#1. El anuncio de los cuervos...

By MissPoupee

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𝑷𝑹𝑰𝑴𝑬𝑹 𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 COMPLETA✔ En Asinis, los pueblerinos vagan por las calles con la inseguridad de vivir... More

Dedicatoria
Sinopsis
Book Tráiler
0. Nace un ritual
1. Busca en la simplicidad
2. En el abrazo de una madre
3. El silencio de la simplicidad
4. Suelo maldito de alarde
5. Debajo de lo intelectual
6. Del Señor hacer su voluntad
7. Molino de la verdad
8. Abandonado en la miseria
9. Camina entre la sangre
10. Por un pasado que nadie quisiera
11. El lamento del tiempo
12. Túnel de tormento
13. Hacia un miedo feroz
14. La fe de un hombre rencoroso
15. Iglesia del querer
16. Porque a veces es bueno esconderse
17. Ahí ha de temer
19. Esconde su vergüenza
20. El rostro se revela
21. Asesino de verdades
Epílogo
Capítulo Extra: La confesión
Agradecimientos
Cuervitos
Grupo de lectores
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Segunda parte
La confesión de los gatos

18. Se prepara para el ritual

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By MissPoupee

"Uno ataca cuando el enemigo está débil."

-Thomas Shelby.

La intranquilidad de Tracker duró tan solo unas horas más, ya que Daina envió a una de las sirvientas para dar aviso de que había encontrado a Jonas escondido en un armario esperando para asustarlos, pero se había quedado dormido. Ninguno de los detectives mencionó palabra sobre el acontecimiento, en cambio, fueron a evaluar la habitación del profesor Gastavs.

Al entrar en el cuarto, notaron en primera instancia que los papeles y los libros de los que parecía rodearse el profesor estaban desordenados sobre el escritorio, mientras que en el suelo había varios papeles hechos bola, zapatos y ropa desacomodada. Tracker sabía que el profesor solía ser muy desordenado, pero no sabía que eso lo complicaría a la hora de aparecer su cuerpo sin vida. Las pertenencias esparcidas y mal acomodadas podían tratarse solo del habitual desorden que acompañaba al hombre. Boblín anotó en su libreta cada detalle que iba observando mientras Tracker leía el papel que se encontraba estirado sobre el escritorio, el cual lucía como una reciente carta de amor y parecía haber sido escrita esa misma mañana. Siguió su búsqueda de pistas junto al pelirrojo, pero no encontró nada relevante. No había señales de resistencia ni de lucha, por lo que tomaron un par de notas más sobre el estado del lugar antes de marchar. No tenía caso perder el tiempo en un suicidio mientras había un violador y asesino de niños suelto.

Seguramente Tared había creído que todo ese orden no era habitual en el profesor y lo había descartado como un suicidio, después de todo, él era torpe a la hora de buscar pistas.

Ambos detectives abandonaron la posada para dirigirse a la morgue. Miris estaba preparando el informe de Gastavs y el de la niña. Se encontraron a Tared viendo el cuerpo con él mientras fumaba de su pipa junto a la puerta en una actitud despreocupada. Tosió ligeramente, producto de su mal hábito, uno que le causaría problemas de salud -y de dinero- años más tarde. El morguero no mencionó palabra, pero era un hecho que le molestaba que el oficial estuviera fumando en ese lugar mientras en el pasillo se escuchaban los sollozos de la familia.

—¿Hay algo nuevo, Miris? —Inquirió Tared con impaciencia mientras el hombre garabateaba en el informe.

—¿Preguntas por la niña o por el profesor?

—Por ambos.

Miris suspiró con cansancio. Jamás había tenido tanto trabajo como en esos dos meses. Por cada cuerpo que salía, entraban dos, o hasta tres. El asesino parecía muy arraigado a la idea de permanecer en la memoria del pueblo. La constancia de sus actos lo calificaban como alguien calculador y de unos cuantos años, alguien que posiblemente llevaba mucho tiempo planeando esa masacre, alguien lleno de resentimiento y de odio.

Miris era soltero, no había conocido a la mujer indicada y había preferido quedarse en la soledad, su familia ya lo había abandonado hacía un par de años, así que era solo él desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, aquella soledad no había permitido que resintiera sus sentimientos hacia las mujeres y los niños, si bien no poseía una relación estrecha con ninguna de las víctimas, lamentaba conocerlas por consecuencias tan sangrientas.

Miris observó una última vez el rostro de la niña antes de girarse al oficial y quitarle la pipa de la boca con una negación de cabeza. Tared refunfuñó, pero solo la guardó sin decir gran cosa. Tracker y Boblín se presentaron en la habitación con semblante serio y asintieron a Miris en modo de saludo.

—Alise presenta una agresión sexual en la vagina y en la boca, varios hematomas en brazos y piernas, golpes en la cabeza, los cuales son un indicativo de que la golpeó varias veces contra el suelo o la pared mientras ocurría la penetración —dijo ocasionando un par de muecas de impresión en Boblín—. Los hematomas alrededor de su cuello indican una señal de estrangulamiento, que la llevó a la inconsciencia para luego clavar el puñal en su riñón derecho. Se desangró en menos de una hora.

—¿Hay alguna distinción personal sobre el asesino? —Inquirió Tracker y el morguero hizo una mueca con su boca antes de acercarse al cuerpo de la niña.

—La golpeó con el puño en la espalda —dijo poniendo el cuerpo de lado y enseñándole un hematoma en la escápula izquierda con la forma de un cuadrado pequeño en un marco con líneas tejidas—. Parece ser que utilizaba un anillo en su mano, el golpe fue tan fuerte y tan violento que quedó marcado en su piel perfectamente.

—¿Encontraste el anillo? —Preguntó Tracker nuevamente.

Miris le tendió el anillo que se hallaba en la mesa junto al cuerpo. Tenía un rubí envuelto en plata, tal como había imaginado al ver la huella en la piel de la niña. Boblín se aproximó a estudiar la joya mientras Tared la observaba con indiferencia.

—Es un diseño ruso —aseguró Boblín tomando la sortija entre sus manos—. Siglo XV.

—¿Cómo diablos sabes eso? —Cuestionó Tared con el ceño fruncido.

—Mi tío era joyero y me enseñó mucho —presumió, logrando que ambos asinisianos pusieran los ojos en blanco—. Atendí el negocio por un tiempo hace algunos años —agregó girando el anillo entre sus dedos y sin quitarle los ojos de encima—. Este anillo es un diseño exclusivo, uno de los más costosos que existe —aseguró con sorpresa. Tracker se alejó para caminar por la habitación mientras procesaba la nueva información—. Estuvo en poder de rusos, no sabía que había llegado hasta Letonia, solo...

—El anillo es de Pável —interrumpió el detective con convicción.

—¿Qué te hace creerlo? —Cuestionó Tared con escepticismo.

Si bien no le agradaba Tracker por ser un presumido, en secreto admitía que su poder de deducción era muy acertado. Sabía que Pável podía ser el responsable solo por el hecho de que el detective lo decía, pero necesitaba ponérselo difícil, cumplir con su protocolo y pedirle las evidencias.

—Cuando usamos un anillo por mucho tiempo, especialmente en verano, el sol broncea la piel y un anillo dejaría una hilera blanca en el dedo. Esta mañana he visto sus manos de cerca, se notaba la ausencia de un anillo.

—Necesito más pruebas que esas —refutó el castaño no muy convencido de la hipótesis del detective.

—Hace unas horas entró a mi casa e intentó robarse las pistas que he recolectado en este tiempo —puntualizó el detective con el ceño fruncido, sin poder ocultar su molestia—. Incluso agredió a Daina...

—¿Está bien? —Inquirió el policía con rapidez. Daina siempre había sido de su total agrado, al igual que Irina para Tracker. La mujer del otro era como una mejor amiga, una compañera, una hermana.

—Sí, llegué a tiempo —aseguró tranquilizando al gordinflón—. De todas formas, me gustaría presentar una denuncia.

—Cuenta con ello —respondió sin rastros de burla.

Miris carraspeó para llamar la atención de los caballeros. Aún no había acabado de dar toda la información que había recolectado, pero tampoco quería interrumpir una conversación que lucía tan importante.

—Pidieron el informe sobre Gastavs también —les recordó.

—¿Ya está listo? —Inquirió Boblín con sorpresa.

Miris asintió sin prestarle mucha atención. No era muy devoto de los forasteros, pero tampoco era fiel a la idea de denigrarlos como el pueblo acostumbraba a hacer. Prefería mantenerse respetuoso y a una distancia prudente.

—Gastavs había ingerido una gran cantidad de whisky aproximadamente tres horas antes de la hora de muerte —anunció dejando que los hombres se acercaran a ver el cuerpo del profesor—. Tiene algunos hematomas en el estómago y la misma huella de anillo que Alise en el lado derecho, cerca de los riñones —dijo levantando la sábana que cubría el cuerpo para mostrarles—. Todo deriva a que se encontró al atacante mientras estaba ebrio y por alguna razón le dio una golpiza —aseguró antes de mostrarles las marcas que rodeaban el cuello de la víctima—. Efectivamente, murió por falta de oxígeno, pero no fue ahorcado como sugería la escena del crimen. Hay marcas de estrangulamiento que señalan un homicidio, que probablemente involucra con el asesino de los cuervos.

»Las marcas de la soga con la que se colgó, son post mortem. Una vez que el asesino lo estranguló, colgó el cuerpo para simular el suicidio y eso provocó que se le rompiera el cuello una vez muerto.

Boblín y Tracker se refugiaron en sus pensamientos en silencio, pero Tared soltó una gran carcajada antes de volver a encender su pipa.

—Ahora asesina adultos también. La tienes difícil, Tracker.

Tracker se acercó amenazante a él, con sus ojos olivo perforando al oficial, ocasionando que este retrocediera con inseguridad hasta chocar con la pared.

—¿Te resulta gracioso que niños estén muriendo? ¿Que un profesor haya muerto? —Inquirió entre dientes—. ¿Es gracioso que un asesino esté escogiendo víctimas frente a nuestras narices como si se tratara de dulces? —Bramó empujando su hombro con violencia y Boblín se aproximó para separarlos—. ¿Cómo puedes atribuirme toda la culpa cuando tú deberías estar buscando al asesino con más urgencia que con la que fumas? —Increpó intentando lanzarse sobre él, pero el pelirrojo lo sujetó de los brazos para evitar un enfrentamiento entre ambos asinisianos—. Eres un incompetente, podrías haber hecho que policías patrullaran y buscaran conmigo, pero has dejado todo el trabajo sucio en mis manos para culparme con total libertad cuando ocurrieran cosas como estas.

—Tu soberbia no admite ayudas —escupió el mayor de los dos con resentimiento—. Eres un engreído que cree que por haber resuelto un par de casos es superior a todos los demás, pero no eres más que un idiota con suerte al que le han pateado más el trasero unos niños y se ha quedado resentido con todo el pueblo sin decir nada como un maldito cobarde.

—¡Eres un incompetente! Te dedicas a fumar y comer como si de eso se tratara ser policía —escupió intentando lanzarse sobre él, pero Boblín lo retuvo de nuevo y lo hizo retroceder—. Si no fuera por mí, no podrías ni siquiera atrapar a un ratón frente a tus ojos.

—Aun así, jamás he recibido amenazas de muerte —rectificó mordaz.

—Porque eres un maldito cobarde.

—Caballeros —interrumpió Boblín—, creo que lo mejor es continuar con el caso y mantener la calma. La violencia y los insultos no nos llevarán a ninguna parte —dijo en tono conciliador—. Resolvamos esto como adultos.

—Tú no sabes nada, mocoso —espetó Tared retirándose de la habitación con refunfuños.

Boblín suspiró viendo que Tracker se liberó y calmadamente se retiró por el lado contrario. Hizo un asentimiento de cabeza hacia Miris antes de salir detrás del rubio. El viento silbaba risas burlescas mientras ambos acordaban regresar a la casa del asinisiano para continuar con su trabajo desde allí.

Laima y Daina habían tenido mucho tiempo para conversar y congeniar, parecían tratarse como las mejores amigas, pese a haberse conocido hacía unas horas, habían logrado conectarse con mucha facilidad. Tomaron té con unas masitas luego de la cena mientras los detectives repasaban todas las pistas en busca de algún detalle suelto. Daina tocó un par de composiciones en el piano para deleitar a sus invitados antes de retirarse a la recámara seguida por Tracker, quien cargaba a Jonas hacia su habitación.

Laima se mantuvo de pie frente a la chimenea hasta que Boblín decidió que ya era demasiado tarde y debían dormir. Subieron silenciosamente, y una vez en la habitación, Boblín se quitó el saco y los gemelos para aligerar su camisa. Pasó las manos por su rostro con cansancio hasta sentir una delicada caricia recorrer su espalda. Se quedó estático frente a la ventana, no sabía qué hacer.

Las caricias se desplazaron hacia su pecho de forma seductora, para deshacer los botones del chaleco.

—Laima... —susurró girándose para quedar frente a ella, pero esta solo le sonrió antes de besar sus labios con suavidad—. Laima, esto...

—Viktor...

La mujer lo besó con fervor, acariciando su cabello y pegando su cuerpo al de él, haciéndolos partícipes del comienzo de un memorable, intenso y acogedor romance.

—Laima, esto no es correcto —interrumpió el detective apartándola con delicadeza—. No estamos casados. Ni siquiera debería besarte.

—Pero mueres por hacerlo —aseguró la castaña antes de atacar su boca de nuevo, notando cómo él sucumbía ante ella—. Solo hazlo.

—Laima —murmuró correspondiendo su beso ligeramente, sintiendo que cada roce lo hacía cuestionarse su caballerosidad—. Por favor...

—No estamos haciendo nada malo —justificó la mujer besando su barbilla mientras él sujetaba su cintura con un poco de reticencia mezclada con lujuria—. Tú también lo deseas.

Boblín suspiró correspondiendo sus besos, pero sin quitar las manos de su cintura; aún podía detener aquello, aún era fuerte para hacerlo. Laima se aferró a sus hombros y a besarlo con tanto fervor que sintió que ardía en el maravilloso infierno.

—Laima, no creo que... —intentó una vez más.

—¿Te casarás conmigo? —Inquirió de forma repentina, observando sus ojos en busca de una respuesta.

—Sí —afirmó sin dudar.

No podía escapar de esa mujer, estaba atrapado, lo había hechizado desde que posó sus ojos en él. Por primera vez, la besó como hacía mucho tiempo deseaba, la acarició como tanto anhelaba, dejó que sus sentimientos afloraran y lo acobijaran como hacía tantos años no hacía. No había razón para reprimir sus sentimientos, era tiempo de rendirse y aceptar la realidad; Laima le encantaba, y podía estar muy cerca de amarla.

—Solo adelantaremos la luna de miel —expresó ella con una gran sonrisa mientras se apuraba en quitarle el chaleco y desabrochar su camisa—. No hacemos nada malo.

—Eres una incitadora —acusó el pelirrojo con una sonrisa antes de tomarla en brazos y llevarla hacia la cama—. Y tienes razón —murmuró cuando la dejó sobre la cama y pudo apreciar el perfilado rostro de ella observarlo con atención.

—¿En qué?

—Añoraba tu compañía —confesó antes de besarla nuevamente y sucumbir a sus deseos.

El amanecer llegó especulativo, con noticias amargas a la puerta del hogar de Tracker. Aún no había salido el sol cuando Ludis Tared se presentó apesadumbrado, tragándose su orgullo, a la casa del detective en busca de ayuda desconsoladamente.

Su hija Liena había desaparecido.

Paso apurada a publicar para terminar de corregir lo que me queda, así que dejo parte de la nota de autora que puse con este capítulo:


El jueves se cumplieron 2 años desde que inicié con este proyecto, desde que pensé en cuervos y en que debería escribir algo que me permita desarrollarlos en el ambiente de misterio que tan bien encajan. Ha sido una novela muy compleja, me costó varios meses escribir solo el prólogo, y los capítulos tampoco se me dan tan fácil como parece. Soy misteriosa y detallista por naturaleza, pero esta historia me lo ha puesto difícil muchas veces, este capítulo puede servir de ejemplo. Realmente no puedo asimilar todo lo que ha crecido en este tiempo, el apoyo que me han brindado y cuánto gusta. Admito que es de mis favoritas, pero al ser de misterio no creí que tendría tanta llegada.

Bienvenidos lectores nuevos. Bienvenidos a tomaduras de pelo, a dolores de cabeza, a pequeños sustos y a lo que prometo es un gran policial.

Cada tanto me pongo a releer los capítulos y me sigo sorprendiendo de cómo voy dejando pistas con tanta naturalidad que no las noto hasta tiempo después jajajajaja como dije, me sale solo eso de ser misteriosa.

♥♥Nos leemos pronto, espero leer sus comentarios♥♥♥

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