Seamos amigos (KawoShin)

By CharlotMAD

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Evangelion AU preescolar. Shinji Ikari de 5 años y Kaworu Nagisa de 6 años, son un par de niños con historias... More

La vida de Shinji Ikari
La vida de Kaworu Nagisa
Una nueva etapa
Encuentro indeseable
La travesura
Llamadas
Cambio de planes
Ganando terreno
¿Aprobación?
¡Todos al zoológico!
Hoy es tu turno
La reunión más especial
¿Qué es lo que siento? Parte I
¿Qué es lo que siento? Parte II
Trabajo en equipo
El gran golpe
Cuestiones paternales
Sorpresas

Galletas, cuentos y desconfianza

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By CharlotMAD

Ese mismo sábado, cuando la noche comenzaba a caer, Shinji se preparó para ir a la cama realizando su rutina cotidiana: iba al baño a lavarse los dientes y la cara, luego se ponía el pijama y esperaba ser arropado por su madre en la cama.

―Buenas noches, cielo, que descanses ―se despidió su madre seguido de un beso en la frente.

―Adiós, mamá, hasta mañana ―Shinji se acurrucó entre sus sábanas y se durmió al poco rato.

――

El señor y la señora Ikari también prepararon todo para acostarse, mas el hombre estaba un tanto inquieto y ella lo notó.

―¿Te ocurre algo, amor? ―preguntó Yui mientras ponía su mano sobre el hombro de su esposo.

―Nada, Yui... sólo... vamos a dormir... ―contestó el hombre tratando de evadir sus propios pensamientos. Se acostó y se tapó con las sábanas. Su esposa hizo lo mismo y luego apagó la lámpara que estaba de su lado.

Los intentos de Gendo por olvidar el tema fueron frustrados dentro de su propia mente.

―Oye, Yui...

―¿Qué pasa?

―¿Crees que... crees que a Shinji le va bien en la escuela?

―Yo no lo veo mal, querido. Pero sí lo he notado diferente últimamente... ha estado más animado que de costumbre. Como si el preescolar se hubiera vuelto más entretenido ―rio― usualmente es al revés...

―Mmh... ¿y qué tal sus juntas?

―Pues... siempre ha sido amigo de Rei y Asuka ¿no?... y creo que de Touji y Kesuke.... ¿Por qué te preocupa eso?

―Por nada, pero... ¿No sabes nada de un niño llamado "Kaworu"?

―¡Aahh...! ―exclamó Yuri, captando un poco más la situación―. Sí, claro, Kaworu es su nuevo amigo. Es un chico muy agradable y por lo que se ve, quiere mucho a Shinji.

―¿Y quién es? ¿De dónde salió? ¿Por qué tanto interés hacia nuestro hijo? ―interrogó Gendo, tranquilo pero severo.

Yui se rio en la cara de su esposo.

―¿Qué pasa, Gendo? ¿te preocupa ahora con quién se junta Shinji sólo porque no conoces a un niño? además, normal que no hayas oído nada de él, es nuevo, llegó hace unas semanas al preescolar de Shinji.

―Sí, pero hoy habló con él bastante rato. Y nunca nadie de sus amigos lo ha llamado... al menos no para una charla tan desvergonzadamente larga.

―¿Y eso qué?... ―preguntó Yui, muy confundida.

―Me parece extraño, es todo...

―No comprendo tu actitud... Shinji siempre fue muy tímido y reservado. El hecho de que se abriera tanto como para tener un nuevo amigo a mi me parece genial. Si no es así para tí entonces eres tú el que actúa un poco raro... ―dijo Yui acomodándose nuevamente para dormir―. Si quieres podemos hablar con más tranquilidad mañana, pero me parece un asunto trivial. Buenas noches.

Gendo sin mucho más que decir, dejó de importunar a su esposa y se dispuso a dormir. Pero no se quedó despreocupado. Por un lado desconfiaba de la repentina amistad que se formó entre su hijo y ese tal Kaworu pero por otro lado no estaba seguro de qué se preocupaba exactamente. Sólo sabía que algo muy en el fondo le decía que ese niño traería problemas de tipo incierto.

――

A la mañana siguiente Shinji podía intuir que algo le ocurría a su padre. Mientras jugaba con sus autos de juguete en el living, notaba que éste le buscaba más charla de lo normal, preguntándole cosas de su escuela y de sus amigos. El pequeño Ikari era muy perceptivo por lo que dedujo rápidamente que algo le preocupaba a su progenitor.

―¿Y dime, Shinji... ―dijo Gendo―te concentras en las actividades que dicta tu maestra?

―Sí, papá... hago todo lo que puedo ­―se rascó la cabeza con timidez.

―Me parece bien. ¿Y jamás has tenido problemas con nadie, verdad? ―preguntó comenzando a poner algo nervioso a su hijo.

―N-No, papá... ―el tono de voz traicionero de Shinji exponía el hecho de que eso no era del todo cierto.

Gendo sólo lo miró con una expresión incrédula. Finalmente, aunque Shinji no llegaba a comprender esa impetuosa y bastante tardía curiosidad de su padre por su convivencia escolar, decidió hablar.

―Bueno... creo que algunos problemas son inevitables a veces, pero no es nada para que te preocupes, papá...

―¿A qué te refieres?

―A nada. Sólo que... bueno, he tenido algunos pequeños problemas... algunas veces.

―¿Y qué pasa? ¿No te defiendes?

―Bueno, la verdad ahora no tengo que hacerlo. Me siento apoyado y protegido por... mis amigos. Quiero decir, ahora más antes ―dijo Shinji y se levantó de la alfombra para ir a la cocina, en un intento algo evidente por evadir la conversación con su padre.

―Ya veo... ―terminó de hablar Gendo, quien se quedó realmente inmerso en lo que le declaró su hijo.

Shinji en la cocina abrió el refrigerador y sacó las galletas hechas el día anterior y un poco de leche. Luego se dirigió a su habitación pero al pasar ineludiblemente por el living, su padre lo encaró nuevamente.

―Shinji, ¿Sabes que puedes decirme lo que sea, verdad? ―preguntó alzando levemente una ceja.

―Sí, papá... ―susurró Shinji sin mirarlo directamente.

―Bien... ―finalizó Gendo y se puso a leer un libro que tenía al lado.

Shinji suspiró y fue a su habitación, donde encontró bastante más tranquilidad.

――

Más tarde, Yui, que se encontraba en su habitación cosiendo unas ropas de Shinji, salió para ver qué hacía el pequeño y lo encontró tomando una siesta sobre su almohada.

―Shinji... despierta, vamos. Ya va a ser la hora de cenar... ―su madre lo sacudió despacio pero al parecer estaba increíblemente cansado y no pudo llegar a despertar bien. Yui como excepción optó por dejarlo dormir hasta la mañana siguiente, después de taparlo y arroparlo adecuadamente.

――

A la mañana siguiente Shinji se despertó con mucha energía. Además, por fin era día lunes, o sea que vería a Kaworu y eso significaba un reencuentro de lo más grato tras tooodo un fin de semana separados.

Al llegar a la escuela éste lo esperaba en la entrada, como casi siempre.

―¡Shinji, amigo! ―dijo Kaworu uniendo afectuosamente sus pequeñas manos con las de su compañero― ¿Cómo estás? ¡Ahh! ―recordó― ¿Trajiste mis galletas?

―Claro, no podría olvidarme... ―comenzó a escarbar en su mochila hasta encontrarlas― ¡Aquí tienes! ―le mostró la bolsa con orgullo.

―Mh, muchas gracias, Shinji. Deben estar deliciosas... las probaré en el recreo ―guardó la bolsa en su mochila.

―Sí, ojalá te gusten, las hice con mucho esmero y-- ―el timbre de la entrada lo interrumpió de repente―

―Será mejor que vayamos, no quiero llegar tarde más de lo debido ―dijo Kaworu y tomó rápidamente la mano de Shinji para irse al salón.

―¿Eh...? ―susurró Shinji al sentir un leve tirón por parte de Kaworu. Mientras caminaban, Shinji no reparó mucho en el detalle, aunque ciertamente pensó en que su mano era muy suave y que era agradable tomarla.

Al llegar al salón, saludaron a sus compañeros Touji y Kensuke y se pusieron a comentar entre los cuatro cómo habían sido sus respectivos fines de semana. y Al llegar la maestra Misato, todos fueron de inmediato a sus puestos y se prepararon para el largo día que los aguardaba.

En la primera hora les tocó hacer manualidades con plasticina y algunas otras decoraciones en lo que fue una especie de hora libre, pero empleando su basta imaginación.

Al llegar el recreo, y como la mayor parte del tiempo, Shinji fue con Kaworu a una parte específica del patio: las bancas.

―Oye, ¿realmente hiciste tú estas galletas? ―dijo Kaworu con la boca llena y sonriente― ¡A decir verdad... están muy ricas!

―Muchas gracias, es que mi madre me enseñó a cocinar hace un tiempo. ―respondió Shinji con timidez.

―¿A cocinar? ¡Eso es genial! Mis padres no consideran necesario eso aún para mi...

―Bueno, en realidad sólo me enseñó como hornear estas galletas con chispas de chocolate, hahaha ―rio Shinji junto a Kaworu― Y me alegra mucho que te gusten. Para otra vez haremos más y las guardaré para ti.

―Haha, gracias, Shinji, eso me encantaría ―sonrió Kaworu― Mmh... y por casualidad... ¿Ya le preguntaste a tus padres si podías ir a mi casa el viernes?

―¡Ooh! ¡No, lo olvidé por completo! ―recordó Shinji abruptamente― Pero no hay problema, voy preguntarle hoy apenas vea a mi madre, Kaworu...

―Está bien ―se encojió de hombros― en cualquier caso es el viernes, así que creo que hay tiempo de sobra, ¿no?

―Sí, eso creo; después te aviso mañana o puede ser hoy mismo en la noche por teléfono.

―Ojalá puedas ir Shinji, ¡Nos divertiríamos mucho, eso te lo prometo!

―Eso lo doy por hecho pero dime... ¿qué hay de entretenido por allá? Me dijiste que vivías casi a las afueras de la ciudad... ¿Hay animales como ardillas o conejos por allá?

―Claro, se ven algunas ardillas de vez en cuando, y mis vecinos tienen conejos. Además de eso hay... ehh... bueno, mi casa no es tan divertida, pero podemos hacer cosas que aquí no, como sentarnos en la alfombra y dibujar juntos, pintar, dormir una siesta...

―¡Eso ya lo hacemos aquí, Kaworu! ―dijo Shinji sin reprimir una leve carcajada.

―Bueno, pero en mi casa estaremos solos. Y sin horarios... ¿Debe ser genial, no? ―dijo Kaworu ya más para sí mismo―

―Sí, tienes razón, será genial... ―Shinji a pesar de encontrarle la razón a Kaworu y de estar emocionado por ir a su casa, sentía un poco de pesar al saber que Kaworu nunca había tenido otro amigo, y por tanto, nadie que fuera a su casa. Bueno, al menos ya había llegado él para remediar esa situación y entregarle todos los momentos de felicidad que pudiera a su pequeño amigo. Además, en el fondo pensaba que era bastante adorable que se preocupara tanto por contentarlo.

――

Más tarde, después de volver del recreo, la maestra Misato dictó una nueva actividad. Pero no se trataba de algo tan simple esta vez como pintar, dibujar, o trabajar con arcilla. Era más bien sobre un nuevo proyecto que debían hacer, que conllevaba un poco más de esfuerzo y dedicación que lo que habían hecho hasta ahora.

―¿Un cuento? ―preguntó Asuka, nada más escuchar a la maestra.

―Sí, pero será algo sencillo. Deberán escribir una breve historia en sus cuadernos para empezar, y luego confeccionar un pequeño libro en donde escribirán esa misma historia pero agregándole algunas ilustraciones. Será tarea de una semana completa, así que el próximo lunes pediré todos los libros. Tengo fe en que todos harán muy bonitos y creativos trabajos...

Todos los niños se miraron curiosos entre sí. Unos parecían más entusiasmados, en cambio otros, creían que sería un trabajo duro.

―Ah, y una cosa más, ¡Para ayudarse mejor, pueden hacerlo en parejas! ―dijo alegremente y luego se volteó para comenzar a anotar los materiales necesarios en la pizarra.

Como era obvio, inmediatamente los niños se concentraron en quien debían elegir para el trabajo.

―¿Asuka, quieres hacerlo conmigo? ―dijo Hikari a lo lejos, aunque su amiga la alcanzó a escuchar.

En tanto otros también se ponían de acuerdo en medio de susurros evidentes, Asuka pensaba que no era muy buena idea hacer el trabajo con su amiga. Ella tenía sus estrategias y en momentos como ese no dudaba en recurrir a Rei, a pesar de que la mayor parte del tiempo no la tomaba mucho en cuenta. Lo cierto es que Rei era más trabajadora, como ella, y también creativa, aunque fuera callada, y por eso simplemente, le convenía esta vez.

―Lo siento, Hikari, haré el trabajo con Rei... ―le dijo la chica a su amiga, la cual no le dio importancia al hecho y terminó haciéndolo con Touji. Aunque poco sabía Asuka en realidad, que sus acciones tendrían una leve consecuencia en un futuro cercano.

―Y bueno, Kaworu, ¿de qué se tratará nuestra historia? ―dijo Shinji muy alegre y empezando a anotar los materiales, asumiendo que el trabajo lo haría con Kaworu, ya que realmente, no sentía que hubiera otra opción para ambos.

El otro chico sin embargo, enmudeció unos pocos segundos. No es que no fuera evidente para él también el hecho de que lo harían juntos, pero ciertamente le sorprendió un poco la actitud de su amigo. Sonando con tanta iniciativa y seguridad.

―Vaya... no lo sé, Shinji, pero ya se nos ocurrirá algo ―comenzó a escribir también los materiales― pero sí estoy seguro de una cosa. Tú deberías ser el ilustrador del libro. Tus dibujos son los más creativos y bonitos.

―Gracias... y tal vez tú deberías escribir... tu caligrafía es la más ordenada...

―Bien, pero ambos crearemos la historia, ¿Hecho?

―¡Hecho!

Ambos se dieron un leve apretón de manos, sellando su pacto, y siguieron escribiendo.

――

Esa tarde, tan cotidiana como siempre, Kaworu y Shinji se despidieron en la salida, prometiendo además crear un saludo exclusivo para ellos. Algo que fuera más personal que un simple apretón de manos.

―Hasta mañana, y no olvides preguntarle a tu madre lo del viernes, Shinji ―se despidió Kaworu.

―Claro, claro, estaba pensando en eso, ¡Nos vemos! ―dijo Shinji y se fue con su madre.

―Hola, cariño, ¿Cómo te fue hoy? ¿Compartiste las galletas con tus amigos? ―le preguntó Yui a su hijo, tomándolo de la mano para ir rumbo a casa.

―Eh... sí, mamá, pero para otra vez hay que hacer más galletas, porque casi no alcanzaron esta vez ―dijo Shinji, sin atreverse a decirle a su madre que las pocas galletas que habían quedado ya estaban reservadas desde el sábado para alguien en particular.

―Muy bien, hijo, haremos más la próxima vez...

―Oye, mamá... ―Shinji subió la mirada―

―¿Qué pasa?

―Resulta que... Kaworu me invitó a su casa este viernes... ¿Puedo ir...?

―Mh... ¿Y dónde vive tu amigo?

―Casi a las afueras de la ciudad, muy lejos.

―Está bien, hijo, por supuesto que puedes ir. Tendré que ponerme de acuerdo con sus padres y todo eso, pero sí, puedes ir... ―dijo Yui, alegrando bastante a su hijo― ¿Y sería después de clases, no?

―Sí, nos iríamos en el auto de sus padres, creo...

―Bien, hijo, llegando a casa lo comentaré con tu padre entonces...

Shinji tras esa declaración no hizo sino tragar en seco. Aunque en teoría no tenía nada que temer, algo en su padre lo intimidaba, y sentía que no haría mucho más que ponerle trabas en algo que era importante para él, como solía hacerlo cuando sentía desconfianza.

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