El jovencito se puso en marcha. El día se mostraba caluroso por el inminente sol de mediodía, así que pensó que también sería buena idea aprovechar y comprar una bebida en aquel mercado. Mientras caminaba recordaba la forma en la que se portaban aquellos dos, tan melosos, como si hubieran sido sacados de una telenovela. Tim empezó a sentirse incomodo por recordarlo, no tanto por la actitud empalagosa de Camilo y Lucía, sino porque lo que le habían dicho no concordaba mucho con lo que había oído de Kimy anteriormente.
Tim reflexionaba sobre ello, cuando sin darse cuenta ya se encontraba frente al pequeño mercado "Servicios 24/7". Las puertas automáticas se abrieron y el niño entro al local. El olor a desinfectante de limón y el aire acondicionado resultaban en un ambiente bastante agradable. Tim se dirige al fondo, saca una botella de jugo de medio litro, luego busca una barra de chocolate en el estante de los dulces. Lleva ambos productos a la única caja de la tienda, los pone sobre el mostrador y mira al encargado.
Un muchacho estaba sentado detrás de la caja, jugaba con su celular y su cara reflejaba una mezcla de aburrimiento y amargura. Una gastada tarjeta de nombre en su camiseta rezaba el nombre "Shane". Cuando este se percató de la presencia del niño, suspiro y dejo su celular a un lado, y procedió a pasar los productos por el lector de códigos de barra.
-Son dos con cincuenta.- dijo con voz floja.
Tim pone un billete de cinco en la mesa, el cajero lo pone en la registradora y le entrega su cambio al niño, el cual lo recoge y lo guarda junto con la barra de chocolate en su mochila. Luego toma un sorbete, abre la botella y empieza a beber su jugo, mientras mira fijamente al encargado.
El cajero, al ver que Tim sigue delante de él y solo lo mira, le pregunta:
-¿Qué?- con la misma voz floja de antes.
-Tu eres amigo de mi hermano Jorge, fuiste a mi casa una vez para trabajar en un proyecto con el.- dice Tim antes de darle otro sorbo a su bebida.
-No, no es mi amigo, solo íbamos en la misma clase y trabajamos juntos esa sola vez.- dijo Shane quien volvió a sumergirse en el mundo virtual de su celular.
El encargado de la tienda, Shane, se trataba de un extranjero que en su niñez se había mudado al pueblo. Desde pequeño le costó adaptarse por ser el único de su clase que era de afuera. Cuando creció se volvió un muchacho muy reservado, tenía pocos amigos y la mayoría eran por internet. No era atractivo ni física ni emocionalmente, por lo que nunca pudo tener una buena relación en su vida, y nunca pudo mejorar su persona porque nunca tuvo una pareja que lo motivara. Este círculo vicioso lo llevo a convertirse en el joven amargado que es ahora.
Este joven seguía tecleando la pantalla de su móvil, mientras Tim lo veía con esos ojos curiosos. Shane empezaba a incomodarse.
-¿Qué quieres niño?, estoy trabajando ahora, no tengo tiempo de jugar- dice fastidiado.
-Pero estas jugando ahora- señala Tim.
Shane frunce el ceño y, ya estando algo mosqueado, le responde:
-Mira, ahora no tengo tiempo para niños preguntones, vete a tu casa.- le dice enojado.
-Estoy haciendo una investigación súper importante y necesito gente inteligente para que responda mis preguntas.- le dice Tim con su ánimo habitual.
-Bueno, yo soy muy tonto, no puedo ayudarte.- responde Shane, que solo busca una excusa para librarse de Tim.
Tim vuelve a beber de su jugo, y mira a Shane con una mirada especial, como si buscara decirle algo. Shane le devuelve la mirada, pero con una expresión molesta.
-No te iras hasta que acceda, ¿verdad?- le pregunta.
Tim mueve la cabeza de arriba a abajo, confirmando a Shane sus intenciones. El fastidiado joven da un profundo suspiro, pasa las manos por su rostro y dice sin ganas:
-Está bien, ¿Qué quieres?-
-Quiero saber lo que es el amor.- dice Tim, antes de darle el último gran trago a la fresca bebida.
Una sonrisa incrédula se dibuja en el rostro de Shane, mira de reojo al audaz niño. Entonces le lanza su respuesta:
-El amor es una mie...- se detiene, recuerda que está hablando con un niño, y entonces prosigue. –El amor es caca, como la de los perros. Eso es lo que es. Aprovecha que a tu edad no tienes que preocuparte por esas cosas.-
-¿Por qué es una caca?, ¿es malo enamorarse?- pregunto Tim, que sin nadie notarlo ya se encontraba tomando notas en su cuaderno.
-Ya te dije lo que necesitabas, ya vete.- le dice Shane molesto.
Tim no hizo nada, anoto unas cuantas cosas y regreso a su mirada fija. Shane volvió a suspirar y miro a los lados, en la tienda solo estaban ellos dos. Él no quería decir más nada, pero sabía que no lo iban a dejar en paz hasta que lo hiciera. Además, muy en el fondo sentía la necesidad de contarle sus pesares a alguien.
-De acuerdo, te contare la verdad- dijo Shane con voz seria –Cuando te enamoras esa persona invade tu mente completamente. Piensas en ella todos los días, en la mañana ella, en la tarde ella, en la noche ella. Te ilusionas por cualquier tontería, porque te hable, porque sea amable contigo, porque simplemente se siente a tu lado. Quieres más a esa persona de lo que te quieres a ti mismo, ella es todo tu mundo. Puedes pasar semanas, meses, incluso años con esa persona metida en tu cabeza.-
Shane suspira otra vez, piensa un segundo y entonces sigue. Su rostro ha pasado de estar molesto a estar melancólico.
-Tú te mueres por esa persona, quieres estar con ella, quieres abrazarla, tenerla, cuidarla con todas tus fuerzas.- las palabras de Shane parecen más enternecedoras que antes. –Pero al final, nada de eso importa. Cuando te das cuenta todas tus ilusiones se derrumban, todos los sueños se rompen, la fe se quiebra. Eso es cuando oyes las palabras más horribles que alguien puede oír: "yo no siento lo mismo". Entonces sientes como si te hubieran golpeado en el pecho, es un dolor profundo y que parece eterno, porque cuando crees que se va vuelve como un recuerdo en forma de tentáculos que te aprietan tan fuerte como para romperte los huesos. Ese dolor te quita las ganas de todo, te da incluso pesadillas. Luego te empiezas a culpar por no ser suficiente para ella. Sientes una ira inextinguible y una profunda tristeza constantemente por ver como esa persona se va con otro. Una parte de ti siente la gran necesidad de sacar a esa persona de tu cabeza. Pero hay otra parte, y esto es lo peor de todo, que aún mantiene la esperanza, aún piensa que lo lograras, que hay una forma. La verdad es que lo único que ocurre es que te pierdes en tus lamentos, esa persona se aleja, te olvida y tú a ella. Ahí es cuando tienes un poco de paz hasta que aparece otra y el proceso se repite. Todo el daño te lo llevas tú y ella tan feliz, pero no puedes culparla por nada.-
El joven termina su discurso, suelta un respiro dando a entender que buscaba soltar todo eso desde hace tiempo. Le da un vistazo al reloj en su celular y luego concluye:
-Eso es lo que es estar enamorado, eso es lo que es el amor- dice Shane más serio que nunca. –Y por si no te ha quedado claro, sí, es malo.-
Tim anotaba en su cuaderno, su cara mostraba una expresión de desconcierto, lo que había oído distaba mucho de las anteriores declaraciones que había obtenido. No tenía idea de cómo encajar todo en una sola idea central.
-Ehm... gracias, señor- dijo Tim educadamente.
-Solo tengo 19- responde Shane en voz baja mientras se llevaba la mano al rostro.
El niño guarda sus cosas en su mochila, se despide de Shane y sale de la tienda. Ya era mediodía y el sol brillaba agresivamente. Tim sabía que debía apresurarse a volver a casa. Corrió por el pueblo camino a su vecindario. Como siempre, aprovecho el trayecto para reflexionar sobre lo que había aprendido. Aquel chico se le veía bastante triste, casi que a uno se le contagiaba la tristeza solo por estar cerca de él. Tim se preguntaba por las cosas que Shane tuvo que pasar para terminar así.
Una rápida caminata después Tim llega a su casa, entra y encuentra a su abuelo en la cocina, esperándolo para almorzar.
-Hola abuelo, te he traído algo.- dice Tim alegre mientras le entrega la barra de chocolate que compro en el mini mercado.
-Jajaja tú siempre te acuerdas de los demás, gracias Timoteo.- dice su abuelo con una amable sonrisa.
Ambos proceden a tomar asiento, el menú del día era pollo frito con papas, una de las muchas comidas favoritas de Tim.
-¿Cómo va la investigación?- pregunta el abuelo.
-Bien, ya he aprendido bastantes cosas.- dice Tim que se le notaba algo perdido.
-Se te nota confundido.- dijo su abuelo perspicaz.
-Es solo que le he preguntado a cuatro personas, y cada una dice algo totalmente diferente.- dice Tim mientras masticaba a gusto su pollo.
-Bueno, elegiste un tema de por si complicado. Pero sé que no eres un tonto, tu sabrás encontrarle un sentido a todo.- dice el abuelo guiñándole el ojo. –Por ahora, relájate y concéntrate en tu comida.-
Una vez Tim finalizo su almuerzo, se levantó, lavo los trastes, agradeció a su abuelo y salió de vuelta a retomar su aventura.