An Unwanted Wish

By LuvyDragon

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Solo una pequeña historia. ¿Recuerdan aquellas historias en donde un personaje desea o se pregunta cómo sería... More

Aclaraciones
Capítulo 1: Gokudera Hayato
Capítulo 2: Yamamoto Takeshi
Capítulo 3: Ryohei Sasagawa
Capítulo 4: Hibari Kyouka
Capítulo 5: Bovino Lambo
Capítulo 6: Chrome Dokuro
Capítulo 8: Dino Cavallone
Capítulo 9: Vongola (Varia)
Capítulo 10: Iemitsu Sawada, Nana Sawada, Timoteo Vongola
Capítulo 11: Reborn
Capítulo 12: Sawada Tsunayoshi
Capítulo 13: Final
Especial 1: Enma Kozato
Especial 2: ???

Capítulo 7: Mukuro Rodoku

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By LuvyDragon

- Kufufufu, pronto, pronto... - Pronto tendría en su poder a ese idiota del Decimo Vongola y con el-

Tsuna solo rodo los ojos, ya había pasado la etapa del miedo luego de varios días en esto. Mukuro se reusaba a escucharlo, y los otros dos lo ignoraban brutalmente, a menos que les advirtiera de algún peligro claro está. Y esto último se debía a que las veces que ignoraron sus advertencias terminaron con malos encuentros... Cielos, no recordaba que tratar con estos chicos fuera tan cansón...

-... Muku-Oh por el amor de-¡Puff!-Dios...

- ¡Opps!, ¡mil perdones caballeros! – Dicho esto, el inventor tomo su nuevo invento (imperfecto) y se volvió a subir a su navecita de Dr. Eggman. Tenía muchos asuntos que atender, y su padre de seguro quería ver su nuevo invento lo más pronto posible.

Ken intercambio mirada con los otros dos, incluso el ilusionista tenia cara de perdido, pues no sabían ni de donde había salido el hombrecillo, ni mucho menos que había ocurrido. No obstante, luego de un momento de duda, simplemente se encogieron de hombros y volvió cada uno a lo suyo...

Para Ken, era simplemente volver a aburrirse y quejarse con el otro, mientras vigilaban la zona, y para el chico del gorro... si no estuviera tan acostumbrado a esto, ya hubiera mandado a callar ya sea al ilusionista o al gorila puercoespín o ambos. No sabía que era peor, las quejas o la risa medio perturbadora medio científico loco... o ambas. Era una suerte, al menos en ese momento, que Mukuro necesitaba ir a su segunda sesión diaria de pelo, y eso tardaba al menos una hora, así que solo tenía que buscar algún dulce que entretuviera al otro chico y listo, estaría en paz y en silencio por un par de minutos al menos. Y si el fantasmita estuviera cerca, o al menos supiera donde, podría usarlo de distracción...

¡Crash! ¡Crash!

- ¡Itaaa...! - ¿En dónde demonios había caído?, le dolía el trasero... - Al menos no tiene espinas...

Tsuna se estremeció de solo pensarlo, y sin querer mirar abajo, se levantó solo para quedarse parado sin saber que pensar... En primer lugar, estaba muy seguro de que no estaba allí hace unos segundos. En segundo lugar, no sabía en donde estaba o porque todo parecía gris y blanco y medio claustrofóbico. En tercer lugar... ¡Ni siquiera sabía en donde rayos se encontraba por el amor de Dios!

- ¡Solo cállate niño! - ¡Crash!

El pánico de Tsuna desapareció tan pronto vio al "niño". Su primera reacción fue ir a ayudarle y preguntar cómo se encontraba, pero se detuvo a unos pocos pasos del niño. ¿La razón?, era un ser básicamente invisible, en lugar de ayudar solo haría las cosas peor si se acercaba ahora. Acercarse y asustar sin querer queriendo a un adulto o a un adolescente era una cosa, pues ellos creerían que se habían imaginado lo ocurrido, o creerían que se estaban volviendo locos antes de pensar que estaban siendo perseguidos por entes sobrenaturales o algo aún más loco...

Bien el niño podría no ser afectado la gran cosa, podría incluso creer que era su amigo imaginario, o podría pensar algo tan radical como que estaba en el paraíso o un familiar estaba de vuelta. Podría estar exagerando enormemente, lo sabía, pero no sabía cómo podía reaccionar el niño o las consecuencias que podría acarrear sus posibles acciones. Lo que menos quería era hacer las cosas peor, y por lo que veía, este lugar no era un lugar muy seguro para un niño, o para confiar en los adultos...

Frunciendo el ceño, Tsuna decidió explorar el lugar en silencio, asegurándose de no perder el lugar en donde estaba el niño. Volvería en cuanto supiera mejor como era el lugar, por si tenía que preocuparse por personas paseándose por los pasillos, por cámaras y quien sabe qué otra cosa que francamente desearía no tener que pensar...

-... ¿Eres uno de ellos? – Tsuna oyó preguntar, pero no le dio mucha atención, sentándose en el suelo y soltando un largo suspiro.

El lugar parecía sacado de una película de suspenso combinado con un manicomio. Había visto los indicios de unos laboratorios (e indicios de sangre), pero decidió no investigar más allá debido a la gran cantidad de personas que estaban pasando por allí, por no hablar de las suplicas y gritos que le ponían los pelos de punta... no, si ya lo ponía nervioso solo la vista, no quería ver más y arriesgarse a que pasara algo malo...

- Hey, le estoy hablando señor.

Ahora la pregunta era como iba a regresar-

- ¡Auch!, ¡mi pelo! – Se quejó sin poder evitarlo, haciendo una mueca y sobándose la nuca, solo para verse cara a cara con el niño de antes, quien le estaba dando una mirada molesta combinado con un puchero.

Tsuna tardó en reaccionar, pues no sabía cómo tomar lo que acababa de ocurrir...

- ¿Puedes verme? – Fue lo que escapo de los labios de Tsuna, quien aún estaba procesando la situación sin mucho éxito.

- ¿Por qué no habría de verlo señor? – El niño giro la cabeza un poco hacia un lado, dando un aspecto más tierno.

-... Nadie me ha visto en mucho tiempo, pensaba que nadie podría hacerlo más... - Era su propia culpa, y no podía escapar de eso sin importar lo que hiciera.

- No eres invisible señor. – Le dijo el niño, muy tranquilo, como si tratara con un tonto. – Aunque no todos puedan verte, no eres invisible. – El niño le sonrió levemente. – Soy Mukuro Rodoku, ¿quién es usted?

Tsuna pestañeo y tímidamente tomo la mano del niño entre las suyas, dando un apretón de manos, y finalmente logro sonreír.

- Soy Tsunayoshi, pero puedes llamarme solo Tsuna. Es un placer conocerte Mukuro-chan. – Luego de haber dicho esto, se congelo por unos segundos... Mukuro lo iba a matar si se acordaba de esto algún día, eso era seguro. Eso, o a poseerlo y hacerle hacer solo Dios sabe qué.

- Un placer conocerlo a usted también Tsunayoshi-san.

- Puedes llamarme solo Tsuna-

- ¡Tsunayoshi-san!

Okey, Tsuna pensó con una mueca, Mukuro no iba a aceptar llamarlo Tsuna nunca en su vida, ni de niño por lo que veía... Bueno, podría ser peor, podría estar tratando de poseer su cuerpo como su yo del futuro... Si, para Tsuna esa era la única explicación que había: había ido al pasado. Eso, o estaba en otra dimensión o realidad alterna... Vaya suerte tenia...

- Oye, ¿acaso eres un alma en pena? – Pregunto el niño, mirándolo con nada más que curiosidad, ignorando completamente como podría tomarse esa pregunta...

-... Podría decirse eso... - Respondió Tsuna tratando de mantenerse tranquilo y normal.

"No estoy muerto, no estoy muerto...", pensó Tsuna, tratando de calmarse. La verdad, Tsuna ya ni sabía que era. No sabía si había muerto, no sabía si era un fantasma, no sabía que había pasado con él con exactitud. Era su propia culpa, sabia como había comenzado todo, pero luego de eso fue como pasar de A y B a través de C, y no sabía que o quien era C.

- ¿Puedo preguntarle cómo murió señor? – Era muy difícil creer que este chico era el mismo ilusionista con pinta de pedo y queriendo poseer su cuerpo dentro de unos años...

- Es complicado... - Tsuna respondió con algo de nerviosismo. No le gustaba pensar en sí mismo como si hubiera muerto, así que esto solo lo ponía mal. – La verdad, no sé si estoy muerto...

- ¿Qué fue lo que le paso? – Este niño era muy curioso para su propio bien...

-... Mukuro-chan, a veces uno hace o dice cosas que no debería, en especial cuando uno está molesto o triste... - No había forma ni manera en la cual Tsuna le diría a un niño que era lo que había hecho-en realidad, a nadie si podía evitarlo. – A veces, uno piensa que si uno hace ciertas cosas todo será mejor... - Tsuna suspiro y miro al niño, quien estaba algo confundido y apunto de hacer más preguntas. – Prométeme una cosa Mukuro-chan, no olvides que existen buenas personas... - "incluso en la mafia", término Tsuna en su mente.

- No hay muchas personas buenas aquí... - Eso era un tanto obvio con solo ver el lugar...

- Algún día saldrás de aquí y conocerás muchas personas... - Y hablando de salir... - ¿Tienes amigos aquí Mukuro-chan?

- ¡Si! – El niño se detuvo, girando la cabeza hacia un lado lindamente. - ¿Por qué la pregunta?

- Pues, casi nadie puede verme... - Sonrió un tanto travieso, Reborn lo iba a matar por hacer esto, pero... ¿Qué mal podía hacer? - ¿Qué dices si salimos de aquí?

Para diversión de Tsuna, luego de todo lo feo y peligroso, ninguno de los otros dos chicos cuestiono a Mukuro. Ellos no podían verlo ni oírlo, eso era bastante obvio, y aunque miraban a su amigo de forma muy rara por estar hablando con el "aire", no decían ni pio. Tsuna no quería pensar que quizás era algo medio normal en ese lugar ver niños un tanto locos (los adultos ya había más que superado esta categoría), le daba más tristeza la situación.

-... ¿Qué es eso...? – Pregunto Tsuna con temor, ya le dolía la garganta de tanto gritar, por no hablar de sus pobres pies. La mafia era demasiado cruel y oscura en varios lugares... No era de extrañar la forma en la que Mukuro actuaba cuando lo conoció, podría hasta haber sido mucho peor.

- Es solo un-¡Puff!

Tsuna, para su gran fortuna, cayo sentado en algo suave, una gran diferencia con lo que había pasado antes... Miro a su alrededor, algo atontado. Bueno, al menos había regresado-

- Kufufufu, me veo fabuloso~

Tsuna solo pudo mirar con cara de pocos amigos a Mukuro, quien andaba de lo más feliz, recién salido del baño, admirando su peinado en un espejo de mano. Tsuna no se quejaría si no fuera por el hecho de que siempre era el mismo peinado...

- Mukuro... - Llamo con cuidado, solo para luego suspirar al ver que lo ignoro.

Luego de un minuto, Tsuna decidió arriesgarse, lo peor que podría pasar era que Mukuro lo poseyera o lo matara...

- Mukuro, sé que puedes verme. – Nuevamente fue ignorado. Por un momento Tsuna se preguntó si acaso ahora Mukuro no podía verlo, o acaso... Bueno, solo podía intentar... - ¿Acaso te has olvidado de mi... Mukuro-chan? – Estaba muerto, estaba muerto, muy muerto-

- Pensaba que era al contrario, Tsunayoshi-san. – Fue la respuesta del ilusionista, aun mirándose en el espejo con una sonrisa confiada. – No has cambiado nada de nada... - Esta vez, había bajado el espejo y lo estaba mirando. - ¿A que debo tu visita?, has sido de gran ayuda, pero... - Pero también había estado tratando de interferir en sus planes.

-... Así que me has estado ignorando... - ¿Por qué no le sorprendía? – En todo caso, te conocí hace una hora, Mukuro-chan, creo que fue un viaje al pasado, o que se yo, la mafia tiene muchas cosas locas... - Ni siquiera sabía cómo había terminado por allá, solo conocía la bazuca de Lambo y esta no te enviaba al pasado... - Estoy tratando de ayudarlos, los van a matar si siguen con esto, Mukuro-chan...

- Es un riesgo-

- Yo no estoy dispuesto a tomarlo. – No quera ver a nadie de su familia morir... ¡a nadie! – Mukuro-chan, los mataran o los encerraran en Vendicare, las dos opciones son muy feas, y yo no quiero ninguna para ustedes... - Y aún estaban a tiempo de salvarse, de no provocar esas dos opciones por parte de la mafia... - Además, perdóname por decir esto, pero nunca podrás eliminar la mafia, el ser humano es muy egoísta, me temo que, aunque lo logres, volverá a formarse... - Suspiro profundamente. - ¿Puedo sugerirte que en lugar de ir en modo "destruir la mafia" vayan en modo "cambiemos la mafia?, es difícil también, pero tendrás aliados, es más seguro para ustedes, y también tendrás un impacto en la mafia completa como tal, en especial si comienzas con una familia poderosa, como Vongola, por ejemplo. Y no, no posesiones, te descubrirán tarde o temprano... - Y no terminaría bien si eso pasaba.

Mukuro no le dijo absolutamente nada, al menos por un minuto, y cuando lo hizo...

- Sabes mucho de esto, ¿acaso estabas involucrado en la mafia?, ¿o algo similar?, pareces un civil...

-... Tuve una vida civil hasta que llegué a los 13, aun no se mucho de la mafia, pero... - Un suspiro profundo. – No me importaría pertenecer a ella si tengo a mi familia conmigo, si puedo cuidarlos, si puedo protegerlos, pero me temo que ya no puedo hacer eso...

- ¿Familia?, ¿tus padres-

- No, mis amigos, mis padres están muy bien por sí mismos, pero también quisiera protegerlos. Igual, ya nada de eso realmente importa... - No podría hacer nada ahora... - Yo no puedo hacer nada por ellos, ni siquiera saben quién soy, pero... - ¡Cierto! - ¡Pero tu si puedes!

- ¿Eh?

- Ellos no son malas personas, son un tanto caótica si están juntos... - Siempre destruían todo... - ¿Podrías ir y cuidarlos por mí?, ¿por favor?, ellos podrían ayudarte más adelante, y si rechazas... - Al menos lo intento... - al menos prométeme que no harás nada estúpido, tu vida y la de tus amigos valen mucho como para arriesgarlas de esa manera por algo como lo que deseas, Mukuro-chan, enfócate por otro lado, matar y poseer a la gente no terminara bien... - Y no quería verlos muertos o en Vendicare... - No poder liberarte si terminas en Vendicare, Mukuro-chan...

En otro lugar...

-... y por eso he escrito esta biblia dedicada a Tsuna-sama!

-... Gokudera-san, no creo que Tsuna-sama sea de verdad un dios... - Le respondió tímidamente una chica de pelo morado.

- Lo mismo pienso yo... - Dijo Dino con un montón de golosinas, el niño sí que comía y pedía cosas...

- ¡Tsuna-sama-

- Kufufufu... - Ante la risa, el grupo se calló y se detuvo, justo a tiempo para ver una figura emerger de un callejón. Una figura con cabeza de piña, un ojo rojo y una sonrisa muy egocéntrica. – Cuando Tsunayoshi-san me pidió venir a cuidar a su familia, no esperaba algo como esto... y más aún, él dijo que ustedes no sabían quién era.

- ¡Claro que conocemos a-

- ¿Cuántos años tiene?, ¿de qué color es su pelo? – Mukuro estaba seguro que ellos no sabrían responderle eso.

-...

- Ya veo. – Aparentemente es el único que ha podido verlo. – Soy Mukuro Rodoku, encentado de conocerlos, espero que no les importe la compañía. – Estaba para quedarse. – Tiene 14 años, quizás un poco menos, y si se me permite decirlo... - Mukuro trato de no reírse, se lo iban a comer con la mirada. – Tsunayoshi-san es un mini Primo Vongola, solo que tiene el pelo y ojos castaños.

- Espera, ¿has podido verlo? – Gokudera se le iba a lanzar encima.

- Si, y por lo que veo nadie más... - Señalo a su ojo rojo. – Este ojo me permite ver ciertas cosas que otros no pueden, y otras cosas más, pero ver a un alma en pena no estaba en mi lista hasta que conocí a Tsunayoshi-san.

- Espera, ¿alma en pena?, creí que era un fantasma...

- Y yo que era un espíritu perdido-

- ¡Tsuna-nii es Tsuna-nii! – Lambo callo a todos con eso, mientras comía caramelos. - ¿Quiénes son ellos yoo~? – Señalo a los dos chicos mirando la tienda de video juegos.

Extra

- ¡Aghhrrr!-¡Blam!

Tsuna se mordió los labios para no gritar u hacer ningún ruido, desde el suelo, restregándose la cara, su trasero y su nuca podía esperar. No era la primera vez que lo tumbaban de un sofá, pero era la primera vez que le tiraban algo encima... Una vez que se quitó lo que sea que tuviera en el rostro, se miró así mismo para preguntarse internamente: "¿pintura?"

¿Por qué estaba cubierto de pintura?, y azul, para varias. No sabía que iban a pintar algo, y menos de ese color... Era normal que ocurrieran accidentes, pero lo creería si hubiera sabido que iban a pintar ese lado de la mansión, o si iban a siquiera pintar algo. Se suponía que pintaban anualmente y aun no tocaba, así que-

-... Esto tiene que ser una broma... - Oyó a alguien decir.

Tsuna se congelo, pues no se suponía que habría gente en esa zona en todo el día. En realidad, se aseguraba de dormir en zonas donde no pasara gente, prefería no dormir a dormir sabiendo que gente pasaba cerca... podrían hasta sentarse sobre él y no, no quería tentar su suerte con eso.

Una toalla la callo encima, y Tsuna estaba seguro que alguien se la había lanzado, para su horror. Lentamente, sin reaccionar para tomar la toalla y limpiarse, miro hacia arriba solo para ver un montón de ojos mirarlo... y una cara increíblemente engreída saludarlo.

- Kufufufu, eres bastante listo, pensaba que habías desaparecido, pero saber que siempre has estado aquí, haciéndote el que no existe, es tanto preocupante como halagador. – Mukuro sonrió aún más. – Eso no quita que estas hundido en problemas. Y, por cierto, culpa al Arcobaleno. Como supo que estabas aquí no lo sé, porque él ni siquiera puede verte, Tsunayoshi-san.

Tenía que haberlo visto venir, con Reborn todo tenía que ser tal y como él quería... Y Reborn quería que dejara de estarse ocultando, por mucho tiempo. Pero el grandísimo infeliz había prometido no meterse-espera, si Reborn había planeado esto, entonces de seguro había conseguido un hueco en la promesa para que así no pudiera reclamarle nada. Era oficial, Reborn nunca cambiaria-

- Has bajado mucho de peso, eso no es saludable Tsunayoshi-san. – Comento el ilusionista como quien no quiere...

- ¡TSUNA-SAMA!/¡TSUNA!/¡TSUNAYOSHI!/¡TSUNA-NII!

¡Blam!

-... ¿Se desmayó? – Pregunto Yamamoto medio borracho, su vino había sido olvidado por completo cuando cayó la pintura.

- No es realmente una sorpresa, el shock junto con su condición... - De por si el shock era más que motivo suficiente. – Esta bastante flaco... - Nadie dijo nada al ver a Mukuro cargar una figura grande invisible con pintura... era como si cargara una mancha gigante flotante. – Ya sabemos a dónde se "desaparecían" las cosas, debió de haber estado cuidando cuanto tomaba para sí para no levantar sospechas. No es nada grave. – Aclaro ante la mira de los otros. – Vamos al área médica, quiero revisarlo y... - Mukuro se apagó. – En realidad, creo que soy el único que puede hacer eso...

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