-Tenemos que ponernos en contacto con Mateo para que nos diga que está pasando y si sabe algo. –Dice Julia.
-No podemos molestarle, ahora está con su familia y si saben que nos está ayudando, puede que lo maten. –Dice Marcos.
-Es mejor que sólo nos ocupemos nosotros, ya hay demasiado gente metida en este lío. –Dice Iván.
-Será mejor que nos vayamos. Es demasiado tarde y lo que menos quiero es que Camilo nos haga papilla. –Dice Vicky.
Carolina y Vicky se marchan hacia sus habitaciones y los chicos se quedan solos.
-¿Me vas a decir ahora qué es lo que te traes con Victoria? –Dice Marcos.
-¿Yo? ¿Qué me voy a traer? Nada, no digas tonterías.
-Venga, Iván. Estás como cuando...
-Como cuando estaban juntos. –Dice Roque.
-Mira, no digáis tonterías. Yo no estoy con Vicky.
-Lo que tú digas. –Dice Marcos, excusándose con los brazos.
Hay un largo silencio e Iván, no puede ocultarlo más.
-Sí, me he vuelto a acostar con ella. ¿Qué pasa?
-¿Cómo que qué va a pasar? Que a Victoria le gustas de verdad. No sólo para un revolcón. –Dice Roque. –Eres un egoísta.
-Ella sabe lo que hay y lo acepta. –Dice Iván.
-Si Julia me dijese que la única forma de estar con ella, sería de esta, yo también aceptaría. No puedes estar con ella por intentar quitarte de la cabeza a Julia. Porque la único que haces así, es privarle a Vicky de que sea realmente feliz. Por qué tanto como tú y yo y todos, sabemos que nunca vas a querer a Vicky como ella te quiere a ti. Y de verdad, Vicky es lo más puro que te queda, así que no lo estropees.
Las palabras que Roque ha dicho, le han calado muy hondo a Iván. Pero sabe que lleva razón. Tiene que hablar con Vicky cuanto antes y contarle la verdad.
Terminan la conversación y cada uno se va hacia sus camas. Marcos, no puede parar de pensar en Carolina, por fin, es feliz completamente, sabe que su madre está viva, aunque no ve el día en el que estar juntos, pero tiene miedo de que Amelia, se meta demasiado donde no la llaman y rompa lo que tiene con Carol, así que le manda un mensaje a su chica.
"Prométeme que siempre, siempre, vas a estar conmigo"
Carolina, que ya estaba casi dormida, oye su móvil y lo coge corriendo deseando que sea Marcos, el dueño de ese mensaje. No puede evitar sonreír cuando ve su nombre en la pantalla.
"Si lo dices por Amelia, no te preocupes. Hemos superado cosas peores que esta. Esa no tiene nada que hacer a mi lado, jejeje."
Cuando Marcos, recibe ese mensaje, puede respirar tranquilo. Si Amelia le hiciese algo, no se lo perdonaría jamás.
Mientras Amelia...
-No sé qué hacer más. Marcos está con Carolina, no puedo meterme en su relación. –Dice Amelia.
-No me vengas ahora con sermones, tienes que hacerte su novia como sea, él es la fuente directa para saber todos los movimientos de esos chicos. –Dice Camilo.
-Pues ya me dirás lo que puedo hacer. Ahora mismo no se me ocurre nada.
-Si tuviese que pensar yo, el plan ¿para qué te quiero a ti? Además, siempre se te ha dado muy bien abrirte de piernas. Esmérate un poco.
Amelia, sale de la habitación de Camilo con la mala suerte de que Julia lo ve.
-¿Qué haces a estas horas por los pasillos? Sabes que no se puede estar fuera de las habitaciones pasadas las diez. –Dice intentando parecer autoritaria.
-¿Y me lo dices tú que sales de la habitación de Camilo? Ni más ni menos. ¿Qué pasa que ahora te molan los más mayores?
-Lo siento, pero no soy como tú.
Julia, se marcha corriendo sin saber, como puede saber ella ese secreto. Por lo que corre hacia la habitación de las chicas y las despierta.
-¡Chicas! ¡Chicas! Necesito vuestra ayuda. –Dice Julia.
-¿Qué pasa? –Dice Carolina.
-No me digas que te has quedado embarazada. –Dice Vicky.
-¿Qué? ¡No! Cuando venía de la habitación de Rubén, he visto como Amelia salía de la de Camilo. ¿Es raro o no es raro? Y además de eso, ella sabe que yo estuve liada con...ya sabéis con "Viagra man"
Carol y Vicky se miran sin decir nada.
-¿Qué pasa?
-¿no te has enterado? –Dice Vicky.
-Pues de que Amelia, está con ellos. Hace unos días la vi salir de la habitación de los chicos llevándose la película, pero tú has estado tan liada con Rubén que ni siquiera te has dado cuenta.
-Lo siento...-Dice Julia, mirando hacia abajo.
-¿Rubén? –Dice Carolina.
-Sí, ¿qué pasa?
-Pasa que, cuando yo tenía diez años, me hacía novia de otros niños para que Iván se diese cuenta de que existía, pero ahora tenemos dieciséis y eso ya no se lleva. Si tú quieres estar jugando con los sentimientos de Rubén, para hacerle ver a Iván que existes, estás equivocada. Porque, a orgulloso, no le gana nadie. Y si tiene que estar con otra para darte en la cara, lo va a hacer. –Dice Carolina.
Vicky, que no ha contado a nadie nada de lo que sea que está teniendo con Iván ahora, se siente sucia y sabe que su amiga tiene razón. Pero es demasiado tarde como para hablar con Iván.
Las chicas se acuestan, pero Julia no puede dormir. Lo mismo le pasa a Iván, que está pensando en lo que el enano le ha dicho. Está jugando con los sentimientos de Vicky, y no puede seguir haciéndole eso. No tiene sueño, así que se levanta y se dirige hacia los baños para fumar, es la hora perfecta, ningún profesor va a enterarse.
Julia, que tampoco puede dormir y el exceso de agua que ha bebido, le hace de ir al baño. Le da miedo andar por la noche por los pasillos, pero es de excesiva gravedad, sino se lo hará encima. Vicky, la ve salir pero vuelve a cerrar los ojos.
Si hay un lugar donde no le buscarán es en el baño de las chicas, así que Iván, se mete en el baño y cierra la puerta. Ese baño le trae buenos recuerdos, los besos con Julia, con Vicky...Todo se esfuma cuando alguien entra en el baño.
Iván, tira el cigarro, deseando que no entre en el mismo que él, pero por la rendija ve que es Julia, por lo que respira tranquilo. Ésta entra en el de al lado y puede oír, que a diferencia de él, ella sí que ha ido a hacer buen uso del baño. Cuando Julia sale, se encuentra a Iván apoyado en uno de los lavabos.
Lleva una camiseta larga que le llega por debajo de los muslos e Iván, sólo lleva unos pantalones de chándal.
-¿Crees que puedes ir así por los pasillos del colegio? Alguien puede ver, más de lo que quieras enseñar. ¿No crees? –Dice Iván, asustando a Julia.
-¡Joder! ¡Qué susto! Pensaba que eras...
-¿Rubén? –Dice Iván.
-Oh, ¿Estás celoso?
-Bf, deja de hacerte la interesante. Que el mundo no gira alrededor tuyo. –Dice Iván.
-Y todavía me pregunto, si he hecho bien en empezar con Rubén, pensando que tú y yo...
-¿De verdad pensabas que sentía algo por ti?
-Sí.
Iván, se echa a reír y Julia, cada vez se le acerca más.
-¿O me vas a negar que tú no sientes nada por mí? –Dice Julia, deslizando su dedo por el pecho descubierto de Iván.
-¿De qué vas niñata? –Dice apartándose.
-¿Qué pasa, te pongo nerviosa? –Dice Julia, acercándose más.
-A mí lo que me das es risa. –Dice Iván.
-¿Entonces, porqué te alejas?
-¿Qué yo me alejo? –Dice Iván, orgulloso.
Al no poder evitar que Julia, se salga con la suya, Iván la acorrala entre él y la puerta de uno de los baños.
-¿Qué pasa? ¿Ahora no estás tan gallita?
Los dos siguen acercándose más y más. Pero ninguno se atreve a decir nada. Julia, intenta librarse de las manos de Iván, pero éste la agarra con más fuerza.
-No, no. Tú no te vas de aquí. –Dice Iván.
Siguen forcejeando un rato más, hasta que los dos se quedan mirando. Y se besan, volviendo a recordar esos momentos, en los que fueron felices, por rápidos que pasasen. No pueden seguir jugando al gato y al ratón, porque ellos se quieren. Hasta que alguien tose.
Iván alza la mirada y se encuentra con los ojos de Vicky.
-Vicky...
-No, Iván. No digas nada, de verdad. –Dice Vicky, marchándose.
Julia, mira a Iván perpleja sin saber lo que está pasando y ve como Iván corre detrás de ella.
-Vicky, escúchame. –Dice Iván, corriendo detrás de ella.
-No, Iván. De verdad, todo está bien. Yo sabía que a la que de verdad querías es a Julia y me metí pensando que quizás te ayudaría a olvidarla, pero no. De verdad, que no pasa nada.
-Perdóname. Pensaba que podríamos funcionar juntos.
-Iván, tú a la que de verdad quieres es a Julia. Y hasta que no se lo demuestres, no vas a parar de dar bandazos. Deja de jugar y prueba, equivócate si hace falta, pero no la dejes marchar.
-¿De verdad que no me guardas rencor?
-Claro que no, Iván. Aunque podías haberme avisado, aunque fuese por cortesía. –Dice riendo.
Los dos se abrazan, sanando lo que hace un momento se rompió en ese baño, pero los dos sabían lo que podía pasar, por lo cual ninguno de los dos, tenían rencor. Cuando de pronto, alguien más estaba por allí.
-¿Quién es? –Dice Vicky.
-No lo sé, no se le ve la cara. –Dice Iván.
-Parece que lleva algo en la mano. –Dice Vicky.
-¿Crees que es de los malos? –Dice Iván.
-Pues no lo sé, pero para estar a estas horas por el colegio y vestido así, tiene que serlo.
-Pues hay que quitarle eso como sea.
-¿Qué? ¿Estás loco? Mírate y mírame. Tú vas casi desnudo y yo voy en camisón.
-Muy sexy por cierto, conmigo no te los ponías. –Dice pícaro.
-Iván, por favor. Centrémonos.
-Vas a ir hacia donde está él y te vas a hacer la encontradiza. Yo voy por detrás y se lo quito. Tiene que salir bien.
-¿Y si no es nada importante?
-Pues si no es nada importante, se lo devolvemos y ya está. –Dice Iván.
Vicky sale del escondite y se dirige hacia donde está la persona misteriosa. Hace como que se le cae un vaso de agua que ha cogido del baño y el hombre que no tiene ni idea de quién es, se para a ayudarla. Iván que lo está viendo desde la lejanía, no puede parar de reír.
"¿Somos tan simples los hombres?"
Vicky, empieza a hablar con el hombre y no sabe porque, pero Iván, ve que ese hombre está empezando a tener bastante confianza en su amiga, tanta que es ella misma la que le quita lo que sea que tenía y sin darse cuenta.
Cuando Vicky se marcha para su habitación, Iván la sigue y le dedica un buenas noches a ese hombre, que está esperando vete tú a saber quién, con unos papeles que son dibujos de Paula y Evelyn que han cogido de la clase de al lado.
Cuando llegan a la habitación de las chicas, Julia y Carol se despiertan.
-¿Qué estáis haciendo? –Dice Carol.
-¿Es que no sabéis la hora que es? –Dice Julia.
-Hemos encontrado a un señor que no sabemos quiénes, con esto. E Iván y yo se lo hemos quitado. –Dice Vicky.
-A ver. –Dice Carolina.
Ésta se levanta y enciende la luz. Cuando desenrolla lo que sus amigos han traído, no puede creérselo.
-Chicos, este cuadro es la Epifanía del Bosco. Es un cuadro que está en paradero desconocido y que su valor asciende a casi treinta millones de euros.
-¿Cómo sabes eso? –Pregunta Julia.
-Porque se lo he escuchado en clase hoy a Elsa. ¿Es que no habéis atendido? –Dice Carol.
-Pues no creo que les haga gracia cuando vean que no tienen el cuadro. –Dice Iván.
-¿Sabéis que a los primeros que nos van a tachar de sospechosos es a nosotros, no? –Dice Julia.
-Sí, pero si nosotros tenemos esto, pero no les decimos donde está, no podrán hacernos nada. –Dice Vicky.
-Claro, tiene razón.
-¿Hasta que llegue alguien lo encuentre, nos lo quite y volvamos a estar como siempre? –Dice Julia.
-Julia, lleva razón. Esto es demasiado. Deberíamos de decírselo a Fermín. Necesitamos ayuda. Esto no nos lo podemos quedar. Es demasiado peligroso. –Dice Carolina.
-Está bien. Vamos. –Dice Iván.
Julia, Vicky, Carol e Iván, están vagando a las tres de la mañana por los pasillos. Tardan varios minutos hasta que llegan a la habitación de Fermín.
-Fermín, despierta. –Dice Iván.
Cuando Fermín se despierta, saca su pistola y apunta en contra de Iván. Cuando se da cuenta de quién es, la baja y se levanta.
-Perdón. Pensaba que erais otras personas. ¿Ha pasado algo? –Dice sobresaltado.
-Que nos hemos encontrado la Epifanía del Bosco y no sabemos qué hacer con él. –Dice Iván.
-¿Cómo la Epifanía del Bosco? Este cuadro lleva desaparecido un montón de años y lo importante, está valorado en un montón de millones. ¿Y decís que lo habéis encontrado?
-En el pasillo, había un hombre con él, como esperando a alguien. Me he hecho la encontradiza y se lo he quitado. –Dice Vicky.
-¿Sabéis que van a sospechar de vosotros, verdad? –Dice Fermín.
-Sí. –Dice Iván.
-Pero sin esto, ellos no nos pueden hacer nada. –Dice Vicky.
Fermín, pasea nervioso por la habitación, sin saber muy bien que hacer.
-Lo esconderé yo. Bueno, mejor, se lo daré a mi jefe para que lo tenga a buen recaudo. De esta forma, nadie sufrirá, ¿De acuerdo? Esto no ha ocurrido.
Los chicos dejan el cuadro en manos de Fermín y se marchan.
-¿No nos pasará nada, verdad? –Pregunta Julia, antes de irse.
-No. Yo me encargaré. –Dice Fermín, dedicándole una sonrisa.
Éste, cuando ve que han salido, llama a Saúl, le cuenta la situación y queda con él a las doce en el lago.
La noche pasa sin imprevistos. Por fin, pueden descansar algo. Aunque uno no se encuentra todos los días un tríptico valorado en tanto dinero.
Al día siguiente, mientras que Fermín, lleva el cuadro enrrollado en el cuerpo, mira nervioso el reloj, deseando que sea la hora ya. María, que lo vigila desde hace rato, sabe que le pasa algo.
-Fermín, ¿Te pasa algo?
-¡A mí? Nada, ¿Por qué lo dices?
-Nada, te noto nervioso. ¿De verdad, que no te pasa nada?
-¿Y desde cuando te importa? Porque yo creo que no te importó demasiado cuando te fuiste con Héctor.
-Fermín...
Éste, se marcha, porque ya es la hora y se dirige hacia el lago. Iván, que también está pendiente, lo llama y habla un momento con él.
-¿De verdad qué vas a estar bien? Mira, que llevar un cuadro valorado en tantos millones, y más aquí no se yo...¿Quieres que te acompañe?
-No, está bien. Si me acompañas es entonces cuando pueden sospechar.
María, que ve algo extraño se acerca a ellos y los interrumpe.
-¿Qué hacéis aquí? ¿No deberías estar en clase?
-Sí, y como debería estar en clase, voy hacia allá. –Dice Iván, marchándose.
María hace lo mismo y deja a Fermín en el bosque. Cuando ve que no lo ve nadie, sigue andando y llega al lado. Se asegura de que nadie lo puede ver y espera hasta que su jefe llega. Le da el cuadro y de esa forma, podrán denunciarlos y hacerle llegar ese cuadro a sus verdaderos dueños.
Cuando llega a la cocina, María lo está esperando.
-¿Por qué?
¿Por qué, qué?
-¿Eres así?
-Mira, María. Yo te dije que estar conmigo iba a ser difícil que confiaras en mí, pero veo que eso no es lo que quieres y lo acepto. Pero no me vuelvas loco. Hoy estás conmigo, mañana con Héctor, al siguiente con nadie. Creo que eres tú la que tiene que centrarse. –Dice Fermín.
-Haces todo difícil. ¿Por qué tienes tantos secretos? ¿Por qué no me los cuentas?
-María, te quiero, te quiero con locura, desde el primer día que entraste en este estúpido internado. ¿Es qué no te das cuenta? –Dice Fermín.
Fermín, no puede aguantar más y la besa, le coge la cabeza para evitar que se quite y sigue besándola, María, aunque intenta quitarse, no lo hace. Con la mala suerte, de que Héctor, está viéndolo todo.
-Héctor...
-No, María. No. Ya está todo dicho.
-Ha sido un malentendido. De verdad...
-Los malentendidos, pasan una sola vez, y digamos que a ti te pasa demasiado con Fermín. María, yo te quiero y siento todo lo que te he dicho, todos mis te amo, mis te quiero. Pero tú no estás ahí y yo no quiero que estés en un sitio donde no quieres. Tú quieres a Fermín, y él te quiere a ti. No lo hagáis más difícil. Porque no lleva a ningún lado. De verdad, no te guardo rencor. –Dice Héctor.
María se marcha avergonzada y Héctor se queda a solas con Fermín.
-Héctor, yo...
-Fermín, está bien. Solamente, te voy a pedir una cosa. Trátala bien. Cuídala, se lo merece.
-Lo haré. –Dice Fermín, sonriendo.
El día pasa con tranquilidad, Iván les cuenta a Marcos y Roque sobre el cuadro y se quedan un poco tranquilos, sabiendo que por lo menos, algo les ha salido bien.
Cuando están en el comedor para la cena, el bedel interrumpe en el salón y hace llamar a Elsa. A los pocos minutos, las sirenas de policía y ambulancia empiezan a sonar.
Los chicos, salen corriendo a la calle y se encuentran un cuerpo tirado en el suelo. Iván mira a sus amigos, y ve que no falta ninguno, por lo que puede estar tranquilo, Marcos, hace lo mismo y ve que su hermana está con Evelyn jugando en el comedor.
Cuando Elsa, reconoce el cuerpo, no puede dar crédito.
El muerto que ha aparecido en el laguna, es Mateo.