—No te decepcionarás de conocerme, te lo aseguro. —Añadí entusiasmado.
No me iría con un no de esta ocasión, esta vez no, no la perdería; ésta es mi oportunidad y no la dejaré pasar.
Ella guardó silencio, eso combinado con el tráfico me ponían de muy mal humor, pero no debo perder la calma, no en tan importante negociación por su corazón.
—Sólo dime algo, no me dejes hablando solo... Duele.
Despegó su mirada de la ventana y vagamente la colocó en mis ojos.
—Algo...
—Así no podemos progresar, necesito que conectemos y hablemos.
—Ahora necesitas que hablemos... —Rodó sus ojos. —... Cuando yo te lo pedí por meses; Además, si tanto querías hablar ¿Por qué has estado tanto tiempo desaparecido?
Sentí un apretón en el pecho, había razón en sus palabras y algo de interés en la última pregunta.
Te descuidaste, Kerry, la descuidaste. Tienes que aceptarlo porque ella se va a defender con eso hasta que yo me canse, suele ser así.
—Estaba dañado, pero ya me estoy reparando. —Dije, colocando la última pizca de ánimo que me quedaba.
—¡¡Ooh Dios!! ¿Se supone que ahora acepte volver a ser uno de tus tantos trofeos?
Ya en este punto estaba casi perdido, no quería admitirle que ésta salida había sido un error.
De pronto me picaban los ojos por las lágrimas salientes, esto dificultaba mi visión.
—No, pero al menos podrías recompensarme por el esfuerzo que estoy haciendo.
Ella miró al suelo, decepcionada, o triste, no lo sé con seguridad.
Llevó su mano a su frente y con sus dedos, masajeó el tabique de su nariz.
—Te recompensaré con la verdad. —Colocó un brazo en la ventana. —Me estoy viendo con algunos chicos y entre mis planes no entras tú.
Unas cuantas palabras... Unas cuantas palabras bastaron para mandarme al carajo, para hacerme sentir un frío recorrerme desde la nuca hasta los pies.
De un momento a otro nada importaba, no escuchaba absolutamente nada, repitiéndome una y otra vez "entre mis planes no entras tú", como un eco que me castiga por mis errores.
El tiempo se hizo lento para mí, ella hablaba asustada o gritaba, realmente no escuchaba nada, sólo memorizaba su rostro, para pintarlo en un recuerdo.
Ya en mis manos no se sentía el volante, ni en mis pies los pedales; Creo... Que sólo estaba ahí, flotando en medio de la realidad sim importar las consecuencias ni lo que pase.
El momento lo rompió un golpe, uno fuerte, uno que me pintó la vista de rojo y luego de negro.
Y la sensación de estar en el espacio, se hizo aún más real.
Raguel.
Me abrí paso tan deprisa por los pasillos que golpeé algunos pacientes, pero no presté atención a sus reclamos.
Nunca me hice cargo de nadie, nunca he tenido hijos para evitar estos inconvenientes.
Eso no quita el hecho de que en un futuro pueda conocer a alguien otra vez y formar una familia.
Kerry ha sido mi único amigo desde hace mucho tiempo, la única persona que a diferencia de los demás, no me exige estar en la élite del rendimiento.
Han sido buenos años, fiestas y diversión... Una vida normal es lo que he podido experimentar siendo su amigo, ahora debo estar en las malas con él.
Porque eso hacen los amigos ¿Cierto?
En una silla blanca estaba Kerry, con un abrigo blanco sobre él y una taza de té.
La sala de espera apenas tenía otras tres personas que llenaban sus asientos, sin incluir al hombre que se encontraba en información, al fondo de todas estas sillas.
Estaba encorvado apoyando los codos en sus rodillas, sólo mirando hacia el suelo con su taza casi vacía.
En la sala de espera había una pequeña mesa de vidrio. En frente de Kerry permanecían un lápiz y una página con algo escrito.
—¿Cómo mierda hiciste ese desastre? ¿Sabes cuántas almas se perdieron ahí?
—Era un maldito camión, Raguel. —Limpió el borde de la taza con un dedo. —El auto está despedazado, Andrea está igual, hubieron muertos y yo desperté hace unos minutos como si sólo me hubiera picado un mosquito.
Sus manos temblaban levemente, casi podría pasar desapercibido para cualquiera, pero yo estoy buscando determinar su estado de ánimo.
—¿Eso qué tiene que ver con lo que te estoy preguntando? —Crucé mis brazos.
—¿Qué es esto? —Colocó sus manos en mis hombros, sacudiéndome. —¿Es real? ¡¿Realmente no moriré nunca?!
—Yo te lo dije, me hiciste pensar que estabas bien con eso... Te dije que tenías "buenas defensas" en tu organismo.
—¡¿Quién, demonios, podría estar feliz con esto?!
—Nosotros, los ángeles... Tú y yo. —Apunté con el índice a su pecho y luego al mío para darle énfasis a lo que decía.
Me dio un leve empujón, dio vueltas en círculo sorbiendo de una mano su café y con la otra descansado en su cadera, luego se aproximó afligido a la ventana de la sala.
—¿Puedo ayudarla? —Me preguntó.
— Personas más poderosas que nosotros podrían, otras jerarquías, otras denominaciones, nosotros no podemos.
—¿En cuál entro yo? —Preguntó, aún mirando hacia abajo a los peatones.
—¿Para qué quieres saber eso?
—A cuál pertenezco yo. —Remarcó con firmeza cada palabra.
Legalmente Kerry es humano, nació con un cuerpo al igual que ellos, pero sé que es un ángel por su ascendencia.
Si él, es un ángel sin rango, no se le puede decir caído, porque ningún ángel es creado sin un propósito.
—En ninguna, el ascenso no se gana con la fuerza, sino con la mente y el corazón.
Volteó rápidamente hasta quedar frente a mí.
—¡Haz algo maldita sea! Qué mente ni qué corazón, entra en esa maldita sala y haz que esté consciente, que esté bien... —Gruñó antes de retirarse.
Las otras personas, incluyendo al de información, se nos quedaron mirando y no faltó quien nos pidió silencio.
Aunque me duele el hecho de que Andrea se encuentre grave, ayudarla sería mal visto en mi mundo y supongo que le ayudará a madurar.
Andrea también es mi amiga, pero en verdad no puedo hacer nada por ella; Aun cuando se dice que soy un arcángel, hay muchas cosas que no puedo hacer.
Mientras tanto, debo preparar todo para mañana pues mi vida sigue
Kerry.
¡Cabrón insensible! Definitivamente mi soledad es la mejor compañía, tanto se jacta de ser y ser.
Bajé a la cafetería por otra taza de té, no sin reflexionar antes de cómo marcharían las cosas, éste suceso debería marcar un fin y un comienzo, mi entrada a otra fase...
¿Otra fase? Eso suena estúpido, Kerry. ¿Dónde están tus convicciones y tu orgullo? Si cambias por éste accidente significa que eres débil de mente y nunca lograrás nada.
Debes anteponerte a la circunstancia o ¿Vas a cambiar cada vez que pase algo?
Obviamente Andrea ya no estaría en mi vida, debo afrontarlo ya con la madurez que merece, pero no concibo, no concuerdo con el hecho de que le he causado heridas.
Pero... ¿Realmente puedo? Tengo que, un varón de mi altura no debe temblar por tonterías.
No debo verlo como una pérdida, sino como otra oportunidad para empezar una relación con otra chica, pero ésta vez, hacerlo bien.
Los escalofríos se apoderaron de mí, amarla es un asunto pero que le pase algo malo por éste accidente...
Creo que no podría soportarlo.
¿Saldrá bien? ¿Que tan mal está? ¡Maldición! Debí pasar a verla cuando pude... Aunque aún estoy en el hospital. —Entre cerré los ojos.
—Es un dólar con veinte céntimos. —Anunció el muchacho del otro lado del mostrador sacándome de mis pensamientos.
Coloqué el dinero en sus manos y tomé con cuidado el vasito plástico con el té.
Todavía no sentía tanto miedo como debería; Tal vez porque sé que siempre tendré la posibilidad de verla y reconquistarla mientras siga...
Detendré mis pensamientos aquí o imaginaré cosas horribles.
¿Cómo el hecho de que muera?
Eso no pasará obviamente, no fue un golpe demasiado fuerte para matar a nadie y éste hospital es eficiente y bueno.
¿Seguro?
Mis párpados se separaron más de lo normal mientras yo me quedaba atónito con mis pensamientos.
Mientras bebía el té, tuve tiempo para planear unas vacaciones con mamá, eso me daría nuevo comienzo y tal vez, podría visitar algún país para mudarme luego.
Mamá siempre dice que debo establecerme metas, por ahí empezaré, le daré un propósito a lo que soy, pero para ello, debo entender bien qué soy y que puedo ser.
Aquél día me dieron salida, antes de retirarme dejé una carta para Andrea, nada de poesía ni lamentaciones, sólo verdades y un adiós.
Honestamente tengo miedo de ésto, nunca moriré... Pero es perfecto, tendré tiempo para estudiar lo que yo desee, tendré tiempo para hacer todo lo que quiera y con quien quiera.
Me imagino yendo a la luna o volviéndome famoso para variar, aunque también podría ser actor y hacer películas.
La probabilidades son infinitas pero algo en mí me dice que podría ser un problema en un futuro.
Podría aburrirme...
Hay demasiadas cosas por hacer en éste planeta, nunca me aburriré del buen sexo o del trago, de los lujos o de mis posesiones.
Volví a la rutina y hablé con los profesores de mi nueva "universidad", me enseñarán su magia, me enseñarán de ésto de ser un ángel, un ser paranormal de cuentos y novelas baratas... Nada en lo que no pueda progresar.
Las pesadillas nunca acabaron, siempre el mismo sueño una y otra vez; Pero en el sueño hay una voz, es violenta, es mala y sádica y con todo eso me recuerda la amenaza que tengo y mi deber de cuidar a mamá.
¿Tu deber? ¿No debería ser ella quien te cuide a ti?
Sí; Y así lo hará hasta que pueda, supongo que puedo devolverle el favor.
¿Qué tengo para defender a una señora de tercera edad? Juventud y un arma por ahora, espero que realmente me enseñen cosas útiles de defensa personal.
Las malas noticias nunca se hacían esperar...