Kate y Anastasia abrieron los ojos como platos, sintiendo cómo el aire se les iba de sus pulmones. Todo pasó en un segundo. Christian logró cubrirle los ojos a Anastasia para que no observase cómo su padre se tiraba desde la azotea, ubicada a más de veinticinco metros sobre el suelo. Aun así, Anastasia volteó su rostro, observando el cadáver de su padre tirado en el suelo.
-No... No lo veas. -Le dijo Christian, haciendo que apoyase la cabeza en su pecho, cerrando los ojos. Él observó el cadáver de su suegro, haciendo una mueca al darse cuenta de cómo había quedado. Era lamentable que alguien tomase la decisión de acabar con su vida así como así.
Todos los presentes estaban impactados, habían hecho un círculo alrededor del cuerpo, observando todo. Kate no resistió más y terminó abrazándose a Christian. Él colocó sus manos en las cinturas de las dos hermanas, las cuales tenían las cabezas apoyadas en su pecho. Christian sintió cómo Kate comenzaba a sacudirse en violentos sollozos. Era obvio que para ella la impresión sería mayor, ella había visto todo.
Bajó la mirada, observando a Anastasia; ella simplemente tenía aquella expresión perdida, con la mirada vacía. Como en aquella ocasión en Miami.
Pronto llegó Jose de su fallido intento de parar el suicidio de Raymond. Inmediatamente Kate se lanzó en sus brazos.
-No llores, mi amor. -Le pidió él.
-Vi... vi... todo. -Contestó sollozando.
- ¿Anastasia? -Él maldijo por lo bajo al darse cuenta de que ella no respondía. Mierda. Cuando el alma de Anastasia parecía irse de su cuerpo, no era bueno.
-Se suicidó. -Contestó. -Por mi culpa.
-No fue tu culpa, fue su decisión. Tú no lo obligaste. -Anastasia se enderezó, mirando con desconcierto a Kate, quien estaba ya llorando sin parar en brazos de Jose. Volvió a mirar el cuerpo de su padre, sintiendo una punzada de dolor al detallarlo mejor. Cerró los ojos, tratando de apartar aquel recuerdo, pero sabía que aquella imagen tardaría un buen tiempo en desaparecer de su mente. Christian la abrazó por la cintura, teniendo el teléfono en su oreja, comenzando a llamar a los organismos correspondientes para levantar el cadáver. Anastasia permaneció durante todo el tiempo de la llamada con los ojos abiertos, viendo aquel cuerpo. Parecía estar hipnotizada. Su mirada seguía perdida. -Ven, Nena. -Le pidió. Pero ella no volteó a mirarlo, era como si no lo escuchase.
-Pronto llegaron al lugar los individuos pertinentes para levantar el cadáver. Christian se quedó detrás de Anastasia, mientras ella seguía viendo a su padre, quien después fue cubierto por una sábana blanca. Ya los demás curiosos estaban yéndose del lugar. Jose se había llevado a una Kate totalmente rota emocionalmente, que no paraba de llorar.
-El cuerpo de Raymond fue levantado del lugar.
-Es obvio que no le haremos autopsia. -Le comunicó uno de los oficiales a Christian. Anastasia seguía allí parada, observando el lugar en donde había estado Raymond, el cual ahora tenía unas cuantas gotas de sangre. - Tendremos que hacerles un par de preguntas, solo por formalidades, pero todo está más que claro. Mantendremos el cadáver en nuestra sede por hoy y quizá mañana, pero necesitamos saber qué quieren hacer con él, ¿cremarlo o enterrarlo? -Christian se sorprendió por la frialdad que había en la voz de aquel hombre, pero supuso que aquello era parte de su trabajo y ya se había acostumbrado.
-Eh, tendríamos que pensarlo. -Contestó Christian.
-Crémenlo. -Susurró Anastasia. Sorprendiendo a los dos hombres, pues no había hablado en todo aquel tiempo.
-De acuerdo. -Replicó el hombre. -Vámonos. -Le informó a su equipo de trabajo.
- ¿Nena? -Christian se aproximó a Anastasia. Ella alzó un poco la mirada. - ¿Quieres irte?
-Sí. -Contestó ella. A él se le estaba partiendo lentamente el alma al ver cómo el azul de los ojos de Anastasia estaba apagado y su mirada seguía perdida.
-Vente. -Christian se encargó de alzarla en brazos, pues sabía que ella estaba demasiado débil como para caminar.
**
-Bella, no tienes por qué sentirte mal. -Comenzó a decir él, sentándose al lado de ella, con un plato en las manos, tratando de que Anastasia comiese. Eran las ocho de la noche y ella no había probado bocado desde el desayuno. -No fue tu culpa.
-Sé que no fue mi culpa. -Susurró ella mirando a la nada, hablando por primera vez. -Pero me siento mal.
-Es lógico...
-No, no es lógico. Me siento mal por no llorar. No me salen las lágrimas. Christian, ¿te das cuenta? Mi padre se suicidó ante mis ojos y yo no puedo llorar. Y honestamente no siento dolor. -Susurró.
-Pues... Tu padre te hizo mucho daño.
-Pero a fin de cuentas era mi padre y aunque sea debería sentir un mínimo de dolor ante su pérdida. Kate estaba destrozada y yo sin embargo... -Se interrumpió para mirarlo a los ojos. -Christian, pensarás que soy cruel, pero sentí cómo se me quitó un peso de encima. -Contestó ella, mirándolo con ojos llorosos. -Eso demuestra la clase de persona que soy.
-No todas las personas reaccionan igual, Anastasia. Kate quizá estaba así porque a ella no le hizo tanto daño como a ti. Y honestamente me parece muy... tierno, por llamarlo así, que te estés preocupando por no sentir dolor. Tú no puedes estar llorando por alguien a quien no le preocupó en lo absoluto tu dolor, tus lágrimas.
-Pero... Siento alivio y eso no está bien. -Susurró, mirando al suelo, al borde de las lágrimas.
-Sientes eso porque tu padre era capaz de hacerle daño incluso a sus hijas... A ti. Y simplemente es normal, es como decir que hay una amenaza menos en tu vida.
-Espero... -Comenzó a decir, mirándolo ya directamente a los ojos, los cuales ya estaban adquiriendo vida de nuevo. -Que tengas razón.
-Yo siempre tengo razón.
-Qué ego. -Contestó con una sonrisa. -Pero gracias. -Le dijo, recostándose en su pecho, mientras él dejaba el plato en una mesita cercana. -Siempre haces que me sienta mejor. -Le informó, sintiendo cómo él la envolvía con sus brazos.
-No me gusta verte triste. -Replicó, besando su cabello. Pronto Maggie se unió a ellos, montándose en el mueble y comenzando a escalar por las piernas de Anastasia. -Y parece que a Atenea tampoco. -Le susurró con una sonrisa.
**
Al día siguiente Anastasia se sentía considerablemente mejor. Christian se había encargado de distraerla de la situación, pero aun así la preocupación en ella era palpable; ¿cómo estaría Kate? Quería encontrar una respuesta a su pregunta, por lo que fue a visitarla a su apartamento y aunque quería ir sola, Christian insistió en acompañarla.
Al llegar se encontró a su hermana sentada en el sofá de la sala. Ella al verla se colocó de pie.
-Hola, Ana. -Le dijo, acercándose a abrazarla.
- ¿Cómo te sientes, Ka? -Le preguntó, observando cómo tenía los ojos rojos e hinchados. Mierda. Había estado llorando.
-Ya mejor. -Susurró. - ¿Y tú? -Preguntó, mientras ambas se sentaban. Christian se quedó en la entrada, dejándoles privacidad a las hermanas.
-Bien. -Contestó cortantemente.
-Me alegro. Ayer no pude estar contigo, me sentía... mal.
-Entiendo. De una vez te informo que papá será cremado.
-Oh, ¿enterraremos las cenizas o...?
-Realmente no sé. Decídelo tú. -Le pidió.
-Podemos enterrarlas al lado de la tumba de tu madre.
- ¿Qué? -Preguntó, comenzando a alterarse. - ¡¿Kate?! ¿Estás loca? -Le gritó, colocándose de pie, mirándola desde arriba. - ¡Él le hizo mucho daño! ¡Y no voy a permitir que la persiga aun después de muertos! ¿Sabes una cosa? Estaba pensando en dejar las cenizas en la institución esa en donde lo cremarán.
- ¡Es nuestro padre! -Le respondió ella, colocándose también de pie.
- ¡Y durante estos años no se preocupó por nosotras en ningún momento! No se comportó como nuestro padre y ahora no merece ser tratado como tal.
-Anastasia, no puedes ser tan rencorosa.
-No soy rencorosa pero no puedo evitar recordar todo el dolor que me provocó.
-Pues lo siento, pero no vamos a dejar sus cenizas a la buena de Dios. -Tampoco la vamos a enterrar al lado de mi madre. ¡Yo soy la hija legítima, yo elijo qué hacer con él! -Le gritó de nuevo, notando cómo la expresión de Kate cambiaba al mencionar aquello.
-Sí. Sé que yo soy su bastarda.
-No planeaba decir eso. -Susurró. -No lo tomes así. Solo quería aclararte que yo... Yo soy la que decido y... Escucha, lleguemos a un acuerdo, ¿vale?
-No, ya. Haz lo que quieras con sus cenizas. Me tiene sin cuidado. -Susurró, volviendo a sentarse en el sofá.
-Bien. -Contestó. -Solo quería consultarte eso y... ¿Dónde está Jose?
-Fue a su casa a buscar ropa.
-De acuerdo. Supongo que podremos hacerte compañía hasta que llegue.
-Quiero estar sola, Anastasia. -Le pidió secamente.
-De acuerdo. -Contestó cortantemente, encaminándose a la salida después de hacerle una seña a Christian. Juntos salieron del apartamento.
-Siento mucho la pelea con tu hermana.
-No, no lo sientas. Está bien. Ella debe entender que... Pues que me ofendió su propuesta.
**
Algunos días pasaron, a pesar de que su jefe Christian le había dado la semana libre, a los días siguientes Anastasia se presentó en el bufete, tratando de distraerse con trabajo. Y afortunadamente lo estaba logrando.
Durante aquella semana, una que otra vez llamó Kate, encontrándose con su indiferencia. Honestamente no le agradaba sentir a su hermana así, pero ella tenía que entender que no le salía del corazón darle una sepultura bien merecida a su padre. Además de aquello, tuvo que ir a los organismos correspondientes para tramitar el acta de defunción, en donde necesitó la ayuda de Christian pues no creían que ella fuese su hija. Anastasia tuvo que buscar por todo su apartamento el papel en donde se aclaraba que anteriormente había sido Anastasia Pineda. En aquel trámite se fueron unos cuantos días; pero al final, le dijeron que aquella acta estaría lista dentro de unos cuantos días más. A ella por su parte, no le interesaba. Ya sabía que su padre estaba muerto, ¿para qué necesitar un papel que le confirmara eso?
La noche cayó, Anastasia estaba cenando con Christian, mientras él le contaba cómo le había ido aquel día.
- ¿Nena? ¿Me estás oyendo? -Le preguntó, devolviéndola a la tierra.
-Perdóname, vida, es solo que... Estaba pensando en Kate.
- ¿Sigue molesta contigo?
-Sí.
- ¿Por qué exactamente?
-Porque yo no quiero sepultar a papá.
- ¿Y por qué no quieres? -Preguntó de repente.
-No... No sé. Cuando mamá murió él no le dio la cristiana sepultura. Simplemente la enterró y ya. Sin misa, sin decir unas palabras. Ni siquiera pude despedirme de ella. ¡Ni siquiera me dijo en dónde estaba enterrada! Cuando crecí tuve que encargarme de buscarla en todos los cementerios de la ciudad. -Contestó con amargura en su voz.
- ¿Y eso te molestó, cierto?
-Por supuesto. -Contestó, sorprendida por esa pregunta.
- ¿Y no piensas que a Kate le molesta eso?
-Bueno...
-Piénsalo. -La interrumpió. -Ella lo quiere a pesar de todo. Es su padre... -Se interrumpió al ver la expresión de ella. -No quiero que te sientas culpable. Te repito que es lógico que no sientas amor por él, no después de todo el daño. Pero a ella no la hirió tanto, a pesar de todo, lo quiere. Y debes pensar que le molesta y la lástima que tú, que tienes el poder y la decisión sobre qué hacer con su cuerpo, no lo quieras enterrar como es debido.
-Es diferente. -Intentó interrumpirlo.
-Piensa que ella se ha de sentir cómo tú cuando murió tu madre. Piénsalo. -Le repitió, colocándose de pie y llevando los platos a la cocina.
Después de aquellas palabras ella decidió darse un baño y acostarse a dormir de una vez. A los pocos minutos, Christian apareció en el cuarto, abrazándola y acostándose a su lado como se les estaba haciendo costumbre. Al sentir la presencia de él en su espalda, inmediatamente se relajó, sabiendo que estaría cuidada y protegida.
¿Protegida de qué? No lo sabía. Pero simplemente le gustaba sentirse así.
Al día siguiente tenía una decisión clara. El sueño se encargó de hacerla ver que Kate y Christian tenían razón. Y que si no le daba cristiana sepultura a su padre, estaría repitiendo lo que él había hecho con Carla. No sabía para cuándo les entregarían las cenizas, pero supuso que Christian se encargaría de comunicarle aquello.
Y así fue.
-Nena. -Comenzó a decir él, entrando a la oficina de ella.
- ¿Qué pasa, nene? -Le preguntó, alzando la vista para poder mirarlo.
-Me llamaron. Hoy nos entregan las cenizas de tu padre, ¿qué decidiste hacer con ellas? Podemos pedirles a ellos que se encarguen de ese asunto.
-No. Ya decidí qué hacer. Las enterraré. -Contestó forzando una sonrisa.
-Yo apoyaré la decisión que tomes. -Le dijo.
**
Fue un entierro totalmente informal que se llevó a cabo después de ir a aquella institución y buscar las cenizas, las cuales les fueron entregadas con un certificado de defunción, en donde se decía claramente cómo había fallecido. Anastasia no tuvo el valor de leerlo pues detallaba perfectamente la forma en que había muerto. Christian logró que aquella ceremonia se llevase a cabo aquel mismo día. Anastasia se lo comunicó a Kate, quien llevó consigo a Jose. Y allí estaban los cuatro; en el cementerio, observando cómo abrían un pequeño orificio en la tierra, para meter allí la cajita de terciopelo en donde se encontraban las cenizas.
Kate comenzó a llorar, haciendo sentir a Anastasia lo más inhumana posible al darse cuenta de que no salía ni una sola lágrima de sus ojos. El padre que habían llevado comenzó a decir las palabras adecuadas, las palabras indicadas para aquel momento, pidiéndole a Dios el descanso eterno del alma del difunto.
Lo irónico del caso era que Raymond nunca le había pedido ayuda a Dios, nunca había creído en él. Y precisamente por eso era que Anastasia no había querido a un sacerdote allí, pero Kate había insistido.
Tras unos minutos aquello había terminado. El padre terminó de decir aquellas palabras, yéndose del lugar y dejando solo a los dolientes de aquel difunto. Kate se arrodilló en la tierra, con Jose detrás.
-Espero que Dios te tenga en su santa gloria. -Le dijo entre lágrimas.
-Párate, hermosa. No es bueno que sigas aquí, no en tu estado. -Le contestó Jose, colocándola de pie. Anastasia frunció el ceño, ¿en qué estado? ¿En estado de luto?
-Hasta luego, Anastasia. -Le dijo él.
-Adiós, Jose. Cuídala bien. -Le contestó.
-Por supuesto. -Él comenzó a irse con Kate recostada en su pecho, dejándola a ella y a Christian.
-Creo que también deberíamos irnos. -Le planteó él. Anastasia lo miró por unos segundos, para después mirar el pedazo de tierra en donde descansaban las cenizas de su padre.
-Ojalá Dios logre perdonar todo el daño que causaste.
**
Al día siguiente llegó tarde al bufete, pues no había dormido muy bien, por lo que se había despertado tarde. Se sorprendió cuando Adriana, la recepcionista, le comunicó que había un abogado esperando hablar con ella. Anastasia le dijo que lo mandase a pasar a su oficina y así fue.
- ¿Anastasia Steele? -Preguntó el hombre de unos cincuenta años, alto y blanco, con aquel cabello castaño oscuro peinado hacia atrás.
-Sí, ¿usted quién es? -Le preguntó, pensando en que aquella cara se la hacía familiar. Aquella cara y aquellos ojos.
-Carlos Steele. -Contestó, provocando que a Anastasia se le paralizase el corazón. De acuerdo, de acuerdo. Había más Steeles en el mundo. ¿Pero, por qué precisamente tenía que llamarse como su madre? -Soy tu tío.
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Sorpresaaaaaaa
Qué dijeron que no iba a subir capítulo antes que se acabará el año o seaaa 😂😂
Tengo otro listo más tarde lo subo... Si es que el internet me deja 🙈🙈 perdón por el abandono .