Vérsame, como si fuera a fundir de lágrimas
tu mirada, el celoso invierno.
Dicen que te has ido, hacia el mar del suspiro,
en el océano del tan odioso olvido.
Dicen que te han visto bailar, beber anís
y charlar de querer vivir con Anubis;
recorriendo asustada y perdida las calles
y su tembloroso iris.
Tiritando de amor, hablando en braille
ante un mundo de sordos y ciegos.
Esclava y esclavo somos, de dos manos frágiles,
esclavos de las mentiras, de las avenidas impuestas,
de las miradas nocivas, de palabras necias.
De carencias, de caricias que nunca se dan,
de la inercia cuando nos versamos;
esclavos del bolígrafo tan, tan solitario.
Y dicen que te han visto bailar, beber anís
y charlar de querer vivir con Anubis;
recorriendo asustada y perdida las calles
y su tembloroso iris.
Tiritando de amor, hablando en braille
ante un mundo de sordos y ciegos.
Ante un mundo de esclavos, como nosotros.