Un lobo blanco corría deprisa por el bosque, alzando sus enormes patas más de lo necesario para no tropezar en la nieve, mientras que miraba hacia atrás cada vez que escuchaba la maliciosa risa de quien lo perseguía.
La herida en su costado derecho dolía horriblemente, pero no era impedimento para seguir corriendo, no se dejaría vencer tan fácil ante él. No se mostraría débil, porque no lo era.
De repente una fuerte ráfaga de viento lo distrajo de su camino, sintiendo el extraño aroma de su cazador, sangre mezclada con menta era lo que percibía. Solo eso basto para que cambiara la dirección de su huida, alejándose de ese amargo aroma y corriendo hacia el claro que sabía lo llevaría hacía su manada.
A pasos estaba de escabullirse entre los arboles para llegar al despejado lugar, cuando una fuerte patada lo lanzó rodando por la nieve hasta el centro del bosque, provocando que de su garganta un gemido de auxilio escapara.
-Uh... Al parecer el lobito no puede más... -Se burlo con malicia la persona que lo había derribado, lanzándose desde la rama de uno de los arboles y quedando frente al lobo blanco.- ¿Qué paso, cachorro? ¿Tanto miedo te doy?
Pero el lobo solo gruño, intentando golpear a su atacante con una de sus patas, pero antes de que eso ocurriera un nuevo golpe lo hizo chillar, encorvándose sobre su abdomen, aguantando el dolor.
-¿Qué hacías en mi territorio, lobito? -Tomando el cuello del animal se acercó a su rostro, observando con fingida pena los azules ojos del can.- Ah... Es una lastima tener que matar a un espécimen tan hermoso y... -Antes de que pudiera seguir hablando el lobo vio como el hombre arrugaba la nariz, inhalando profundamente.- ¿Qué mierda...?
La forma brusca en que su cuello fue soltado lo aturdió, sobre todo por el golpe que recibió su cabeza ante tal fuerza.
Observo atento como el hombre frente a él terminaba por quitarse la capucha que llevaba, dejando ver a un pálido chico de cabello grisáceo, que lo miraba con notable curiosidad.
Nuevamente fue tomado del cuello pero esta vez para su sorpresa, el chico se acerco a su cuello y en vez de morderlo como esperaba, volvió a inhalar, suspirando luego.
-Oh, lindo lobito... -La forma tan lasciva de su voz causo un estremecimiento en el de blanco pelaje.- Así que... Un lobo omega ¿eh?
Nuevamente río al ver lo rápido que el lobo se alejó, intentando ponerse de pie inútilmente ya que sin previo aviso el cuerpo de su captor lo cubrió casi por completo, si no fuera porque su forma lobuna era levemente más grande.
-A ver, omega ¿Crees que puedes escapar de un vampiro así como así? -Riendo se alejó del lobo, jalándolo hasta que quedó de costado en la fría nieve.- Vamos omega, muestra la panza, eso es lo único que sabes hacer ¿no?
El lobo gruño bajo, recostándose en su abdomen, reacio a hacerle caso al irritable vampiro frente a él.
Un nuevo golpe fue dado contra su lastimado costado, causando otro gemido de ayuda que, para su suerte, fue rápidamente contestado con un aullido muy conocido para él.
-¿Acaso no puedes defenderte solo, lobito? Tan patético y débil como tu raza...
Un fuerte gruñido distrajo a ambos, centrándose en el gran lobo negro que se erguía imponente entre los arboles, causando un alivio enorme en el pequeño lobo.
-Pero miren quien a llegado a la fiesta, nada más que el alfa de Sea... -El gran lobo una vez estuvo frente al vampiro volvió a su forma humana, pasando por más de una cabeza al irrespetuoso muchacho.- Kim Namjoon, cuanto tiempo ¿eh?
-Muy poco para mi gusto... -La mueca de desagrado y el gruñido que broto de su pecho hizo reír al más bajo.- ¿Qué haces aquí, y más encima atacando a mi hijo?
Una fuerte risotada, casi maníaca, lleno el silencio del bosque, asustando al lobo blanco quien se escondía detrás de su padre, frotando su nariz sobre la espalda del alfa.
El vampiro miro incrédulo al lobo rodando los ojos al verlo tan serio como siempre que se encontraban. Pero no podía creer que semejante alfa tuviera por hijo un omega macho, no necesitaba ser un sucio lobo para saber que eso era una vergüenza para su manada.
-Siglos sin vernos y lo primero que me dices es que tienes un hijo ¡Y omega! Por satán, que mala suerte la tuya, alfa.
Namjoon con un fuerte empujón lanzo al vampiro por los aires, viendo como caía sobre la rama de un árbol con cierta gracia propia de su especie. El chupasangre río malicioso, sentándose en el árbol y balanceado sus pies, viéndose como un niño pequeño, puro e inocente.
-¿Qué haces aquí? -Nuevamente pregunto, dando un paso hacia el pálido.
-Tu lindo hijito andaba de intruso en mi territorio y, para evitar que mis hermanos se lo comieran, comencé a perseguirlo... -Sonriendo de manera amplia dejo ver sus afilados colmillos, quitándole toda inocencia a su sonrisa de encías.- Pero fue taaan divertido verlo asustado que ¡Pum! Me descontrole.
El alfa volteo a ver al lobo blanco, quien bajo la cabeza en señal de vergüenza, dando un pequeño salto en su lugar cuando su padre gruño. Era un gruñido diferente, impropio de su padre hacía él, pues estaba mostrando su autoridad como alfa, no como padre, y eso le asustaba,
-Transfórmate, ahora.
Y obedeciendo a la voz de mando su cuerpo comenzó a cambiar, perdiendo el pelo e irguiéndose en sus patas traseras hasta quedar de pie como había llegado al mundo, completamente desnudo, algo normal entre su especie, pero que lo avergonzó al estar frente al molesto chupasangre.
Aunque para este era otra historia pues, completamente fascinado el vampiro bajo del árbol caminando con una sonrisa labial hacía el chico rubio, quien se mostraba totalmente avergonzado al estar completamente desnudo frente a él.
-Vaya, vaya... Nam, debo admitir que es un chico hermoso. -El alfa río cambiando por primera vez su expresión desde que había visto al pálido, sorprendiendo un poco a su hijo, pues se notaba como el ambiente comenzaba a cambiar.
-Lo se, Jimin salió a mi omega.
La sonrisa en los labios del vampiro se amplio, ya sabia el nombre de tan bello chico, quien aun desviaba su mirada de un lado a otro.
Aquello le causo ternura por lo que, como todo el caballero que en el fondo, muy en el fondo era, se quitó su gabardina negra y cubrió el pequeño cuerpo del menor, viendo como este sorprendido se aferraba a la tela, sonrojándose por la mirada atenta del vampiro.
-Bueno Jimin, ¿Me dirás que hacias en el territorio del conde Min? -Musito Nam, más calmado al ver a su hijo tan nervioso.
-Y-yo... -Su voz se oyó tan dulce que un suspiro escapo de los labios del peligris, siendo notado únicamente por el alfa.- Escapaba de otro vampiro que quería cazarme... -Su voz no titubeo como antes, mostrándose seguro de si mismo.- Intento morderme varias veces, me desvíe y termine siendo perseguido por él... -Apuntando al chico pálido, lo vio sonreír.
-"Él" tiene nombre... -Namjoon rodó los ojos al ver tanta prepotencia en el vampiro, quien estaba demasiado cerca de Jimin de un momento a otro.- Conde Min Yoongi, pero puedes llamarme amor.
-Primero lo atacas ¿Y ahora le coqueteas? -Preguntó indignado el alfa, jalando a Min hasta que quedo lejos del lobito.- Quien te entiende, conde de pacotilla.
-Cállate, alfa de cuarta, que si no fuera por mi tu lindo hijito es devorado por un vampiro intruso. -Bufando por la expresión del alfa dirigió su vista a Jimin, quien desvío la suya al haber sido descubierto observándolo.- Yo que tu revisaría todo el territorio, no creo que quieras que esta preciosura amanezca muerta en el mío.
Y sin más que decir, comenzó a caminar devuelta a su clan, comenzando a correr después de darle una corta mirada al pequeño lobo que no le quitaba la vista de encima.
Después de su agotadora persecución el lobo omega lo único que quería era descansar por al menos unos días, pero esto se vio interrumpido cuando un día fue llamado por su padre y líder de manada a la cabaña que usaba como centro de reuniones, extrañandose demasiado pues era poco común que su padre quisiera decirle algo tan importante como para llamarlo a ese lugar.
Una vez llegó al reducido lugar pudo visualizar a sus dos padres frente al escritorio del líder, notando un montón de papeles sobre este que recordaba no haber visto el día anterior.
Con desconfianza el rubio omega tomo los papeles que su padre alfa le ofrecía, confundido al ser despertado tan temprano para arrastrarlo hacía esa oficina únicamente para entregarle documentos.
Aun así tomo los papeles y se dispuso a leer, frunciendo su ceño cada vez más por cada palabra que leía.
En esa desgastada hoja estaban prolijamente escritas las "reglas" para convivir con vampiros. Ahora si no entendía absolutamente nada, pero al ver como su padre continuaba observándolo con seriedad, prefirió leer el documento.
Número uno, no molestarlos. Se irritan con facilidad, la misma facilidad con la que te pueden cortar la yugular.
Número dos, nunca los contradigas. Son muy soberbios, creen tener la razón en todo aunque no sea así.
Número tres, si están durmiendo no te acerques. No todos los vampiros logran dormir, es algo de mundanos, pero los que pueden hacerlo lo disfrutan al máximo, por eso evita acercarte, cualquier ruido los despierta e irrita.
Número cuatro, son traviesos así que cuidado. No hay vampiro que no ame jugar con su presa antes de atacar, son bromistas por naturaleza, carismáticos y, sobre todo hiperactivos.
Número cinco, y no menos importante, no te acerques si tienen hambre. Un vampiro con hambre es igual que un león enjaulado, pero peor. No le importara que seas alguien de su clan, si tu aroma le atrae, te comerá. Literal.
Más que extrañado el joven lobo soltó el folder, el cual misteriosamente olía a menta fresca, para dirigir su mirada al alfa quien se notaba más que nervioso.
Sabia que su hijo podía llegar a odiarlo por su decisión, pero no había de otra si quería protegerlo y mantenerlo con vida.
-¿Qué significa esto, papá? -Jimin ladeó su cabeza provocando que sus tiernas orejas se ladearan también.
Acababa de despertar y sus instintos lobunos estaban a flor de piel, además estaba en su casa, no le molestaba andar con sus orejas por fuera o la cola, aunque esta se encontraba escondida. Por otra parte, le gustaba estar en esa "media transmutación" pues su sentido del oído y del olfato se incrementaban aun más que cuando se encontraba en su forma humana.
Aunque en ese momento, frente a sus padres que se veían demasiado serios, sentía que sus orejas estaban fuera de lugar.
-Se que no te gustara pero es lo mejor en esta situación... -Namjoon hablo sintiendo la mano de Seokjin, su omega, sobre su hombro dándole apoyo. Para ambos era una situación bastante difícil.- Por tu propio bien vivirás con el conde Min por un tiempo.
-...¡¿QUÉ?! -Gritó espantado a la vez que retrocedía unos centímetros aun sentado en su silla.
Namjoon solo pudo suspirar y es que desde la inesperada visita del vampiro al territorio de los lobos, constantes avistamientos y reclamos acerca de intrusos habían llegado a oídos del alfa. Este no quería creer lo que Yoongi le había dicho, si en verdad había un vampiro intruso, eso solo significaba romper los tratados con la familia del peligris, desatando una inminente guerra.
Sería el fin para la paz entre clanes y manadas, como también el fin de la paz en el bosque, después de todo los lobos eran los guardianes de este, y que varios de ellos salieran heridos era desatar el infierno entre las criaturas que habitaban aquel lugar.
Y Namjoon no estaba dispuesto a quebrantar el tratado, no cuando podía proteger a los suyos.
Días antes, muy temprano en la mañana, había salido a patrullar con las jaurías más jóvenes, observando a los nuevos miembros de estas, esos que recién se presentaban como auténticos alfas, fuertes y voraces, lo que la manada necesitaba.
Por un momento imagino a Jimin siendo parte de esos chicos, el orgullo que habría sentido si se hubiera presentado como alfa. Pero eso no paso, su segundo hijo se presento como omega, un hombre omega.
En las antiguas historias de la manada, muy pocas veces había nacido un hombre omega, y cuando esto ocurría era vilmente repudiado, simplemente no era aceptado.
Lo vivió al conocer a Seokjin, su amada pareja a padre de sus hijos, con quien aprendió que un omega puede ser igual de fuerte que un alfa al verlo enfrentarse a la manada cuando Jimin se presento.
Y sabia que su hijo seria igual de fuerte que su pareja, o incluso más.
Quizás no tuvo al pequeño alfa que deseaba, pero aun así estaba orgulloso de su pequeño lobezno.
El mismo que ahora corría hacia los alfas de su edad, comenzando a molestarlos y riendo con ellos a carcajadas. Todos querían al chico rubio, era una luz en plena oscuridad, tan intensa que ni la oscura noche podía mitigar.
-¡Líder Nam! -Había escucho a sus espaldas, viendo correr despavorido a su beta, su mano derecha, quien al parecer no traía buenas noticias.- ¡Se ha visto un intruso al este!
-¿Al este? ¿Allí no viven...?
-Las ninfas, si. -Le confirmo el chico rubio.- Ellas avisaron, están asustadas por lo que le escucharon decir.
Varios chicos comenzaron a prestar atención a la conversación, entre ellos Jimin quien, a pesar de saber que no debía meterse en cosas del líder, se acerco a este más que curioso, siendo seguido por varios alfas jóvenes que habían escuchado la conversación.
-¿Qué sucede? -Cuestiono preocupado, viendo a su padre casi perder la cabeza por las noticias de ese vampiro intruso.
-Líder... -Jackson, su beta, lo volvió a llamar, colocando una mano sobre su hombro, esta vez siendo más un amigo que su subordinado.- Ese vampiro esta buscando a un lobo blanco... -Musitó despacio, llevando su mirada del alfa al omega.- Y el único lobo blanco de esta manada aparte de mi y Seokjin, es Jimin...
Fue cuestión de segundos para que un gran lobo negro remplazara el cuerpo del mayor, siendo inmediatamente seguido por el beta, comenzando a correr hacía quien sabe donde, dejando completamente confundido a Jimin.
Pero ahora sabia donde se había metido su padre hace días, porque llegaba oliendo a menta, aunque parecía ser el único que lo notaba, y el porque de su nerviosismo al llamarlo esta mañana.
¡Querían llevarlo con los vampiros! Esos chupasangre que tantos problemas les habían traído, pero no iba a permitirlo, antes muerto que ir a vivir con esos asquerosos seres.
Con rabia se coloco de pie, azotando la mesa e ignorando la mirada reprobatoria de su padre omega. No se doblegaría ante nadie, no lo hizo en el pasado y no lo haría ahora, era libre de elegir su lugar, y ese era en su manada.
-No me iré con esos asquerosos vampiros ¡Antes muerto! -Despotrico colérico, dándose la vuelta para irse de allí lo mas rápido posible.
Pero al voltear el fuerte pecho de otra persona lo hizo trastabillar, avergonzándolo al escuchar esa burlona risa que hace días lo perseguía en sueños.
-Eso se puede arreglar, lobito... -La "inocente" sonrisa de Yoongi no se hizo esperar, como tampoco el sonrojo en las mejillas del menor.- ¿Te vienes conmigo por las buenas o por las malas?
Recordando el porque de su enojo frunció el ceño, apretando sus pequeñas manos en puños y empujando al vampiro, viéndolo trastabillar hasta que otro cuerpo a sus espaldas lo sujeto.
Otro vampiro hacia acto de presencia, este viéndose casi infantil con la juguetona sonrisa de forma rectangular que mostraba.
Suaves risas escapaban de sus finos labios cuando palmeo la espalda de Yoongi, siendo secundado por este que no quitaba su mirada del lobo.
-Es toda una fiera este lobito... -Jimin gruño al ver como el vampiro pelimorado se acercaba a él sin quitar la sonrisa de su rostro.- Hola, Jimin. Me llamo Taehyung.
-Me importa una-
-¡Kim Jimin! ¡Te callas ahora o no respondo!
Hasta los vampiros se asustaron del grito de Seokjin, jamás pensaron que tan lindo omega fuera así de autoritario. Ya sabia Yoongi de donde había sacado el carácter el pequeño lobo.
Un tenso silencio se hizo entre los cinco molestando al menor de allí, en especial por la insistente mirada del peligris vampiro. Lo ponía nervioso, y no sabia si era por miedo o por algo más, pues su vientre se sentía tenso, como si miles de pequeñas hormigas lo mordieran una y otra vez.
Aclarándose la garganta Namjoon se coloco de pie, viéndose aun mas grande y temible de lo que ya era, teniendo la completa atención de los vampiros como de los omegas en la habitación, cruzándose de brazos para intentar verse autoritario y confiado, aunque esto último era lo que menos sentía.
-Desde hoy vivirás en casa de Min, es por tu bien. -El omega estaba por protestar cuando el alfa gruño, haciéndolo callar.- Ya sabemos que el vampiro intruso te busca a ti, y no permitiré que lastime a uno de mis hijos.
-¿Y cómo sabes que ese vampiro no esta con ellos? -Rezongo el rubio golpeando la mano de Taehyung quien intentaba tocar una de sus orejas aun a la vista.
-Porque nosotros también estamos siendo afectados con todo esto... -Se sorprendió al ver al pálido tan serio, no parecía propio de él.-Ese vampiro busca desatar la guerra entre clanes, y que mejor que echándonos la culpa de matar al hijo del líder... -Min noto los ojos asustados del menor, sabía que bajo esa coraza de "me importa una mierda" el pequeño lobo estaba asustado.- Jimin, no te queremos hacer daño, al contrario. Junto a Namjoon solo queremos protegerlos a ti y a nuestras familias.
-No permitiremos que ese vampiro se acerque a ti, estaremos todos cuidándote. -Alegre Taehyung habló, casi contagiando al lobo con su euforia.
Casi.
-¿"Todos"? ¿Cuántos son ustedes? -Pregunto desconfiado, viendo a Yoongi sonreír ladino. En serio odiaba esa estúpida sonrisa que lo ponía de los nervios.
-Tranquilo, solo somos siete...
Jimin suspiro abatido, convivir con cinco vampiros más no sonaba para nada bien ¿Qué pasaría si a alguno le caía mal? ¿Lo matarían? ¿Dejarían que ese intruso lo hiciera? No quería ni pensar en eso.
Resignado volteo hacía sus padres, bajando su mirada cuando no supo que más decir para que no lo hicieran ir. Escuchó la risa de su padre omega como también el suspiro del alfa, sabían que su hijo haría lo correcto yendo con el clan de vampiros, solo esperaban que en verdad fuera lo correcto.
-Bien, hoy mismo iras con ellos... -Sentencio el alfa viendo a su hijo asentir con desgano, provocándole un amargo sentimiento en su pecho.
-Taehyung, acompáñalo a buscar sus cosas, si son muchas llama a Minjae para que te ayude. -Yoongi nuevamente estaba serio, preocupando al lobo más pequeño quien no pudo apartar sus ojos del inexpresivo rostro del vampiro.- Debo hablar con Namjoon.
Y sin más el vampiro más joven arrastro al lobo fuera de esa oficina, insistiéndole con que se iban a divertir mucho. Pero eso Jimin lo dudaba.