Dejo que el sonido de mi respiración entre a mis oídos mientras pienso en una solución para el problema que tengo frente a mis ojos. Estoy tratando de hacer la tarea de química, pero Dakota y Hillary se han empeñado en hacer más ruido de lo normal. ¿Es que acaso quieren volverme loco? Por eso prefiero hacer la tarea en la escuela, por este tipo de situaciones.
Pero bueno, todo tiene una solución en el mundo, y creo que he encontrado la mía. Sí, los audífonos, por lo que como un loco me los pongo y dejo que una canción de Tony Bennett embriague mis oídos.
No es difícil concentrarme después de esto, incluso puedo tararear un poco la canción, pero... de repente un balón choca con mi cabeza y cae en el vaso lleno de jugo de naranja que estoy bebiendo. Creo que está de más decir que todo el líquido naranja cae en mis apuntes. Siento como la ira recorre todo mi cuerpo, y termino arrancándome los audífonos de los oídos para subir las escaleras de manera exageradamente rápida.
—¿Qué les sucede? —grito enfurecido mientras siento como la sangre hierve por todo mi cuerpo. No es justo, tengo que hacer de nuevo la tarea.
Sin embargo parece que ellas ya tienen un plan, pues escucho como la puerta de la habitación de Hillary se azota sin remedio. Pero lo que ellas no saben es que sé dónde guarda mi madre las llaves.
Dos minutos después ya estoy frente a la habitación de Hillary introduciendo la llave. Cinco segundos después veo los rostros asustados de Hillary y Dakota. Aunque la mejor parte es cuando sienten el agua fría recorrer sus cuerpos, pues he ido por la pistola de agua para divertirme un poco con ellas. Sus gritos llenan toda la habitación y la casa, lo cual me hace reír como un loco.
—Dulce venganza —canturreo lleno de regocijo. Y como es costumbre, la diversión se termina de repente.
Es inevitable llevar la mirada al brazo de Dakota, que por tanto correr y recibir agua de mi pistola, ha perdido el maquillaje bien montado en el mismo. Ahora tan sólo puedo ver el enorme moretón en su brazo, que parece ser la marca de una mano, como si alguien la hubiera tomado con mucha fuerza.
Ella parece notar lo que pienso, pues esconde el moretón entre sus manos y sale corriendo de la habitación.
—Dante, eres un grosero —sentencia Hillary con la mirada molesta. Pero no puedo refutar ese comentario, ya que ella corre a buscar a Dakota.
—¿Quién te hace daño Dakota? —le cuestiono a la habitación vacía de mi hermana.
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Nota de la autora:
Hola, hola, aquí vengo yo con otro capítulo. Espero que les guste, como se pueden dar cuenta, también Dakota sufre acoso físico, esperemos que pronto podamos descubrir quién le hace daño.
Por cierto, ¿alguna vez han oído a Tony Benett? En serio se los recomiendo mucho.
Me voy, pero prometo que volveré, hasta el siguiente capítulo.