Trillizos Park. - bts

By mintaeyoon

378K 45.3K 29.8K

Cuando existen dos réplicas tuyas, tu mayor deseo es destacar por tus cualidades y buscar algo que te defina... More

Preludio
001
002
003
004
005
006
007
008
009
010
011
012
013
014
015
016
017
018
020
021
022
023
024
025
026
027
028
029
030
031
032
033
034
035
036
037
038
039
040
041
042
043

019

10.2K 1.4K 933
By mintaeyoon

Estos días he estado ocupadísima, siento no haber actualizado antes.

Muchísimas gracias por los comentarios, me encanta leeros :")

--------------------------------------

  —Después de clase espérame en la salida, necesito que me ayudes a llevarle la comida a mi hermano. 

  —Perfecto, no tenía nada que hacer. —con aquella sonrisa ocupando toda su cara, Josephine se inclinó sobre la mesa y sus labios se entrelazaron con los del trillizo, separándose segundos después.

Yo no fui capaz de aguantar mucho observando aquello.

Simplemente no podía presenciar la escena. Por alguna razón me jodía demasiado, era superior a mis fuerzas. 

Tragué saliva en seco y aparté la mirada de ambos, sintiendo cómo el pecho se me contraía y se formaba un pequeño nudo en este. Me sentía mal por Dooly, por que según su hermano, él no era alguien que dependiese de la gente y sin embargo, a mí sí me había pedido quedarme a su lado. Y lo había rechazado. Pero también me sentía mal por Mihua. La indiferencia que utilizó conmigo logró calarme hasta los huesos, ser víctima de la actitud fría del trillizo podía ser muy difícil de asimilar. Mihua sabía perfectamente cómo hacerte sentir completamente vulnerable, sabía cómo hundirte en la miseria tan sólo dedicándote una mirada. 

El tatuado giró los ojos hacia mí y me observó con desdén, con aquellas pupilas neutras e inexpresivas que tanto lo caracterizaban; esas por las cuales tantas personas le temían y admiraban a la vez. 

No tuvo que decir nada, el silencio decía más que mil palabras.

Apreté los labios y sintiéndome intimidada por primera vez, decidí bajar la cabeza y caminar hasta mi asiento, sentándome sigilosamente con el estómago en la boca. A los pocos segundos, una presencia apareció junto a mí torpemente; elevé la mirada hasta aquél chico y dibujé una pequeña mueca, negando.

  —No me gusta verte triste, Brookie. —Taehyung me había estado analizando desde hace unos minutos y no dudó en acercarse a mí, plantando su mochila en la mesa vacía de Dooly y sentándose en su silla. 

Una de sus manos acarició suavemente mi hombro en un intento por reconfortarme. Me dedicó una sonrisa amplia, tratando de hacerme sentir mejor. 

Chasqueé la lengua y aparté su mano, acomodándome en mi sitio e inclinándome para sacar los libros de mi mochila. Odiaba mostrarme débil frente a los demás, era una cualidad que me habían enseñado desde pequeña. Mis padres eran de esos que detestaban lidiar con la fragilidad de las personas, que vivían sumidos en sus propios problemas y quehaceres y preferían no tomar tiempo para preocuparse de los demás. Y a pesar de tener a Seokjin, aprendí que mis disgustos eran míos y de nadie más. Yo misma debía resolverlos. 

  —No estoy triste, Taehyung —alcé una de mis cejas y abrí el libro de Fisiología, dedicándole una pequeña sonrisa.

No obstante, él no parecía estar tan convencido. Sus pupilas me escaneaban tan intensamente que me hizo tragar saliva, fue como si pudiera leer mi mente palabra por palabra, como si yo fuese un libro. 

Como si estuviese desnuda frente a él con todos mis pensamientos escritos en la piel. 

  —Tu sonrisa muestra más problemas que dientes. 

Aquello me hizo morderme los labios. Clavé los ojos fijamente en él y ambos cruzamos miradas, mientras su sonrisa se curvaba levemente hacia abajo, decepcionada.

  —No soy tan tonto como crees.  —elevó la mirada hasta Mihua, que nos observaba por el rabillo del ojo desde su lugar y volvió a concentrarse en mí—. Estás mal por Dooly, ¿verdad?

Finalmente dejé salir un suspiro y me encogí de hombros, sintiendo cómo poco a poco lograba abrirme más a Taehyung. Y es que él tenía razón, no era tan idiota como todos creíamos. 

  —Simplemente... debí apoyarlo más. No tendría que haberlo dejado solo.

  —Brooke, lo defendiste de los abusones del equipo de fútbol. Ni yo tuve huevos de hacerlo. —insistió, buscando mis orbes en cuanto decidí bajar la mirada.

  —Lo sé, pero luego lo rechacé.

  —No creo que lo hicieras con mala intención. 

El catedrático hizo presencia en el aula, mandándonos a callar a todos los alumnos. Solté un pequeño suspiro y abrí el libro por la página indicada, sintiendo la insistente vista de Taehyung en mi perfil.  Decidí que no debía darle más vueltas al tema y que más tarde iría a visitar al trillizo tímido para solucionar cualquier problema existente, o simplemente para aclararle lo mucho que lo apreciaba. 

  —No sabes nada, Taehyung. No importa. 

{-}


El descanso se me hizo crucial aquél día. Quería aprovecharlo para hablar con Mihua, para averiguar qué tenía en contra mío o qué problema tenía con mi persona. No entendía el repentino desprecio que parecía sentir desde el día anterior, cuando llegué con Dooly y Jimin a su habitación. 

Tenía claro qué decirle hasta que salí fuera de la Universidad y lo ví, sentado bajo el mismo árbol de siempre, fumándose un cigarro como solía hacer todos los días. Su cabello se movía debido al viento y su ceño se encontraba levemente fruncido, observando pensativo el césped. Estaba completamente vestido de negro, con un cubrebocas blanco bajado hasta la barbilla para poder fumar con facilidad. 

Caminé lentamente hasta él y me dejé caer a un lado suyo pero a una distancia prudente, como si hubiese una gruesa barrera dividiéndonos. Ninguno nos molestamos en saludar; el silencio parecía más interesante, creando una tensión entre nosotros que jamás antes habíamos experimentado. La incomodidad era palpable. 

Joder.

  —¿No vas a decirme qué te pasa? —tras unos segundos, giré los ojos hasta él y lo encaré, analizando su perfecto perfil mientras sus labios expulsaban el humo lentamente.

  —No me pasa nada. 

Una respuesta seca, cortante.

Su rostro se mantenía completamente estático, ningún músculo reaccionaba. En aquellos momentos me sentía como si estuviese hablando con un desconocido, como si jamás hubiese tenido ningún tipo de amistad con él. Su indiferencia era destructiva. Demasiado fría como para poder ser procesada. Reí amargamente y asentí con la cabeza, apartando la mirada de él para concentrarme en la hierba del campus. 

No sabía qué añadir, esas simples palabras me hicieron hundirme de nuevo en la angustia.

  —Lo único es... —su voz resonó una vez más sin dignarse a mirarme, ni parecía tener interés de hacerlo—. Simplemente me hace gracia el haber pensado que... no sé, que eras diferente. 

  —¿Perdona? —confusa, observé la forma en la que aspiraba la boquilla de su cigarro y expulsaba de nuevo el humo, creando formas ondulantes que terminando desapareciendo.

  —Eso. Por alguna estúpida razón pensaba que eras distinta. Pero no, eres como todos. —sus pupilas me escudriñaron y nuestros ojos chocaron, creando un contacto visual tan helado como la propia nieve—. Eres igual de egoísta e hipócrita como todos los jodidos alumnos de esta Universidad. 

Me quedé perpleja ante él, tratando de asimilar sus palabras. Traté de pensar rápidamente en cuantas opciones tendría el trillizo para estar tan enfadado conmigo, pero no encontré ninguna. La única vaga idea que se me pasó por la cabeza era que supiera de mi pequeña escapada a la habitación de los gemelos.

  —¿A qué coño viene eso? —gruñí—. ¿Qué quieres decir?

Sus labios húmedos se curvaron en una pequeña sonrisa y soltó una risa nasal, negando con la cabeza como si fuese obvio. 

  —Entre otras cosas, quiero decir que eres una amiga de mierda.

Tensé la mandíbula con la impotencia floreciendo en mis venas, mientras me ponía en pie para quedar frente a él. Al contrario de mí, él seguía tranquilo y con su rostro neutro pero expulsando fuego por sus iris marrones. 

Jamás me había sentido tan ofendida; por alguna razón él podía despertarme cualquier sentimiento fácilmente ya que, seguramente, esas palabras no me afectarían viniendo de otra persona.  Y sin embargo, a él no parecía importarle nada en absoluto.

  —¿Una amiga de mierda? ¿Lo dices por Dooly?

 —Bueno, al menos sabes pensar. 

  —Escúchame, me importa una gran mierda lo que pienses de mí, pero te voy a dejar algo en claro. Mi vida no gira alrededor de tí, ni de Jimin, ni de Dooly. Ni siquiera de mi puto hermano. Yo también tengo planes y si ayer tenía que ir a algún lugar, pues fuí. ¡Sé que lo hice mal, sé que debería haberme quedado con tu hermano! Por eso mismo estaba preguntándote por él.

  —¿Y porqué no lo dejas en paz y ya? 

Fruncí el ceño.

  —¿Qué?

  —Eso, ¿por qué no dejas de darle esperanzas que no van a ninguna parte? Finges preocuparte por él, pero ni lo defiendes, ni lo cuidas, ni lo tratas bien. 

Eso bastó para hacerme explotar. Tuve que apretar los puños para no regalarle una bofetada, mientras nuestros ojos libraban una pequeña batalla repleta de furia. Y es que Mihua no sabía nada, él ni siquiera estuvo presente en la pelea del día anterior; pero aún así, saber que pensaba así de mí me rompió el alma. 

Un poco más.

Porque en el fondo, había comenzado a considerarlo como una buena amistad. 

  —Vete a la mierda, Mihua. 

Fue lo único que alcancé a decir, girando sobre mis talones y comenzando a caminar con el peso de la culpabilidad sobre los hombros, escuchándole reír ásperamente a mis espaldas. 

  —Eso, vete a divertirte por ahí. Seguro que es más importante.

{-} 

  —Hoy tenemos fiesta —la voz de Jungkook se hizo presente junto a mí, sentada en las escaleras de la entrada a la Universidad con el cabello ocultándome el rostro. Su cuerpo se posicionó a mi lado y me regaló su típica sonrisa, tan amigable como siempre—. ¿Te apetece venir? Me encantaría que fueses mi compañera de barra otra vez. 

Fiestas, fiestas, fiestas.  

Últimamente, todo a mi alrededor se resumía en aquello y lo odiaba, lo detestaba con todas mis ganas. Sobretodo porque de alguna manera, siempre terminaba asistiendo a ellas.

  —No, gracias. —mi contestación fue más amarga de lo normal, pero no hice nada para remediarlo. 

  —Va a ser en el sitio de la otra vez, te puedo llevar en mi moto. ¡Venga, vente!

 —Te he dicho que no. 

De repente, el rostro risueño del pelinegro apareció delante del mío, apartándome los cabellos para poder encontrar mi mirada. A pesar de mantener una sonrisa brillante, sus pupilas estaban cubiertas de una preocupación notable. Y es que lo había sentido observándome desde hace unos minutos desde la lejanía del campus, como si estuviera dudando entre si acercarse o dejarme tranquila con mis propios pensamientos.

Pero como era de esperar, terminó viniendo. 

  —¿Segura? —pasó un brazo por mis hombros, insistiendo y atrayéndome a él—. Venga, Brookie. Además, Jimin también es barman esta noche. Nos vamos a divertir los tres. 

  —¡Joder, suéltame! —me deshice del agarre del chico y negué, bufando por lo bajo—. No quiero, Jungkook. Estoy harta de vuestras putas fiestas.

El chico dejó salir un profundo suspiro y apretó levemente los labios, buscando qué decir mientras me analizaba con atención. Su cabello estaba peinado hacia arriba y se escondía bajo un gorro de lana, con una camiseta blanca ancha y sus pantalones negros y rotos. 

Me sentí jodidamente incómoda bajo su mirada, por lo que me removí y me concentré en el cemento de las escaleras, contando mentalmente los segundo en los que se mantenía mirándome. Todo era más incómodo después de la noche anterior; podía recordar a la perfección todos los detalles de su cuerpo y su sonrisa perversa mientras completábamos el estúpido reto. 

¿Por qué decidí ir? No debería haber pisado esa habitación nunca. 

  —Te he visto discutiendo con Mihua —arqueé las cejas y entonces me digné a mirarlo, advirtiendo un pequeño deje de arrepentimiento en su expresión—. ¿Quieres desahogarte?

Me encogí de hombros. 

  —¿Crees que soy mala persona, Kookie? 

  —Un segundo, ¿acabas de llamarme Kookie? —sus labios se entreabrieron con diversión, pero pronto lo hice callar.

  —Tú me dices Brookie, te lo estaba devolviendo. Responde.

  —Bueno, eres una borde de mierda cuando quieres, pero fuera de eso no creo que seas mala. 

Lo procesé lentamente. Sí, tenía razón y lo admitía.

¿Pero qué iba a hacer? Odiaba el jodido mundo.

Me incorporé, levantándome y sacudiéndome los pantalones con mejor ánimo y sin molestarme en responder a su confesión. Tras haber estado pensando en cómo presentarme en la habitación de los trillizos sin sentirme intimidada por Mihua, una idea había cruzado mi mente.

  —¿Me acompañas a ver a Dooly? 

  —Acabo de ver a Jimin hace un rato y dijo que le tocaba terapia a Dooly.

  —¿Terapia? 

Lo observé confundida.

  —Sí, Josephine le da terapias a veces para ayudarlo con la tartamudez. Su madre trabaja en eso y ella aprendió, así que se las da gratis. 

Josephine.

Apreté los labios al escuchar aquello y pronto recordé la escena de esta mañana, la forma en la que Mihua y ella se besaban y el cariño que parecían tenerse.

Pero algo no me quedaba claro, ¿ella era su novia? Porque aquél beso parecía afirmarlo, pero en cambio, no solían estar mucho tiempo juntos.

O eso creía yo. 

  —¿Y qué tan cercana es Jo con Mihua?

  —Se podría decir que son amigos con derechos —dibujó una mueca de lado, arrugando la nariz—. No sé, a mí Josephine no me cae muy bien. 

  —¿Por qué? 

  —Es que... —se detuvo por unos segundos, debatiendo entre si contármelo o no— Es mejor que no lo sepas, Brooke. 

Me crucé de brazos con un gruñido y rodé los ojos, apoyándome en una pierna. Algo que detestaba es que me dejasen con la intriga. 

  —Joder, Jungkook. No voy a decírselo a nadie.

El menor negó con la cabeza, poniéndose en pie y haciendo notar la diferencia de altura con un suspiro. Sus ojos me escudriñaron amenazantes mientras me señalaba con uno de sus grandes dedos, clavándolo en el centro de mi pecho.

  —Si te lo digo, prométeme que no te volverás loca. 

  —¡Dilo ya!—grité, apartando su dedo de un manotazo.

  —Simplemente me da la impresión de que... —metió las manos en sus bolsillos y bajó unos escalones, dejándome a mí por encima de su altura. Me daba la espalda—. No sé, parece que va a por los trillizos.

  —¿A qué te refieres?

  —A que los quiere a los tres. 

Volteó, quedando frente a mí para poder observar mi rostro completamente fuera de lugar. No entendía qué quería decir con aquello, ¿en qué sentido hablaba?

  —No lo entiendo.

  —Brooke, eres tan tonta cuando quieres... —suspiró cansado y se acomodó la gorra, apretando los labios—. Josephine se ha acostado con Jimin y con Mihua, siempre va tras ellos coqueteándoles, lamiéndoles los pies. Pero eso no es lo que más me importa realmente.

  —¿Y qué es?

 —Hace unas semanas la escuché hablar con sus amigas sobre Dooly. 

Arqueé las cejas, incapaz de pensar en algo más allá de sus palabras. Él soltó un gruñido frustrado y echó la cabeza hacia atrás, apretando los párpados como si tuviera que gastar mucha paciencia conmigo.

  —Joder, Brooke. Creo que se quiere aprovechar de él, de su inocencia o algo así. No tengo ni idea, pero sí he notado que últimamente pregunta por él más de lo normal. Incluso quiere darle más terapias. ¿Lo entiendes ahora?

Sí, ahora lo entendía. 

Y no me gustó nada.

------------------------------------------

Un capítulo aburrido pero necesario. 

Algo huele raro aquí, ¿no creéis?

Josephine, Josephine, ¿qué intentas hacer? 

Por favor, fav y comentar si os está gustando <3333 OS AMOOOOOOOOO. 

Continue Reading

You'll Also Like

34.4M 3.5M 70
Lluvia y sol. Chocolate y menta. Multicolor y monocromía. Así son Floyd y Felix; dos amigos de la infancia que se reencuentran bajo las circunstancia...
11.3M 470K 35
Novela publicada por Nova Casa Editorial, puedes encontrar "Luz de luciérnaga" en librerías de España y América Latina. NO ESTÁ COMPLETA EN WATTPAD. ...
48.8M 4.6M 83
Primer libro de la serie #GoodBoys. En físico gracias a Nova Casa Editorial (este es un borrador). Inteligente, perfeccionista, competitivo, meticulo...