"El fracaso es un moretón, no un tatuaje."
-Jon Sinclair.
Tracker observó con atención a cada una de las personas que se hallaban reunidas en su oficina. Era desconcertante ver a tanta gente en su lugar de trabajo cuando estaba acostumbrado a solo ser él y sufrir algunas interrupciones de Tared por algunos informes que no entendía. El gordinflón estaba fumando su pipa junto a la ventana con aire preocupado, en una actitud silenciosa y evasiva que le había visto tener en una ocasión cuando a su esposa la habían asaltado. Tracker estaba seguro de que la señora Irina le había comentado varias de sus preocupaciones respecto al asesino y su hija, Liena, y que eso mantenía sus bromas molestas a un lado, estaba esperando que se resolviera el caso genuinamente. Boblín estaba apartado en un rincón y miraba a cada una de las personas allí presente, no había hecho muchas burlas y se mantenía bastante silencioso, hasta lograba verse calculador. Tracker sabía que el detective no había parado de pensar desde que se encontró con los cuerpos de los gemelos; se lo notaba un poco desconcertado por todo ello. Estaba seguro de que se esperaba que fuera mucho más fácil el caso.
—Ahora que se encuentran todos presentes —comenzó a decir Gustavs con voz fuerte y clara. Todos los ojos estaban dirigidos hacia él—, puedo decirles que tengo un par de preguntas para hacerles respecto al caso.
Los hombres miraban al detective con sus ceños fruncidos y las mujeres se veían algo asustadas, más allá de la angustia y la desolación por el duelo que estaban atravesando. Claro que había una marcada pesadumbre en los rostros de todos ellos, sin importar el género.
—Todos saben muy bien la... desafortunada conexión que nos enlaza a todos los presentes. —A Tracker le pareció ver que muchos estaban por sucumbir al llanto, por lo que intentó sonar más comprensible y amable; era uno de los detalles que le hubiera gustado que tuvieran hacia él cuando falleció su madre—. Sin embargo, pese a que no puedo revelarles cierta información porque es confidencial, puedo decirles que en este momento poseo unas cuantas hipótesis y que el culpable de la muerte de sus hijos será atrapado y encarcelado muy pronto. No me detendré hasta verlo tras las rejas —declaró con seriedad e imposición. El lugar se mantuvo en un silencio humano acompañado con el solitario y lejano sonido del fuego lamiendo las brasas y echando chispas—. Y el motivo por el que los he reunido es ese mismo. —Tracker rodeó el escritorio con aire altivo sin mirar a ninguno de los presentes en particular, sino cumpliendo con su deber de dar el comunicado y hallar la conexión con su hipótesis—. Tenemos razones para creer que esto podría tratarse de una venganza personal.
—¿Personal? —Inquirió Eva con furia. Habían pasado más de tres semanas desde que su niña se había marchado y no habían conseguido dar con el asesino aún; se sentía impotente, furiosa, desolada; la injusticia había clavado un poderoso veneno en su corazón—. ¿Cómo podría ser personal cuando ha arruinado a más de una familia?
—Es posible que, a lo largo de su vida, la mayoría de ustedes le hayan causado problemas a esta persona sin notarlo —declaró con voz calma y mirando con sus penetrantes ojos a cada uno de los padres, acusando con su mirada filosa—. Así que una vez más estoy preguntando si poseen algún enemigo o han hecho algo que podría molestar tanto a alguien como para tomar represalias.
—Tracker, usted sabe todo lo que debería saber —escupió Pavel con cierta molestia.
—A lo que mi compañero se refería —intervino Boblín ganándose todas las miradas del lugar, aunque no fueron muy gratas. Tracker había comenzado a extrañarse de que no lo interrumpiera, pero había comprendido que quizás las burlas y bromas tendrían lugar en la privacidad de la investigación y no frente a los afectados; le daba crédito en que al menos parecía mantenerse profesional y respetar el luto de las familias de las víctimas—, es a algún tipo de disputa o pelea que pudo ocurrir en algún grupo al que solían o aún pertenecen.
—¿Qué quiere decir con eso? —Preguntó Vera con un cierto deje de enojo.
El rubio tenía la hipótesis de que los pueblerinos buscarían cualquier excusa para discutir o pelear con Boblín, y estaba seguro que harían hasta lo imposible por trabar los avances del robaniano en el caso. Ya era de su conocimiento cuánto lo odiaban por el simple hecho de ser forastero. No le molestaría que le dieran un par de golpes, pero reconocía que no estaba mal tener un poco de apoyo y alguien que no se amedrentara con el ulular de un búho; por supuesto que Tared se había atemorizado y escondido detrás de él cuando una noche en la que buscaban pistas un búho se hizo notar entre las ramas.
—Como ha dicho Pavel, sé todo lo que debería saber, pero no es suficiente —declaró Gustavs con severidad y obteniendo la atención de nuevo. Debía mantenerse inflexible si quería que colaboraran con él, no podía permitir que atrasaran la investigación solo porque no les agradaba el pelirrojo—. He notado que muchos de ustedes han sido compañeros de escuela. Claro que no todos porque en algunos casos hay una gran diferencia en edad. —Tared cerró la ventana y siguió fumando de su pipa, pero cuando Tracker lo miró con sus penetrantes ojos verdes, decidió que lo mejor era apagarla—. La mayoría de ustedes han compartido el aula de clases.
—¿Eso qué importancia tiene en el caso?
—Bueno, no creo que todos hayan tenido una experiencia maravillosa durante su educación. Existen varios marginados que son el blanco fácil de algunos compañeros abusivos. Puedo ponerme de ejemplo, Pavel, y sé que usted puede corroborar esa hipótesis —afirmó viendo complacido que el hombre apartaba la mirada ante su acusación. Nunca habían llegado sus disculpas, pero a Tracker le reconfortaba saber que en ese momento se arrepentía de su comportamiento. El remordimiento de Pavel era más que suficiente—. Entonces me dirijo a ustedes como un niño marginado a unos niños abusivos. ¿Podrían decirme quién era el otro marginado?
Muchos de los presentes intercambiaron miradas en silencio, pero con expresiones azoradas. El detective identificó con rapidez quiénes lucían tensos ante esa pregunta; por supuesto que se trataba de los que habían compartido el aula de clases. Boblín estaba de pie a su lado guardando silencio y observando toda la escena con meticulosidad mientras tomaba nota de las expresiones y de la conversación. Tared observaba sin prestar mucha atención, su fuerte era la audición; las palabras se le quedaban grabadas con una gran facilidad.
—¿Cómo espera que recordemos a alguien que no hemos visto en tantos años? —Interrogó Tamara con cierto nerviosismo en su voz.
—Oh, pero qué descuido de mi parte —murmuró Tracker con fingido pesar. No le hacía ninguna gracia que todos ellos obstruyeran la investigación cuando le habían pedido entre golpes, insultos y llanto que encontraran al culpable. Sí, claro. Iba a encontrar al culpable solo siguiendo a los cuervos—. ¿Cómo podría preguntarles por alguien a quien solo usaban para divertirse y luego olvidaban? —Negó con su cabeza mirando a todos los presentes con ironía y un poco de resentimiento que llevaba años quemando en su pecho—. Debe haber tantos nombres surcando sus pensamientos y ustedes deben estarse preguntando si pertenecen a personas que conocieron en la escuela o con las que hablaron hace dos días.
—Tracker —masculló Yegor con ira contenida.
—Tiene razón, Yegor. Muchos de ustedes deben tener la mente en blanco porque ni siquiera son capaces de recordar con qué pie se levantaron esta mañana —aseguró con desdén volteando en su escritorio para tomar su confiable libreta—. Además, son tantos nombres que es imposible recordarlos. —Les obsequió una sonrisa soberbia mientras Boblín miraba con interés el proceder del detective. Siempre le había parecido que Tracker era un amargado, pero en ese momento notaba que esas los asinisianos lo odiaban tanto como a él—. He tenido el detalle de apuntar los nombres de cada uno de los compañeros que han tenido todos ustedes. Así que, si no tienen intención de hablar, seguro sus gestos los delaten cuando nombre a alguno de ellos.
—Boris Kuznetsov —dijo Rodion de repente haciendo que todos voltearan a verlo y el ambiente se tornara tenso. Tracker asintió en su dirección pidiéndole que continúe—. Ya debe saber con quién de nosotros ha compartido el aula, pero quizás no sabe que ese chico huyó de aquí a los quince años y nadie jamás volvió a saber de él.
—Muy bien. Ahora necesito saber quiénes de ustedes estuvieron implicados en el abuso escolar hacia Boris Kuznetsov —pidió Tracker anotando el nombre en su libreta y vio que la mitad de los presentes alzaban la mano, a excepción de los padres de Marek. Ahora estaba bastante claro que eso podría tratarse de una venganza—. ¿Qué información pueden darme respecto a ese hombre? Cualquier detalle que recuerden, me es útil.
—Era de cabello oscuro y piel pálida. Tenía ojos casi negros y no era muy alto —acotó Vera haciendo una mueca con sus labios.
—¿Qué hay de su familia?
—Él vivía aquí con su madre antes de escapar —dijo Pavel pensativo con el ceño fruncido—. Ella lo buscó por mucho tiempo y falleció a los meses por la angustia. Creo que no tenía más familiares, su padre falleció en un duelo con un robaniano.
—¿Recuerdan a alguien más que lo molestó y que no esté presente aquí mismo ahora? —Preguntó Víktor con voz conciliadora.
—Todos en la escuela lo molestaban —aseguró Eva cruzándose los brazos con fastidio ante la pregunta del detective pelirrojo—. Desde los mayores hasta los menores.
—Tracker, no pensará que es Boris, ¿verdad? —Intervino Pavel nuevamente—. Hace casi cuatro décadas que abandonó el pueblo y nadie más se ha mudado a Asinis en ese tiempo. Es un pueblo pequeño, todos sabemos si hay nuevos visitantes —murmuró mirando despectivamente a Boblín, quien no se inmutó por el escrutinio y le devolvió la mirada.
El detective sonrió confiado. Una vez más lo estaban subestimando y cuando eso sucedía, solo había un desenlace: culpable atrapado y caso cerrado.
Sabía que ninguno de los asinisianos confiaba en su capacidad de detective, pero a Tracker le encantaba encontrar culpables y cerrarles la boca con las evidencias y con las hazañas que era capaz de lograr. Sin duda, Tracker sabía hacerse querer –o necesitar- cuando así lo quería.
—Bueno, Pavel, mi lista de sospechosos es algo confidencial en estos momentos —comentó con aire de burla. El asesino estaba muy cerca, podía sentirlo—. Si no tienen más datos relevantes para aplicar en la causa, les pido que se retiren, por favor. Señores Acis, les notifico que pronto deberé reunirme con ustedes.
Cuando todos se hubieron retirado del despacho, Tared cerró con llave y se acercó a los detectives con intriga.
—¿Qué piensas? —Preguntó mirando a Tracker con interés ante su silencio, rara vez se mantenía tan callado cuando recibía información tan importante.
—Que debo continuar rastreando sus pisadas —comunicó a ambos.
¡Hola cuervitos!
Perdón, debí subir esto ayer, pero estuve trabajando y quedé algo cansada para subirlo. En un ratito les subo el capítulo que debía ser de hoy. Espero les esté gustan la historia.
Mientras borraba la nota de autor me di cuenta de que cuando subí este capítulo por primera vez, la historia recién alcanzaba los 400 leídos y los 100 votos, y si hacen silencio, pueden oírme llorar de la emoción.
Quería preguntarles... ¿Ven a Tracker, Boblín, Tared, Daina y los demás personajes como alguien en específico?
Para mí aún no tienen rostro.
¡Tengo cuenta en Booknet!
No sé si gustan verme por allá, mi cuenta es: Poupée
♥Nos leemos pronto♥