber sido un completo torpe, en cuanto me dijiste que me querías... Yo... Me puse nervioso.— se detuvo un momento.— Quería... Quería decirte que... Quería abrazarte y decirte que tú también me gustas...— en eso ella volteó a verlo.

No podía decirle que había descubierto su secreto, sabía lo importante que era para Ladybug el asunto de las identidades, así que decidió respetar eso y esperar pacientemente a que ella quisiese decírselo sin incomodidad alguna.

— Me gustas Marinette, tanto que me puse nervioso y se me trabo mi lengua.— rió ocultando lo tonto que se sentía.— tengo que confesarte que no estaba del todo seguro sobre mis sentimientos, pero hoy...— miró el reloj dentro de la casa. A nada de las doce.— me divertí mucho a tu lado.— sonrió y vio sus ojos azules agrandarse.— ... Hoy me di cuenta de lo genial que eres, lo grandiosa, graciosa, brillante, lo linda que eres conmigo, además de muy hermosa.— ambos se sonrojaron.— y también, me di cuenta de que a tu lado, mi corazón palpita muy fuerte gritando tu nombre cuando estoy demasiado cerca tuyo, como ahora. — Colocó una de sus manos en su pecho dejando que ella lo sintiera.— ¿Puedes escucharlo?— la chica rió nerviosa, contagiando se de alegría.— Marinette... Quiero pasar el resto del próximo año justo como este día y de ser posible... muchos años más...

Marinette quería llorar, se sentía tan dichosa de solo escuchar esas bellas palabras del chico a quien entregó todos sus sentimientos.

— Adrien...— sonrió de igual manera.— yo... Yo...

Entonces Adrien escucho la cuenta regresiva que todos los chicos adentró estaban gritando.

Impidiendo que ella hablara, tomó el rostro de Marinette entre sus manos y le robó ese beso que ambos deseaban.

En ese momento todos gritaron felices y emocionados por la llegada del nuevo año, pero volviendo con la joven pareja...

Marinette se quedó estática, aún no podía procesar que Adrien, su Adrien, el chico de sus sueños la estaba besando y se había declarado de la forma más romántica posible, había vuelto por ella, solo para enmendar las cosas.

Entonces la azabache sonrió en el beso y cerró sus ojos, siguiendo el ritmo de los labios varoniles y acercando sus manos lentamente hacia el bronceado rostro del joven.

Cuando se separaron, abriendo los ojos de poco en poco, se sonrieron y ella fue la primera en hablar.

— Perdiste...

— ¿Qué?— no entendió Adrien.

— Me besaste justo a las doce, y era antes de las doce. Perdiste.

Adrien rió.— Bien, perdí.— susurró, aún cerca de su rostro.— solo una cosa. Ponme cualquier castigo, menos alejarme de ti. — En eso, la sonrisa de la chica desapareció, y agachó la cabeza.— Hey, ¿Qué sucede?

— Pero... ¿Y lo que le dijiste a Lila? Creí que jamás estarías conmigo.

— Pero serás tontita.— dió una sonrisa de lado.— Yo estaba hablando de Kagami. Por supuesto que me gustaría estar contigo. Bueno, eso si tú quieres.

Marinette lo miró avergonzada, pues enojarse con él había sido algo muy tonto y le debía una disculpa; pero,  analizando la situación en la que se encontraba, lo que había ocurrido y lo que quisiera que pasará en un futuro.

Sin embargo, antes de poder contestar, una brisa de media noche paso por los rubios cabellos de Adrien, desacomodandolos de una manera que parecía el cabello despeinado de cierto gato...

¿Será que él y Chat...?

Una pregunta difícil de contestar.

Pero eso, y tenía que admitirlo, la llenaba de una inigualable felicidad.

— ¡SI! — Gritó emocionada y saltó a los brazos del chico. Los dos cayeron y Adrien rió por las cosquillas que le hacían los besos en todo su rostro de Marinette.— Solo espero que me perdones, por el malentendido.

— A cambio de algo.

— ¿Qué cosa?

— Unos croissants, comida mexicana no picante.— Marinette rió.— y otro beso.

— Tonto.

Toda vergüenza se fue de la chica y se acercó para besarlo mientras los fuegos artificiales de la ciudad decoraban el cielo estrellado.

Fin.

★★★


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