Narra Camila:
Hoy caminaba por la Quintana Avenida dispuesta a comprar en la única tienda de artículos de arte que tienen los colores que yo quiero.
Pasé y los compré.
De nuevo quería inspirarme, así que fuí de vuelta al Central Park.
Pasé junto a los chicos que siempre estaban ahí tocando música, y les dejé un par de billetes. Y de nuevo me agradecieron.
Caminé de nuevo hacía la banca de la vez pasada, dónde hice el dibujo de ayer.
Desde aquí podía ver a unos viejitos observando la presentación de los chicos quienes cantaban unas viejas canciones. Se veían muy lindos los viejitos juntos. Así que decidí dibujarlos con un toque caricaturesco.
Esa tarde mientras dibujaba no me había dado cuenta de que la chica estaba centrada en la misma banca de aquél día. Traía otro libro. Parece que es muy veloz en eso, como yo en la pintura.
Traté de seguir pintando en mi cuaderno cuando de repente escuché una risa, y no cualquier risa, sino que una carcajada.
Al mirar al frente, mientras buscaba de dónde provenía aquella risotada, me di cuenta que la chica que estaba leyendo, se estaba riendo. Una risa muy bonita y graciosa.
El libro parecía tener un contenido sarcástico o algo así, porque no todo el tiempo reía.
Los viejitos se habían ido, pero yo aún no acababa mi dibujo. Así que a cómo pude, con mi memoria fotográfica, terminé de trazar los últimos detalles.
Sentía ser observada de alguna manera. Pero cuando me concentro en un dibujo mío, no hay nada que despegue mis ojos de mi cuaderno.
Al terminar lo cerré. Y tomé un gran respiró. Me sentía tranquila, pero ahora quería descansar haciendo otra cosa.
Se estaba haciendo más tarde y la luz del Central Park era perfecta. Así que saqué mi cámara, la nueva, para tomarle un par de fotos al lugar.
Los chicos de la banda estaban cantando una canción moderna, que me gustaba (Carry You). Así que le tomé una foto al chico que la cantaba.
Al parecer todos ellos cantaban, porque se iban turnando.
Claro, sino iban a estropearse sus voces. Éste chico es sólo uno de ellos.
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